Salvador Allende

Palabras pronunciadas en la inauguración de la planta regional de ENAMI


Pronunciado: El 17 de febrero de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 5 de febrero de 2016.


Estimadas compañeras;

Estimados compañeros trabajadores;

Autoridades civiles, militares y de Carabineros;

Compañeros directivos de la Empresa Nacional de Minería:

Yo he querido tan sólo, decir unas cuantas palabras, para saludar en forma muy cordial y cariñosa, a los trabajadores que han levantado este plantel de extraordinaria importancia para el Departamento de Vallenar y la Provincia de Atacama.

Ustedes saben que dentro de pocos minutos, en la Plaza de Vallenar me dirigiré a los habitantes de esta Provincia; por lo tanto creo que es innecesario que profundice ‐ya que allí lo haré‐ sobre cuál ha sido la política que el Gobierno Popular, de los trabajadores, se ha trazado frente a la riqueza esencial de este país, que es la minería; fundamentalmente frente a la Gran, Mediana y Pequeña Minería.

Pero he estimado indispensable, hacer resaltar la importancia que tiene el esfuerzo, el trabajo de todos aquellos que han hecho posible este Plantel de beneficio.

Quiero también señalar el significado de las palabras aquí pronunciadas, tanto por el Presidente de la Asociación Minera de Vallenar, como las del compañero Enrique Díaz, Presidente de la Federación de Trabajadores de ENAMI.

Ellos se han referido ‐sobre todo el compañero Enrique Díaz‐ a la significación que tiene la presencia de los trabajadores en el proceso de producción nacional. Qué grato ha sido para mí escuchar la voz de un trabajador, los conceptos planteados por él, reafirmándolo el Presidente de la Asociación Minera de Vallenar, lo cual señala una conciencia, una comprensión y un sentido realista, de la etapa del proceso que vive nuestro país.

Lo ha dicho y lo repetiría Un proceso revolucionario se afianza en la obra que realiza. Un proceso se afirma fundamentalmente, en la concepción clara de la estrategia y la táctica a seguir, en la elevación del nivel político e ideológico de los que componen la base esencial de ese movimiento revolucionario, y en el impulso creador que hay que darle al proceso productivo. Sobre todo, planteando el contenido de la producción, ya que, como es lógico imaginare en un país dependiente como el nuestro, todo el proceso de producción esencialmente estaba destinado a servir a un sector, el minoritario, pero que detentaba el poder político y el poder económico.

El vicepresidente de ENAMI, compañero Eduardo Matta, en muy breves palabras, ha reseñado toda una política, que destacaré más ampliamente. De todas maneras, yo creo que ustedes, que tienen conciencia cabal de lo que ha significado una política distinta de parte de la Empresa Nacional de Minería, fundamentalmente al transformarla de una empresa de servicio a una empresa de producción, esencialmente preocupándose de impulsar el esfuerzo del pequeño y mediano minero, para defender al pirquinero, que como lo he dicho muchas veces, y tengo la satisfacción, de haber sido el primer parlamentario ‐a pesar de que antes hubo Senadores por Coquimbo y Atacama, que llegaron a la Presidencia‐ que me preocupara del hombre, del trabajador, de su mujer, de su familia, fundamentalmente del pirquinero.

El primer proyecto de ley destinado a dar previsión a los pirquineros, lo presenté hace doce años al Congreso Nacional.

Sin embargo, a pesar de que soy Presidente hace dos años y meses, no hemos podido obtener el despacho en el Congreso, porque una mayoría obcecada, ha llegado hasta el extremo de impedir que el sector de pirquineros alcance la previsión a que tiene derecho.

Esto no es hacer política pequeña, sino destacar y dar a conocer una realidad que representa una brutal injusticia.

Pescadores y pirquineros, así como religiosos, en este país no tienen previsión, no por culpa del Gobierno, sino por la mayoría obcecada del Congreso Nacional (Aplausos)

Y al hablar de producción, quiero hablar del problema de la familia, de la atención médica, del subsidio económico, de los beneficios que ello significan. Por eso esta mañana quiero reafirmar mi decisión de hacer posible que el trabajador minero tenga una previsión que garantice y asegure su presente y su futuro, y que sobre la base de su pasado, tenga también un justo derecho al descanso.

Previsión no sólo significa ayuda económica, en el caso de enfermedad o de accidente, sino además significa atención médica y beneficios para la familia del imponente, vale decir para su mujer y para sus hijos.

