Redacción: Informe presentado
por el Secretario General del Partido Obrero Polaco a la Conferência Nacional de
cuadros del Partido,
realizada en Varsóvia, el 6 de septiembre de 1948.
Fuente para la presente traducción:
Como Superar os
Desvios Direitistas e Nacionalistas na Direção do Partido, en la Sección Portuguesa de Marxists Internet Archive. Traducción realizada por Marc
Català Querol, para Marxists.org, abril de 2025.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 5 mayo 2025.
Desde hace tres meses se está produciendo una crisis dañina y peligrosa en el seno de la dirección de nuestro Partido.
El Buró Político del Partido se ha esforzado por superar esta crisis, restablecer la unidad ideológica en la dirección de nuestro Partido y la cohesión en el ámbito organizativo.
El Pleno del Comité Central, celebrado en julio, sin designar personas ni definir quiénes representaban personalmente las concepciones erróneas y las vacilaciones ideológicas, proporcionó al Partido un claro análisis marxista-leninista y una apreciación de los problemas determinantes de la crisis ideológica existente en el seno de la dirección del Partido. Desde entonces, ha quedado claro para los camaradas presentes en el Pleno que una parte de la dirección ha mostrado serias vacilaciones ideológicas ante los problemas fundamentales del movimiento obrero e internacional. Estas vacilaciones se referían también a la evaluación de las tradiciones históricas de este movimiento y a las conclusiones que era necesario sacar para la línea de conducta del Partido, para las tareas actuales que éste tenía por delante, en relación con el problema fundamental de la unificación de los partidos obreros.
Pleno de julio del Comité Central del Partido Obrero Polaco
El secretario general del Partido, camarada Wiesław Gomułka, cuya posición errónea y antimarxista fue precisamente la causa de la crisis en la dirección del Partido, no participó en los trabajos del Pleno de julio. Así, en vista de la ausencia del camarada Gomułka, este Pleno no pudo tomar conocimiento de todos los elementos de la crisis; ni siquiera pudo reconocer públicamente la existencia de tal crisis, en toda su extensión, y no pudo, por tanto, tomar todas las resoluciones políticas y organizativas necesarias para poner fin rápidamente a esta crisis, en su fase inicial.
No sólo los camaradas presentes en este Pleno, sino también todos los militantes del Partido y, a través de ellos, todo el Partido, comprendieron plenamente la contribución excepcional de las directrices ideológicas trazadas en julio por el Comité Central. No sólo los camaradas presentes, sino todo el Partido, constataron con profundo alivio y con mayor comprensión que los debates y directrices del Pleno de julio forman una base ideológica correcta para la actividad futura de nuestro Partido y constituyen una valiosa contribución ideológica. Estos debates y directrices profundizaron la vigilancia del Partido respecto al enemigo de clase y le dieron las armas necesarias para superar todas las vacilaciones. Representan una valiosa contribución a la educación ideológica de nuestro Partido, a la educación de las masas trabajadoras.
Las directivas del Comité Central en julio han fortalecido y aumentado la actividad de nuestro Partido.
Sin embargo, es evidente que el camarada Gomułka no comprendió inmediatamente con claridad las resoluciones y directivas aprobadas en julio por el Comité Central; Lo mismo le ocurrió al pequeño grupo de camaradas cuyos conceptos erróneos y conexiones personales con el camarada Gomułka les impidieron comprender el significado ideológico del trabajo del Pleno de Julio y las tareas encaminadas a fortalecer el Partido, haciéndolo más combativo en la lucha contra las vacilaciones, los conceptos erróneos y la influencia de la ideología nacionalista pequeñoburguesa que está tratando de llegar al Partido y penetrar en sus filas.
