Salvador Allende

Palabras ante los obreros de la constructora “Desco”


Pronunciado: El 10 de noviembre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 5 de febrero de 2016.


Muy estimados compañeros:

Muy queridas compañeras:

He llegado hasta aquí a conversar con ustedes. Me acompañan el Ministro de la Vivienda, Luis Matte, y el Edecán Aéreo de la Presidencia, Comandante Sánchez.

He querido estar con ustedes algunos momentos, para manifestarles que el Gobierno Popular reconoce y destaca la leal actitud de ustedes su conciencia de trabajadores, su voluntad revolucionaria se ponen de manifiesto cuando esta empresa quiso paralizar las diversas faenas de trabajo como una manera de contribuir a la tentativa de hacer efectivo el paro que no lograron realizar a lo largo del país.

Ustedes, compañeros, entendieron claramente de qué se trataba. Y yo les digo, claramente también: en este Gobierno, que es el Gobierno de los Trabajadores, jamás se desconocerán los derechos de los gremios, asociaciones, sindicatos; y por cierto, esto tiene que ser así, porque siendo el Gobierno de los Trabajadores, los propios trabajadores, que han logrado a lo largo de muchos años de lucha algunas conquistas en el aspecto laboral, nunca podrían ser desoídos cuando presenten demandas justas, legítimas. Pero este paro tuvo la apariencia de ser un paro gremial, y la campaña intencionada y deformadora, hizo que algunos sectores gremiales -fundamentalmente algunos Colegios Profesionales- expresaran su solidaridad con los transportistas y el comercio.

Los transportistas que paralizaron el país, después de haber presentado un memorándum, como consecuencia de dificultades ocurridas en Coyhaique, en donde los transportistas no quisieron que se aplicara la tarifa que se había acordado en escala nacional, sobre la base de que el Instituto de Desarrollo de esa provincia, dependiente de la CORFO, había expresado que, de no entender esto los transportistas -vale decir, someterse al tarifado nacional- se organizaría una empresa de transportes de ese Instituto.

Esto bastó para que los transportistas presentaran un memorándum que contenía la reafirmación de peticiones, que habían sido resueltas favorablemente, y conteniendo además, dos o tres peticiones de orden típicamente político.

Este memorándum fue entregado al Presidente de la Comisión Nacional de Transporte, que habíamos creado, ya que la situación del país, la infraestructura del país es deficiente; necesitamos más transportes aéreos, necesitamos más barcos, necesitamos modificar los costos, necesitamos agilizar las faenas portuarias. ¡Da vergüenza decir, que Chile es uno de los países que está calificado como el que tiene una de las atenciones portuarias peores del mundo!

Hay que coordinar la labor de los trabajadores portuarios y marítimos; lamentablemente esto no se hace, y por lo tanto se pierden una o dos horas de labor, que deberían realizar los gremios, por falta de coordinación.

A veces, 3 y 4 días están los barcos a la espera, y eso significa muchas veces, compañeros, que hay gastos superiores a 2 mil dólares diarios, que hay que pagar, porque los barcos tienen que cumplir otros compromisos. Y naturalmente no es lo mismo para las empresas navieras, que se cumplan los horarios a que tengan que estar los barcos dándose vueltas.

En esas condiciones está también Ferrocarriles, y debemos tomar en cuenta la situación de las otras empresas de transporte del Estado. Esto obligará a toda una transformación urbanística de la ciudad. Pero más que eso, obligará también, a trazar en conjunto un plan de desarrollo de la movilización colectiva, ya que indiscutiblemente el Metro de Santiago, movilizará a más de 100 mil personas diariamente.

Todo esto, que nunca se estudió seriamente en Chile, nos obligó -repito- a crear esta conciencia para planificar el desarrollo coordinado del transporte en conjunto, que es fundamental en nuestro país. Yo he sostenido que es indispensable crear el Ministerio de Transporte, dada la importancia extraordinaria que él tiene.

