Salvador Allende

Discurso ante la asamblea de trabajadores de la industria textil ex-Sumar


Pronunciado: El 22 de enero de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 5 de febrero de 2016.


En primer lugar, quiero darles una excusa, ya que tuve que despachar asuntos urgentes que me impidieron, como era mi deseo, llegar aquí a las 6 de la tarde.

Desde luego, un periodista, al llegar esta mañana a La Moneda, me manifestó que me había estado esperando en la mañana de hoy en esta industria. Le dije que no podía ser, porque fui claro el día viernes, cuando acordamos reunirnos hoy en la tarde.

Uno de los puntos básicos que acordamos, y que determiné que debía ser así -apelando a la conciencia de ustedes-, es que no habrá más asambleas ni reuniones en las horas de trabajo.

¡Así que ésta es la última! ¡Aprovéchenla!

Además es la primera vez que un Presidente viene a una asamblea como ésta. No será la última a la que yo asista, pero no en horas de trabajo. No quiero hacer un discurso; así que les propongo un método. Yo les informo. Ustedes me preguntan.

¿Han leído los diarios ustedes? ¿Leyeron lo que dije el sábado? ¿Les gustó?

Le conté al país todo lo que había aprendido acá. Lo bueno y lo malo. Ahora va a ser lo mismo, porque hay una serie de periodistas nacionales y extranjeros. Me alegro mucho que así sea.

Que se queden, sobre todo, los periodistas, para que informen en su Patria, y digan que en este país hay una auténtica democracia; otros países que hablan tanto de democracia que no tienen.

Compañeros, vine a esta industria, no como alguien dijo por ahí, con motivos electorales. Al contrario, estaba programada la visita de un candidato de la Unidad Popular, compañero y amigo mío, jefe de mi partido, el senador Altamirano. Cuando supo que yo estaba en la industria, voluntariamente no vino, para que nadie pudiera imaginarse que venía a apoyar determinada candidatura.

Tengo demasiado respeto por ustedes camaradas, y por mí. Además ustedes saben que hemos cambiado un poco el estilo del Gobierno. Hemos llevado el Gobierno a diversas partes de Chile. He estado varios días como Presidente, en diversas provincias: Valparaíso, Concepción, Antofagasta. Pensaba ir en agosto del año pasado a Cautín.

Después, en octubre, no pude hacerlo, por el paro. Es probable que vaya la próxima semana a esa provincia, para estar unos días, porque me interesa profundamente ver de cerca, qué se ha hecho y no se ha hecho en beneficio de la raza araucana, de los aborígenes.

Vine a esta industria, porque resulta que es una de las más importantes, y porque antes estuve en otra empresa, la ex-Yarur, así como he visitado diversas empresas aunque no textiles.

Vine porque me interesa saber lo que pensaban ustedes. Informarse de cómo andaba la empresa ex-Sumar, en sus relaciones entre sus directivos, administrativos y el personal; la situación económica financiera, los planes de expansión, sus dificultades, los errores cometidos, el balance del año 72, comparado con el 71 y los anteriores. En resumen, estar aquí trabajando, para imponerme, dentro de las posibilidades de 15 horas, de la forma más amplia del trabajo total de la industria.

Cité a los miembros del Comité Sectorial Textil de la CORFO y también al Secretario Ejecutivo de la Comisión de Comercio Exterior, llamado SEREX, cuya función es muy importante, ya que es la primera en nuestro país que hace un presupuesto para establecer las prioridades, las necesidades esenciales, y el desarrollo económico, sobre bases posibles, tomando en cuenta las dificultades de carencia de divisas que tenemos.

 

Se requiere la acción de los trabajadores

Estuve jueves y viernes, y pude apreciar aspectos positivos, y aspectos negativos. Aquí no hay participación directa de los trabajadores ¡grave error! Hay que subsanarlo. Tiene que existir participación directa de los trabajadores en el Comité de Dirección de la Empresa; tienen que organizarse los Comités de Producción y los Comités de Vigilancia.

Son ustedes mismos los que tienen que preocuparse de luchar, de obtener a la brevedad posible, que haya esa participación porque esa es la característica del Gobierno de los Trabajadores; si ustedes forman parte del Gobierno, son la base de él, este es un Gobierno de los Trabajadores y están presentes los trabajadores desde el Ministerio, yo diría desde la Presidencia, porque soy militante de un partido de clase y soy un trabajador por el hecho de ser un profesional también. Cuando nosotros hablamos de trabajar, hablamos de técnicos, obreros, campesinos, profesionales, pequeños comerciantes, industriales; es decir, de la gente que vive de su esfuerzo, la que no vive explotando a otro. ¡Eso entendemos por trabajar!

Este es un Gobierno de los Trabajadores, y para que este proceso sea irreversible, para que no pueda volver atrás, para que las conquistas alcanzadas se mantengan, para que avancemos, se requiere la acción de los trabajadores, fundamentalmente, esencialmente en el campo político y en el campo económico.

Por eso en las industrias estatizadas, frente al patrón particular de ayer, la dirección de ella tiene que estar en manos de los trabajadores. Los Comités de Producción tienen como base esencial el hacer que cada compañero y cada compañera que trabaja en una sección A, B, o C, sepa cuál es la tarea que debe cumplir él y el conjunto de los que trabajan en esa sección.

Dentro del plan, que debe ser discutido, analizado, criticado también deben tener reuniones, de distintos sectores y reuniones conjuntas los días domingos o el sábado en la tarde, o el sábado en la mañana si no trabajan. ¿Oyeron bien? Caramba, que penoso es oír decir, que cuando se citan a Asamblea para estudiar los planes de la empresa no concurren muchos compañeros o compañeras. Esto demuestra poca conciencia política. Resulta que todo este proceso de cambios de Chile para abrir caminos a una sociedad distinta ¿descansa en qué? En los trabajadores, en la producción, en la productividad.

El obrero que participa, entiende que antes era una máquina más o menos que una máquina.

Hoy es un ser humano que se da cuenta de que esta empresa le pertenece a él, porque es del pueblo de Chile y él forma parte del pueblo. Aquí se trata de cuidar su vida, mejorar sus condiciones de existencia, aumentando los beneficios sociales; pero se trata, esencialmente, de cuidar la empresa, la maquinaria; de tener preocupación por todo lo que sea un factor que permita aumentar la producción; y hay que ahorrar. Esa conciencia sólo se puede tener, sólo se puede alcanzar, cuando se participa, se interviene, cuando se tienen los antecedentes para poder juzgar, analizar y criticar. Los Comités de Vigilancia no tienen el carácter de un comité de delación. Como consecuencia de las características anteriores, muchas veces a los patrones no les interesaba descubrir fraudes, porque resulta que tolerando eso, ellos podían hacer un fraude mayor, cuando sacaban gran parte de la producción sin facturar. Había una especie de complicidad tácita, entre los obreros u obreras -son lo menos, por cierto-, que sacaban géneros escondidos, y el patrón que también sacaba -por lo menos a espaldas del Gobierno-, gran cantidad de la producción de las fábricas.

Hoy se me ha informado que se han descubierto 900 y tantos metros de género, que iban a ser sacados de esta fábrica. ¡Ese es un robo, en castellano claro! ¡un robo! Los Comités de Vigilancia deben estar para eso, fundamentalmente. Caramba, qué penoso es pensar que hay obreras u obreros que puedan robarle a una empresa del Estado, a su propia industria, ¡a la empresa que ahora es de ustedes!

