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V. I. Lenin


La tesis fundamental contra los eseristas




Escrito: Después del 3 (16) de noviembre de 1902.
Primera publicación: En 1936, en el N° 7 de la revista "Proletárskaya Revoliutsia".
Fuente: Tomado de V. I. Lenin, Obras completas, tomo 6, págs. 248-246.
Digitalizado para el MIA: Daniel Gaido, 2014.



 

 

La tesis fundamental que presento contra los socialistas-revolucionarios y para valorar todos los aspectos de la actividad (y de la esencia) de esta tendencia consiste en lo siguiente: toda la tendencia de los socialistas-revolucionarios, y todo su partido, no son otra cosa que una tentativa de la intelectualidad pequeñoburguesa de escamotear nuestro movimiento obrero y, por consiguiente, todo el movimiento socialista y revolucionario en Rusia.

Me apresuraré a explicar por qué no puedo prescindir en esta tesis, tan importante para mí, de una palabra extranjera poco usual y, sin duda, incomprensible para la mayoría de los lectores. Escamotear significa literalmente embaucar, apropiarse por medio del engaño de los resultados del trabajo ajeno y, con ello, reducir a la nada este trabajo, mixtificar, defraudar, etc. No es difícil comprender por qué tuve que desechar estas expresiones rusas y elegir otra extranjera. Las palabras "mixtificar, defraudar y engañar" nos sugieren invariablemente, en primer término, la idea de una mentira consciente, deliberada, y, en segundo término, la idea de que quienes recurren a esa mentira lo hacen por motivos egoístas, deshonestos. Sin embargo, nada más lejos de mi pensamiento que acusar a los socialistas-revolucionarios de mentira consciente o motivos deshonestos. Nada de eso. No dudo que, considerados como tendencia, como "partido", los socialistas-revolucionarios han podido surgir (o sobrevivir desde los tiempos de Naródnaya Volia) [13] y, en estos últimos tiempos, crecer y fortalecerse un tanto gracias por completo a que han sabido atraerse a personas de espíritu indiscutiblemente revolucionario, e incluso pletóricas de abnegación heroica, a personas que desean con la mayor sinceridad entregar su vida en aras de la libertad y del pueblo. Ahora bien, el hecho de que la gente adopte con sinceridad y por convicción cierta posición socio-política no determina en modo alguno que esa posición no sea absolutamente falsa e intrínsecamente contradictoria. ¿No es inevitable, acaso, que los resultados de la mejor actividad basada en dicha posición consistan (incluso inconscientemente y contra la voluntad de quienes actúan) en "escamotear" el movimiento obrero, en desviado del camino certero, en llevado a un callejón sin salida, etc.?

Procuraré aclarar mi pensamiento con un ejemplo. Imaginaos que nos hallamos en una selva inmensa, oscura y húmeda, espesa y semivirgen. Imaginaos que sólo destruyen-do esta selva por el fuego se podrá desbrozar el camino para cultivar toda la zona ocupada o rodeada por ella y que se tropieza con las mayores dificultades para encender y alimentar el fuego. Hay que secar la madera, que se encuentra por todas partes en gran cantidad, pero que arde con suma dificultad y se apaga de nuevo con tanta facilidad y frecuencia en esta cargada atmósfera de humedad. Hay que juntar todo el material capaz de arder. Hay que atizar el fuego (la combustión), protegerlo, avivarlo dondequiera que se encienda una llamita, hacer que se extienda la llama y preparar así, mediante un esfuerzo tenaz y sistemático, el incendio general sin el cual la selva húmeda y oscura no dejará de ser selva. Pero esta labor es muy difícil no sólo por los factores externos, atmosféricos, sino también por la gran escasez del único material plenamente útil para la combustión con que se cuenta, que no puede dejar de arder pase lo que pase y que, en efecto, se ha encendido y arde ininterrumpidamente, sin parecerse en nada a los numerosos fuegos fatuos que carecen de fuerza interior y que tantas veces se encendieron en el pasado para apagarse tras una combustión fugaz. Pues bien, cuando este material inflamable fundamental ha ardido ya tanto que ha elevado la temperatura general, comunicando fuerza y resplandor a las numerosas llamas hasta entonces vacilantes, se presentan de pronto personas que declaran con aplomo: ¡Qué mente tan estrecha hay que tener para creer en el dogma, ya anticuado, de que existe un solo material inflamable fundamental y absolutamente seguro! ¡Qué criterio estereotipado considerar que todas las demás llamas son sólo medios accesorios, simples elementos auxiliares, y considerar obligatorio confiar indefectiblemente, a toda costa, ante todo y sobre todo, en un solo material! ¡Qué unilateralidad preparar, preparar y preparar interminablemente el verdadero incendio general y permitir que esos indignantes malvados, las copas de los árboles, cubran y mantengan la humedad y la lobreguez! Hay que lanzar cohetes que tronchen y quemen las copas de los árboles, que asusten a todas las fuerzas sombrías y provoquen gran sensación, estímulo y excitación. Y quienes declaran eso ponen manos a la obra diligentemente. Con un suspiro de alivio arrojan por la borda los anticuados prejuicios acerca de que existe cierto material inflamable fundamental. Admitan tranquilamente en sus filas a todos y a cualquiera, sin analizar sus ideas y opiniones, convicciones y aspiraciones: somos un partido de acción, dicen, y nos tiene sin cuidado que incluso algunos de los nuestros se hayan aferrado a razonamientos que tienden a apagar el incendio. Exhortan con audacia a adoptar una actitud indiscriminatoria ante todas las llamas y el lanzamiento de cohetes y se desentienden desdeñosamente de las enseñanzas del pasado: ¡ahora, vienen a decir, hay mucho más material inflamable y se puede incurrir en la más extrema ligereza!... Pues bien, a pesar del daño que semejantes hombres causan al movimiento, ¿se puede pensar que sean simples embaucadores? De ningún modo. No son embaucadores: son solamente pirotécnicos.

