Salvador Allende

Palabras pronunciadas en la conmemoración del 195° Aniversario del nacimiento del General Bernardo O’Higgins R.


Pronunciado: El 20 de agosto de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 10 de febrero de 2016.


Pueblo de Chillán:

Señor General Washington Carrasco, Jefe de la División:

Señor Coronel Guillermo Toro, Comandante del Regimiento Montaña de Chillán:

Autoridades civiles, militares y de Carabineros:

Soldados de la Patria:

Vivir con el recuerdo agradecido, es necesaria virtud de los pueblos. Por eso vengo aquí, a rendir el homenaje al Padre de la Patria, a quien nos diera perfil de país y contenido de nación.

Traigo, no solo la palabra del Gobierno y la mía de Presidente, sino que sé que interpreto al hombre de Chile, a sus mujeres y a sus niños, al pueblo, para estar aquí simbólicamente junto al monumento que se levanta en recuerdo del mejor de los chilenos.

Hace 195 años un niño respiró este aire, miró estas montañas que circundan la tierra y pisó el suelo fértil de esta región.

Era un bastardo y es hijo legítimo de la inmortalidad y de la historia. No tuvo la infancia de otros niños. No supo de la ternura permanente de la madre ni de su tibio cariño. No conoció la estampa de su padre. Fue joven antes de ser niño y hombre antes de ser joven.

Guiado por mano lejana y dura abandonó su hogar. Estudió en Chillan y en Talca. Fue llevado a Lima y en el más caro y aristocrático colegio tuvo, una vez más, que sufrir la incomprensión, porque era un huérfano con padres vivos. Siempre dirigido por el distante ser que lo engendrara, parte a Europa y allí va jalonando con esfuerzo y sacrificio, su educación.

Conoce a Francisco Miranda, el caraqueño ilustre de las ideas avanzadas que fuera soldado en Estados Unidos y en Francia y que creara el Centro de Racionalistas, base posterior de las Logias Lautarinas, que lucharan por la independencia de América Latina.

Hay que destacar la importancia de Miranda en la formación de O'Higgins. Y este se expresa así, en carta dirigida a Juan Mackenna: “No puedo ocultar, sin embargo, cuan doloroso habría sido para mí el yacer impotente tras las rejas de los calabozos de Lima, sin haber podido hacer un sólo esfuerzo por la libertad de mi Patria, objeto esencial de mi pensamiento y que ocupaba el primer anhelo de mi alma, desde que en el año 1798 me lo inspirara el General Miranda”.

Por eso hay que destacar la influencia que tuvo en él, el cenáculo en que participara siendo tan joven. Y por él pasaron el Cura Madariaga, Nariño, Caro, San Martín, Alvear, Zapiola, Silabert, Andrés Bello y Simón Bolívar.

Su progenitor quiso que trabajara la tierra, sin embargo, su inquietud intelectual lo llevó por otros caminos.

El Imperio Español entra en crisis. Después de más de dos siglos de sistema colonial, se remece golpeado por sus propias contradicciones. La metrópolis se estrella con las colonias.

La necesidad histórica es romper las ligaduras, conquistar la liberación, construir la Patria digna, independiente y soberana. Y a esa gran tarea se consagre el hijo de la Historia de la Patria, Bernardo Riquelme, que al pisar su tierra, se llama ahora Bernardo O'Higgins Riquelme. (Aplausos).

¿Qué encuentra en su tierra? Crisis del reino. El imperio es sacudido por el ansia libertaria de los pueblos. O'Higgins, que tuviera vocación de labrador, vuelve a la tierra, pero rechaza la paz y busca la lucha. Cambia el arado por el sable y empieza en él la dura vida del combatiente, que llega a ser soldado y General.

Por eso, Miguel Luis Amunátegui señala que en esa época sobraban lo dedos de las manos para contar a los que tenían un pensamiento avanzado y se atrevían a ser consecuentes con ese pensamiento y a vivir de acuerdo a sus ideas. Entre ellos estaba Bernardo O'Higgins. Es por eso que es un promotor de nuestra independencia hasta septiembre de 1810, para transformarse después en actor principal de la lucha emancipadora.