Quiero también, decirles a ustedes, que en este aspecto, no sólo hace doce años, sino que hace la miseria de 28 años, presenté el proyecto de ley destinado a hacer posible que las enfermedades profesionales y accidentes del trabajo, tuvieran un carácter social, que las enfermedades profesionales fueran incorporadas a los accidentes del trabajo. Y como experiencia que marca lo que es la concepción de una clase que legislaba a beneficio de ella ‐y legisla aun‐ ese proyecto de ley, que presentara como Ministro de Salud Pública, de Pedro Aguirre Cerda, demoró en el Congreso Nacional, 26 años ¡veintiséis años! Calculen ustedes la irresponsabilidad que eso significaba. ¿Cuántos y cuántos trabajadores han sido carcomidos por la silicosis, golpeados por la tuberculosis o por la antracosis?

Sin embargo, tuvimos que luchar 26 años, para que fuera realidad una ley que es esencialmente para el minero, y que por lo tanto beneficia a un alto porcentaje de chilenos que trabajan en esta importantísima actividad nacional, expuestos, y sin amparo, a accidentes y enfermedades profesionales.

Hoy día, es una realidad el proyecto que presentara hace 20 años. Además, es bueno que lo sepan, hemos incorporado ‐y es quizá el único país, no sólo de América Latina, sino de países del capitalismo industrial‐ a los estudiantes a la ley de accidentes del trabajo. Dos millones 500 mil estudiantes chilenos, están amparados por la iniciativa del Gobierno que presido, a ese beneficio.

Por eso, puedo con tranquilidad de conciencia estar aquí. No he venido a ganar votos, y por eso también lo señalo, porque creo que las elecciones no se hacen el día de la elección, ni 15 días antes.

Las elecciones se hacen cuando hay un pueblo consciente, mucho antes del día de la votación.

Cuando el pueblo sabe apreciar lo que se ha hecho por él, y cómo se ha tenido que luchar para conquistar algunas ventajas de justicia social que son dispensables.

Por ello también saludo a mis compañeros y amigos, parlamentarios de esta zona, Luis Aguilera y Hugo Miranda, que están también conmigo, y lamento la ausencia de los otros parlamentarios, ya que sé que ellos tienen la misma decisión que tiene el Gobierno: impulsar y muy fuertemente a la Provincia de Atacama.

Hay dos provincias de Chile por las cuales tengo ‐y no lo niego‐ una profunda debilidad y un profundo afecto. Debilidad en cuanto a cariño; Atacama y Arauco. Atacama porque a lo largo de todas mis campañas ‐ya que ustedes saben que fui varias veces candidato a la Presidencia, que rompí ese dicho que decía que la tercera era la vencida, y no es cierto, es la cuarta la vencida- siempre tuvo para mí una gran comprensión. Sé que no hay transmisión, pero desde aquí saludo a los viejos mineros de Tierra Amarilla. Dije un día que iba a cambiarle el nombre, que iba a ponerle Tierra Roja, por su firmeza, por sus convicciones, por su espíritu de lucha, por su espíritu de sacrificio.

Ahí gané, hasta en el año 1952, lo que es mucho decir compañeros. (Aplausos). Puedo decirles a ustedes, por ejemplo, que Arauco cambiará su rostro.

Hace 20 días fui a colocar la primera piedra, en Colcura que se convertirá en el más grande puerto pesquero de Chile, y posiblemente de América Latina. Y que significará además un Instituto Técnico Pesquero, y una población do 2.500 casas, en Arqueo.

De la misma manera, que Atacama cambiará su rostro y seguirán en su ritmo de progreso. Así no dejaremos postergadas a las provincias, sobre la base de un centralismo absorbente.

Finalizo entonces mis palabras expresando mis más cordiales felicitaciones a los que han contribuido, desde los ingenieros que planificaron, hasta el modesto compañero que puso un perno, pero que también puso cariño, interés y visión del futuro al levantar esta Planta. Los trabajadores mineros de esta región, tienen un centro de producción, que significará para ellos, un aporte extraordinario y también por cierto, para este Departamento y para esta Provincia.

Como Presidente de ustedes, como Compañero Presidente de ustedes, me siento satisfecho y orgulloso de poder estar aquí en este acto; que es de alegría, porque implica cooperación al esforzado trabajador minero y porque representa un aumento de la producción de la minería nacional. (Aplausos).