Salvador Allende

Discurso a los funcionarios públicos 


Pronunciado: El 30 de septiembre de 1971.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 3 de febrero de 2016.


Un somero balance

He querido conversar con ustedes, esta tarde, para hacer un alto en el camino y un balance muy somero de la experiencia vivida en estos meses de Gobierno Popular. Y porque pienso que estamos frente a hechos y situaciones que cada día van a hacer más difícil nuestra labor y nuestra acción.

Reiteradamente, ante el país y especialmente conversando con los trabajadores, he planteado las grandes líneas de una acción política, que, por cierto, no es individual, y que se asienta en el Programa de la Unidad Popular, pero que, para convertirla en realidad requiere el esfuerzo, el empuje, el empeño y la responsabilidad de todo un pueblo. Y, lógicamente, un Gobierno realiza fundamentalmente su labor a través de la Administración Pública. En nuestro caso, por el pluralismo que forma la base política de nuestra Administración Pública, la jerarquía superior tiene esencialmente esa característica. Y, además, por las mismas disposiciones legales tenemos en cargos de responsabilidad a gente que no es militante de la Unidad Popular.

De allí, entonces, que yo piense que es útil que profundicemos muy brevemente en el aspecto político, para situar en la realidad presente la responsabilidad que tenemos todos nosotros.

Hoy por ejemplo, en una citroneta iban cinco muchachos, uno disfrazado de sacerdote; la experiencia del Servicio de Investigaciones movió a los detectives a seguir a la citroneta, y desde ella, sin aviso se disparó a Investigaciones e inclusive se le lanzó una bomba. Funcionarios de Investigaciones redujeron, después de usar metralletas, a estos muchachos que están siendo interrogados. No sabemos exactamente a qué grupo, a qué organización pertenecen. Da la sensación de que quieren aparecer como gentes de ultraizquierda, no perteneciendo a los grupos que tienen una estructura orgánica y que nosotros conocemos. No son, para hablar claro, militantes del MIR. Pretendían asaltar la casa de un general en retiro, requisar armas que suponían que allí existían y también apoderarse de algunos dólares, que, según les habían informado, tendría este general. Hace algunos días, veinte o más, en el sur de Chile, se sorprendió a un grupo de gente armada que ejercía influencia en sectores campesinos y planteaba tomas de predios, sin tomar en consideración si éstas estaban por encima o por debajo de la cabida legal. En este tipo de cosas, antes de ayer fue tomada una parcela que tiene siete hectáreas. La gente que operaba en el sur está presa.

Ordené inmediatamente que el Gobierno se querellara sobre la base de utilizar la Ley de Seguridad Interior del Estado. Lo mismo ocurrirá con los detenidos hoy día. Ustedes comprenden la gravedad inusitada de este hecho, ocurrido en pleno centro de Santiago, donde ha habido una balacera. Por suerte no se ha herido a ningún transeúnte y felizmente se ha detenido a los implicados.

Con ello estoy señalando que hay sectores de pseudo-izquierda, pseudo-revolucionarios, o lisa y llanamente dispuestos a hacer el juego a sectores reaccionarios, que utilizan el antifaz de su actitud guerrillera y “revolucionaria” para ejecutar, o intentar ejecutar, algunos actos que caen directamente sobre el Gobierno. Quiero decirles que estos hechos no son ocasionales.

Están demostrando que, a medida que el Gobierno avanza en la realización de su programa, la resistencia es mayor y ella no sólo emerge del campo político tradicional, como sería lógico imaginarse, sino que también de otros grupos.

Y digo del campo político tradicional, como sería la posición de los partidos, a través de, sobre todo, la acción parlamentaria. En ese sentido, repito, he dado instrucciones terminantes a Intendentes y Gobernadores, para que, ante cualquiera de estos grupos armados se utilice la fuerza pública y se le pase a la justicia sobre la base de la Ley de Seguridad Interior del Estado.

Esta es una norma que se aplicará a todos, sea el que sea, pertenezca al partido que pertenezca y espero que los dirigentes políticos de la Unidad Popular, no pretendan ejercer la más mínima influencia para impedir que esto se realice. Primero, porque no estoy dispuesto a tolerarlo y segundo, porque estoy dispuesto a hacer pública cualquiera tentativa de esta naturaleza. Esto tiene que terminar.

Nosotros tenemos un programa, un camino, y tenemos que realizar este programa de acuerdo con el compromiso que, ante nuestra propia conciencia y ante el país, hemos contraído. Yo acepto, y es lo lógico, la crítica. Aún más, acepto, admito, reclamo la crítica en el caso de que haya vacilaciones, demora, falta de empuje, y esto tiene que hacerse a través de los partidos que forman la Unidad Popular, con cuyos dirigentes me reúno, por lo menos, una vez a la semana. Lo mismo pueden hacer los jefes de servicios, funcionarios y los compañeros que trabajan en las Subsecretarías y en los Ministerios. Pero hemos visto que en algunos sectores agrícolas hay funcionarios que no quieren entender cuál es su responsabilidad. Y yo quiero advertirles, por última vez, que no se van a escuchar ni en el apellido político, ni en el cargo que tienen. Porque si nosotros tenemos que criticar e impedir la acción de estos grupos, con mayor razón tenemos que exigir y reclamar de los funcionarios de los partidos de la Unidad Popular que trabajan en determinados servicios una mínima honestidad para desempeñar sus cargos. Y no atizar irresponsablemente acciones que, en lugar de acentuar y afirmar el proceso revolucionario, no sólo lo debilitan, sino que lo socavan. Por ejemplo, el asesinato de un joven agricultor de Rancagua, no sólo es un crimen y una estupidez, al margen de lo que significa desde el punto de vista humano, sino que es una provocación desde el punto de vista político.

Insisto en ello, porque no se trata, en este caso concreto, de muchachos como son los detenidos esta tarde en la citroneta; por eso se está buscando individualizar a los hombres maduros, tutores intelectuales de la acción de estos mozalbetes. En el caso de Rancagua, han actuado hasta profesionales, con un infantilismo y con una irresponsabilidad increíble.

 

El Gobierno no actúa por compromiso político

Ustedes comprenden perfectamente bien que Chile no puede escapar a un proceso histórico que han vivido todos los países que han buscado sus caminos para romper las viejas estructuras. Y, desde el punto de vista nacional e internacional, la conjura contra Chile está tomando y ha tomado distintas formas y características.