La lucha contra la desviación derechista y nacionalista
Por eso, la cuestión de la lucha contra la desviación derechista y nacionalista en la dirección del Partido estuvo en la agenda del último Pleno del Comité Central como un problema fundamental, como lo fue el análisis de sus causas, sus orígenes y los medios para superar esta desviación. A menudo ocurre en un partido revolucionario que las vacilaciones y los errores ideológicos no superados a tiempo, ocultos al Partido o defendidos con fiereza, se transforman inevitablemente en desviaciones de la línea de conducta del Partido y se convierten en un grave peligro para el Partido y para la clase obrera. El enemigo de clase aprovecha estos errores para convertirlos en un arma contra el Partido, para debilitarlo y, si es posible, desviarlo del camino correcto. Por eso, el Buró Político y el último Pleno del Comité Central consideraron necesario plantear al Partido, en su totalidad y sin reservas, la cuestión de la desviación derechista y nacionalista en la dirección de nuestro Partido, para superar completamente esta desviación mediante los esfuerzos comunes de todo el Partido.
En primer lugar, el Buró Político consideró necesario explicar a los camaradas, con la mayor precisión posible y en orden cronológico, cómo se acumulaban los elementos determinantes de la crisis en la dirección del Partido.
Hace un año, en la primera Conferencia de delegados de los 9 Partidos Comunistas y Obreros, que tomó la decisión de crear la Oficina de Información, el camarada Gomułka expresó dudas relacionadas con su falta de comprensión de la situación internacional de ese momento. El camarada Gomułka abandonó esta posición sólo por presión de los camaradas del Buró Político, pero mantuvo sus vacilaciones y reservas. Al realizar un análisis autocrítico de su posición ante las vacilaciones de ese período, el Buró Político constató ante el Comité Central que el camarada Gomułka no había adoptado en ese momento una posición suficientemente clara y decidida, que las diferencias habían sido entonces "recogidas", pero no superadas completamente. El Buró Político saca de este hecho la lección para sí mismo y para todo el Partido: las vacilaciones y las divergencias "recordadas" pero no superadas del todo siguen desarrollándose en secreto, lo mismo que los bacilos de una enfermedad no eliminada del todo pueden resurgir con mucha mayor fuerza en otra ocasión. Los bacilos de las vacilaciones ideológicas reaparecieron en el camarada Gomułka con redoblada fuerza en el momento de la dolorosa crisis del partido yugoslavo, crisis que llevó a ese partido por un camino equivocado.
No hay duda de que los acontecimientos yugoslavos, tal como se desarrollaron, impulsaron al camarada Gomułka a pronunciar su discurso en el mes de junio en el Comité Central, aunque la situación en Yugoslavia ya estaba clara. En aquel momento, pero aún no plenamente elaborado, recién sería debatido tres semanas después en la reunión de los ocho partidos que integran la Oficina de Información.
Ya en el Pleno de junio, las diferencias entre el camarada Gomułka y los demás miembros del Buró Político se fueron ampliando cada vez más.
Al parecer, el informe presentado por el camarada Gomułka en el Pleno de junio de nuestro Comité Central sobre las tradiciones históricas del movimiento obrero polaco no tenía ninguna conexión con los problemas internacionales y las tareas actuales de nuestro Partido. Pero eso es sólo en apariencia. En realidad, existe un vínculo íntimo entre estos problemas, un vínculo que implica esencialmente una cuestión de principio.
Lenin y el movimiento obrero polaco
La historia de nuestro movimiento obrero, cuyo análisis erróneo y antimarxista hizo el camarada Gomułka en su informe, tomó al Partido por sorpresa y fue como un golpe inesperado, se desarrolló en estrecho y directo contacto con la teoría y la práctica del Partido Bolchevique dirigido por Lenin. Con su característica perspicacia, Lenin siguió el desarrollo del movimiento obrero polaco, extrayendo lecciones y conclusiones de la experiencia de nuestro movimiento, tanto de sus éxitos como de sus errores, que examinó en detalle, delineando sus líneas generales en sus obras teóricas. En un análisis crítico marxista sin precedentes de las diferentes corrientes existentes entonces en el movimiento obrero polaco, mostró las fuentes ideológicas de las teorías sectarias de Rosa Luxemburgo que distorsionaron la actividad del Partido Socialdemócrata Polaco, que entonces era un partido revolucionario marxista, aunque no marxista hasta las últimas consecuencias. Lenin desenmascaró sin piedad el aspecto chovinista, nacionalista y burgués del Partido Socialista de derecha de la época, al que acusó de ser agentes de la burguesía dentro de la clase obrera.
