Salvador Allende

Palabras pronunciadas en la ceremonia en que designa Ministros de Estado


Pronunciado: El 5 de julio de 1973.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 10 de febrero de 2016.


Compañeros y amigos Ministros y Subsecretarios;

Señores Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas;

Señor Director General de Carabineros;

Autoridades civiles y militares:

Hoy, en uso de mis prerrogativas Constitucionales, integraré un nuevo Ministerio. Esto acontece cuándo el país vive horas todavía de inquietud y de zozobra, a raíz de una campaña insistentemente sostenida en contra del Gobierno, y que culminara el Viernes pasado con el hecho doloroso que todos conocemos.

Los trabajadores, el pueblo, como siempre, han estado desde hace meses en una actitud responsable, vigilante, comprendiendo su gran obligación de defender la convivencia democrática, impedir el enfrentamiento entre chilenos y rechazar, violentamente la tenebrosa tentativa de provocar una guerra civil entre nosotros. Ellos saben que su tarea constructiva, creadora, en el campo de la producción es la mayor garantía para asegurar la paz y el progreso del país.

Contrasta su actitud con la de aquellos, otros que buscan la aventura sin medir las consecuencias, aventura que es consustancial a la destrucción, a la quiebra económica, al caos, al mercado negro. Ellas son las bases para la quiebra violenta del régimen institucional. Por eso, lo ocurrido el viernes es parte de un proceso largamente incubado. Y así comienza ‐como lo que ocurrió aquí ese día trágico y triste‐ la guerra civil. Chile tiene la tradición de sus Fuerzas Armadas y de Orden, Carabineros e Investigaciones. Por eso es que no hubo posibilidad de que se abriera paso a la guerra civil, por la lealtad de las Fuerzas Armadas a la Constitución y el acatamiento a la Ley. Y el grupo, pequeño que pretendiera quebrar la doctrina de nuestros Institutos armados, encontró la respuesta, justa en la mayoría de ellos, restañando la leve herida causada a tan sólidos prestigios, que le han dado a nuestra Patria, más allá de la frontera, el respeto que merecen por la solidez de sus Instituciones, por la voluntad consciente de su Cuerpo.

En estas horas duras se conocen a los hombres y a las Instituciones, los que callaron, sentirán en su conciencia ‐quizás‐ la vergüenza de no haber hablado, sobre todo si hacen gala de la solidez de sus principios democráticos. Partidos que no están en el Gobierno, expresaron su adhesión al régimen constitucional ‐no todos por cierto‐. Quedaron al descubierto los que siempre actuaron en contra del Gobierno desde antes que el Pueblo llegara a este recinto, la Casa de los Presidentes de Chile, para instaurarse el Gobierno Popular. Asociaciones que califiqué de ilícitas amamantaron en la sombra de la noche y en la tenebrosidad de sus cómplices, la posibilidad de la participación de civiles en los actos delictuosos. Como siempre, los más responsables huyen y encuentran la tranquilidad en el asilo. Pero queda en pie lo que quisieron hacer y la historia y el Pueblo ya los ha marcado como traidores a Chile. Contrasta con el silencio de algunos, la expresión solidaria que viene desde lejos: más de ciento cincuenta cables llegaron al Gobierno desde todas las latitudes del mundo para expresar su solidaridad con el pueblo y con el Gobierno Chileno. Llamaron por teléfono los Presidentes Héctor Cámpora y Luis Echeverría, de Argentina y México, en la tarde del viernes 29.

Expresaron su solidaridad por cable Jefes de Gobierno como el Presidente del Consejo de Estado de Bulgaria; el Presidente del Frente Unido Nacional de Camboya; el Presidente de Corea; Fidel Castro y Osvaldo Dorticós, Primer Ministro y Presidente de Cuba, respectivamente; el Presidente de Guinea; Juan Velasco Alvarado, Presidente del Perú; el Presidente de Vietnam del Sur; el Presidente del Vietnam del Norte; el Presidente de Yugoeslavia y el ex Presidente de Ecuador, Velasco Ibarra. Señalo, que la Internacional Social Demócrata se reunió especialmente y acordó su protesta y movilizar a los países del capitalismo Industrial para manifestar su apoyo al Gobierno de Chile.