Cuando regresé del viaje a los países del Pacto Andino mucha gente creyó que, por el éxito de la gira, al margen de lo personal -porque fue un éxito extraordinario-, yo iba a pronunciar un discurso de otro tipo. Sin embargo, en contacto permanente con el Ministro del Interior, desde Colombia, y especialmente desde Perú, me dí cuenta cómo avanzaba en Chile una acción que iba más allá de lo crítico, para ir sembrando expectativas de tipo sedicioso. De allí que pronunciara un discurso que, para muchos, pareció agresivo y que estaba destinado a golpear la conciencia de las masas y de los militantes de los partidos de la Unidad Popular.

Poco después hubo plena justificación a estas palabras cuando vimos, por ejemplo, lanzada la acusación contra el compañero Pedro Vuskovic. Desde algunos sectores, sin conocimiento suficiente, se criticó el hecho de que el Presidente de la República hubiera sostenido conversaciones políticas sin compromiso, y en respuesta a audiencias pedidas, a fin de dar los antecedentes necesarios para que sectores que estaban proclives a votar la acusación, por lo menos razonaran sobre lo que ello significaba: Repito que a algunos sectores esta actitud no les pareció conveniente y, sin embargo, yo creo que ha sido esencialmente positiva, porque, sin compromisos políticos de ninguna especie y sólo enunciando hechos que ya estaba resueltos en la jerarquía superior de los partidos políticos, obtuvimos la posibilidad, que se convirtió en realidad, de que la Democracia Cristiana se abstuviera de votar la acusación constitucional.

No se trataba, en absoluto, de pagar un precio para evitar que un compañero fuera sancionado; se rataba de evitar que, ante el país, el libelo, que no era sólo la acusación contra un hombre del gobierno, sino contra el Gobierno, pudiera ser aprobado y, por lo tanto, hacer aparecer al Gobierno al margen de la legalidad en el campo nacional e internacional.

En aquella oportunidad, asistiendo a un acto de masas patrocinado por la CUT y en el cual no pensaba hablar, lo hice y denuncié la campaña internacional que se venía gestando. Y agregué, cometiendo un error, que cerraría la Unidad Popular.

Digo cometiendo un error, porque, en realidad, yo debía haber planteado que se estudiarían las sanciones que pudieran tomarse contra esa agencia informativa extranjera. Al día siguiente, con el Ministro del Interior y los funcionarios técnicos de esa Cartera, estudiamos las disposiciones legales y nos encontramos y es un ejemplo que merece la pena que ustedes lo conozcan con que las agencias informativas sólo tienen que cumplir trámites burocráticos elementales: inscribirse en Correos y Telégrafos, en Servicios Eléctricos y en la Superintendencia de Sociedad Anónimas. Para sancionar a la Unidad Popular no cabía otra posibilidad que anular la inscripción de la Superintendencia de Sociedad Anónimas, con lo cual dejaba de funcionar esa agencia en Chile. Así, no lográbamos lo que nosotros habíamos querido, que era dejar los servicios de la Unidad Popular, en el ámbito nacional, pues nos encontramos con la situación que se les creaba a 32 funcionarios, que era bastante delicada, porque perdían todo derecho previsional y quedaban cesantes. Ante esta emergencia, y sin que nosotros lo pidiéramos, llegó a Chile el vicepresidente de la Unidad Popular, conversó con el Ministro del Interior, y después pidió hablar conmigo. Y yo lo recibí y escuché sus planteamientos.

Le dí a conocer mi criterio, que exigía una declaración de la Unidad Popular muy clara: aceptación de sometimiento a la Ley de Abusos de Publicidad, que no les alcanza, exigencia de publicar las aclaraciones o refutaciones del Gobierno y, por último, la eliminación del funcionario americano a cargo de la empresa en Chile.

 

Preparan campañas contra Chile

Quiero destacar que los corresponsales extranjeros, reunidos en asamblea, tomaron un acuerdo satisfactorio para el Gobierno. Y quiero destacar, asimismo, que los periodistas de Izquierda se manifestaron en forma muy clara apoyando al Gobierno. La primera declaración que me mostró el vicepresidente de la Unidad Popular y la opinión de que era yo quien debía eliminar al gerente de la empresa en Santiago, me movieron a decirle que habíamos terminado las conversaciones, que no me satisfacía la declaración y su actitud, que por lo tanto, yo cerraría la agencia. Me pidió dos horas y al cabo de esas dos horas, me entregó una declaración que me satisfizo, en la cual se reconocía que la Unidad Popular había publicado informaciones falsas en varias oportunidades y aceptaba someterse a las exigencias que le había formulado, además de eliminar al funcionario americano en Chile.

También, para algunos compañeros, esto apareció como una claudicación y yo dije que cometí un error, pero siempre he creído que los sectores populares tienen una mayor intuición y captan las verdaderas razones de ciertas medidas sin necesidad de explicárselas. El problema es que a mí me pareció conveniente evitar que se provocara toda una confabulación internacional para hacer aparecer a Chile dispuesto a eliminar una fuente de información, impidiendo la libertad de prensa en los momentos en que teníamos que tomar medidas tan importantes como el decreto que firmáramos en relación con el cobre.

Quiero decir, además, que tenemos muy buenos antecedentes para anticipar que, dentro de poco, se tratará de desatar una gran campaña en contra del Gobierno, acusándolo de haber intervenido en Bolivia a través de algunos bolivianos y chilenos que habrían sido “adiestrados y financiados” en Chile.

Esto, que ya ha salido publicado, tenía como base el hecho de que un hermano de Inti Peredo, que estuvo aquí exiliado, contrajo con las autoridades chilenas el compromiso de no abandonar nuestro país para irse a Bolivia. Este exiliado no cumplió su compromiso con las autoridades chilenas, traspasó la frontera y, por cierto, que a los 3 o 4 días se anunció que había sido ayudado por el Gobierno nuestro para que fuera a combatir al Gobierno de Torres.

Pero, al día subsiguiente, empezaron los disturbios en Bolivia, y en lugar de combatir al Gobierno del General Torres, lo apoyaron decididamente, y ustedes saben lo que allá ocurrió.

Pero se está recopilando, con una intención que no puede escapar a ustedes, toda una trama que comienza con la muerte del estimado compañero Elmo Catalán y que se proyecta a través de denuncias de que habría habido dos o tres chilenos muertos en los combates últimos y que también habrían 15 o 20 chilenos detenidos, y que éstos estarían conectados con organizaciones revolucionarias chilenas y apoyados por el Gobierno.