¡Qué doloroso es imaginarse que hay gente que no tiene conciencia de clase! Cuando un país es atacado desde dentro y desde fuera, cuando se utilizan todos los métodos y procedimientos para impedir el avance del movimiento popular. Hay todavía trabajadores que no entienden su responsabilidad. ¡Ellos no merecen el nombre de trabajadores! ¡No deben merecer la consideración de ustedes, sino el castigo y el desprecio de ustedes, camaradas! En esta empresa había lacras en lo moral, en lo administrativo; el nivel tecnológico de los técnicos, seguramente era eficiente; pero la preparación de los trabajadores, la posibilidad de aceptar las sugerencias, de admitir que un obrero pueda en determinadas circunstancias tener más capacidad creadora que un profesional, no era reconocido.

Por ello quiero destacar dos cosas muy positivas.

 

Que den el ejemplo en el cumplimiento de sus obligaciones

Cuando fui a la Maestranza y me dijo un compañero “‘Estamos haciendo ahora aquí el 51% de los repuestos que antes importábamos”. Uno piensa, “¡qué bien!” “Estos compañeros comprenden que el gran problema de Chile es la falta de divisas”. Que lo que están haciendo significa un gran beneficio para esta empresa, pero también para Chile; y que si esto se hace en el resto de las otras empresas, nosotros podremos ahorrar muchos millones de dólares.

Chile debe importar, seguramente y -excúsenme, no les puedo dar la cifra exacta-, pero creo que debe importar sobre 80 o más millones de dólares al año en repuestos, sin tomar en cuenta la Gran Minería de Cobre; entonces estamos desperdiciando la capacidad de los chilenos, estamos llevando el viejo camino del menor esfuerzo y gastando los dólares que necesitamos, cuando nuestros obreros en las Maestranzas y en las fundiciones pueden y deben hacer los repuestos, y hay que ayudarlos para que se preparen técnicamente. Cuando el compañero me dijo: “Ahora el 51%, y con poco esfuerzo el 49% restante podremos hacerlo nosotros”, es decir, que sólo tendremos que importar el 3%, una gran alegría, me produjo una profunda satisfacción y lo hice público el sábado; parte positiva ¡extraordinariamente positiva!

Cuando me llevaron a ver los repuestos plásticos y oí hablar a un compañero trabajador con una claridad extraordinaria, con una gran sencillez, enseñándome lo que se estaba haciendo, lo que se ha hecho, dándome los precios de lo que valían los repuestos afuera y lo que habían ahorrado; cuando me planteó que recuperaban la cantidad inicial con que habían partido -porque resulta que los recortes o repuestos que no sirven, los vuelven a utilizar, el plástico se sigue aprovechando-, cuando de esos 4 compañeros sencillos, corrientes, pero con un orgullo interno, por haber hecho algo de progreso, comprendí que eso había nacido de la voluntad de los trabajadores, me sentí aún más orgulloso, compañeros.

Recordé que hace 3 meses, creé la Orden al Mérito del Trabajo “‘Manuel Rodríguez”. Le puse el nombre del guerrillero chileno, del guerrillero maravilloso en lucha de la Independencia, que aparecía en la montaña, en el litoral, en Santiago o en las ciudades cercanas; el que ponía en jaque a los españoles; el que tenía aptitudes heroicas; el hombre del pueblo. En este Gobierno vamos a condecorar con la Orden al Mérito del Trabajo a los obreros que se distingan; les daremos un estímulo moral, y un estímulo material y en esta industria hay trabajadores que llevarán en su pecho, la orden de “Manuel Rodríguez”, camaradas.

Me pude dar cuenta, siempre sobre la base de la falta de relación directa, de contacto, de conocimientos entre la administración y el trabajador, que algunas compañeras hacían críticas que creo son justas, cuando sostenían que alguna gente que recién entraba sacaba un estímulo mayor. Hay compañeras que llevan aquí 15 y 20 años de trabajo. Hay que comprender que no pueden dejarse al azar, el hecho de que una persona que entra o entró hace meses -diez meses- pueda -porque le tocó una mejor máquina o una tela, o el hilo más grueso o más delgado- sacar más estímulo que una compañera que está aquí quince o veinte años.

Como me di cuenta de que había una repulsa a la gente que no trabaja bien, y que recibe sus emolumentos como si trabajara bien. Eso es muy bueno que lo hayan dicho. ¡No pueden los flojos vivir a expensas del que cumpla su trabajo, ni pueden ser premiados los que no cumplen bien sus obligaciones! ¡No puede haber apellido político que defienda al incapaz en una empresa del Estado!

¡El carnet del Partido no da ni capacidad ni honradez! ¡Hay que ganarse el derecho a ser respetado por el pueblo!

Lo he dicho públicamente y lo repetiré hasta la saciedad. Son los militantes que se dicen revolucionarios, son los militantes de la Unidad Popular, los que tienen mayor obligación y mayor responsabilidad. En el caso concreto mío, reclamo de mis compañeros de partido los socialistas, que den el ejemplo de cumplimiento de sus obligaciones, dedicación al trabajo, capacidad de estudio.

Entonces sí que se prestigiará el partido Socialista y se va a prestigiar también la Unidad Popular, cuando cada militante de la Unidad Popular, sea el mejor trabajador, el buen trabajador y el buen compañero. De la misma manera que respetamos el derecho a pensar, a discrepar del gobierno, a tener una tienda política distinta a la de la Unidad Popular.

Aquellos que no militan en la Unidad Popu1ar, tengan la seguridad que no van a ser ni molestados ni perseguidos, pero al mismo tiempo, también ellos tienen la obligación de no hacer política a escondidas, no estar criticando injustamente, no sembrar la duda, y no tratar de crear dificultades artificiales.

Respetamos su ideario político, siempre que actúen limpiamente y hagan política donde deben hacerlo y no una política partidaria dentro de la empresa.

En el caso de los dirigentes de los empleados, tienen derecho a venir o no venir, pero yo les estuve viendo. Ellos participaron. Hay un compañero. Debió haber estado toda la directiva porque es importante. No todos los días viene aquí el Compañero Presidente. Sobre todo, aquellos que tienen una posición política distinta y saben que nunca vino un Presidente del color político de ellos a conversar con los trabajadores.

 

Persiste la tendencia economicista

Me ha impresionado bastante, el saber que esta empresa tiene fuertes compromisos financieros con los bancos: 164 millones de escudos. Me ha impresionado mucho saber que esta empresa tuvo una utilidad del año 71, de 81 millones de escudos, en circunstancias de que había tenido 14 millones de escudos en manos de los propietarios privados, señores Sumar. Me ha impresionado más aun saber que en el ejercicio de este año esta empresa ha tenido una pérdida de 132 millones de escudos.

Creo que estas cifras también les impresionan a Uds. Debían haberlas conocido, tenían la obligación de estar informados y más que eso; preguntarse, ¿por qué ha pasado esto? Hay diversos factores: no ha habido aumento de la producción; se ha mantenido. En el caso del algodón los niveles son iguales que antes; hay mayor número de trabajadores. Lógico es que hubieran aumentado la producción. ¿Qué acaso no había telares en que pudieran trabajar?

Entonces no debió de haberse contratado más personal; está bien que se contrate más personal, cuando una sección que tiene planes de expansión requiera más gente, pero no pueden recargarse los gastos en los costos de producción, contratando más personal del que se necesita.

Otro factor que indiscutiblemente ha intervenido en esto -y eso no es culpa de la empresa-, es que no hubo una fijación de precios oportuna o justa; esto da para discutirlo largamente.