Lamentablemente, y a pesar de los hechos ocurridos, las acusaciones contra los Ministros de Estado han continuado, y el Congreso negó al Gobierno la Ley que permitiera decretar el Estado de Sitio. Era conveniente, para asegurar el orden público a plenitud, pero sobre todo para poder investigar más profundamente las raíces efectivas y reales del hecho del viernes.

Decreté Estado de Emergencia en la mañana del viernes para todo el país, desde la base de las Leyes 7.200 y 12.927, y se tomaron las medidas pertinentes a fin de garantizar la tranquilidad pública.

En Santiago, esa misma tarde, el pueblo se reunió convocado por mí en una manifestación extraordinaria por su número, por su fervor patriótico, por su fe en Chile y en su futuro.

Además tenía por objeto testimoniar el reconocimiento de las masas populares al acatamiento por parte de las Fuerzas Armadas a la Constitución y a la Ley y el reconocimiento también, por la actitud similar de las Fuerzas de Orden.

Creo que muy pocas veces en la historia un pueblo se ha reunido como el nuestro en forma tan masiva, con tanto fervor y con tanto entusiasmo patriótico, a la vez que sin odio diera una vez más una lección. Todavía estaba allí el olor a pólvora, y sin embargo, ese pueblo escuchó a su Compañero Presidente; recibió las informaciones necesarias y volvió a sus hogares sin haber hecho nada, absolutamente nada, que pudiera reprocharse. Ni un vidrio roto, ni un tapabarro de un auto abollado. Nada, absolutamente nada, que fuera un hecho censurado. Solo el fervor patriótico. Sólo conciencia revolucionaria. Solo alta responsabilidad cívica. ¡Qué gran lección una vez más han dado los trabajadores de este país! Es bueno que lo recuerden aquellos que se solazan en atacar a los trabajadores porque defienden lo que pertenece a este Gobierno y porque luchan por una Patria mejor para todos.

Se ha especulado mucho respecto a la formación del Gabinete, especialmente se han hecho comentarios infundados. Se ha insistido y aseverado en la prensa, que el Presidente de la República habría recibido sugerencias concretas, lineamientos, cinco puntos, exigencias de las Fuerzas Armadas.

Esto no ha ocurrido, no puede ocurrir. Y no ocurrirá. Hay conciencia democrática y el acatamiento de las Fuerzas Armadas al Poder Civil. Y porque yo, guste o no guste a algunos, confío en la dignidad del cargo que desempeño y sé cuáles son las atribuciones que me otorga la Constitución. He sido yo el que he resuelto formar este Gabinete civil, así como fui yo el que resolví llamar a las Fuerzas Armadas en octubre del año pasado, y el que puso término a su colaboración patriótica e histórica en Marzo de este año.

Conversé con los Sres. Comandantes en Jefe, como siempre lo he hecho. Para mí, las Fuerzas Armadas no son un estanco aparte de los problemas nacionales. Por el contrario, cada día su presencia integradora en el desarrollo del país, se hace y se hará más necesaria como la forma más sólida de asegurar la seguridad nacional.

Pero una cosa es que el Presidente tome la iniciativa de escuchar en un diálogo, en que debe escuchar un Presidente con sus colaboradores. Y otra cosa muy distinta es lo que la prensa de siempre, las radios de siempre pretenden insinuar. Si alguna duda cupiera, en el día de ayer los Sres. Comandantes de las Fuerzas Armadas General Carlos Prats González, Comandante en Jefe del Ejército; Almirante Raúl Montero Cornejo, Comandante en Jefe de la Armada; General del Aire Cesar Ruiz, Comandante de la Fuerza Aérea de Chile, con el Ministro de Defensa, compañero y amigo José Tohá, me visitaron, y además de expresar verbalmente su invariable adhesión a la Constitución Política y a la Ley, me dijeron que harían una aclaración. Sólo leeré un párrafo de ella, como única respuesta a la campaña tenebrosa que se pretende hacer aprovechando el hecho de que derogara la Zona de Emergencia. Y lo hice para que no se limitaran los derechos ciudadanos, para que no se limitara la libertad de prensa y la libertad de reuniones, a sabiendas que se iban a desbordar como siempre los de siempre.