A esta Comisión entonces se le entregó este memorándum, y el Presidente de ella, Almirante Huerta, les manifestó a los transportistas que él no podía estudiar ese memorándum porque tenía aspectos políticos que nada tenían que ver con la obligación de solucionar problemas gremiales nacionales de transportes. Fue emitido el memorándum al Ministerio del Interior, y en lugar de ir allí los dirigentes de los transportistas, a discutir en el Ministerio del Interior -que les había contestado que no nos oponíamos a analizar los puntos gremiales- decretaron el paro y 48 horas después se paralizó el comercio. Es bastante sugerente y extraño que el comercio se plegara de inmediato, cosa que no ocurre habitualmente; sobre todo que yo había conversado con los dirigentes del comercio a raíz de un paro infundado que realizaran cuando se quiso culpar al Gobierno de la muerte de un comerciante en Magallanes, comerciante anciano que había tenido problemas cardiovasculares y que murió de un infarto.

Sin embargo, se sostuvo impúdicamente en la prensa que había sido golpeado brutalmente por Carabineros. En Magallanes había un Intendente General de la República, y él, por cierto, analizó rápidamente la situación y demostró que no había sido tocado siquiera ese comerciante.

A pesar de que ellos tenían firmado un compromiso con el Ministro de Economía, recuerdo que se organizó otro paro del comercio. Nuevamente entonces, el comercio debía pararse teniendo más que resueltos sus problemas.

En septiembre le dije al país, que había un plan destinado a crear serias dificultades al Gobierno. El “Plan septiembre” fracasó, cuando nosotros pudimos llegar a un arreglo con los autobuseros, con los taxistas, con los taxibusistas y aun con los transportistas. El “Plan septiembre” fracasó, cuando el 4 de septiembre, a pesar de las alzas y sin reajustes, se movilizaron a lo largo de Chile un millón 300 mil chilenos; el 42% de la población activa.

Cuando aquí en Santiago, desfilaron 700 mil trabajadores, con sus mujeres y sus niños y los muchachos nuestros.

La fuerza del pueblo organizada, disciplinada, sin haber abollado un automóvil, roto un vidrio o agredido un adversario, hizo recapacitar a los que creyeron que era fácil atentar contra el Gobierno y postergaron el “Plan septiembre”, que estaba destinado a crear serias dificultades en los festejos de las Fiestas Patrias y estaba destinado a crear dificultades muy serias, cuando las tropas salieran a desfilar al parque. Esto yo lo denuncié ante el país y dije que uno de los aspectos más fundamentales de ese Plan, era cortar a Chile en 8 partes, sobre la base de usar la influencia de los transportistas atravesando sus camiones a lo largo de la ruta internacional y longitudinal. Eso lo denuncié en septiembre y el “Plan septiembre” se postergó para octubre; y todos ustedes saben las consecuencias que esto ha traído para el país.

Pero no pudieron paralizar el país; prácticamente no lograron paralizar ninguna actividad nacional en forma definitiva, excepto la Línea Aérea Nacional que estuvo paralizada 48 horas y que ahora tiene un conflicto gremial, que espero se resuelva hoy día.

No lograron paralizar ningún servicio totalmente; crearon profundas dificultades internas, establecieron diferencias entre los que abandonaron los trabajos, y los compañeros que se quedaron y buscaron a través de influencias en Colegios Profesionales, presionar a los que tiene un título universitario. Proyectaron hacia el futuro algo que no es conveniente que se establezca: una división frontal entre trabajadores, técnicos y profesionales. Por suerte cientos y miles de profesionales estuvieron junto al Gobierno Popular y se creó la organización del “Frente Patriótico de los Profesionales”, así como la organización de los “Voluntarios de la Patria”, que integraron muchachos de las Universidades y trabajadores de la industria y del campo, que contribuyeron a que el país no se paralizara, junto a los obreros, a los campesinos y a los empleados con conciencia social, compañeros. (Aplausos).