Ningún sector del movimiento revolucionario mundial ha sido estudiado, por así decirlo, con tanto detalle y exhaustividad en los escritos y trabajos teóricos de Lenin como el movimiento revolucionario polaco. No es sorprendente que esto fuera así, porque Lenin conocía a los dirigentes de nuestro movimiento, los había visto más de una vez durante los congresos y conferencias del Partido, los había escuchado y observado durante muchos años. Así pues, no hay análisis de nuestro movimiento y de sus tradiciones, basado en el método del materialismo histórico, que sea más penetrante y más profundo que el análisis contenido en las obras de Lenin.
El informe presentado por el camarada Gomułka al Comité Central en junio fue, sin duda, una revisión deliberada del análisis leninista de la historia de nuestro movimiento, una revisión basada en la separación total entre la lucha de liberación nacional y la lucha de clases. Esto quedó muy claro en la discusión que tuvo lugar en el Buró Político durante varias reuniones en torno a la posición del camarada Gomułka.
La resolución del Buró Político, adoptada inmediatamente después del Pleno de junio, contenía una crítica fundamental a las opiniones erróneas del camarada Gomułka en el informe que presentó al Pleno del Comité Central el 3 de junio. Sin embargo, la resolución expresaba la esperanza de que el camarada Gomułka "superara las opiniones erróneas mediante una autocrítica partidista sincera y consecuente" y "contribuyera, junto con todo el Comité Central, a restablecer la unidad ideológica y orgánica del Partido". Desgraciadamente, las esperanzas del Buró Político no se cumplieron. En respuesta al proyecto de resolución del Buró Político sobre el informe del 3 de junio, el camarada Gomułka respondió con un argumento aún más elaborado. Este argumento se hunde, aún más que el informe de junio, en el atolladero de opiniones dudosas y erróneas. El Buró Político criticó verbalmente este nuevo argumento del camarada Gomułka. En su contenido, aunque no en su forma, la crítica fue sin duda severa.
Finalmente, en respuesta a los argumentos planteados por todos los demás miembros del Buró Político sin excepción, el camarada Gomułka presentó su dimisión del cargo de Secretario General del Partido, negándose a aceptar que se discutiera el fondo del problema. Esto ocurrió después de largos e infructuosos esfuerzos del Buró Político, realizados en discusiones que duraron aproximadamente dos semanas, encaminados a cambiar la actitud errónea del camarada Gomułka. La vivacidad con que reaccionó el Buró Político hizo volver en sí al camarada Gomułka. Pidió un día para tomar una decisión. Y, de hecho, al día siguiente declaró que no tenía nada en contra de la resolución del Buró Político respecto de su informe del 3 de junio y retiró su argumento escrito, en el que basó su respuesta original al proyecto de esa resolución. Así, el proyecto se consideró aceptado por unanimidad y, en vista de la declaración del camarada Gomułka de que se encontraba mal de salud y necesitaba descanso inmediato, el Buró Político acordó convocar y celebrar el Pleno del Comité Central de julio sin su participación. Debido a que el camarada Gomułka cambió de esta manera su posición, el Buró Político decidió limitarse, en el Pleno del Comité de julio, exclusivamente al análisis y evaluación de los problemas que habían surgido en la discusión de junio durante las reuniones del Buró, sin hacer referencia a las diferencias surgidas durante esa discusión y evitando cualquier tendencia hacia la polémica. De esta manera, el Buró Político trataba de proteger la autoridad del camarada Gomułka para que no fuera socavada aún más, ya que su autoridad era una prerrogativa del Partido y sin duda fue socavada por el propio camarada Gomułka cuando abandonó la línea básica del Partido y no consultó al Buró Político antes del Pleno de junio, lo que constituyó una violación sin precedentes de los principios organizativos de un partido marxista.