Al mediodía de hoy, los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, concurrieron a La Moneda a reiterar a S.E. el Presidente de la República, el invariable respaldo de las Fuerzas Armadas al régimen constitucional, y su respeto a las prerrogativas presidenciales. Con ello esclarezco definitivamente lo acontecido. No pretendo que se callen los que nunca lo harán, pero por lo menos tengo la certeza de que la inmensa mayoría del país entenderá lo acontecido y apreciará exactamente lo ocurrido y la verdad de los hechos.

Quiero señalar que para mí ha sido también muy significativo el hecho de que en esta emergencia, las Universidades, especialmente las no estatales entregaran una declaración que comentare y quiero señalar que también lo hicieron la Universidad de Chile y la Universidad Técnica. La Universidad de Chile con dos votos, el de mayoría y el de minoría, pero ambos afianzando el respeto a la Constitución y a la Ley.

Los señores Rectores de las Universidades no estatales hicieron una declaración en cuyos acápites dice lo siguiente: “Nos hemos reunido para presentar a Ud. estimado Presidente y amigo, el testimonio de nuestra adhesión ciudadana frente al delictuoso comportamiento de una fracción de cierta Unidad Militar. Su acción, que comprometió la paz pública, causó daños físicos y morales y destruyó vidas humanas, a la postre sirvió para evidenciar la solidez de nuestro régimen constitucional y la lealtad y eficiencia de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden”. Firman esta declaración, Fernando Castillo Velasco, Carlos Von Plessing, Raúl Allard, Domingo Santa María Santa Cruz, William Thayer Arteaga y Miguel Campos Rodríguez.

Quiero destacar que dejará el cargo del Ministerio, el compañero, y amigo, Gerardo Espinosa Carrillo. Poco tiempo estuvo a mi lado; le correspondieron horas muy difíciles y con gran serenidad las afrontó.

Dejarán también el Gabinete, entre otros, Pedro Hidalgo Ramírez en el cargo del Ministerio de Agricultura, quién básicamente iniciara la campaña de siembra para el invierno y acopio para la primavera de semillas y fertilizantes.

De la misma manera dejara el Ministerio el Compañero Jorge Tapia, que actuara previamente en Justicia, cuya labor es vastamente conocida y que tuvo en los estudios y en la difusión de la idea que mantenemos de crear la Escuela Nacional Unificada, una sobresaliente labor. El Compañero Tapia desempeñará tareas internacionales a expresa petición mía.

Dejan sus cargos por motivos políticos porque yo no he querido seguir con el enroque, como así lo denominara cuando a un Ministro suspendido lo nominaba en otro cargo, los compañeros Orlando Millas Correa, Luis Figueroa y Sergio Bitar.

El compañero Millas fue Ministro de Hacienda. Esta actualmente desempeñando el cargo de Economía. Como Ministro de Hacienda le cupo la pesada labor de estudiar el financiamiento e impulsar leyes tanto para el presupuesto, tanto para el reajuste. Pero más que nada, y como otras veces no se hizo, preparó las bases fundamentales del plan económico nacional para 1974, que será ampliamente entregado a conocimiento de los trabajadores en todos los niveles de la actividad nacional, a fin de que ellos aporten su crítica o su sugerencia constructiva. Pero básicamente para que todo Chile entienda el gran esfuerzo nacional que necesitamos.

Al compañero Sergio Bitar le tocó preocuparse, y muy seriamente, de la producción cuprífera, y tuvo magníficas iniciativas que agradecen los pequeños y medianos mineros y, sobre todo, los pirquineros. Además tuvo que sobrellevar horas difíciles en el injusto movimiento de El Teniente.

Allí estuvo acompañado siempre por mi estimado amigo y compañero Luis Figueroa, que desempeñaba la cartera del Trabajo y que vuelve a su cargo de Presidente de la CUT de Chile.