 

Deben tener conciencia de revolucionarios

Hoy la Unidad Popular transmite un artículo del “New York Daily News”, el diario de mayor circulación en los Estados Unidos, en relación con el Decreto que ordena al Contralor deducir 774 millones de dólares de la posible indemnización a las compañías cupreras. El artículo califica de robo la determinación presidencial y dice que el Gobierno de Washington no debe seguir, en el caso de Chile, la política pasiva que adoptó ante el Primer Ministro cubano Fidel Castro. Como primera medida ante nuestro anuncio, el artículo reclama mantener la decisión de no otorgar un crédito del Banco de Exportación e Importación para que Chile adquiera aviones de pasajeros. Y agrega que Estados Unidos debería hacer todo lo que esté a su alcance, pacíficamente, para debilitar y socavar al régimen chileno. El comentario fue acompañado de fotografías, mía y de Fidel Castro, y pide pegar duro al Primer Mandatario cubano por sus amenazas de recibir con los brazos abiertos a quienes les envíen aviones comerciales norteamericanos a La Habana. Esta, dice, es la última razón que Castro ha proporcionado a Washington para que le pegue duro.

Este y otros cables que ustedes deben conocer, publicados ya ayer, señalan que esta gente, un sector de la prensa y dirigentes de las compañías, va a reaccionar como lo suponíamos. Por eso es que, cuando conversé con ustedes, con la mayoría de ustedes de esto hace unos 6 meses hice referencias muy claras a que nuestros funcionarios, además de conocer a fondo sus servicios, tenían la obligación de tener un concepto general de la política del Gobierno. Por eso he querido, antes de entrar a conversar sobre cosas más concretas, hacer esta apretada síntesis para decirles que es fundamental entender que ahora sí que nosotros vamos a sentir claramente de qué manera y cómo los grupos financieros internacionales van a atacarnos. Por eso les he contado estas dos cosas en relación con los muchachos del sur, y los de esta tarde en Santiago, porque, aunque alguna gente no lo crea, el problema de la sedición, a mi juicio, está en marcha y se aprovecha de las torpezas de pseudo revolucionarios.

Frente a ello, la manera de reaccionar es precisamente hacer posible que el Gobierno se afiance.

Primero, desde el punto de vista político, en las masas populares; que los partidos que integran la Unidad Popular asuman plenamente la responsabilidad política que tienen y que los funcionarios tengan una actitud distinta a la que hasta ahora, en un porcentaje no pequeño, han demostrado algunos compañeros nuestros. Yo creo que muchos funcionarios, muchos de ustedes, no tienen conciencia de que este es un Gobierno Revolucionario y que si bien es cierto no usamos la vía armada que otros pueblos han usado y aunque actuamos dentro de los marcos de una Constitución burguesa, nosotros vamos a hacer una revolución y que, para hacer esta revolución, el Gobierno tiene, fundamentalmente, que tener autoridad. Y esta autoridad, más que emanar de las disposiciones legales y de las jerarquías administrativas, debe surgir de una actitud moral, expresada en cada minuto de la vida de los militantes de los partidos populares y, sobre todo, de los funcionarios que esos partidos han destacado en labores administrativas.

Lamentablemente, tengo muchos ejemplos que me permiten usar este lenguaje, que no es de prepotencia, pero que es de claridad, porque aquí no está en juego solamente la estabilidad de este Gobierno. Quiero declarar de inmediato que yo hace mucho tiempo que, en el inventario de mis expectativas, sé lo que me puede ocurrir. No me preocupa en lo personal, pero sí me preocupa porque represento un movimiento que el pueblo gestó a lo largo de muchos años y que no estoy dispuesto a que sea sometido a las posibilidades de un fracaso por inepcia, corrupción, irresponsabilidad, cobardía moral o por la actitud de unos cuantos funcionarios, o por la torpeza de algunos grupos o grupúsculos políticos, algunos de los cuales pueden estar errados, pero otros pueden estar pagados.

 

He visto a las masas populares movilizadas

El 4 de noviembre voy a hacer un análisis sobre lo que hemos hecho, que debo anticipar que no es poco. A pesar de todas las dificultades, hemos alcanzado algunos logros bastante importantes.

Pero puedo decirles algo más respecto a la situación internacional, que yo he vivido en Argentina, Ecuador, Colombia y Perú, que conozco también por cientos de artículos que en estos meses he recibido: existe una preocupación, un interés apasionado en la mayoría de los países, por lo que aquí hacemos o no hacemos y se mira a la experiencia chilena como una gran posibilidad. Por eso, el fracaso nuestro será también el cierre de expectativas de pueblos que podrían tener, frente a la realidad que viven, una posible salida como la nuestra.

Muchas veces he dicho que no exportamos Unidad Popular, porque para exportar Unidad Popular hay que tener partidos, organizaciones de trabajadores. La gente tiene que alcanzar conciencia política a un nivel determinado. Pero, sin querer exportarla, el hecho de que hayamos logrado un Gobierno de Unidad Popular, el hecho de que un Presidente marxista haya podido dialogar, que haya dialogado, rompiendo las fronteras ideológicas y estableciendo con claridad que en este continente, por lo menos, ya no es tabú el ser militante de un partido socialista, que se puede aceptar que haya un Presidente marxista y que haya un Partido Comunista como el de Chile en el Gobierno, hechos que considero logros de gran significación, de extraordinaria significación, es lo que produce, precisamente, interés más allá de nuestras fronteras. Y sabemos perfectamente bien, por ejemplo, que sin que nosotros lo hayamos propiciado, tenemos Unidad Popular en gestación o en vías de materializarse en diversos países de América y aun de Europa.

Yo vi, compañeros, la preocupación de los círculos politizados de los países que visité. Pero ví más que eso. He visto a las masas populares movilizadas; puedo decirles a ustedes, compañeros, que yo, que estoy acostumbrado, y por eso seguramente todavía tengo reservas para estar aquí, a que el pueblo sea el factor que me fortalezca en las luchas; yo que he ido veinte veces a Lota y he visto despoblarse Lota, no en una actitud de culto personal hacia mí, sino, en función de lo que represento, puedo decirles a ustedes, por ejemplo, que lo que ocurre en Lota tradicionalmente, no es nada comparado con lo que pasó en Guayaquil, donde nunca vi movilizarse más masas, más sectores populares corriendo, como le consta a los señores Edecanes, cuadras y cuadras detrás del automóvil con un entusiasmo extraordinario.

¿Qué les está diciendo eso? Les está diciendo que lo que Chile hace está incrustado en la esperanza cansada de millones de seres humanos de este continente. Y eso es un hecho que nos obliga a tener un sentido mucho mayor de nuestra responsabilidad.

 

Un aparato burocrático que impide la movilización

Al nivel de ustedes podría parecer impropio tener que decir que los pueblos progresan sólo trabajando y produciendo más. Inmediatamente un ejemplo: no hay ninguna repartición pública que trabaje en las mañanas, los días sábados; en algunos Ministerios están los Ministros, pero funcionarios desaparecen esa mañana. El mismo pasó remolón burocrático de los regímenes anteriores. He tenido que arrancar con mis propias manos en tres Gobernaciones, papeles puestos ahí, escritos a máquina y a mano “No se trabaja el sábado en la mañana”. ¿Con qué derecho vamos a pedirles a los campesinos y a los obreros que produzcan más si ustedes, que tienen por último condiciones de vidas muy superiores, son incapaces de entender que deben dar un ejemplo?