En un país socialista, el problema de los precios está en relación con aspectos muy diferentes de lo que ocurre en un país capitalista. Chile, compañeros trabajadores, es un país capitalista.

Los trabajadores han conquistado su parte del poder del Estado: el Gobierno. Pero hay tres poderes del Estado dentro de la concepción capitalista: el Congreso, el Poder Judicial, el Ejecutivo o el Gobierno.

Los trabajadores en Chile han conquistado una parte del Gobierno. Pero tenemos una gran minoría en el Congreso, y el Poder Judicial es independiente. Estamos obligados a respetar los fallos judiciales, y al mismo tiempo tenemos la obligación de decir: “Bueno, este fallo me sorprende”. O poder decir: “Las leyes chilenas en el caso del Código Civil, tienen más de cien años y supongo que en cien años habrá pasado algo en el mundo, y habrán cambiado muchas concepciones de la propiedad, de las relaciones sociales, de los derechos de la gente”.

Hoy por ejemplo, salen en “El Mercurio” un fallo que declara reo a un excelente ingeniero economista, ex Director de DIRINCO: el compañero Alberto Martínez. El titular del diario dice: “Por falsificación de documento público”. La persona que no lee todo lo que ahí se dice y lee el titular, ¿qué pensará? Que Alberto Martínez ha falsificado documentos para echarse plata al bolsillo. ¡No compañeros! Se le acusa y se le condena porque dijo que había una huelga en Tomé y que había que requisar la industria, porque estaba disminuida la producción. Dice que no había huelga, que lo que había era una toma. El hecho es que no había producción. No estaban trabajando los operarios. Resulta que Alberto Martínez, el Director de DIRINCO, le preguntó al Ministro de Economía y me preguntaron a mí. Yo dije que debía requisarse esa empresa; ahora ese hombre está condenado a la cárcel. No hay una concepción social de los hechos que están ocurriendo en este país.

Nosotros defenderemos, por todos los medios, al compañero Martínez, que es un honesto profesional, un distinguido profesional y que por último, no actuó independientemente, sino siguiendo una política del Gobierno. Moralmente debían condenarme a mí.

En esta empresa, como en todas las empresas, todavía persiste la tendencia economista. El luchar por los sueldos, salarios de esta empresa, sin mirar más allá; estoy seguro que muchos de ustedes están muy interesados, para saber qué voy a decir sobre el Pliego. Se van a llevar un gran chasco. ¿A ver qué va a decir el compañero Allende? ¿Cuánto nos van a subir: 40, 60 u 80? ¡200! ¡Están equivocados compañeros! Están equivocados. Aquí vamos a conversar.

Compañeras y compañeros, ustedes ignoran que en esta empresa hubo el año pasado un aumento de salario. Fue su primera parte de -el alza del costo de la vida fue de 22%- un 60%; después vinieron las disposiciones del Gobierno, del 100%. Total: 400 y tantos por ciento.

¿Cuánto significa esto en el costo de producción? ¿Cuándo es el gasto de salarios y sueldos en el costo de la producción? Eso deberían saberlo los trabajadores y tienen que saber que hay otros compañeros que no recibieron el 60%, sino el 22%. Tienen que saber algo muy sencillo de entender, compañeros: no sacamos nada con hacer caminar la fábrica en billetes, porque de seguir así este país, vamos a tener que comprar maquinarias para hacer billetes.

Esto no puede ser, tienen que entenderlo ustedes, tienen que reaccionar, compañeros. Los sueldos y salarios de acuerdo con la producción de la empresa y la productividad, Además de los estímulos morales para los compañeros que, como dije hace un instante, han creado con su imaginación medios para fabricar repuestos y ahorrarle dólares a la empresa y al país.

Pero la remuneración debe de estar en relación con la producción y seguida con la productividad. En el mundo socialista hay dos principios. Uno: a cada cual según su capacidad, que es la etapa primera. Gana más el más capaz, el más idóneo y el que produce más. La segunda etapa socialista es: a cada cual según su necesidad.

Esto es una etapa superior muy difícil de alcanzar, no es fácil de alcanzar. Porque, por ejemplo, si se para Sumar, es importante -aquí entre empleados y obreros-, más de cuatro mil personas.

La producción de esta empresa es muy importante. Si se para una fábrica de helados, es mucho menos importante. Si para una fábrica de alfileres, tampoco tiene importancia. Pero si se para el cobre, es mucho más importante que Sumar.

 

Explico los problemas

La capacidad de presión está en relación con lo que producen las empresas. Si el cobre en Chile, produce el 70 por ciento de las divisas y el 2 por ciento de Presupuesto Fiscal, de cada 100 escudos que se gastan, 26 los produce el cobre. De cada 100 dólares que se gastan, 70, 71 los produce el cobre. Si Sumar está tres meses en huelga, perdemos 5 millones 300 mil metros de telas.

Sí está en huelga el cobre por tres meses, se nos quiebra el país, pues, compañeros. No hay Gobierno que pueda aceptar una huelga de tres meses en el cobre. No hay derecho entonces, que por ser obrero del cobre se deba aceptar todo lo que ellos quieran. No hay derecho tampoco, de aceptar que pare Sumar, porque es una industria más importante que una fábrica de botones.

Los obreros, los trabajadores, tienen que entender que es distinto un gobierno popular, del cual forman parte principalmente, a un gobierno capitalista, con empresas monopólicas privadas. Los trabajadores, tienen que entender que los procesos revolucionarios representan esfuerzo y sacrificio para que la gente que hace la revolución, y que en otros países que no tienen las condiciones nuestras, la gente hizo la revolución con las armas en la mano arriesgando su vida. Aquí mucha gente puso un votito, Allende, y listo. Hay algunos que no han puesto ni siquiera Allende y son los que reclaman más.

Como el voto es secreto, quien lo va a saber, pues ¡Yo voté por el compañero Allende y ahora el compañero Allende!, bla, bla, bla… Y a lo mejor no votó por el compañero Allende. Votó por el compañero Alessandri.

Hay que entender este proceso y las dificultades que tiene.

Compañeros: Ustedes piensen que sería magnífico para un Gobierno decir, les vamos a aumentar el 200% el 300%. Le vamos a aumentar a todo el mundo. Es que no se puede, la economía de un país no lo tolera, no lo admite, no lo resiste.

Nosotros por ejemplo, el primero año, el año 71, hicimos una redistribución del ingreso en que fueron fundamentalmente beneficiados, los que menos ganaban. Hemos puesto un tope a la Administración Pública. Nunca antes un Gobierno puso tope a los sueldos, a los grandes sueldos. Antes los trabajadores tenían el 51% de la renta nacional.

En dos años, del 51, se ha pasado al 64.4%. Eso ha significado menor ingreso para la otra gente. Ese es un avance increíble. Aquí había 220 mil cesantes, solamente en los sectores centro sur; porque había más cesantes y todavía los hay, pero la cesantía bajó de un 11.2% -que fue el momento cumbre- prácticamente en diciembre y en enero -en diciembre del 70 y en enero del 71- ha bajado un 3.1%. La más baja cesantía de los últimos 30 años.

Eso ha significado darle trabajo a 220 mil personas. Doscientas veinte mil personas que trabajan, significa que tienen posibilidad de comprar alimentos o ropas, los que dependen de esas 200 mil personas -se calcula término medio, tres personas por cada uno-. En total, son 660 mil personas, que antes no tenían ingresos y que ahora pueden comprar alimentos, ropa, ir a espectáculos, al teatro, etc.

El país tenía una capacidad ociosa. Aquí mismo, en la industria, que no trabajaba totalmente.