El Buró Político informó al Pleno del Comité Central sobre la enfermedad del camarada Gomułka y presentó una resolución para enviarle un telegrama, y confiaba en que el camarada Gomułka haría todo lo posible para ayudar a superar la crisis temporal —según parecía en aquel momento— que había surgido en la dirección del Partido. El Buró Político esperaba que haciendo todo lo posible para resolver la crisis, evitaría que las diferencias ideológicas surgidas se revelaran en el extranjero; en la dirección del Partido. Tenía la esperanza de que el camarada Gomułka ayudaría a superar estas diferencias, de acuerdo con el propio Buró Político, es decir, de la forma más ventajosa para el Partido, mediante la superación gradual de las causas de la crisis. Desgraciadamente, el camarada Gomułka, con su conducta, no ayudó en lo más mínimo a la dirección del Partido en esta tarea. Al declarar en una carta al Pleno de julio su acuerdo con la posición del Buró Político y expresar su solidaridad con las resoluciones del Pleno, el camarada Gomułka no dudó en expresar, tanto antes de salir de vacaciones como durante las mismas, en conversaciones con camaradas del Buró Político y con otros fuera del Buró, puntos de vista que contradecían claramente su declaración. Al cuestionar la exactitud de la resolución del Buró de Información sobre los métodos de la transformación socialista del campo, llegó incluso a decir a los camaradas de nuestra delegación a la Conferencia del Buró de Información que no tenían derecho a votar a favor de la resolución del Buró de Información sobre la parte relativa a la transformación socialista del campo.
Toda la reacción nacional e internacional comenzó a cantar himnos triunfales sobre la nueva brecha en el frente democrático y antiimperialista, tratando de colocar al camarada Gomułka en el mismo pedestal que los héroes del "comunismo nacionalista". Pero toda esta ruidosa alarma lanzada por los imperialistas no pareció llegar a los oídos ni a la conciencia del camarada Gomułka. Al parecer no pudo comprender el daño, visible para todo el mundo, que su silencio había provocado ante la campaña reaccionaria desatada y que había afectado a los intereses de Polonia. El camarada Gomułka no pudo comprenderlos.
Sin informar a la dirección del Partido de su decisión, el camarada Gomułka regresó de sus vacaciones el 16 de agosto para reanudar su trabajo también como Secretario General del Partido. El Buró Político consideró inaceptable que el camarada Gomułka decidiera solo sobre este asunto sin comunicarlo al Buró, especialmente en vista de la crisis que existía en la dirección como resultado de las propias acciones del camarada Gomułka, de la que ya se hablaba no sólo en el país sino también en el extranjero. Como el camarada Gomułka claramente no sentía la necesidad de comunicarse con el Buró, el Buró decidió dar un paso más para instar al camarada Gomułka a hacer un cambio real, no sólo formal, en su actitud a través de la autocrítica, la rectificación de su conducta hacia el Partido, la discusión preliminar con el Buró Político de sus proyectos y resoluciones, y también estudiando, junto con el Buró, cómo responder adecuadamente a las exploraciones de la reacción que rodea la persona del camarada Gomułka, con el fin de aclarar la situación dentro del Partido y también fuera de él, en la vida política del país. Es evidente que el camarada Gomułka no mostró ningún signo de comprensión de la situación que se había creado y tenía la intención de negarse a hacer autocrítica, aceptando finalmente que haría su autocrítica ante el Pleno del Comité Central, habiéndola presentado previamente al Buró Político.