No conozco un jefe de servicio que haya planteado trabajar un cuarto de hora más, media hora más allá a su gente. En cambio, les digo sí, que sé que los sábados en la mañana no trabaja ninguna oficina pública en Chile, y ni siquiera a veces las horas normales de trabajo: se espera la hora de salida y un cuarto de hora antes ya se disparan y, cuando toca un día de trabajo en un fin de semana largo bueno, esa tarde, compañeros, sólo tiene media hora o una hora.

¿Y los jefes de servicio qué han hecho? ¿Qué medidas han tomado? ¿Cuál ha sido su actitud?

Ninguna. Pero tenemos que entender, en primer lugar, que hemos heredado una estructura administrativa, que no es, por cierto, la que nosotros quisiéramos, pero estamos constreñidos por disposiciones legales que no podemos cambiar de inmediato. Frente a ella se necesita imaginación, capacidad, espíritu creador e instinto, aprovechar cualquier resquicio para hacer de un servicio burocrático y estático una cosa diferente, con una mentalidad distinta, pero para eso hay que tener la propia mentalidad diferente y la decisión de actuar de una manera distinta.

La Corporación de Fomento, por ejemplo, ¿en qué se convirtió después del Gobierno de Pedro Aguirre Cerda? En una institución, para prestar dinero a empresas o actividades particulares. El Banco del Estado, un organismo de crédito para un grupo de privilegiados. Y para financiar negocios de los sectores políticos que se han sucedido en el Poder. Impuestos Internos acostumbrado, fundamentalmente, a perseguir ¿a quién? al pequeño y mediano industrial, al pequeño y mediano comerciante. Y los grandes tiburones, los delincuentes tributarios poderosos siempre -y aun ahora- aunque en menor medida han gozado de impunidad.

Lo que estoy diciendo no tiene un contenido absoluto. Hay algunas reparticiones que escapan de este cuadro y en el propio Impuestos Internos se han tomado algunas disposiciones positivas, pero no como indiscutiblemente necesitamos que se hubieran tomado o que deban tomarse en un Gobierno como el nuestro. En la Tesorería General de la República se han aplicado normas que han significado recuperar para el Estado ingresos que no llegaban. ¿Por qué? Porque la gente estaba acostumbrada a que les perdonaran el no cumplimiento de las obligaciones legales. Por lo tanto, no estoy, tampoco, colocándome en una actitud crítica cerrada, pero estoy señalando que el ritmo general no corresponde al pensamiento de un Gobierno Revolucionario como el chileno.

El caso de CODELCO. ¿Qué fue CODELCO hasta ahora? Un antifaz para permitir que las compañías del cobre hicieran lo que quisieran.

Nos encontramos, entonces, dentro de un aparato burocrático que concentra la responsabilidad fundamental en los Ministros y en los jefes de servicios, con una maraña de leyes y reglamentos que dificultan la posibilidad de movilización y no podemos, todavía a través de la ley, porque no tenemos mayoría en el Congreso, obtener el despacho de un instrumento jurídico que nos permita la reestructuración, de la Administración Pública.

Es el caso, por ejemplo, del comercio exterior, tres, cuatro, cinco organismos intervienen en comercio exterior. Tendremos que buscar, de cualquier manera, una disposición legal y la hay en el Ministerio de Relaciones Exteriores para crear un Comité que nos permita una agilidad mayor en comercio exterior. El Gobierno anterior dejó créditos sin aprovechar, no sólo del campo socialista, sino de los propios organismos internacionales de la democracia burguesa.

En el Banco Mundial y en el mismo BID hay algunos millones que nosotros todavía podemos obtener para determinados proyectos.

 

No actuemos como el perro del hortelano

Nosotros tenemos 380 millones de créditos en los países socialistas y si no somos capaces de crear una organización a través de tres o cuatro servicios que deben intervenir en esto, pasarán los meses y no aprovecharemos estos créditos. Llevamos casi un año de Gobierno, hemos hecho muchas cosas pero hemos desarrollado muy pocas acciones creadoras en el campo industrial, y excepto las ampliaciones en el acero y sobre todo en la explotación del hierro, no hay otra iniciativa gubernativa que tenga una característica que señale que estamos cumpliendo cabalmente los planes de expansión que nos propusimos. A partir de noviembre tendremos que recuperar el tiempo perdido.

Puedo destacar con agrado en el caso de la ENAP, por ejemplo, que desde el punto de vista del ejercicio financiero de esa empresa, ha habido una utilidad superior a la de los años anteriores y además, están en marcha algunos terminales que son iniciativas de este Gobierno. A través de esta empresa y de acuerdo a un estudio que se terminará en diciembre de este año, puede cambiar todo el sentido de aprovechamiento energético para eliminar el uso de petróleo y utilizar gas natural y exportar gas licuado.

La Oficina Central de Planificación ha preguntado a algunos Ministerios cuáles son sus planes y no ha habido respuesta, porque hay Ministerios en que no hay Oficina de Planificación y a pesar de que envié hace mucho tiempo una circular dando instrucciones precisas, ella no ha sido respondida por muchos servicios y esto entraña una irresponsabilidad que no puede continuar. Existe en muchos servicios esa tendencia a que, si él no es el responsable no se hacen las cosas y resulta que a veces no tiene capacidad para realizarlas y actúan como “el perro del hortelano”. Y esa es una verdad bastante dura.

Por eso yo pienso que un funcionario revolucionario es un hombre que ha tomado conciencia de su responsabilidad y está dispuesto a hacer las cosas y a hacerlas bien, y que si puede cumplir ciertas tareas lo reconocen y lo hace saber. ¡Qué bueno, es por ejemplo, que en la mayoría de las empresas estatizadas, el esfuerzo de obreros y de trabajadores ha significado un incremento de la producción! Me refiero, especialmente a las empresas textiles, el salitre, al carbón y también al cobre, puesto que si no hemos conseguido todavía un incremento apreciable de su producción, si se piensa en las condiciones en que hemos recibido las minas y las dificultades que hemos tenido, también podemos decir que la regularización de ese proceso productivo es algo importante y que produciremos un 10% más que el año pasado.

Esta mañana, por ejemplo, he estado en los edificios que se están construyendo para que funcione la III UNCTAD. Es la primera vez en Chile que hay una acción coordinada entre lo que se realiza en la obra, propiamente tal y lo que se prefabrica en la industria o en la empresa.