Echamos a andar la capacidad ociosa de la industria. Pero como no se producía para la capacidad ociosa del país, sino para las necesidades de un grupo, todo lo que producimos es insuficiente. Y si todavía las industrias como ésta no han aumentado su producción, por diversos factores, quiere decir, compañeros, que hay más demanda que bienes que entregar.

Hay más gente con plata para comprar lápices, pero resulta que hay un número igual de lápices. Sube el precio de los lápices, o alguno se queda sin lápiz. ¡Es lógico!

Hay cosas que no pueden desconocer los trabajadores, la alimentación, compañeros. Este país, desde hace 30, 40 años, ha comprado siempre grasa, trigo, mantequilla, carne, aceite, en gobiernos anteriores estuvo racionado el té, estuvo racionado el azúcar, la yerba mate, la carne -siempre ha habido veda- o hubo períodos en que estuvo racionada la bencina. Claro que ustedes sienten mucho más si hay racionamiento de aceite que si hay racionamiento de bencina, porque los que tienen auto son muy pocos, compañeros.

Doscientos millones de dólares se gastaban en alimentos en los últimos años antes que nosotros. En el Gobierno Popular, subimos el año 71, a cerca de 300 millones. ¿Por qué?

Porque a pesar de comprar 200 millones de dólares -óiganlo bien-, ¡200 millones de dólares en alimentos!, el 52% de los chilenos se alimentaban por debajo de lo normal.

He hecho hacer los cálculos. Si le fuéramos a dar a cada chileno lo que come de carne, por ejemplo, un hombre de un país del capitalismo industrial, tendríamos que comprar solamente en carne, cerca de 300 millones de dólares. ¡En carne!

Este año vamos a gastar, compañeros, 380 millones de dólares en alimentos, y no vamos a traer más cantidad. ¿Por qué? Porque los precios de los alimentos han subido. El trigo, por ejemplo, falta en el mundo. Nosotros tenemos que comprar 1 millón 200 mil toneladas de trigo, para que haya harina, para que haya pan, para que haya fideos. Para que puedan hacer empanadas. Entre paréntesis, las empanadas el otro día aquí, estaban más que regulares, nomás. Los porotos estaban buenos. Las empanadas estaban más o menos. Voy a darles una receta. Hay que ponerles más pino para que quede mejor la empanada. No ponerle más pino a la empanada, sino ponerle más “pino”, más gracia.

Bueno, compañeros, el caso del trigo es un ejemplo. La Unión Soviética no compraba trigo. El año pasado tuvieron sequía, y la Unión Soviética ha comprado 16 millones de toneladas de trigo. Se compró casi todo el trigo que había en venta en el mundo. Desde luego, le compró a Estados Unidos 9 millones de toneladas. y nosotros no tenemos trigo.

Si mañana no hay posibilidad de seguir dándoles pan blanco y nos vemos en la necesidad de volver al pan oscurito, dirán: “Incapacidad del Gobierno”, “¿No ven?” “Allende ¡ni trigo!” No pues, compañeros, ¡no pues! Porque en Australia, la cosecha del trigo fue pésima, porque en la Unión Soviética, con 50 años de construcción socialista, con una agricultura de gran producción, con una gran mecanización agrícola, con abonos, con todo… les jugó una mala pasada el clima. La sequía y punto. Pero repercute en nosotros.

Por suerte, Argentina tuvo una abundante cosecha de trigo y nos ha vendido una buena cantidad.

¡Carne!, la carne escasea en el mundo. Ustedes saben que Uruguay es un país que vive exportando carne. Han leído los diarios; pues, tres meses estuvo Uruguay sin comer carne. Y aquí, porque les dábamos carne cada 15 días hay un escándalo tremendo.

Prefiero que no importemos carne de vacuno. En primer lugar, hay miles de chilenos que nunca han mordido un filete ni un lomo. ¡Sí pues! ¡Pura cazuela, compañeros! Bueno, prefiero eso.

¿Por qué? Porque la ley pareja no es dura. Resulta que si hoy se pueden importar 70 millones, por ejemplo, como se iba a importar de carne de vacuno, y yo me opuse, el señor que vive en el barrio alto, que tiene bastante plata, que tiene un refrigerador, se compra en la carnicería 5, 8, 10, 15 o 20 kilos y los hace durar 15 días o un mes. Pero usted, compañera, que vive en su población, que no tiene refrigerador y que no tiene plata, ¿qué va a comprar?

Bueno, llega un momento en que tenemos que apretarnos el cinturón todos. ¡No hay carne para nadie ni para el Presidente de la República, ni para la más modesta compañera de ex-Sumar!

Y no va a pasar nada. Porque en lugar de comer carne de vacuno, comemos pescado, comemos carne de ave, comemos cerdo. Pero no podemos suprimir la carne, si acaso no hemos aumentado la producción de aves y la de cerdo, y si la gente no ha aprendido a comer pescado. Cuando hay el pescado suficiente y una buena distribución, cuando aumentamos la producción de aves, no vamos a comer carne. ¿Por qué? Porque esos 70 millones, es preferible gastarlos en compra de ganado, de tal manera, que al cabo de 3, 4 o 5 años tengamos una masa ganadera y podamos comer carne producida en Chile, y no estar gastando 100 millones de dólares. Además esa carne se la come la alta burguesía y no los trabajadores. ¡No hay carne mejor!

Aquí en Sumar he explicado estos problemas. Por ejemplo, el viernes había tres compañeras; me acuerdo muy bien, porque una de ellas estaba muy bien peinada, y le pregunté si habían subido a los precios en la peluquería; me dijo que no mucho. He pedido que no quiten los cosméticos, porque a la hora que no hay cosméticos, las mujeres se van a enojar conmigo, pues, y aunque hay muchas mujeres que no los necesitan y se ven bastante buenas mozas sin ellos, la costumbre prima, compañeros. También es importante esto, porque se crea un problema psicológico: “El Gobierno no va a dar plata y no va a ver rímel, no va a haber crema, no va a haber rouge”. Entonces, las mujeres, si compraban antes un pomo de crema, ahora compran 4, compran 5, y la que tiene plata compra 15, o la que compraba antes un tubito de rímel, se compra 10 tubos. ¡No hay capacidad de producción!, y van acumulando en sus casas estos productos.

Lo mismo pasa con los alimentos, compañeros. Lo mismo pasa con los medicamentos. El año pasado, dijeron que iban a faltar los medicamentos en Chile y la gente hacía cola en las farmacias. Tuvimos que hacer una gran campaña. Demostrar que no faltaban esos medicamentos; aumentar los turnos en Laboratorios Chile; demostrar que la aspirina, el mejoral, el aliviol, son todos una misma cosa. Tienen distintos nombres pero es la misma droga.

Cuesta derrotar ese clima psicológico que hace que la gente salga desesperada a comprar algo, cuando le dicen que va a faltar. Pero, ¿qué pasa con los cigarrillos? Ha aumentado un 26% su producción, y no hay cigarrillos.

El otro día me decía un compañero que en vez de regalarle un anillo a su compañera, mejor le regalaba un cigarrillo. Todo esto nos demuestra que son muchas desventajas del régimen capitalista.

En la versión que viene en “El Mercurio” -hace bastante tiempo-, dijeron que yo había dicho que teníamos todas las ventajas del capitalismo y ninguna del socialismo. Dije lo contrario, que teníamos todas las desventajas del régimen capitalista y ninguna ventaja del socialismo; estamos colocados al medio compañeros, estamos hechos sándwich; estamos caminando hacia el Socialismo, pero tenemos que caminar lentamente, porque tenemos oposición, porque tenemos un Congreso en que no tenemos mayoría, porque nos han desfinanciado el presupuesto, porque no nos dictan las leyes que nosotros pedimos. Legislar sobre el Delito Económico es muy importante. ¿Por qué? Porque si se encuentra hoy a una persona que acapara, lo único que puede hacer DIRINCO es vender al precio corriente o normal la mercancía acaparada.