Es combatido, es odiado, pero siempre mantúvose en el pueblo y en sus grandes ideales de construir la Patria chilena, en dimensión de libertad y soberanía.

La lucha de los patriotas trae, como consecuencia, medidas que castigan a nuestro país. Se prohíbe que se le venda azúcar desde Perú o que se compre trigo de nuestras tierras. Es el bloqueo económico que impone el Virrey del Perú.

Más que eso, se recurre por primera vez a la violencia, en el Motín de Figueroa, el año 1811, el que es sofocado por los patriotas y disuelta la Real Audiencia, que estaba coludida con los que habían promovido el motín.

O'Higgins, el año 1811, va al Congreso Nacional. Ya a esa altura de su vida y de Chile, no está solo. Los Carrera, Manuel Rodríguez, bregan también con tesón patriótico por un Chile distinto y mejor. Sabe el General que la fuerza contra revolucionaria y el desastre de Rancagua convierte al hombre en héroe y al soldado, en valiente conductor de sus tropas.

Mientras Carrera va a Estados Unidos, O'Higgins va a Argentina a fin de encontrar allí el apoyo necesario para retornar a la patria. Con visión que fortalece después, comprende que la emancipación de los pueblos de este continente, requería un esfuerzo solidario y común; que era indispensable que Argentina lograra su liberación para afianzar la de Chile, como era necesario hacer la libertad del Perú para afianzar la del continente, por la cual luchaban con tesón otros hombres, de perfiles de historia como Bolívar, el más ejemplar de ellos.

Por eso, sabe perfectamente bien lo que representa el Ejército Libertador. Y el macizo Andino no es obstáculo, ni el sacrificio impide que lleguen las tropas que han de izar en el mástil de la historia, la epopeya libertaria de nuestro país.

Chacabuco se produce el 12 de febrero de 1817.

Pero antes, y como siempre, tres días antes los contra revolucionarios habían expresado ‐en lo que la historia conoce como el “Acta de la traición”‐ su pensamiento contrario a los verdaderos patriotas.

Y firmaron un documento oprobioso que decía que ellos expresaban su íntima y decidida adhesión a Fernando VII y que estaban prontos y resueltos a defender los sagrados derechos del rey y castigar, como era justo, la osadía y orgullo de los insurgentes de la otra banda. Se referían a los patriotas que organizaban en Mendoza la expedición que encabezarían O'Higgins y San Martín.

Hago este recuerdo para que se comprenda las dificultades de la lucha, que encontraba la resistencia de malos chilenos que preferían seguir sometidos al imperio español, prácticamente dueños de su tierra y su destino.

Pero ahí está O'Higgins. Y en el acta de liberación de Chile expresa que será un país libre de tomar el Gobierno que estime conveniente. De nuevo el soldado sabe lo que es Cancha Rayada y Maipú, el 5 de abril de 1818. Allí, generosamente, le dice a San Martín: “Gloria al Salvador de Chile”. Y San Martín le contesta: “General, Chile no olvidará el sacrificio que hace el ilustre inválido, al presentarse herido en el campo de batalla”. Así fue O'Higgins. Valiente entre los valientes.

Por eso, cuando San Martín supo de su muerte, en Europa, expresó que no había conocido un soldado más valeroso que Bernardo O'Higgins Riquelme.

El perfil y el contenido de su vida y su epopeya hacen de él, el Libertador.

Y por eso escribió: “Ahora, aunque venga la muerte, me encuentro contento y feliz. Porque he vivido lo necesario para haber cumplido el más grande objetivo de todos mis actos: ya vuelvo a tener una Patria y he vengado sus agravios”. He ahí el Libertador. ¿Qué pensaba el revolucionario? Juzgaba a una clase social de su época, egoísta, con estas palabras: “Detesto por naturaleza a la aristocracia y la adorada igualdad es mi ídolo”. Era hombre del pueblo y quería al pueblo. Y sabía que es el pueblo el actor de la historia. Pero hay hombres que son el pueblo hecho hombre y en el caso de O'Higgins fue el pueblo hecho Patria y el pueblo hecho historia. (Aplausos).