Es conveniente pesar el esfuerzo que ha tenido que hacerse, frente a la ola de provocaciones; porque el paro, la intentona de paro, el paro paralitico como lo calificara por la radio y la televisión, se convertía en las noches en una provocación contra el Gobierno y contra el país, levantando en las barriadas o en los sectores donde vive la gente de una economía superior, barricadas, saliendo muchachos a provocar, quemando fardos de papeles, neumáticos; pero más que eso, amparados por la sombra de la noche, empezaban los sabotajes, la acción directa, sabotajes contra la línea férrea -siete sabotajes, compañeros, a lo largo de Chile-; uno de ellos significó la muerte de una señora y dos heridos graves cerca de Valdivia. Intentaron volar un oleoducto; no lo lograron. Intentaron volar la torre de ENTEL para impedir que el Canal Nacional, llegara al Sur de Chile; eso significó dos heridos muy graves y un capitán de Carabineros, capitán Bustamante y un cabo de Carabineros y un Sargento Primero del Ejército que estaba desarmando las bombas. Agresión contra locales en que habría acción directa contra los obreros que trabajaran. Ante estos hechos decretamos primero la Zona de Emergencia, y después el “Toque de Queda” con un criterio preventivo, para evitar que continuara el sabotaje, que se dañara al hombre chileno; para evitar el enfrentamiento que ellos afiebradamente buscaban y para evitar que se atentara contra la economía nacional. Compañeros trabajadores, en 26 días de tentativa de paro, a pesar de todos los hechos que señalo ‐actuaron las fuerzas de Carabineros e Investigaciones primero, y las Fuerzas Armadas después, con una prudencia, con un alto sentido de responsabilidad‐ no ha habido un solo, herido grave, no digo un muerto, ¡ni un solo herido grave! Recuerden ustedes en los Gobiernes anteriores: ahí está El Salvador, ahí está Pampa Irigoin, ahí está la Población José María Caro, en un Sindicato, en un conflicto con los trabajadores, la violencia represiva significó muertos, heridos.

Aquí hemos tenido 25 días de paro, de tentativa de paro y sin embargo, hemos procedido de esta manera. ¡Qué lección más clara!

Yo, públicamente tengo que destacar el cumplimiento por parte de las Fuerzas Armadas, Carabineros e Investigaciones. Una tarea muy dura, compañeros, no sólo para resguardar el orden sino para contribuir a que el país no se paralizara. El Ejército cumpliendo sus tareas, manteniendo la seguridad; con sus pocos camiones ayudando a trasportar, custodiando las empresas fundamentales y estratégicas, con las cuales había intención de hacer sabotajes.

La Marina transportando bencina, petróleo; en 11 días en los barcos de la Armada se transportaron 328 millones de litros de bencina. La Fuerza Aérea contribuyendo, al igual que el Ejército y la Marina, a mantener el orden y al mismo tiempo con sus aviones, trayendo desde Mendoza materias primas para las industrias, llevando alimentos para las zonas Norte y Sur.

¡Y los trabajadores! Los trabajadores cumplieron, con una conciencia que es orgullo del Gobierno Popular y del pueblo de Chile.

Y cuando la insolencia corruptora de algunos patrones, cuando la insolencia de esta gente que cree que con dinero puede comprar la voluntad revolucionaria de un obrero, se encontraron con la respuesta de Uds.; cuando hubo patrones que tuvieron la audacia de decirles a los trabajadores; “váyanse a sus casas, paren el trabajo y nosotros les pagaremos el salario”, ¿Qué contestaron los trabajadores? “No somos mendigos, no aceptamos el paro, seguiremos trabajando; nos ganamos la vida con el trabajo y ustedes no van a parar las empresas para contribuir a la pretensión de derrocar el Gobierne Popular”. (Aplausos).

Qué distancia moral más grande, entre los que creen que con el dinero pueden corromper a los trabajadores, y los trabajadores que tienen una vida dura -que la han tenido siempre- que por generaciones han sido explotados. Les han dado una lección que por cierto no podrán aprender porque tienen otra mentalidad, otra concepción de la vida.

Por eso he venido aquí, compañeros, a manifestarles a ustedes mi adhesión, a expresar mi reconocimiento, a señalar que estoy orgulloso del comportamiento de los trabajadores. A decirles que la clase obrera entendió, como entendió el campesino, como lo comprendieron los empleados, los profesionales y los técnicos que estuvieron junto al pueblo, cuál era el frente de batalla que tenían los trabajadores en general.