Conversé con tres compañeras, como les decía; una de ellas estaba muy bien peinada, por eso le hice una broma, y les dije: claro, hay que organizarse en el mercado negro. ¡Son cuentos compañeros! Mire los cuentecitos, compañeros, en dos meses 370 toneladas de carne -son 370 mil kilos- abarrotes 570 toneladas; vinos y licores, 500 mil litros. ¡Puchas que deben de estar enojados algunos de Uds.!

500 mil litros de vino acaparado; por lo visto alguna garganta privilegiada; cemento 11.800 bolsas de cemento; como para construir todo un Sumar; ¡no sé! A propósito, les voy a decir una cosita, ya que este país tiene una garganta privilegiada. ¿Saben Uds. cuál es la enfermedad más seria que hay en Chile?

No es la tuberculosis, no es la sífilis -que ya ha desaparecido en gran parte-, no son las enfermedades venéreas -que ya han disminuido mucho-; la enfermedad más seria es el alcoholismo crónico, ¡óiganlo bien! ¡alcoholismo crónico!

En Chile hay 300 mil alcohólicos crónicos y 800 mil bebedores exagerados. Tomen nota; así que dentro de poco tiempo más voy a racionar el consumo del alcohol. ¿Qué porcentaje de ausentismo del día lunes hay porque el compañero amanece con el “cuerpo malo”? ¿Cómo rinde menos un obrero que ha estado tomando? Hablo de un obrero, porque en realidad las mujeres beben mucho menos, por suerte; porque no hay nada más repugnante. Además, la mujer es la que más sufre cuando el marido es un bebedor exagerado; mal genio, no cumple, se gasta la plata en tomar, no cumple como marido. Lo que les digo es científico. Además, es muy grave, porque un alcohólico crónico engendra hijos enfermos, tarados, epilépticos, retrasados mentales. ¿Qué culpa tiene la mujer de estar engendrando por culpa del marido un hijo anormal? Estoy esperando que madure un poco más la conciencia de este país y vamos a hacer la más grande campaña; claro que para eso no sólo hay que sancionar a la gente; el alcoholismo se combate, ¿con qué? Con la cancha deportiva, con la biblioteca, con la película, con la buena casa. Es un proceso de tiempo, pues compañeros. Cuando el trabajador toma parte de un Gobierno, cuando el trabajador dirige él su fábrica, cuando cambia su vida en las relaciones con el resto de la gente, entonces se puede combatir el alcoholismo. No se trata de meterlos presos, porque por último es una enfermedad, compañeros.

Pero este país tiene que tener una política muy clara. Me acuerdo que la primera vez que hablé de esto fue en San Miguel, y entonces un compañero que es muy divertido, cuando dije que había que combatir el alcoholismo, me tiraba la chaqueta y me decía: “No hable de eso, que va a perder votos”. “No hable de eso…” y me tiraba la chaqueta. Me dio rabia y le dije: “Mire compañero, aquí me están diciendo esto”. ¿Qué pasó? Miré a la gente. Los hombres no reaccionaron; unos se pusieron colorados, otros miraron para el suelo. Pero todas las mujeres aplaudieron, por lo tanto, voy a ganar conciencia en las mujeres, que son las que sufren más con eso.

 

Hay que planificar la producción

Bueno, veamos lo que es el mercado negro. ¿Cómo se combate eso? Participando el pueblo, organizándose, contribuyendo el pueblo. Les decía compañeros, lo dramático que es para mí, por ejemplo, que cuando paso con mi automóvil -todavía tienen que cuidarme, porque a algunos les gustaría que no tuviera tan buena salud-, y veo a la gente haciendo colas para tomar bus. Resulta que nosotros compramos mil buses en Brasil, nos dio un crédito Brasil, compramos mil buses, que hicimos carrozar en Chile y compramos los chasis en Argentina.

Hemos comprado novecientos y tantos taxis nuevos. Hemos comprado 200 buses interprovinciales porque no había compañeros. Estamos haciendo el Metro. En diciembre de este año va a venir desde Pajaritos, hasta La Moneda el primer tramo. ¿Saben cuánta gente, en ese tramo, al día se va a movilizar? 80 mil personas. Los franceses nos han prestado la plata, el crédito, ellos nos van a dar ayuda técnica; claro que también nosotros les compramos los carritos a los franceses no todo es ganga, no, no, no. Bueno, compañeros, ¿cuándo se va a terminar el metro? El 75.

La primera, la segunda, la cuarta y la quinta línea; la tercera línea es muy difícil hacerla, porque tienen que romper la mitad de Santiago, pero con las dos líneas, una que va del mar a la cordillera y la otra que va de norte a sur, se va a simplificar mucho la vida de ustedes, compañeros.

Pero eso requiere tiempo y plata. Francia nos ha prestado 50 millones de dólares para la primera línea y nos va a prestar 50 para la segunda. Se necesitan técnicos. ¿Saben ustedes que tenemos que mandar, para que manejen esta línea, más de ciento y tantos obreros, empleados e ingenieros a Francia, para que se preparen?

¿Saben Uds., que tenemos una maestranza monstruosa? ¿Saben ustedes lo que significa dónde guardar los carros?

Con decirles que a los franceses nos han dicho ya: “Llévense los carros que están listos”, pero no tenemos una bodega donde guardar los carros que son de Chile.

Piensen un minuto, cuando tiene que pasar un túnel por debajo -por ejemplo- de la Estación Central, donde está el alcantarillado, donde está la electricidad, donde está el teléfono, donde está toda la red de una ciudad. Un trabajo muy serio compañeros. Los vamos a hacer, pero cuesta.

Volvamos a Sumar, porque si no van a decir que estoy dando tiempo y que no quiero llegar al problema de fondo.

Creo que ha faltado un contacto mayor -aquí están los compañeros del sectorial textil-, ha faltado un contacto más permanente entre esta empresa y las empresas textiles que están organizándose recién, en una acción -digamos-, centralizada, orientada, planificada en labores sectoriales.

Además no teníamos suficiente experiencia, compañeros.

He repetido muchas veces la frase de Lenin: “Vale más un técnico que un comunista”. Yo digo “vale más un técnico, que cinco comunistas”; y les saco pica a mis compañeros, y les digo “vale más un técnico que diez socialistas”. Pero la verdad es que Lenin decía esto, lo decía a los administradores en la etapa inicial de la revolución de octubre: “Vayan a Suiza: vayan a aprender cómo administran los capitalistas”.

En el fondo, el Padre de la Revolución, comprende que hay ciertas técnicas, ciertas cosas que no conocen los trabajadores y que deben aprender.

Hay que ver cómo me han costado a mí estos dos años ser Presidente; y me estuve preparando 18 años, compañeros.

Fui candidato cuatro veces. Derroté eso que decían: “la tercera es la vencida”. No, ¡la cuarta es la vencida!

Compañeros: Hay que aumentar la producción. Hay que planificar la producción. Hay que programar la producción. Hay que capacitar a los compañeros trabajadores, hay que estimularlos. Hay que reconocerlos. Tenemos que preparar nosotros a la gente que va a administrar. Ya estamos estudiando los cursos que permitan dar instrucción fundamental a los administradores.