Por eso, revolucionario para su época, elimina el escudo de armas y de nobleza. Crea la Legión del Mérito para premiar virtudes civiles, y militares, sin considerar el ancestro del agraciado.

Pone atajo al pensamiento retrogrado del conservantismo e intenta suprimir los mayorazgos.

Pero hay más, es el constructor de la República. Y por ello le da forma a nuestra nación en lo económico, en lo jurídico y en lo político.

Sabe de la tarea de edificar un país. Y se esfuerza en obras públicas esenciales. Pero tiene unavisión muy amplia del futuro y por eso, como lo recordara el Coronel Toro, mira siempre hacia

la zona austral, a Magallanes. Quizás más allá del estrecho, a la Antártida.

Pero si es grande el Libertador, el Constructor de la República y el revolucionario, hay que destacar la visión trascendente que tuvo de lo que debía ser América Latina, como continente dueño de su propio porvenir. Ver el esfuerzo increíble, la preocupación diaria que tuviera, el sacrificio de horas y de minutos para hacer posible la Expedición Libertadora del Perú. Tarea que lo consagra como un hombre que, más allá de las fronteras, escribe junto a Bolívar, a Sucre y a San Martín, el derecho a ser, no sólo el Padre de la Patria chilena, sino los Padres dela Patria común Latinoamericana.

Por ello, es que hace el milagro de equipar una Armada Libertadora que comanda Cochrane, que tenía 36 naves, 29 cañones y 7.000 soldados. Hay historiadores que aseguran que esa armada era más poderosa que la que era la de los Estados Unidos en ese entonces.

El pueblo de Chile debe comprender la grande y magna tarea de O'Higgins, al hacer posible laEscuadra Libertadora del Perú. Mitre, soldado y estadista argentino, se expresa de esta manera: “La bandera de Chile cubría la expedición libertadora. Con su responsabilidad nacional había concurrido a ella con la decisión de su pueblo y su Gobierno. Con su escuadra, su tesoro, y la recluta de tripulantes y soldados. Ninguna de las naciones nacientes republicanas había hecho un esfuerzo relativamente tan gigantesco, en pro de la emancipación de nuestra América. Es gloria de Chile el haberlo realizado. Es gloria de Chile, que hizo posible el genio creador de Bernardo O'Higgins”. (Aplausos).

Por eso, cuando la incomprensión lo aleja de su tierra y de su patria, escribió desde el destierro: “Yo debía encanecer a cada instante en esos días. Solo la futura suerte de Chile y de América podían sostener mi corazón y mi espíritu. Quien no se ha visto, en semejante circunstancias no sabe lo que es mandar la patria y la tierra.”

Desde niño, desde joven, desde hombre, desde que fuera labrador, diputado y soldado, siempre la visión de esta tierra, que tuviera los marcos de un país con vida propia y con derecho a su futuro.

He querido en esta hora de Chile, traer mi palabra para decirle al pueblo ‐una vez más, como se funda, se hace y se forja el espíritu de una nación. Como se requiere la magnitud del coraje, del sacrificio y del desprendimiento de O'Higgins.

Cómo los pueblos se agigantan en las horas duras y como la responsabilidad es más fuerte, cuando está de por medio el destino de aquello que nos pertenece a todos, que es Chile y su futuro. De allí que hagamos bien, cada año, en concurrir a este sitio y recordar a Bernardo O'Higgins Riquelme; que los niños aprendan a leer en la historia de su vida; que los campesinos recuerden a uno de los suyos; que los que luchan en la vida pública no olviden al visionario, al constructor, al estadista; que los revolucionarios comprendan la pasión que tuvo, y que la revolución implica entrega y sacrificio; que los soldados no olviden jamás quien hizo posible que hoy día vistan orgullosos el uniforme de la patria y recuerden al General Inmortal.

He dicho.