Como resultado de estas conversaciones, el Buró consideró infructuosos sus esfuerzos para cambiar la actitud del camarada Gomułka. Sin embargo, la Oficina decidió escuchar la declaración autocrítica que dijo que iba a hacer. Posteriormente, los días 18 y 19 de agosto, se celebraron reuniones del Buró con participación del camarada Gomułka. Su actitud en estas reuniones no era autocrítica, sino ofensiva. El camarada Gomułka declaró que había llegado a la conclusión de que, en vista de la situación creada, sería mejor para el Partido que él permaneciera en el puesto de dirección superior.
En cuanto a la actitud del camarada Gomułka ante sus opiniones y vacilaciones políticas, también esta vez no encontró nada que decir, salvo algunos lugares comunes formales. Sólo después de una crítica severa y unánime de su actitud por parte de todos los miembros del Buró, el camarada Gomułka hizo un intento vacilante y tímido de autocrítica, reprochándose la violación de los principios organizativos que había cometido en el Pleno de junio. El Buró Político consideró esta autocrítica demasiado vacilante e insuficiente. Al día siguiente, el camarada Gomułka recibió el proyecto de resolución del Buró Político "sobre la desviación derechista y nacionalista en la dirección del Partido, sus orígenes y los medios para superarla". El camarada Gomułka declaró entonces que en principio estaba de acuerdo en adherirse a esta resolución, pero que aún no estaba convencido de la exactitud de las censuras contenidas en el quinto punto de la resolución, relativo a la crítica de los errores de la dirección del Partido durante la ocupación alemana. Después de considerar algunos hechos y en vista de la actitud de los demás miembros de la Mesa, acordó aprobar también este punto de la resolución. También prometió hacer su autocrítica fundamental en el Pleno del Comité Central, cuyo texto sometería previamente a la consideración del Buró, anunciando además que en dicho Pleno renunciaría a su cargo de Secretario General del Partido.
Han comenzado los preparativos para el Pleno del Comité Central. En la reunión del 21 de agosto, el camarada Gomułka, que dos días antes había estado de acuerdo con el punto quinto de la resolución, volvió a oponerse formalmente a él, manteniéndose inflexible en esta actitud, a pesar de las numerosas pruebas aportadas por varios camaradas, que confirmaban la apreciación, por lo demás bastante moderada, de los errores a que se refiere ese punto. Retractándose de su compromiso de dos días antes, el camarada Gomułka se negó a presentar su autocrítica al Buró Político. Luego votó a favor de la resolución, excluyendo el quinto punto, cuya formulación rechazó categóricamente, y adoptó la misma actitud en la reunión del Buró Político del 23 de agosto, a pesar de que le habían presentado nuevos documentos que confirmaban la indudable justicia de las censuras. En esta situación, el Buró Político sometió la cuestión al Comité Central para su discusión y deliberación.
Paso ahora al análisis político y a la valoración de la naturaleza de los errores, que el Buró Político definió como desviaciones derechistas y nacionalistas. El carácter fundamental de esta desviación no puede, en mi opinión, ponerse en duda, ya que no se trata de vacilaciones accidentales, de deslices o formulaciones erróneas, sino de un sistema de pensamiento contrario al postulado fundamental del Partido y a una posición claramente definida, que de ningún modo puede conciliarse con los principios orgánicos del Partido, basados en los principios orgánicos y en los fundamentos ideológicos del marxismo-leninismo.
Apreciación errónea de las tradiciones del movimiento obrero en Polonia
En el informe presentado por el camarada Gomułka al Comité Central en junio sobre la evaluación de la historia y las tradiciones del movimiento obrero en Polonia, ¿cuáles son los principales elementos que atraen nuestra atención? En primer lugar, el hecho de que se ha desconectado de la base de la lucha de clases, de los objetivos revolucionarios fundamentales de esta lucha. El camarada Gomułka trata las tradiciones y la historia del movimiento obrero en Polonia de una manera unilateral y falsa. Trata la cuestión de la independencia de Polonia como algo separado de toda la lucha de clases del proletariado. Ahora bien, el movimiento obrero revolucionario en Polonia, en su lucha por la independencia nacional, tenía tareas que iban mucho más allá: buscaba derrocar el poder de la burguesía y del régimen capitalista y aspiraba a conquistar el poder político. En sus aspiraciones encontró no sólo la feroz resistencia de la burguesía, sino también la oposición igualmente feroz de sus agentes en el movimiento obrero, a la cabeza del cual estaba el ala derecha del Partido Socialista Polaco.