Los obreros que estén en el Comité de Administración deben pasar por esos cursos. Es importante que lo entiendan.

La participación tiene que ser efectiva y mejorar la participación de los trabajadores, en cuanto a sus sugerencias y lo que planteen; en cuanto al conocimiento general de la industria.

Hay que elevar la moral de los compañeros. Contribuyan ustedes a que no haya desperdicios, que no se bote, que no se gasten las cosas inútilmente. Ahorrar el papel, el agua, los repuestos, cuidar la máquina.

La moral en un sentido distinto, y esa moral llevará a eliminar a la gente deshonesta que ha sido un factor de robo como lo han denunciado los propios compañeros.

En cuanto al problema de fondo, aquí hemos planteado a los compañeros, la posibilidad de salir adelante con la situación que hay.

Ya buscaremos la manera de consolidar la regla de por qué no puede una empresa estar pagando mensualmente intereses de 8 millones de escudos.

Imposible. Podríamos hacer que esa deuda fuera como un aumento que capitalizara como se dice, la deuda, pero resulta que esta empresa tiene una situación jurídica, que no hemos todavía solucionado; por lo tanto no se puede llegar a aplicar esta norma.

Los compañeros han propuesto aquí, el cambio de un artículo. Por ejemplo, se cambia el artículo número 80; de popelina o de 315% de Polygal. Eso da 60 millones de escudos anuales.

Ustedes comprenden; con los mismos precios, comprar un algodón distinto. Haber comprado algodón fino del Perú. Vale más caro, pero hay que comprar mucho menos algodón. Por lo tanto, con lo que se economiza comprando menos, basta para pagar menos algodón que vale más caro y se cambia por una fibra sintética. Entonces se gana.

Eso se acordó hacerlo. Hemos acordado darles 450 mil dólares para comprar algunas maquinarias, con las cuales aumentar la producción de hilandería.

Acordamos darles 30 mil dólares para la compra de feetings y cañerías, para la tintorería Polyester.

Fíjense compañeros, esta empresa ha invertido plata en construir los edificios. Están las máquinas para la tintorería.

Todo lo que produzca ésta, es importante y se puede exportar.

Pondríamos esta sección a exportar. Por ahí, un compañero técnico, planteaba la posibilidad de hacer aquí los cilindros para los estampados, sobre la base de fotograbado. “Y se van a hacer”. Me dice el compañero orgulloso. Macanudo se van a hacer. Yo le dije: “Invíteme a ver el primer cilindro”.

Eso es muy importante porque inclusive, asegura este técnico, que esta empresa puede vender cilindros a América Latina, al Perú, a Ecuador, a Colombia.

Entonces ya hay tres o cuatro medidas.

Enseguida, había una amenaza de paralización de polyester, y se ha conseguido un préstamo de 50 toneladas de simple Polyester; lo cual significa que no se va a paralizar y se va a coser el enlace mientras llega el vapor, y está comprobado que el barco trae el Polyester; 200 toneladas. Así que devolvemos las 50 y seguimos caminando.

Ahora viene un minuto de descanso, un minuto de suspenso, un problema que quiero plantearles, y es que también tienen que tomar en cuenta ustedes, que aquí hay una serie de beneficios anexos y que la política de Gobierno ha aumentado estos beneficios a las empresas, a las industrias.

 

He venido a razonar

Con un compañero, que no es hombre de la Unidad Popular, cambiamos algunas ideas, discutimos un poco, en forma muy elevada y me gustó mucho como discutimos. Le sostuve, por ejemplo, cómo había aumentado la compra de leche en Chile, y le dije que le daría la cifra de la leche que distribuye en Chile el Gobierno Popular. Y aquí tengo los datos del SNS.

El año 67 se beneficiaron 980 mil personas con 18 millones 447 mil kilos; el año 68 se beneficiaron menos; 706 mil personas con trece millones 500 mil kilos; el año 70, se beneficiaron 650 mil personas, con 12 millones 600 mil kilos; el año 71 se beneficiaron 3 millones 46 mil personas con 47 millones 250 mil kilos. El año 72 se beneficiaron a 3 millones 347 mil personas con 47 millones 327 mil kilos. El año 73 se van a beneficiar 3 millones 600 mil personas con 49 millones 220 mil kilos. Esto es el medio litro de leche que les damos a los niños chilenos gratis. Hemos cometido un error; les damos a todos los niños; debemos darle gratis la leche tan sólo a los que ganan menos de 5 sueldos vitales, por ejemplo: no he hecho el cálculo preciso, pero hay gente que gana lo suficiente para comprar leche para sus hijos. Esto nos permitirá aumentar la leche y en lugar de dar medio litro a los que lo necesitan, nos permitiría darles 3/4 o un litro. Y eso lo aplicaremos después de hacer un serio estudio. Lo justo es que reciban leche los niños proletarios, cuyos padres o cuyas madres no tienen ingreso suficiente para darle la leche que el niño necesita. En cambio, la alta burguesía tiene los recursos, y por lo tanto no es justo que le demos la leche gratis, que por último no reconocen ni agradecen y a lo mejor la hacen cola de mono. Ahora veamos el problema del Pliego.

Antes, algo que se me olvidaba decir. Constatamos aquí que había en bodega, 2 millones 300 y tantos mil metros de género; se tomaron las medidas y el compromiso de que en marzo, Uds. lo sacaban totalmente; la posibilidad de que la gente saliera de vacaciones y no se sacara la mercadería.

Habría sido un grave error, porque representa muchos millones, 50 millones de escudos. Debe salir esa mercadería, porque además se necesita.

Compañeros, aquí hay otros estudios en cifras. Les voy a dar la orientación general del Gobierno, con absoluta franqueza y claridad. Aquí los compañeros han planteado con mucha insistencia la nivelación y nosotros pensamos que la nivelación no puede ser.

He venido a razonar con los trabajadores. Si hacemos la nivelación en el campo textil, si a Sumar le significa 47% de aumento, a otras empresas le significa sencillamente más de 200% de aumento. ¿Cuánto tendríamos que alzar los precios para eso?

Sé que como consecuencia del encuentro de los trabajadores textiles, se nombró una comisión paritaria. Esa comisión paritaria no funcionó como debería funcionar; estaba integrada con 14 personas; 5 de estos 14, firmaron potencialmente una resolución, un acuerdo. Este acuerdo para el Gobierno no tiene validez de obligatoriedad; es un antecedente moral y lo pensamos.

Como política general, pensamos que es indispensable que los trabajadores comprendan que no podemos seguir con esa política de reajustes, si acaso no hay como respuesta una producción mayor, porque si no la inflación nos va a ahogar a todos, y va a llegar el momento en que vamos a tener que hacer billetes de E°1000, lo que sería un engaño a los propios trabajadores. De ahí por ejemplo, que hayamos nosotros planteado a la CUT, tendrá que haber un acuerdo CUT-Gobierno, que haya una política nacional para todos, que signifique una bonificación igual para todos, pero el que gana 20 millones, esa bonificación será muy poca. El que gana 20 millones, el que gana 30 millones, tiene cómo vivir. Pero esa bonificación será bastante para el que gana 3 o 4 millones. Una bonificación anual, además un bono de escolaridad, para ayudar a las familias que tienen bastante hijos.

Este problema de nivelación es para nosotros, no, una exigencia, sino una resolución, pero es también un compromiso moral que debemos establecer. Pensamos estudiarlo y proyectarlo en tres o cuatro años.