Ustedes pasen por la Alameda y mírenlo. Esas grandes pilastras sostienen jaulas de fierro, por así decirlo, que pesan toneladas de toneladas, que se llevan desde la industria y se levantan para sostener lo que va a ser el techo (el techo metálico se está prefabricando). Antes que el piso esté terminado, va a estar colocado el techo. Y vamos a terminar estos edificios antes del plazo fijado.

 

El imperialismo no es un tigre de papel

Y esto es lo que tienen que entender los compañeros, frente al tipo de adversarios a que estamos enfrentados, la fuerza que tengan. Ustedes comprenden que no soy yo quien vaya a mirar despectivamente el pensamiento de un hombre como Mao; pero el imperialismo, a mi juicio, en estos países por lo menos, no es un tigre de papel, compañeros, no es un tigre de papel.

Es un tigre muy vigoroso y muy agresivo, que además tiene gatos montañeses nativos, que lo ayudan y secundan perfectamente bien. Así es que nada de ilusiones. La lucha será muy dura.

Por eso yo les digo que tienen ustedes la obligación de mirar en su conjunto, apreciar lo que sucede y tener una mentalidad distinta. Por ejemplo, compañeros, todos estamos muy satisfechos con la requisición de las industrias textiles, de cemento y de otras. Pero resulta que la Contraloría General de la República ha devuelto los decretos. Y nosotros estábamos enfrentados a la necesidad de tomar una resolución. Y teníamos tres caminos: aceptar se ocuparan las fábricas, se paralizaran las industrias, justificar la falta de abastecimiento e intervenirlas de nuevo. Nos pareció un mal camino, porque falta producción, y aunque ella ha aumentado en las industrias textiles, el exceso de poder de compra hace que, en realidad, aun con este aumento, falten materiales que reclama la gente que los necesita para su trabajo. Y esta es una realidad. Este problema del desabastecimiento no es de responsabilidad exclusivamente del Ministerio respectivo. Es una responsabilidad de todo el Gobierno, y todos tienen que colaborar, y todos tienen que estar informando y todos tienen que tener conciencia de los problemas que estamos enfrentando. Por eso optamos por dictar un decreto de insistencia.

 

No he podido todavía felicitar a ningún funcionario

Hay compañeros a los cuales parece que el terremoto no les significó nada, como demostración dramática de un país que no tiene una organización que le permita defenderse de las agresiones de la naturaleza. Y si a ello se agrega la erupción volcánica y la nieve, bueno, resulta un hecho muy claro: durante bastantes días nos hemos encontrado con que ha faltado carne, con que han faltado aves, etc. Y si a ello se suma todavía un problema psicológico, acentuado precisamente por los grupos que quieren agravar estos hechos, se crea todo un círculo vicioso que perjudica más al Gobierno. ¿Cuántos de ustedes, funcionarios, han ido a las poblaciones a explicar algo? ¿Cuántos son los funcionarios que han ido a decir: yo trabajo en tal servicio, y esto es lo que estamos haciendo, ésta es la meta que nosotros trazamos, éstas son las dificultades que tenemos? ¿Cuántos han dicho por qué faltan algunos productos y ha hecho entender las razones por las cuales eso sucede?

Ministros, sí, han ido, pero muy pocos funcionarios, por propia iniciativa.

No he podido, por desgracia, felicitar a un funcionario que haya ido a recorrer provincias, para decir: esto estamos haciendo, tales y tales cosas.

Iniciativas aisladas, sí que las ha habido, y digo fundamentalmente de parte de los Ministros. Y me pesa a mí, en mi conciencia, por ejemplo, el haber estimulado tanto y exigido tanto al compañero Cortés. Porque en los primeros meses ese Ministerio estaba semi-parado. Cinco veces reuní a la gente de ese Ministerio. Y usé un lenguaje muy duro de crítica. Ese compañero entregó su vida con un empeño increíble, mientras otros funcionarios, con títulos profesionales y con capacidad, que no han tenido que aprender en la realidad, como aprendió ese obrero, viven apoltronados, como si fueran funcionarios de un gobierno cualquiera. Pero hacen gárgaras con la palabra revolución se sienten construyéndola.

 

No podemos ser excluyentes ni sectarios

Además, y lo he visto, falta coraje para tomar decisiones. Yo les digo a ustedes que es preferible que un compañero se equivoque pero que tome una resolución y no hacer otra cosa que tramitar, tramitar y tramitar y dejar que las cosas se empollen solas. Sabemos que algo se ha hecho en servicios tan importantes como el Seguro Social, o el Servicio Nacional de Salud.

Pero es poco, necesitamos hacer mucho más, pero mucho más, para democratizar los servicios, para que la gente beneficiaria de esos servicios entienda que hay un nuevo espíritu, una nueva mentalidad. Lo dije en el Congreso, el 21 de mayo: hay que terminar con la ventanilla, con el papeleo, con la estampillita, con la cola para ser atendido. “Vuelva la próxima semana, vuelva la próxima semana”.

 

Todavía se dan esas respuestas

Enseguida, hay otro aspecto que me preocupa sobremanera. Y es lo que podríamos llamar el sectarismo, que está metido hasta la médula en algunos funcionarios y en algunos compañeros de los partidos de la Unidad Popular.

Yo creo que es una obligación del hombre integrante de un partido y de un movimiento como el nuestro tener una claridad política. Saber esencialmente que el proceso revolucionario requiere de una acción básicamente definida en una conciencia de clase y en una alta capacitación técnica.

Pero no podemos se excluyentes, a priori, y ser sectarios, para eliminar porque sí, o negar porque sí, la posibilidad de utilizar a otra gente que no sea de la Unidad Popular. Y, por último, colocarse también en la posición humana del que trabajó antes, siendo opositor, en un servicio. Y que reclamaba el derecho a ganarse el pan y a pensar como quisiera. No podemos hacer, entonces, del sectarismo un proceso que se vaya ahondando y profundizando cada vez más y disminuyendo la posibilidad de ampliar, y lo necesitamos, la base de apoyo técnico, de gente cuya capacidad es conveniente para el país.

La democracia en los servicios estatizados es una cosa elemental que debe funcionar. Pero conozco un servicio en el cual, en una asamblea, echaron a un funcionario por pesado. Y resulta que ese funcionario pesado tiene once años de especialización y no sólo pergaminos, es de los que pesan por su capacidad y lo echaron para poner un compañero que podrá ser muy liviano y muy simpático, podrá bailar cueca y contar chistes, pero resulta que en el cargo que tiene pasarán años antes que pueda desempeñarlo idóneamente. Ya le pedí la renuncia.

