Archivo Marx/Engels | Indice de la Correspondencia


F. ENGELS

CARTA A C. SCHMIDT



Primera edición: La colección de la correspondencia de Marx y Engels se publicó por vez primera en alemán en 1934 a cargo del Instituto Marx-Engels-Lenin de Leningrado. La segunda edición, ampliada, se realizó en inglés en 1936.
Fuente  de la versión castellana de la presente carta: C. Marx & F. Engels, Correspondencia, Ediciones Política, La Habana, s.f.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2010.


 

 

Londres, 1ro de noviembre de 1891

POR supuesto que es imposible prescindir de Hegel, y el hombre toma también algún tiempo para digerirlo. La Lógica pequeña de la Enciclopedia es un buen comienzo. Pero usted debe usar la que aparece en el sexto volumen de las Obras completas, y no la edición separada de Rosenkranz (de 1845), porque en aquella hay muchos más agregados aclaratorios tomados de las conferencias, aun cuando ese burro de Henning a menudo no las ha comprendido.

En la Introducción tiene usted la crítica, primero (parágrafos 26, etc.) de la versión de Leibniz hecha por Wolf (metafísica en el sentido histórico), luego del empirismo anglofrancés (par. 37, etc.), más adelante de Kant (par. 40 y sig.) y finalmente (par. 61) del misticismo de Jacoby. En la primera parte (Ser) no pierda mucho tiempo con el ser y el no ser; los últimos parágrafos sobre la cualidad y luego sobre la cantidad y la medida, son mucho mejores, pero lo principal es la teoría de la esencia: la resolución de las contradicciones abstractas en su propia inestabilidad, en que apenas uno se atiene a uno solo de los lados, este se transforma imperceptiblemente en el otro, etc. Al mismo tiempo usted mismo puede aclararse las cosas mediante ejemplos concretos; por ejemplo usted, como novio, tiene un notable ejemplo de la inseparabilidad de identidad y diferencia en usted y su novia. Es absolutamente imposible decidir si el amor sexual es placer que radica en la identidad dentro de la diferencia o en la diferencia dentro de la identidad. Elimine la diferencia (en este caso de sexo) o la identidad (la naturaleza humana de ambos) y ¿qué le queda? Recuerdo cuánto me preocupaba al principio esta misma inseparabilidad de identidad y diferencia, si bien nunca podemos dar un paso sin tropezar con ella.

Pero en ningún caso debiera usted leer a Hegel como lo ha hecho Herr Barth, esto es, para descubrir los malos silogismos y las trampas que le sirvieron de palanca en la construcción. Ese es puro trabajo escolar. Mucho más importante es descubrir la verdad y el genio que se ocultan bajo la falsa forma y dentro de las conexiones artificiales. Así, las transiciones de una categoría o de una contradicción a la próxima son casi siempre arbitrarias; a menudo se hacen mediante retruécanos, como cuando lo positivo y lo negativo (par. 120) zugrunde gehen [perecen] para que Hegel pueda llegar a la categoría Grund [razón, fundamento]. Reflexionar mucho sobre esto es perder el tiempo.

Puesto que con Hegel toda categoría representa una etapa de la historia de la filosofía (como lo indica en general), usted haría bien en consultar las conferencias sobre la historia de la filosofía (una de sus obras más brillantes). Como descanso le recomiendo la Estética. Cuando usted haya trabajado un poco en esto quedará asombrado.

La dialéctica de Hegel está invertida porque se supone ser el “autodesarrollo del pensamiento”, del cual la dialéctica de los hechos es por lo tanto sólo un reflejo; mientras que en realidad la dialéctica de nuestra cabeza sólo es el reflejo del desarrollo real que se cumple en el mundo de la naturaleza y de la historia humana siguiendo formas dialécticas.

Si usted compara el desenvolvimiento de la mercancía hasta llegar a ser capital en la teoría de Marx con el desarrollo del ser que alcanza a la esencia de la teoría de Hegel, tendrá un paralelo bastante bueno del desarrollo concreto que resulta de los hechos; ahí tiene usted la construcción abstracta, en la que las ideas más brillantes y las trasmutaciones con frecuencia muy importantes, como la de cualidad en cantidad y viceversa, son reducidas al aparente autodesarrollo de un concepto a partir de otro; se podría haber confeccionado una docena más del mismo tipo.