De la misma manera, compañeras y compañeros, que hemos hecho la nivelación de la asignación familiar. El primer año, por ejemplo, aumentamos la asignación familiar obrera y campesina en un 102%. Era de E°45 y la subimos a E°96 y tanto. Quedamos muy cerca de los Empleados Públicos, de las Fuerzas Armadas y Carabineros; pero muy lejos de los empleados particulares. Eso fue el año 71. El año 72 aumentamos mucho más la asignación obrera y campesina, y menos la asignación de los Empleados Públicos, las Fuerzas Armadas y Carabineros. El año 72 quedó una asignación igual para el empleado público, obreros y campesinos, Fuerzas Armadas y Carabineros, siempre quedaron distantes los empleados particulares, a pesar de que aumentamos en relación con el costo de la vida.

Este año aumentaremos la asignación familiar que hay entre estos grupos y acortaremos la distancia que hay entre la asignación familiar que hay entre los empleados particulares y el resto de los chilenos.

De tal manera, que en el año 74 pensamos que haya una asignación igual para todos los chilenos. No hemos podido hacerla en un año ni en dos, pero lo hemos hecho en tres años. De la misma manera, queremos honestamente plantearles a Uds. que la nivelación no puede hacerse en un año; no hay posibilidades en alguna fábrica, pues quebraría absoluta y totalmente; o tendríamos que elevar los precios, de tal manera, que las consecuencias las paga siempre el pueblo.

Por eso es que Uds. tienen que entender.

Nosotros buscamos darles beneficios que sean positivos y que sean ahorro para Uds. Así como he explicado, por ejemplo, el medio litro de leche, así como no se paga la matrícula en la escuela, así como se han repartido 6 millones de textos -lo que nunca ocurrió antes- así como vamos a entregar los cuadernos y los lápices a precios de costos, así como estamos impulsando los balnearios populares, así como hemos mejorado la movilización, así como Uds., tienen aquí una atención médica distinta; así como Uds. tienen beneficios adicionales, como es sacar 270 metros de tela al año, esas cosas son muy importantes.

Aquí me hablaban, por ejemplo, de que había una colación.

 

Esta industria no volverá a los Sumar

Digo honestamente que Uds. no hacen colación; Uds. hacen almuerzo. He estado dos veces aquí, no creo que han mejorado porque yo vine, porque dije que las empanadas no eran muy buenas.

Entonces tienen que entender, compañeras y compañeros, que tenemos que poner atajo a esto que es que cada cual quiera partir y llegar por su cuenta a la empresa, a la industria, al servicio público.

En estos momentos que converso con Uds. estoy extraordinariamente inquieto. ¿Por qué?

Porque estaba aquí el viernes cuando me dijeron que se habían tomado la Maestranza de San Bernardo; una cabina que permite el control de los trenes. Los trenes estuvieron parados 3 horas, desalojaron la cabina los compañeros, no volvieron al trabajo. Ellos no tienen derecho a reclamar lo que reclaman, porque hubo un compromiso y firmaron un acta con el Gobierno.

Son los dirigentes de Santiago porque la directiva nacional de ferroviarios está en contra de este movimiento.

Hoy día han vuelto a tomar la cabina y ahora han estado más de cinco horas paralizados los trenes ¿Qué significa eso de perjuicio para los pasajeros, para los compañeros, sobre todo, para la gente modesta? El que tiene automóvil, por último, soluciona su problema, porque tiene plata para comprar un boleto de avión también; pero el que viaja sólo en tren, es el más perjudicado. Y si se paran los carros en la mitad del camino, hay veces que no tienen ni siquiera para comprar un pedazo de pan, porque iban a un sitio determinado donde vivía, o a hacer un negocio, o a estar en la casa de un familiar.

En esas condiciones, por ejemplo, ¿qué hago?, ¿dejo esto?, ¿accedo a lo que piden los ferroviarios? Cuando sé que mañana va a venir lo mismo del SNS, o va a venir lo mismo de otro servicio, cuando sé que en Chiguayante están parados porque no fue el sábado la comisión paritaria a conversar con los compañeros.

¿Es posible que se proceda de esa manera con un Gobierno que es de los trabajadores?

¿Puede aceptarse que los compañeros de Chiguayante actúen de esa forma?

No puede ser. ¿Sería aceptable que Uds. dijeran mañana: ¡nivelación!, y no hay nivelación, ¡paro! ¡paro!? ¿Sería justo? ¡No! ¿Van a tener nivelación porque paran? ¡no! ¿Voy yo a mandar a la fuerza pública a hacerlos trabajar obligadamente? ¡No! ¿Voy a promover enfrentamientos que signifique baleos a los trabajadores? ¡No!

Tengo que hablar con Uds., tengo que explicar las cosas, tienen que entenderlas y si no se imponen por la razón, por la fuerza moral, bueno, no me queda otra cosa que irme, pues, compañeros: ¿Qué voy a hacer? ¿Voy a quedarme tranquilo cuando veo que en este país, si no se toman medidas muy drásticas, puede llegarse a un espiral inflacionista en que nos ahoguemos todos en papel? ¡No!

No puede hacerse eso, pues compañeros.

¿Podemos aceptar que la gente siga llegando tarde? Aquí se pierden en promedio 8 minutos día per cápita, pero son tres mil y tantos obreros; multipliquen ocho por tres mil, y vean cuánta producción se pierde. ¿Qué significa que una compañera salga, se demore más, llegue, marque la tarjeta y no entre directamente a trabajar?

¿Qué significa el ausentismo? Un país no puede progresar si no se produce más. No puede progresar si la gente no trabaja más.

¿Por qué el trabajo voluntario es la característica de los países socialistas? Porque, representa un aporte material, pero más que eso, representa una fuerza moral.

¿Por qué hay países que hacen sacrificios como los hace Cuba?

Les decía que Chile es un país de una garganta increíble.

El cubano lleva 11 años de revolución y los cubanos todavía no se pueden tomar más de dos cervezas a la semana por persona.

Cuba es el país que produce más azúcar en el mundo, y el azúcar está racionada en Cuba. Pero de aquí a 10 años, Cuba va a ser el país con el mayor desarrollo económico de América Latina.

Desde luego, no hay analfabetos. Allá tienen atención médica para toda una población. Tienen educación para todos y por cierto, para los adultos. Fíjense la diferencia, compañeros. Para producir Cuba 600 millones de dólares, tienen que trabajar 500 mil cubanos en la zafra, en el corte de la caña.

En Chile, para producir 720 millones de dólares en cobre, trabajan sólo 18 mil obreros, fíjense la diferencia compañeros. ¡Cuánto más fácil para nosotros! ¡Cuánto más difícil para los cubanos! Cuando estuve en Cuba, cuando me despidieron un millón de cubanos, cuando Fidel Castro, que conoce la realidad económica de Chile, las dificultades derivadas de la baja del cobre -porque compañeros, el año 71 y 72 el país deja de percibir 500 millones de dólares, porque el precio del cobre bajó de 59 centavos a 46 centavos la libra- cuando tenemos crédito, cuando se nos embarga el cobre -entre paréntesis una buena noticia-; perdió la Kennecott el pleito en la República Federal Alemana. Hoy, el tribunal de la República Federal Alemana, levantó el embargo contra Chile y condenó con costos a la Kennecott; el costo del juicio tiene que pagarlo y es de 50 mil dólares… ¡Qué le duela algo también!

Conociendo estos problemas Fidel Castro, planteó una ayuda solidaria, revolucionaria. Pero no planteó el que el Gobierno le diera a Chile 40 mil toneladas de azúcar, sería lo mismo que si yo hubiera dicho: le falta abono a Cuba. Démosle 40 mil toneladas de salitre.