Esto, ¿a quién perjudica, compañeros? ¿Sólo al funcionario que echaron? Al servicio. Y si es un servicio en el que, además, hay responsabilidad de vidas, caramba que es serio, y es grave.

 

Deben entender que nuestra lucha no es contra el profesional

Y esto lo estamos viviendo con demasiada frecuencia. Y a mí me ha tocado ver, por ejemplo, que en determinadas circunstancias, y en determinadas actividades, se han dado órdenes, y en conocimiento de esas órdenes que las he encontrado absurdas, he dicho: esto no se hace. ¿Y quién dio la orden? No hay nadie que diga: yo la di.

Yo, compañeras, compañeros, prefiero al funcionario que dice yo la di, y la di por esto, por esto, por esto. Si me equivoqué, bien, pues. Y si cree que no estaba equivocado, expone sus razones.

Pero qué penoso es encontrar gente que se dice revolucionaria, y usted pregunta, de capitán a paje, ¿quién dio la orden? y no la dio nadie, y si la orden se hubiera cumplido ¡caramba que habría tenido consecuencias! Pero cuando miden la responsabilidad de su irresponsabilidad tienen la cobardía de no decir nada y de lavarse las manos. Y esto lo he vivido tres veces. Pero va a ser la última vez. Porque a mí no me merece respeto un jefe o un alto funcionario cualquiera que sea el rango que tenga capaz de tener ese tipo de estatura moral.

Nosotros tenemos que tener conciencia que nuestra lucha es muy dura.

¿Dirigida contra quiénes? Compañeras y compañeros: es contra los capitalistas, contra los monopolistas, los imperialistas. Pero no es una lucha contra los sectores medios, de la pequeña burguesía, no es una lucha contra el profesional, lo cual no nos lleva a olvidar que, por la formación y por el régimen y por el sistema, el profesional formado dentro del sistema capitalista, es proclive a este sistema, pero, al mismo tiempo, es un hombre que puede entender que él no es el adversario. Y por lo tanto, podemos tener la perspectiva de entendernos con él. Parece que se creara una casta entre los funcionarios públicos.

Nosotros no podemos despreciar lo que tenemos. De allí entonces que yo insista, compañeros, en que ese sectarismo no le he visto y lo he palpado dentro de las filas de la Unidad Popular y el hombre del partido, tal cree que el servicio en que trabaja, en que es jefe o subjefe, es una parcela para su grupo político. No conozco todavía que haya habido una autocrítica en un servicio, o una crítica clara y categórica para algún servicio que dirija cualquiera de parte de otro militante pero que sea lo suficientemente honesto para decir: “Mire, compañero, en su servicio pasa esto, y esto otro, y me consta por eso y esto, yo le pido que tomen medidas, y le pido que llame al funcionario tal”. Parece que se creara una especie de casta entre los funcionarios públicos, que tuvieran la obligación de ampararse. Y va más allá, inclusive, de las propias posiciones partidarias porque, claro, cuando se trata de un militante de un partido, todos los militantes de ese partido, están indiscutiblemente detrás de él. Pero ha ocurrido que un partido me ha dicho. “Sí, Presidente, tiene razón, saque a este funcionario, es un buen compañero militante, pero resulta que le quedó grande el puesto y estamos de acuerdo en que debe cambiarse”. Pero hay otros partidos y otros grupos a los que les he dicho hace meses: “Mire, ese funcionario no sirve, hay que cambiarlo”. Y lo defienden con razones de política partidaria, pasan los días, y cuando ya la cosa adquiere niveles increíbles, entonces se produce la comprensión. Esto también se terminó, compañeros. Yo tengo una obligación: que este país camine. Yo tengo no sólo el sentido de la lealtad, sino que sé que estoy aquí por el esfuerzo de los partidos y grupos de la Unidad Popular y del pueblo. Pero eso no me hace olvidar que tengo una responsabilidad mayor aun que es la lealtad para decir a los dirigentes políticos: “Compañeros, esto está mal” y prudencialmente esperar un tiempo y, si durante ese tiempo se no reacciona, tomar una medida. Y hacerlo, porque a la postre se va a hacer, pero cuando ya el daño sea irremediable, cuando ya se produzca el escándalo público. Y he vivido esa experiencia. Así que yo creo indispensable que ustedes, compañeros, pesen lo que les he dicho y sepan lo que representa esa actitud que todavía aflora en algunos servicios y en algunos de ustedes.

Si tenemos que recurrir a la masa para que se exprese en las urnas, o tenemos que recurrir a la masa para que se exprese en su movilización, en su nivel, en su fuerza, con el fin de defender el Gobierno en cualquier momento o en cualquier evento, la única manera de que tengamos la seguridad de que su respuesta la vamos a encontrar es el contacto permanente con ella, con el contacto diario.

Yo, compañeros, puedo usar este lenguaje porque me he machucado bastante.

 

Mostraré al país la elevada cantidad en viáticos

Ahí, están en un libro, publicadas algunas de mis intervenciones: pasado mañana va a salir otro libro y otro libro más. A mí me cuesta, compañeros, porque tengo más edad que muchos de ustedes y porque es duro el estar aquí encerrado en esta casa 12 o más horas, trabajando con luz eléctrica, preocupado de mil problemas, recibiendo mucha gente, me cuesta más que a otros, seguramente, tener frecuentes diálogos con el pueblo, pero sé que tengo más autoridad que otros y esto no es vanidad. Y por eso planteo este problema. Pero eso no puede ser… no puede ser.

Tengo la experiencia del caso de Pedro Vuskovic, su contacto con las dueñas de casa, su contacto con las mujeres, un hecho absolutamente positivo. ¡Compañeros, absolutamente positivo! Pero resulta que, caramba que sería valioso que eso ocurriera a nivel de otros ministerios, de otros servicios importantes. Que la gente entienda, por último, por qué no podemos dar mejor empleo, una plena atención médica, por qué no lo podemos hacer.

¿Porque no queremos, porque no tenemos plata? Aun teniendo plata no lo podemos hacer porque faltan técnicos profesionales. Eso la gente no lo sabe. ¿Cuántos son los dentistas que faltan? Estoy seguro que no tienen idea. ¡Eso no puede seguir, compañeros!

¡Es imposible que siga!

No conozco un jefe de servicio que me haya dicho: “Presidente, compañero o amigo, fíjese usted, hemos ahorrado tanto en materiales, en compras, etc.”

“¡No, señor!” No conozco ningún jefe de servicio que me haya dicho: “vamos a terminar con estos gastos que son de ostentación innecesaria”. En el Banco del Estado, sí que hubo una iniciativa al comienzo de nuestro Gobierno cuando eliminaron una serie de automóviles y cerraron la despensa con licores bastante caros que había allí.