Muchas veces fueron a decirme a mí: “Compañero Presidente saque a los trabajadores a la calle”. Yo les dije ¡NO! No sacaré a los trabajadores a la calle porque eso es lo que quieren ellos; quieren hacer provocaciones, quieren crear un caos, quieren que haya aquí sangre chilena derramada. Y mientras las fuerzas de orden y las Fuerzas Armadas sean suficientes yo mantendré la estabilidad, el orden público y como la base de las instituciones que la Constitución establece para ello, les dije que, a mí juicio el frente de batalla de los trabajadores es en las empresas, en las industrias, en las faenas; que esto era decisivo e importante, era la manera de evitar que el país se paralizara y era la manera de evitar también una provocación en grande, que seguramente querían realizar para demostrar que el Gobierno era incapaz de mantener el Orden.

Compañeros, creo que tuve -y hay que reconocerlo- la razón. La prueba está en lo que ha acontecido. Lógicamente, si a esto se suma que el Gobierno actuó a través de las Fuerzas Armadas y Carabineros e Investigaciones, hay que saber que actuó a través de los trabajadores en sus frentes de labor, y sobre la base de los partidos políticos de la Unidad Popular, sobre el apoyo de la Central Única de Trabajadores.

Por eso, en uno de los momentos más difíciles, cuando la agresión golpea y golpea a Chile, cuando la insolencia de la Kennecott nos acosa en Francia, en Suecia y en Holanda y se apresta para hacerlo en todos los países donde Chile ha vendido cobre de El Teniente; donde internamente el sabotaje aumenta y cuando ya la economía del país está golpeada en forma muy violenta, cuando Ministros iban a ser candidatos y tenían que inscribirse en un plazo breve, tuve que cambiar el Gabinete y básicamente, establecí la composición del Gabinete sobre la base de los organismos y de entidades e instituciones que habían estado defendiendo la Constitución y la Ley. Porque ellos se salieron de la Constitución, porque ellos atropellaron la Ley, porque ellos atropellaron la constitución y la ley -no nosotros- Y por eso, la constitución del Gabinete actual, está integrado por las Fuerzas Armadas, los partidos políticos de la Unidad Popular y la Central Única de Trabajadores.

Lo hemos hecho, compañeros, conscientes de lo que esto significa. (Aplausos).

Lo hemos hecho, no para transar el Programa de la Unidad Popular. Lo hemos hecho para obtener lo que obtuvimos: que se decretara el cese de la tentativa de paro. No lo hicimos para tomar en cuenta el llamado “Pliego de Chile”, que tenía pretensiones audaces, y algunas de ellas, yo diría, irresponsables. No podían pretender que habría algún Presidente o algún gobernante que aceptara que se limitaran los derechos que le otorga la propia Constitución Política del Estado.

Alguno de ellos imaginó que yo soy un Presidente prestado o que estoy en La Moneda de prestado, ¡Se equivoca! Yo estoy ahí porque el pueblo me eligió y el Congreso ratificó la voluntad popular estoy ahí cumpliendo con un Programa dentro de los marcos que fijáramos, de democracia y libertad, de pluralismo. Estoy ahí y estaré ahí, para cumplir con el Programa de la Unidad Popular. (Aplausos).

Hay que tener en cuenta entonces, que este Gobierno, sin ánimo revanchista, sin el deseo de arrasar con los gremios, hizo presente que debía normalizarse el país en 48 horas; se recibió a los dirigentes del llamado “Comando de Unidad Gremial”; se les pidió que condensaran en un memorándum sus pantos de vista. Se estudiaron y el Gobierno fijó su posición públicamente.

Públicamente el Gobierno fijó su decisión; no hubo ni firma de convenio, ni acuerdos ratificados; hubo la consideración de aspectos generales que nunca nos hemos negado a tomar en cuenta.

Damos el respeto y el reconocimiento a los derechos gremiales y sindicales. Pero al mismo tiempo -dejando muy en claro que no basta ser gremialista o sindicalista- hay que respetar, compañeros, las disposiciones del Código del Trabajo, del Estatuto Administrativo y de las Leyes de la República.

