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Declaración sobre la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Sovéticas

(1922)



    Desde la formación de las repúblicas soviéticas, los Estados del mundo se han dividido en dos campos: el campo del capitalismo y el campo del socialismo.

Allí, en el campo del capitalismo, impera la enemistad y la desigualdad entre las naciones, la esclavitud colonial y el chovinismo, la opresión nacional y los pogromos, las ferocidades imperialistas y las guerras.

Aquí, en el campo del socialismo, tenemos la confianza recíproca y la paz, la libertad y la igualdad de las naciones, la convivencia pacífica y la colaboración fraternal de los pueblos.

Los intentos realizados durante decenas de años por el mundo capitalista para resolver el problema de las nacionalidades conciliando el libre desarrollo de los pueblos con el sistema de la explotación del hombre por el hombre, han resultado estériles. Por el contrario, el ovillo de las contradicciones nacionales se enreda cada vez más, amenazando la existencia misma del capitalismo. La burguesía ha demostrado ser incapaz de organizar la colaboración de los pueblos.

Sólo en el campo de los Soviets, sólo en las condiciones de la dictadura del proletariado, que ha agrupado en torno suyo a la mayoría de la población, ha sido posible destruir de raíz la opresión nacional, crear un ambiente de confianza recíproca y colocar las bases para una colaboración fraternal de los pueblos.

Sólo gracias a estas circunstancias consiguieron las repúblicas soviéticas rechazar las agresiones de los imperialistas de todo el mundo, tanto interiores como exteriores.

Sólo gracias a estas circunstancias consiguieron llevar a feliz término la guerra civil, asegurar su existencia y emprender la edificación económica pacífica.

Pero los años de guerra no pasaron sin dejar huella. Los campos devastados, las fábricas paradas, las fuerzas productivas destrozadas y los recursos económicos agotados, herencia de la guerra, hacen que no basten los esfuerzos aislados de las distintas repúblicas en la edificación económica. El restablecimiento de la economía nacional es imposible con la existencia separada de las repúblicas.

Por otra parte, la inestabilidad de la situación internacional y el peligro de nuevas agresiones hacen inevitable la formación de un frente único de las repúblicas soviéticas, ante el cerco capitalista.

Finalmente, la estructura misma del Poder Soviético, internacional por su naturaleza de clase, lleva a las masas trabajadoras de las repúblicas soviéticas al camino de la unión en una sola familia socialista.

Todas estas circunstancias dictan imperiosamente la necesidad de la unión de las repúblicas soviéticas en un solo Estado federal, capaz de garantizar a la vez la seguridad exterior, la prosperidad económica interior y el libre desarrollo nacional de los pueblos.

La voluntad de los pueblos de las repúblicas soviéticas, recientemente reunidos en los Congresos de sus Soviets y que decidieron unánimemente la formación de la "Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas", es la firme garantía de que esta Unión es una unión libremente consentida de pueblos iguales en derechos; de que cada república tiene asegurado el derecho a salir libremente de la Unión; de que el acceso a la Unión queda abierto a todas las repúblicas soviéticas socialistas, tanto a las existentes como a las que hayan de surgir en el futuro; de que el nuevo Estado federal será el digno coronamiento de los principios de convivencia pacífica y de colaboración fraternal de los pueblos, ya establecidos en octubre de 1917; de que ese Estado será un baluarte seguro contra el capitalismo mundial y un nuevo paso decisivo hacia la unión de los trabajadores de todos los países en una República Socialista Soviética Mundial.

Al declarar todo esto ante el mundo entero y al proclamar solemnemente la firmeza inconmovible de las bases del Poder Soviético, que han hallado su expresión en las Constituciones de las repúblicas soviéticas socialistas, y facultados por ellas, nosotros, delegados de estas repúblicas, en virtud de  los poderes que nos han sido concedidos, decidimos firmar el acuerdo de formación de la "Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas".




Escrito: 1922.
Versión digital: Gazte Komunistak de Euskadi, 2002.
Esta edición: Marxists Internet Archive, enero de 2003.