¿Cuántos son los decretos que el compañero Zorrilla, por instrucción mía y por iniciativa muy buena de él, no ha firmado para comisiones al extranjero de funcionarios? Me llevaron un decreto para que un funcionario fuera a dar una conferencia a un país cercano a Chile, y después otro decreto para que tres funcionarios fueran a ese país a escuchar la conferencia del funcionario que salió primero. Qué les parece.

He pedido la nómina, sobre todo a las universidades, aunque son autónomas, de los profesionales y técnicos que están fuera de Chile. Y también la he pedido a distintos servicios.

Y yo les puedo decir que próximamente daré a conocer al país la cifra, que es bastante elevada de lo que se gasta en viáticos. Hemos presentado un proyecto en el que he tenido que ser drástico para decir que no puede Chile darse el lujo de que viajen funcionarios con 71 dólares diarios de viático. En las Naciones Unidas no hay ningún funcionario que salga con 71 dólares diarios de viáticos. Quizás, tan sólo el Secretario General.

El otro día tuve un altercado con un funcionario subalterno que quería tener el mismo viático que el Ministro: 71 dólares y todavía tenía la pachorra de discutir.

No podemos seguir con este despilfarro.

Hemos enviado un proyecto de ley pero mientras tanto he ordenado medidas, he dado normas administrativas internas para que, por lo menos, se regularice y haya viáticos iguales en los organismos fiscales y en las empresas autónomas.

Yo les puedo decir que hay algunas empresas estatales, semifiscales o autónomas, en que todavía tiene mayores viáticos que 71 dólares al día.

¡Esto no puede continuar! ¡Esto sencillamente no lo vamos a tolerar!

He llamado al jefe de una repartición y le he dicho que tenga la bondad de explicarme por qué se le ha dado 4 millones y medio de aguinaldo para Año Nuevo a todos los que trabajan en esa empresa, la cual todavía no produce, porque está en construcción. Me ha contestado que es un compromiso de directores anteriores. Pero, ¿qué clase de director es el nuestro, compañeros?

¡Cuatro millones de pesos de aguinaldo para Fiestas Patrias y otro tanto están acordando en esa empresa para Pascua y Año Nuevo!

Conozco una empresa, subvencionada, dependiente de la CORFO, que pierde plata todos los años, en que la primera semana del directorio viejo o nuevo, se elevaron los sueldos en una forma feérica. Y he ordenado una investigación sumaria para sancionarlos.

Entonces, compañeros, no podemos seguir en este despilfarro. Sé que hay muchos servicios que no han cumplido con la orden de que se pintaran los discos en los automóviles. Yo les digo a los jefes de servicios, se los digo con mucha calma, que cumplan con esta instrucción. Se los pido, se los pido por última vez. El que no cumpla, que no se extrañe que no le pida la renuncia, sino que sencillamente le curse un decreto exonerándolo. Y eso quiero que lo entiendan bien. ¡Pero muy bien!

 

Una comisión que reciba las críticas a los servicios

Nosotros vamos a citar en los próximos días a intendentes y gobernadores, porque necesitamos acentuar una descentralización administrativa. Vamos a tratar de crear las zonas geográficas económicas a fin de descentralizar los servicios y las empresas del Estado.

Queremos que haya más capacidad de decisión en las provincias, tenemos que derrotar una especie de colonialismo interior. Por ejemplo, se trae trigo a Santiago, se elabora aquí y vuelve a la misma provincia.

Necesitamos e insistimos en ello, un nuevo espíritu, una nueva mentalidad de los funcionarios, para que tengan conciencia de que, para ser respetados, tienen que tener una actitud también diferente. Yo creo que el más legítimo orgullo que debe tener un militante en función pública es comprobar que la gente se da cuenta que cumple su tarea en forma eficiente. Nosotros tenemos que evaluar claramente cuál será y cuál ha sido la labor. Y por lo tanto, para poder informar al país el 4 de noviembre, vamos a enviar una circular que ustedes deben llenar, con datos verídicos, exactos, que diga, por ejemplo, cuáles son las realizaciones más importantes hechas por ese servicio o empresa. Cuáles son las realizaciones de ese servicio o empresa a que ustedes le atribuyen una oportunidad de cambio cualitativo trascendente para la realización del programa.

Comparar en términos concretos, las metas establecidas para los programas de su servicio o empresa con la realidad y lo realizado. Especificar las causas de los desajustes. Enumerar los principales obstáculos o limitaciones que ha encontrado para la eficiencia y agilidad de su servicio.

¿Qué proposiciones haría para mejorar los actuales niveles de rendimiento de su servicio o empresa? Enumerar y describir brevemente los proyectos que ese servicio o empresa tiene realmente en estudio. ¿Qué medidas ha tomado para concentrar geográficamente las actividades de su servicio o empresa? Cuatro o cinco preguntas más para darnos una idea de lo que se ha hecho. Además, pienso designar una comisión que reciba las quejas y críticas de los diarios a los servicios, y que pueda analizar las cosas e, investigando, medir el rendimiento individual y colectivo de un servicio y de una jefatura.

No nos haremos cargo de críticas anónimas o irresponsables, exigimos la autocrítica como un aporte al proceso revolucionario, lo que no significa una delación ni mucho menos. Es una obligación para quien tenga conciencia de que un funcionario o un servicio andan mal y, si es militante de la Unidad Popular, que lo haga presente. Si no lo hace, será reo del mismo delito, por lo menos, demostrará una gran cobardía moral. Creo que el hecho de que seamos compañeros no puede significar que no se respete la jerarquía y que ésta debe emanar de la capacidad de la dedicación y del ejemplo del jefe. Pero pienso que, para eso, es indispensable entender el contenido del proceso que estamos viviendo.

Por ejemplo, compañeros, tenemos por delante la Ley de Presupuesto. El Ministro Zorrilla me ha dicho a mí, y yo lo sé, que hay algunos jefes de servicio que estimulan reivindicaciones que significan luchar por determinados aumentos de sueldos y salarios. Si los jefes de servicios no se dan cuenta que éste es un proceso global, si no entienden que tenemos que tener conciencia de que, para derrotar la inflación, es necesario considerar como un todo al proceso de producción, salarios, comercialización, etc., si no tenemos ese sentido de responsabilidad, iremos hacia un fracaso irremediable y a corto plazo.

Tenemos que proyectar un año 72 superior Yo voy a emprender públicamente una batalla, que haya un solo reajuste para el sector público y el sector privado. Sé que muchos compañeros de la Unidad Popular piensan que, si esto se hace, sería limitar el derecho a huelga en el sector privado pero yo pienso que no es limitar el derecho a huelga sino que es hacer entender que puede volver a ocurrir lo que ha ocurrido este año, que hay sectores de la administración privada, no de administración privada sino del sector privado, que, por tener mayor fuerza de presión, han obtenido reajustes superiores al 55 o al 60 por ciento.

