Salvador Allende

Carta en respuesta a la misiva enviada por Tschou-En-Lai


Pronunciado: El 30 de abril de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 9 de febrero de 2016.


Al señor Tschou-En-Lai

Primer Ministro

República Popular China

Pekín.

 

Estimado Primer Ministro y amigo:

Es con gran placer que he leído la carta que usted tuvo la bondad de hacerme llegar por intermedio del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, señor Clodomiro Almeyda.

Permítame, en primer lugar, expresarle el reconocimiento del pueblo y del Gobierno de Chile por la forma tan positiva y gentil con que Ud. y las autoridades y el pueblo de su gran país recibieron al Ministro Almeyda y a su comitiva. Coincido con Ud. en que esta visita contribuyó en alto grado al conocimiento mutuo entre nuestras respectivas naciones y en que sus resultados redundarán en el robustecimiento de la amistad entre China y Chile y en la creciente cooperación que anhelamos, tanto en las esferas políticas como económicas y culturales.

Quiero agradecer, cumplidamente también la ayuda concreta que su Gobierno nos ha brindado y a la cual Ud. alude en su carta. Comprendemos perfectamente las exigencias a que está sometida la economía de su país, tanto por su magnífico esfuerzo para impulsar su desarrollo y mejorar las condiciones de vida de su población como por la asistencia prestada a Vietnam y demás pueblos de Indochina, víctimas de tan injusta como devastadora agresión.

Pero lo que apreciamos, por sobre todo, es la manifestación de solidaridad revolucionaria y humana que envuelve la actitud de su Gobierno con respecto a Chile.

Felizmente, debido al valor y sacrificio de los pueblos indochinos y al apoyo fraternal de las naciones que combaten al imperialismo, entre las cuales la suya ocupa un lugar destacado, tal agresión toca a su fin. Ello permitirá a los países que forman en el frente antiimperialista utilizar parte de sus recursos en la intensificación de la lucha por el progreso de los pueblos que buscan su emancipación económica y una existencia más digna.

Mi Gobierno ha sostenido siempre que son el esfuerzo nacional y la plena movilización de sus recursos internos la base fundamental de su desarrollo económico-social, y esto lo ha reiterado en todos los foros internacionales.

Como Gobierno que ha heredado una cuantiosa deuda externa a los países capitalistas de los Gobiernos que lo precedieron, deuda que no fue empleada sino parcialmente en obras que produjeran bienestar a las grandes masas postergadas, sabemos cuán responsable y justa es su opinión en el sentido de que es peligroso “apoyarse demasiado en la ayuda externas de las grandes potencias”. Pensamos en los créditos concedidos en condiciones onerosas, a alto interés y plazos cortos, cuyos objetivos no son impulsar la movilización de los recursos internos para mejorar el bienestar de todos los habitantes y que muchas veces van atados a condiciones políticas o económicas contrarias al interés de los pueblos en desarrollo.

Respecto a este tipo de cooperación, tan habitual en el mundo capitalista, la experiencia de Chile se inscribe entre las que usted califica justamente de “dolorosa”.

Mi conocimiento de China y de sus dirigentes, que data de muchos años, me ha hecho adquirir conciencia exacta de los admirables logros de su país en la lucha por transformar su estructura social y económica y superar el atraso en que lo habían mantenido largos años de explotación de parte de grupos privilegiados nacionales y de países extranjeros. Ustedes han obtenido estos resultados, como usted dice, paso a paso, mediante sacrificios notables de todo el pueblo. Estamos resueltos a avanzar, también, apoyados en el esfuerzo consciente de nuestro pueblo; pero, al mismo tiempo, no se nos escapan las tremendas dificultades que enfrenta un pequeño país como el nuestro, que está muy lejos de ser autosuficiente, cuya economía depende en grado extremadamente fuerte de su comercio exterior, que ha sido objeto de un virtual bloqueo económico, que lo ha privado súbitamente de un gran porcentaje de los recursos necesarios para importar alimentos, materias primas industriales y bienes de capital y que ha sido agredido económica y políticamente por el imperialismo con la finalidad de estrangular su economía y de derribar el Gobierno Popular que tengo la honra de dirigir. Si hemos podido superar tales intentos y agresiones, ello se debe al sólido apoyo de la clase obrera y campesina, que derrotó la subversión interna -alentada y ayudada desde el exterior-, a la solidez de nuestras instituciones democráticas y a la lealtad republicana y constitucional de nuestras Fuerzas Armadas. En las recientes elecciones parlamentarias, mi Gobierno recibió un estimulante respaldo político del pueblo que consolidó notablemente la situación y despejó muchos de los obstáculos que enfrentamos.

Deseo hacerle presente que nos sentimos muy alentados por la auspiciosa evolución experimentada por muchos países latinoamericanos en sus posiciones políticas y económicas ante la dependencia exterior del imperialismo, que obedece a una conciencia revolucionaria y nacionalista cada día más extendida y profunda, que se ha manifestado últimamente en la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Panamá, en los recientes torneos de la Comisión de Coordinación Latinoamericana (CECLA) en México, y de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL) en Quito, y en la Tercera Asamblea Ordinaria de la OEA, en los cuales se reflejó el consenso latinoamericano en defensa de la soberanía sobre los recursos naturales y de solidaridad con Chile ante la agresión de las compañías transnacionales.

Termina Ud. su comunicación destacando que su Gobierno no omitirá esfuerzos para que se fortalezca la amistad entre China y Chile. Junto con expresarle por ello mi profundo reconocimiento, quiero manifestarle que esa actitud será correspondida por mi Gobierno con el máximo de voluntad y en toda la medida de sus fuerzas.

Dicha cooperación la seguiremos impulsando y buscando en la esfera bilateral -para lo cual confiamos en la comprensión de los dirigentes de la República Popular China- sobre las realidades tan particulares de este momento histórico que atraviesa Chile. También aspiramos a vigorizarla en las Naciones Unidas y en otros foros multilaterales, particularmente en lo que atañe a la acción para vencer el subdesarrollo de los países del Tercer Mundo. Hasta ahora hemos coincidido en lo esencial de esa lucha y estamos seguros seguiremos haciéndolo.

Le envío esta carta con el Embajador de Chile en Pekín, señor Armando Uribe, quien presentará el testimonio de mi más alta consideración y personal aprecio.

Le saluda con el mayor afecto, su amigo

 

Salvador Allende Gossens

Presidente de la República de Chile

Santiago, 30 de abril de 1973