Hay que precisar que una cosa son reivindicaciones gremiales, y otra cosa son las intenciones políticas que algunos pusieron en las demandas injustas con que quisieron limitar los derechos del Gobierno de Uds.

Compañeros, de la misma manera que hemos procedido al decir que no habrá represalias, decimos que al mismo tiempo, se aplicarán las normas del Estatuto Administrativo y las disposiciones que rigen las relaciones de trabajo en las empresas autónomas o estatales.

Hemos dicho, de la misma manera, que no vamos a aceptar por ningún motivo que determinados patrones pretendan -como en el caso de esta firma- desahuciar a los obreros que trabajaron durante el paro y que pretendan poner condiciones a una nueva contratación.

Los patrones de esta empresa, deben saber que jamás les vamos a aceptar sus exigencias -óiganlo muy claro- porque van contra la declaración del Gobierno muy perentoria. Si nosotros no queremos tomar represalias contra aquellos que vulneraron las leyes y tuvieron al país al borde de un colapso económico, sino dentro de los límites de la Ley, para sancionar a algunos que cometieron delitos conexos al paro, no vamos a aceptar que los patrones que quisieron parar las empresas, vengan a tener una actitud revanchista y sancionadora contra los trabajadores que, como ustedes, les dieron una lección moral y una lección patriótica a los malos patrones que pretendieron paralizar las empresas. (Aplausos).

Además, la posición de ustedes es una posición, a mi juicio, justa. No pretenden ustedes que pasen las empresas constructoras al Área Social a través de la intervención. Eso demuestra una gran conciencia de ustedes y ese es un problema que tendremos que analizar con el tiempo y la profundidad necesaria.

Ustedes demandan que se retiren las querellas contra los interventores y contra los que tuvieron la dirección de esta faena, mientras ellos estuvieron ausentes; y eso es justo.

Y nosotros hemos retirado las querellas contra los que aparecían responsables y dentro de la acción en la unidad gremial.

¿Quién podría imaginarse que vamos a aceptar nosotros que los patrones no retiren las querellas? Ustedes no aceptan -y es justo- que se cambien las condiciones de los contratos y nosotros en eso los apoyamos.

Y los de la empresa tendrán que entender que debe firmarse con acta de garantía. Y es legítimo que así sea. Acta de garantía que establezca muy claramente, que ¡no podrá ser despedido ningún trabajador de la firma Desco por haber trabajado cuando ellos intentaron el paro, camaradas! (Aplausos).

Por eso he venido a estar con ustedes. A reconocer la actitud seria de ustedes; señalar el ejemplo que han dado ustedes y que siguen dando, al no plantear desmedidas exigencias, al no plantear ninguna exigencia económica, al demostrar que actuaron con una gran responsabilidad. En cambio, aquellos patrones que quisieron paralizar al país, todavía pretenden sacar provecho de su actitud anti-patriótica. Que lo oigan ¡antipatriótica!

Y no estoy dispuesto, como Presidente de Chile, a aceptar ningún tipo de imposición que signifique sancionar a los trabajadores cuya actitud ha sido ejemplar y un orgullo para Chile.

Esto ha sido una demostración de esta conciencia, expresada a lo largo de la Patria.

De la misma manera, que frente a algunas industrias requisadas e intervenidas honestamente, nosotros tenemos un Programa. Hemos hablado de las 91 empresas. Y por lo tanto estudiaremos cada caso y también devolveremos algunas empresas que no están contempladas dentro del Área Social de la Economía. Y eso también tienen que entenderlo los trabajadores y yo sé que lo van a entender.

De la misma manera que las otras empresas que están en el Área Social de la Economía y que están requisadas no las vamos a devolver. Y esto que quede muy claro; tenemos que caminar con la responsabilidad que lo hemos hecho, sin desbordar nuestro Programa, pero sin retroceder. El Programa de la Unidad Popular, no está en el comercio del contrabando o en el comercio ilegítimo a espaldas del pueblo. Jamás aceptaré ninguna disposición de ese tipo.