Luis Figueroa ha estado demasiado incorporado a la historia de la lucha de los trabajadores, para que yo necesite decir algo más. Tan solo quiero destacar que pocas veces he visto un hombre más leal a su clase y tan responsable para poner precisamente en el camino de la responsabilidad revolucionaria a muchos de los trabajadores que no entienden el contenido de un proceso renovador como el nuestro y que todavía añoran caminar por las trilladas sendas del economicismo, frente a un proceso que sin descuidar los derechos del hombre en cuanto a remuneraciones, tiene valores superiores al dinero.

Deja el cargo de Defensa Nacional el Compañero José Tohá González. Fue el primer Ministro del Interior, Vicepresidente de la República, y ha sido durante años y meses Ministro de Defensa Nacional. Hace un mes y 6 días entregó su renuncia indeclinable por motivos personales, porque además y, le había insinuado que estudiara la posibilidad de preocuparse de problemas del país que a mí me preocupan seriamente y que yo he querido que sea un hombre de tanta confianza mía y de la capacidad de Tohá quien los encare.

Es, junto a Martones, el Ministro que está con el Gobierno desde el primer día. Por eso es para mí una necesidad superior la que me obliga a aceptar la renuncia indeclinable de José Tohá.

Entran a formar parte del Ministerio nuevos compañeros. Será Ministro del Interior Carlos Briones Olivos, abogado, profesor universitario, que desempeña desde hace 8 años el cargo, de Superintendente de Seguridad Social. Como hecho anecdótico, hace 32 años lo nombré como auxiliar administrativo ‐era un estudiante de leyes‐ de lo que era en esa época la Dirección de Previsión Social. Con ello señalo la dilatada amistad que nos une y la misma convicción ideológica.

Será Ministro de Minería Pedro Felipe Ramírez, ex Presidente de la Federación de Estudiantes de Chile, ex Diputado por Osorno, Profesor Universitario.

De Agricultura, Ernesto Torrealba Morales, Ingeniero Comercial. Ha trabajado en CEPAL y en la CORFO. Ex Jefe de Planificación del Instituto Latinoamericano de Planificación.

Será Ministro de Educación Pública Edgardo Enríquez Froeden, médico, ex capitán de Sanidad Naval. Llegó a ser Capitán de Navío. Ex rector de la Universidad de Concepción.

Será Ministro de Economía José Cademartori. Diputado en cuatro períodos y Economista distinguido.

Será Ministro del Trabajo, mi estimado amigo y compañero Jorge Godoy Godoy, obrero, Presidente en ejercicio de la Central Única de Trabajadores.

Y será Ministro de Defensa Nacional, Clodomiro Almeyda Medina, Profesor Universitario, ex Canciller y ex Vicepresidente de la República.

A este Gabinete le corresponderán duras tareas en un país convulsionado, de hondas pasiones políticas, en donde indiscutiblemente el enfrentamiento social está presente minuto a minuto.

En un país donde los intereses poderosos internacionales y nacionales no perdonan que se haya procedido así con ellos. En un país donde algunos hablan de democracia y no creen en ella, y otros, siendo demócratas, contribuyen diariamente a hacer posible el clima que pudiera, a los que no lo son, tratar de poner término a la democracia.

Creo que es obligación del Gobierno afianzar cada vez más su pensamiento muy definido de seguir cumpliendo con la obligación contraída frente al pueblo, de convertir en realidad el programa de la Unidad Popular. Lo haremos como siempre, en pluralismo, democracia y libertad, aunque la libertad para algunos es un verdadero libertinaje, y la democracia para otros un pretexto para conspirar.

Este Gabinete sabe perfectamente bien que es conveniente que nos esforcemos todos en lo veraz, sobre todo en la experiencia recibida el viernes, en un clima donde las discrepancias se manifiesten a nivel de las ideas y de los principios y no a nivel del ataque de las personas, en donde todos tenemos que hacer lo posible y lo imposible para higienizar un tanto el clima de decadencia moral que algunos han creado.