Compañeros, no vamos a repetir este año lo mismo. ¿Se van a tramitar los pliegos de peticiones con el mismo espíritu y la misma mentalidad, el mismo contenido burocrático de siempre? ¿Vamos a llegar en los costos de producción de la libra de cobre a 46 o 47 centavos, cuando hemos estado, por ejemplo, en el caso de El Teniente, en abril de este año, produciendo a 49 centavos la libra de cobre cuando el precio internacional llegó a 47?

Claro que se produjo a 49, ¿por qué? Porque hubo dificultades, pero el costo de producción hoy día es 45 en El Salvador y en El Teniente.

¿Vamos a seguir despreocupados de los gastos de divisas cuando sabemos que se nos van a cerrar los créditos bancarios y cuando un dólar, para nosotros, tendrá un valor extraordinario?

¿Saben todos ustedes que hemos gastado cerca de 200 millones de dólares o más de la reserva del Estado, porque hemos tenido que cumplir con los compromisos que Chile tenía y que vienen desde las administraciones anteriores? Parece, compañero Zorrilla, que el próximo año debemos pagar cerca de 240 millones, en amortización, intereses y otros aspectos de la deuda.

Entonces yo creo que es bueno que cada uno de nosotros haga un alto en el camino y, con un sentido de superación, realice un análisis profundo y serio de lo que ha hecho, de lo que tiene que hacer y de la gran responsabilidad que tenemos por delante.

Ahora, compañeros, empieza el baile y no con música nativa. Ahora empieza la cosa a tener las características de un proceso que es revolucionario a pesar de que se hace dentro de los cauces legales.

Ahora sí que es cierto que nosotros vamos a saber lo que es enfrentarse a los tremendos intereses internacionales y a los poderosos intereses nacionales.

Tenemos que proyectar un año 72 superior al que hemos vivido. Primero nos hemos consolidado, hemos tomado cierta experiencia, encarado algunas cosas con cierta urgencia, preocupado, sobre todo, de una redistribución del ingreso en función de las capas más tradicionalmente explotadas, pero no podemos seguir en este proceso de redistribución del ingreso.

Yo creo que así es la situación a que estamos enfrentados y por eso los he reunido para hablarles un lenguaje muy claro, un lenguaje de compañero, pero de compañero que tiene la posibilidad de ver las cosas más ampliamente que ustedes, porque esta situación más arriba en el sentido de proyección, de horizontes. Tengo más informaciones, tengo los antecedentes que necesito y miro todos los servicios del país entero.

Empezamos ahora a convertir en realidad un proceso revolucionario frente a una oposición que se consolida. Entramos en una situación económica que se hace difícil, frente a un ataque implacable, nacional e internacional, que comenzará por el cierre de los créditos hasta desatar toda una campaña de mentiras e insidias y calumnias, hasta acusaciones de intervención en política extranjera, para revitalizar la atmósfera con la que quisieron asfixiarnos al comienzo y que logramos disipar, pero que ahora va a ser más difícil porque se dan cuenta que, en realidad, somos honestos para cumplir lo que le hemos dicho al pueblo.

Compañeros: de ustedes depende lo que podamos hacer.

Les dije al comienzo, compañeros, que un Gobierno como el nuestro se afianza fundamentalmente en la movilización de las masas, pero esta movilización requiere información, porque las masas sin conciencia política pueden ser movilizadas, pero también pueden desarticularse con facilidad, pero que la conciencia política no significa sólo absorber determinados principios doctrinarios, que es conveniente que ustedes se den cuenta que necesitan estar informando periódicamente a los sectores populares, que no podemos continuar con el ritmo que se sigue en muchos sectores de la Administración Pública, que derrocaríamos el alza del costo de la vida de inmediato, en un porcentaje mayor, si dijéramos, por ejemplo, que se va a trabajar media hora al día o un cuarto de hora más. Que el trabajo voluntario no es un deporte, que hay gente que lo ha hecho honesta y conscientemente, pero que muchos, sobre todo funcionarios de la administración, hacen poco en ese sentido.

Pero que también ese mismo trabajo, para que rinda, debe ser organizado, planificado, controlado.

Yo fui dos veces a una población y vi cómo estaba la gente sin poder hacer nada por no tener los elementos, ni sabía qué hacer.

Compañeros, si yo les he hablado con este lenguaje, piensen que no he querido en los personal herir a nadie, piensen que si empleo estos términos es porque creo que es mi deber y mi obligación advertir los peligros que vamos a enfrentar y señalar que, a mi juicio, un factor básico para la defensa y la estabilidad y sobre todo para que avance el proceso revolucionario es una administración pública con un espíritu distinto, con una mentalidad diferente, con una auténtica vocación de responsabilidad revolucionaria.

Yo les pido, compañeros, se los pido como compañero, como amigo, que entiendan que esto no es un desahogo. Me doy cuenta que estamos empezando a vivir horas muy duras, tenemos que saber sobreponemos a ellas, sobre la base de una gran estatura moral, de un gran ejemplo, de una vinculación muy estrecha con los sectores populares, señalando lo que significa que los trabajadores efectivamente participen, actúen, tengan voz y decisión en las empresas estatizadas.

Nuestra gran defensa está allí, compañeros. Conocemos, por ejemplo, las dificultades que enfrentamos, ya que todavía hay otras fuerzas adversarias que en el campo tienen tanto o más influencia que nosotros. Hay cierta tendencia aún, y muy marcada, a lograr ventajas de tipo personal, que posponen la grande e histórica responsabilidad colectiva.

Yo creo, compañeros, que es bueno que ustedes piensen en estas cosas y que, además, me hagan llegar las sugerencias que estimen convenientes, por escrito o a través del jefe de servicio directamente, aunque para mí no es más difícil estar dando audiencia a cada jefe de servicio. Que actúen los CUP, pero que actúen como CUP, no como foco de partidismo, sino como célula revolucionaria, para plantear las cosas, ejecutadas y dar ejemplo que permitan que digan los demás: “Bueno, no compartimos estas ideas, pero, por lo menos, sabemos que los mejores trabajadores, los mejores empleados, los mejores técnicos están en la Unidad Popular o en los independientes que están cerca de la Unidad Popular”.

Compañeros, les insisto, de ustedes depende lo que podamos hacer. Y les repito, son millones los seres humanos que creen que esta experiencia de Chile vale la pena que fructifique. No defraudemos a nuestro pueblo, no seamos tránsfugas con nuestra propia responsabilidad y no olvidemos que, por último, pretendemos llamarnos Revolucionarios.

Hasta luego, compañeros.