Esa es una ayuda de Gobierno, tienen gran valor, pero tiene más valor lo que plantea Fidel Castro.

Yo que soy hombre duro compañeros, porque me han endurecido bastante; yo, que he soportado en mi vida todos los ataques que puede soportar un hombre -hay dos cosas que hasta ahora no se han atrevido a sostener-, que soy deshonesto y que soy invertido. Son las únicas dos cosas que no me han dicho. Fíjense ustedes; a lo mejor me dicen deshonesto; lo otro creo que no, porque soy muy definidito, y creo que lo mejor que hay en el mundo, como compañera, como amiga, como esposa, como madre, es la mujer. Compañeros: ¿Qué planteó Fidel Castro? Planteó que cada cubano se sacrificara y entregara un kilo, según la ración de azúcar que recibiera al mes, para regalarla a Chile, no en un sentido de caridad, sino con un sentido de solidaridad revolucionaria. Allí el azúcar es vital alimento.

 

Ustedes no trabajan para un patrón monopolista

Cuando hay pueblos capaces de eso, ¿cómo no entender en Chile, que tenemos que hacer una política dura, de sacrificios?

Claro, es que tienen que tener también, compañeros, una compensación. ¿Cuál es la compensación? Primero es que los que tienen todavía bastante van a tener que apretarse mucho más el cinturón.

Segundo, que vamos a meter a la cárcel a los especuladores, a los acaparadores, a los responsables del mercado negro.

Tercero, que no les vamos a permitir que pretendan recuperar sus fundos, sus fábricas, sus bancos, a quienes los hemos expropiado.

Podrá pasar en este país lo que quiera que pase, pero mientras yo viva esta industria no volverá a los Sumar.

Tienen que tener confianza. Tienen que hacer sacrificios. Tienen que reconocer que los reajustes de sueldos y salarios de ustedes, han sido extraordinarios, comparados con otros y con el costo de la vida.

Así como nosotros reconocemos que Uds. tienen dificultades, y a mí me duele y mucho pasar en mi automóvil -que por lo demás ando en los mismos Fiat que tenía en la campaña- y veo colas. Me duele mucho más pensar que de aquí salen 50, 100 o 200 compañeras a hacer colas, después de trabajar 8 horas, para llevar alimento a sus casas; y a veces no lo encuentran.

Tenemos que organizar al pueblo, por eso tenemos que darle forma distinta a la comercialización.

No queremos suprimir a los comerciantes detallistas, pero tenemos que hacer entender que ellos deben cumplir con los precios. Que su problema está en vender más y ganar lo legítimo, y no vender mucho menos especulando con los precios.

Tenemos que organizar las JAP, que tanto resquemor han creado en alguna gente. Aquí hay una compañera que es periodista de una revista, que escribe algunos artículos que respeto mucho, pero que a veces no comparto. En esa revista, que se llama “Chile Hoy” -la compañera, además de ser una periodista, es una mujer de gran capacidad y cultura teórica- se publicó una entrevista a una pobladora; la respuesta de esa compañera es toda una lección: “Mi vida estuvo racionada desde que tuve uso de razón. Empecé a trabajar a los 8 años. Éramos 11 hermanos y mi madre había muerto. ¡Cuántas veces estábamos racionados, porque no podíamos comprar lo elemental, lo fundamental! A mí no me asusta el racionamiento, si eso significa suprimir las molestias y las colas, garantizar que llegue lo esencial. Mejor para nosotros”.

Nosotros hemos solucionado el problema en varias poblaciones. Los hemos organizado de tal manera, que a cada familia, sin hacer cola, le lleguen los alimentos, los medicamentos. A esto lo hemos llamado la canasta. Eso no significa que no puedan comprar otras cosas, pero se asegura el azúcar, el aceite, el té, se aseguran los detergentes y dos o tres alimentos fundamentalmente esenciales.

Que no tengan que hacer cola, porque distribuimos mejor, porque las JAP tengan una actitud más activa -lo cual no significa que estén en contra esos comerciantes-, pero sí que contribuyan, colaboren, controlen, sugieran, organicen.

Que digan: “en tal parte se acapara; en tal parte llegaron camiones cargados, en tal parte, tal cosa”.

Que el pueblo comprenda, por ejemplo, la necesidad imperiosa que tenemos de una Ley de Delito Económico.

Hay que tomar una serie de medidas, compañeros. Finalmente les digo a ustedes: la política del Gobierno en el caso general de Chile, es plantear una bonificación única, que será alta para los que ganan poco. Pero que será una ayuda casi sin importancia para los que ganan mucho.

Que habrá una bonificación en la escolaridad para cada niño chileno en el mes de marzo. El que tenga cinco hijos tendrá una cuota abundante. Esto es en proporción a los niños que tenga cada familia.

Enseguida, en el caso concreto de la nivelación de ustedes, tenemos que hacerlo, compañeros, en un período de cuatro años. Porque no lo podemos hacer en un año; y no lo debemos hacer.

Si lo hiciéramos, crearíamos una catarata que nadie podría atajar, ¡imposible, compañeros! No lo aguanta la economía de este país.

Tendrán que preguntarse, ¿qué puede pasar? ¿A dónde vamos a llegar? No quiero hablar aquí en términos políticos, pero es lógico imaginarse, que hay gente que quiere que este Gobierno fracase. Es la primera vez que los trabajadores pueden ser Gobierno y seguir avanzando, hasta ser el factor fundamental. Hoy es muy importante y por lo tanto, debe ser el factor que decida.

Contra eso está aquella gente que no quiere que cambie el régimen capitalista; contra esto están los intereses de los latifundistas, de los banqueros, de los monopolios, del capital imperialista, del capital extranjero.

Ya tuvimos un paro sedicioso; pero hay que luchar, no sólo haciendo parar el enfrentamiento, porque aunque ganara el pueblo, la economía de este país quedará destrozada, y el costo sería de miles y miles de vidas.

Y la marca que queda en el seno de la familia; no se suprime en dos ni en tres generaciones.

No es por temor compañeros, ¿temor a qué? Desde el punto de vista personal, ¿qué más le puedo pedir a la vida, que la confianza de ustedes?

Por eso estoy aquí como Presidente. ¿Qué más puedo querer yo, que no usar la fuerza, sino el diálogo con mis compañeros? Qué bueno es poder decir las cosas sin temor y con claridad: “no se puede hacer eso por esto, por esto, por esto otro”.

A eso he venido, compañeros. A decirles que he estado con ustedes 18 horas casi, con las que he empleado hoy día, y he aprendido mucho compañeros. Ustedes han aprendido por lo menos. Ustedes han aprendido por lo menos que hay un Compañero Presidente que les habla claro y les dice la verdad.

Tomaremos medidas. Las de orden administrativo y grandes líneas, creo que ahí ha quedado trazada una perspectiva distinta. Pero sobre la solución de los problemas materiales de esta empresa, creo que hemos dado un ejemplo; y es este contacto que ustedes que el Gobierno y el pueblo hemos tenido.

Esto que estamos hablado aquí, en Sumar, proyectado al país, indicará que un hombre, el Presidente de la República, vino a hablarles a sus compañeros trabajadores, sabiendo que ellos entenderán. Que primero está Chile y el proceso revolucionario. Que este proceso revolucionario se defiende con la conciencia, la voluntad de trabajo y de esfuerzo, porque el proceso revolucionario significa que ustedes no trabajan para un patrón monopolista, sino que para el pueblo, para ustedes, porque ustedes forman parte del pueblo.