Es por eso que cuando los Rectores me enviaron la carta a que he hecho mención, los señores Rectores de las universidades no estatales que me acompañaron algunas reflexiones que interpretan bien mi estado de ánimo y mis convicciones, dicen ellos que formule un llamado a todos los que ejercen responsabilidades de mando, influencia en el plano político y social del país y a buscar un cierto grado de leal consenso democrático, que no sólo es posible sino que constituye un deber patriótico y es ahora, cuando debe intentarse. Sería absurdo que el propósito de ese consenso mínimo tuviera una formulación negativa, pretendiendo vanamente contradecir el proceso revolucionario que conmueve en grados diversos y con declaraciones a menudo contradictorias, no solamente a Chile sino a toda América Latina y en el mundo entero. El consenso imperativo en esta hora, no puede ser para la defensa del viejo orden social, resguardado permanentemente por la historia y por la exigencia del pueblo en ascenso hasta la plenitud de su rol como principal protagonista del destino nacional, sino para abrir un cauce vitalmente democrático a los valores e Instituciones que han de vertebrar a una nueva sociedad; la batalla por la justicia, no tiene por qué librarse al precio de romper la unidad esencial de la nación o destruir los valores democráticos fundamentales.

Estas palabras de las señores Rectores, expresadas en la elevación del lenguaje propio de ellos, encierran lo que siempre este Gobierno ha querido hacer y hará; por ello las señalo como un gran aporte moral e intelectual.

Este Gabinete entonces, además de los grandes lineamientos políticos y de la firmeza en la defensa de los compromisos programáticos contraídos, tendrá que poner en marcha un Plan de Emergencia; Plan de Emergencia que dispusiera hace más de un mes a lo largo de dos sesiones en el Consejo Superior de Seguridad Nacional. Porque indiscutiblemente todo plan de desarrollo económico y todo plan de emergencia, tiene que tener el acento puesto en afirmar y afianzar nuestra seguridad nacional; punto importante de ella es la defensa nacional. Pero la seguridad es mucho más amplia. Este Plan de emergencia contempla fortalecer la autoridad política, económica y administrativa del Gobierno; asegurar el orden público y la convivencia cívica; impulsar y desarrollar las organizaciones populares para promover y garantizar el cumplimiento de las tareas económicas; imponer disciplina y austeridad económica para enfrentar el proceso inflacionario; centralizar la dirección y planificación económica; robustecimiento del Comité Económico de Ministros; unidad y verticalidad del mando económico y administrativo; subordinación estricta de los organismos inferiores a los superiores, eliminando las interferencias negativas de sectarismos partidistas; responsabilidad personal en el cumplimiento de las decisiones gubernativas.

En este plan, debernos asegurar la idoneidad y eficiencia de los funcionarios del Estado. Es fundamental crear un organismo fiscalizador dependiente del Comité Económico de Ministros.

Hay que someter la gestión, de les funcionarios de Gobierno y del Área de Propiedad Social al control de las organizaciones populares para hacer efectiva su responsabilidad.

Reconocimiento y elevación del papel y aporte de los técnicos y profesionales en la gestión de la economía. Incorporación de las organizaciones populares en la cooperación y en la actividad de la administración del Estado. Establecer la distribución programada y garantizada de los productos esenciales y de consumo popular. Aplicación inmediata del acuerdo CUT‐DIRINCO para controlar la producción; distribución a partir de las fábricas; fijación de los contingentes de producción, especialización de las empresas de distribución por líneas de productos; distribución estatal básica de los productos esenciales sin detrimento del comercio detallista.

Entrega de los productos esenciales bajo el control y cooperación de las organizaciones populares, cuidando que cada familia sea abastecida por un solo canal con arreglo a sus necesidades, al margen de su capacidad económica; desarrollo de las cooperativas como un canal preferente de distribución hacia los trabajadores; ampliar y racionalizar el Área de Propiedad Social y el sector reformado de la agricultura: extensión del Área de Propiedad Social, conforme a los criterios contenidos en un proyecto de Ley presentado al Congreso, prioridad en el paso al Área de Propiedad Social de las empresas relacionadas con los abastecimientos populares, aprobación inmediata de los Estatutos del Área de Propiedad Social; esfuerzo para alcanzar el autofinanciamiento y la normativa de organización financiera: expropiación de los predios por sobre 40 hectáreas y modificación para ello de la Ley, garantizando la expropiabilidad de los predios por debajo de esa cabida que estén abandonados o no explotados.