Si hubiera que tomar cualquier medida que pudiera significar en algún aspecto, tener un criterio distinto, por equis razones, frente al programa que antes se redactó, los primeros que lo sabrían serían los trabajadores. Y yo convocaría al pueblo para explicarle las razones que nos llevaron a proceder así. Se equivocan aquellos que creen que pueden crear una cuña para separar al pueblo del Gobierno, o que ahora pretenden establecer diferencias entre el Ministro del Interior y el resto de los Ministros.

El señor Ministro del Interior ha actuado de acuerdo con el Ministro de Economía, con el Ministro de Hacienda y con el Ministro del Trabajo. Y yo he presidido las reuniones fundamentales, en las cuales se ha trazado la línea que el Gobierno ha seguido frente a este conflicto. Es decir, he asumido la responsabilidad fundamental, y la seguiré asumiendo. Porque estoy aquí como Presidente de Chile y tengo el sentido de la dignidad y la responsabilidad del cargo que el pueblo me entregara. (Aplausos).

Queridos compañeros, yo los felicito por la tranquilidad, la serenidad, el claro sentido de responsabilidad con que han actuado. Las palabras del compañero Moisés Peña así lo señalan, y demuestran que el pueblo sabe organizarse frente a cada emergencia, estableciendo los Comités de Producción, de trabajo, de control administrativo. Qué bueno que se den cuenta de que no son los profesionales un factor importante en el trabajo de cualquier faena; son, fundamentalmente los obreros. Que no hay posibilidad de reemplazar a los trabajadores, y que muchas veces, si un obrero no pasó por la Universidad, su experiencia, su capacidad, sus propias condiciones, le permiten realizar faenas que un profesional realiza con las normas de un profesional, pero que es muy difícil que tenga la capacidad física para hacer el trabajo de ustedes.

No hay nada que no pueda alcanzar un obrero, si estudia si se prepara, si se esfuerza, compañeros.

Yo no quiero que se establezca -lo he dicho- una diferencia frontal entre los técnicos, los profesionales y los trabajadores Me ha preocupado mucho por ejemplo, que no llegue el encono entre los médicos que se pararon y los médicos que trabajaron, porque en un equipo quirúrgico por ejemplo, no se va a estar separando a los médicos de la Unidad Popular para que operen, de los médicos que no son de la Unidad Popular. No queremos crear ese caos en el país y yo me he empeñado en ello por un superior sentido de responsabilidad. De la misma manera, yo les digo a ustedes, que si los patrones aceptan el acta de garantías, que la suscriban también con respecto a los empleados que no tuvieron esa actitud de pararse y que no han hecho ningún otro delito. Y esa es una condición que también tienen que entender ustedes.

Pueden estar ustedes tranquilos, con su conciencia de trabajadores, han demostrado una vez más, que son auténticamente patriotas y al mismo tiempo deben estar satisfechos de que el Gobierno de ustedes, el Gobierno de los Trabajadores, seguirá adelante en la gran tarea, en la tarea de que los trabajadores cada vez más, se incorporen a todas las actividades nacionales.

Tenemos que demostrar compañeros, como todos estamos conscientes de la tarea histórica a que estamos empeñados.

Sobre todo, cuando el imperialismo nos ataca y los derechos oligárquicos internos pretenden arrebatarnos -algunos sediciosos, al menos- el Gobierno, a través de actos directos o la intentona de resquebrajar las bases de sustentación del Gobierno, y los otros con la esperanza de arrasar con nosotros en la batalla electoral de marzo próximo.

El pueblo les dará la respuesta; mientras tanto, en la próxima semana tendremos un gran acto aquí en Santiago, y Uds. tienen que contribuir a movilizar a los trabajadores.

Queremos hacer un acto masivo de importancia y frente a él, analizaré ante el pueblo lo que he significado esta tentativa de paro, las medidas que hemos tomado y el camino que vamos a seguir.

Queridos compañeros de la construcción, obreros de Desco: como Compañero Presidente, gracias una vez más, por la noble y patriótica actitud de ustedes. (Aplausos).