En esto consiste, dicho sea de pasada, mi respuesta a los socialistas-revolucionarios que tradujeron a la buena de Dios la palabra aventurero por términos como estafador (señor Rafaílov, en Ginebra) y fullero (señor Zhitlovski, en Berna). ¡Señores, les contesté, no hay que interpretarlo todo obligatoriamente en el sentido del Código Penal! ¡No hay que confundir el aventurerismo de una tendencia revolucionaria intrínsecamente contradictoria, sin principios, vacilante, que encubre la falta de contenido con sonoras promesas y, por ello, está condenada sin remedio a la bancarrota, con el aventurerismo de unos bribones que saben muy bien que están cometiendo fechorías castigadas por el Código Penal y que corren el peligro de ser acusados de fraude. Les hemos acusado a ustedes de aventurerismo, diciendo con claridad y precisión (véanse los números 23 y 24 de Iskra), que esto dimana de su absoluta carencia de principios en todos los problemas fundamentales del socialismo internacional; del increíble embrollo de ideas que hay en su programa agrario, aderezado a toda prisa y servido al "consumidor" con una salsa picante; de la inseguridad e inconsistencia de su táctica terrorista. Y ustedes contestan: ¡Mirad, nos insultan, llamándonos aventureros-estafadores-fulleros, nos injurian, nos ultrajan! Esos gimoteos, respetabilísimos señores, se parecen mucho a que, en el fondo, no tienen nada que objetar.

Y ahora cabe preguntarse: ¿en qué debe consistir la prueba de que la tesis que he formulado es exacta? ¿Qué rasgos distintivos, peculiares de toda la tendencia socialista-revolucionaria debo poner de manifiesto para justificar la apreciación que hago en dicha tesis de toda su tendencia? Si esta apreciación es exacta, ni un solo (así cabe esperarlo) socialista más o menos honrado y serio negará la necesidad de sostener una guerra resuelta e implacable contra semejante tendencia, de desenmascarar por completo ante los más amplios sectores del pueblo lo que tiene de nocivo. Pues bien, para que podamos esclarecer este problema a fondo y en todos sus aspectos, propongo que se concentre la atención, ante todo y sobre todo, en los elementos que deben integrar la respuesta a dicha pregunta. Que quienes deseen refutar la apreciación no se limiten a "lamentarse" o "corregir", sino que contesten también concretamente: ¿qué puntos considerarían ellos que es necesario demostrar para confirmar la justedad de la tesis formulada?

El punto central de esta tesis (el escamoteo del movimiento obrero por la intelectualidad pequeñoburguesa) es un hecho de escamoteo; dicho de otro modo: la contradicción fundamental entre los principios, el programa del "partido" y su verdadera actitud ante el proceso de radicalización de la sociedad actual. La contradicción consiste en que el partido de los "socialistas-revolucionarios" no sustenta, en realidad, en modo alguno el punto de vista del socialismo revolucionario científico (= marxismo) ni en los problemas del movimiento internacional ni en los del movimiento ruso. De hecho, ese "partido" se caracteriza por una ausencia total de principios ante los más importantes problemas de principio del socialismo actual. [Aquí se interrumpe el manuscrito. (N. de la Edit.)]

 

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Notas

[13] "Naródnaya Volia" ("Voluntad del Pueblo"): organización política secreta de los populistas terroristas, surgida en agosto de 1879. Aunque sustentaban las posiciones del populismo, del socialismo utópico, los miembros de "Voluntad del Pueblo" siguieron la vía de la lucha política, considerando que la tarea más importante era derrocar la autocracia y conquistar la libertad política.

Los componentes de "Voluntad del Pueblo" sostuvieron una heroica lucha contra la autocracia zarista; pero, basándose en la erró- nea teoría de los héroes "activos" y de la multitud "pasiva", pensaban conseguir la reorganización de la sociedad sin la participación del pueblo, con sus propias fuerzas, mediante el terror individual, la intimidación y la desorganización del gobierno. Después del 1 de marzo de 1881 (día en que fue asesinado el zar. Alejandro II), el gobierno aplastó la organización "Voluntad del Pueblo" por medio de crueles persecuciones, ejecuciones y provocaciones.