Incluso la organización de la producción a través da la aplicación generalizada de los convenios de producción en el Área de Propiedad Social; del plan de explotación de los predios agrícolas y los convenios con el sector privado, prioritariamente en lo que se refiere a la producción esencial; básicamente, entendimiento con los pequeños y medianos productores agrícolas y las cooperativas. Restringir drásticamente les delitos contra la economía nacional, desarrollar la acción de masas y usar todos los instrumentos legales y administrativos para reprimir el mercado negro y la especulación. Sanción ejemplarizadora frente a la evasión tributaria y a la percepción ilegal de rentas. Facilitar el crédito con fines productivos e impedir que esto se desvíe a actividades especulativas. Enérgica represión contra aquellos que atentan contra la propiedad social, defender el poder adquisitivo del pueblo en el ordenamiento de la política de remuneraciones, política discriminatoria de precios en favor de los productos de consumo popular, elevando los productos no esenciales y suntuario; mantención del criterio discriminatorio en los reajustes de remuneraciones en favor de los sectores de más bajos ingresos; asegurar que los aumentos de ingresos reales guarden relación con los incrementos de producción y de productividad; aplicación rigurosa del tope de 20 sueldos vitales en remuneraciones de toda la Administración del Estado y del Área de Propiedad social, con excepción de aquellas de los técnicos, según lo establezcan los órganos superiores de dirección económica y a nivel central; ordenamiento de las remuneraciones, en función de la política económica general por la Comisión Central de Trabajo Sueldos y Salarios; ampliar la intervención y participación real y orgánica de los trabajadores en la Dirección y gestión de la economía; actualización inmediata del acuerdo CUT‐Gobierno, sobre las normas básicas de participación, comprensión práctica de las nuevas formas de participación, aprovechando la discusión, aprobación y ejecución del plan económico de 1974.

Establecer un Estatuto legal que garantice la propiedad y regule el funcionamiento del sector de pequeña y mediana producción y distribución de la economía nacional; dar énfasis y probidad al esfuerzo por mejorar la organización de la producción en la agricultura, la gran Minería del Cobre, la energía y el desarrollo de los problemas urgentes de transporte y movilización colectiva. Llevar a cabo la discusión y la aprobación popular del plan económico del 74 tomando desde ya el conjunto de medidas que aseguren su cumplimiento. Anticipar los planes y tareas económicas con la exigencia de afianzar la independencia, soberanía y seguridad nacional.

Este es el plan de emergencia que estimamos fundamental, dadas las horas duras y difíciles que reiteradamente he dicho, el país ha vivido y tendrá que vivir. Nadie ignora las causas del proceso inflacionista. Nadie ignora los factores externos e internos que han ido dificultando la marcha normal de nuestra economía. Todos tenernos la obligación de hacer un gran esfuerzo y un gran sacrificio. Este Gobierno no ha tenido los instrumentos legales para poder desarrollar su tarea y su labor, si se piensa la responsabilidad que tenemos para hacer los cambios estructurales que son fundamentales y necesarios, si se piensa que solamente tenemos una oposición mayoritaria y cerrada en el Parlamento y las dificultades administrativas con otros organismos, y aun con el Poder judicial. Se comprenderá lo duro y difícil que es continuar imperturbablemente luchando dentro de los marcos que nos fijáramos, de pluralismo, democracia y libertad. Ello ha sido posible porque la mayoría de los chilenos quiere, como nosotros, entrañablemente a esta tierra, a nuestra historia, a nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

En este momento difícil, llamo a la reflexión a muchos que no quieren entender, que el destino de nuestra Patria nos obliga generosamente a actuar y a estar más allá de las apetencias personales o de las querellas partidarias sin fundamento.

Yo sé perfectamente bien que los procesos revolucionarios, lógicamente, sacuden y convulsionan a los pueblos. Pero sé también que aquí hemos querido, y tratamos de hacer, algo que otros pueblos no alcanzaron: una revolución por cauces distintos, de acuerdo a nuestra historia, a nuestra tradición y a nuestra realidad.

Espero que solos seamos capaces de escribir una página más, para señalar que Chile tiene su propia voluntad creadora y su noble decisión de hacer cada vez más grande a la Patria.