Los dirigentes de esta ala, aliados con el grupo Piłsudski, entendieron la consigna de independencia proclamada por el Partido Socialista Polaco de una manera completamente diferente a la de los trabajadores de ese partido y su ala izquierda. Para la dirección de derecha, esta consigna constituía el arma más importante para destruir y paralizar los objetivos revolucionarios y de clase del movimiento obrero, a fin de vincularlos estrechamente a los objetivos políticos perseguidos por la burguesía.
La burguesía polaca pretendía conquistar su propio Estado, aunque fuese un Estado reducido y dependiente de los países ocupantes, porque veía en él, ante todo, una garantía de su poder político. De acuerdo con estos objetivos principales de la burguesía, el ala derecha del Partido Socialista Polaco quería limitar el desarrollo del movimiento revolucionario, para que no fuera más allá de la etapa de obtención de la independencia como base del régimen capitalista. La clase obrera podría, en el marco de este régimen, como máximo desarrollar la lucha por sus consignas económicas y políticas parciales, y esto sobre todo con ayuda de la táctica parlamentaria.
Tal era la diferencia esencial y fundamental entre las tareas y los objetivos por los que luchaban las dos corrientes opuestas del movimiento obrero en Polonia. El camarada Gomułka afirmó, por cierto, que
En la cuestión de la independencia de Polonia, el Partido Socialista Polaco demostró un gran realismo político, comprendiendo la realidad política mucho mejor que el Partido Socialdemócrata Polaco. Pero para los marxistas, el realismo político es importante no por separado de los objetivos básicos de la lucha de clases, sino cuando está estrechamente vinculado a la revolución proletaria. Stalin afirma que «la cuestión de los derechos de las naciones no es una cuestión independiente y autosuficiente, sino parte de la cuestión general de la revolución proletaria, subordinada al conjunto y que requiere un análisis desde la perspectiva del conjunto».
La capitulación ideológica ante las tradiciones nacionalistas del Partido Socialista Polaco
El camarada Gomułka estaba decidido a "poner en la base ideológica del partido unido" una concepción de la lucha por la independencia que no fuera la concepción leninista, sino la del Partido Socialista Polaco. Ahora bien, esto es un claro abandono de los principios del marxismo-leninismo, es una revisión del leninismo, según el grito de la ideología oportunista y nacionalista, es en realidad una capitulación ideológica ante las tradiciones nacionalistas del Partido Socialista Polaco.
En estas discusiones sobre la cuestión de la independencia, el camarada Gomułka no se guió por el espíritu revolucionario y de clase, y su obstinación en defender puntos de vista claramente falsos le llevó a subestimar en gran medida la influencia de la revolución victoriosa en Rusia en 1917 en la recuperación de la independencia nacional de Polonia.
En respuesta al proyecto de resolución del Buró Político, el camarada Gomułka dice:
"No estoy de acuerdo con la tesis de que la concepción de independencia del Partido Socialista Polaco fracasó, porque se plantea la cuestión de qué concepción triunfó."
Y a esta pregunta el propio camarada Gomułka responde:
“La concepción de la independencia del Partido Socialista Polaco era burguesa y nacionalista, y como tal no fracasó, sino que triunfó en 1918. El hecho de que Polonia recuperara su independencia como resultado de la Revolución rusa y los movimientos revolucionarios en Europa no afecta en absoluto a esta situación.”
¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo entenderlo? ¿Cómo definir tal manera de pensar? No hay duda de que éste no es el método del materialismo histórico, obligatorio para los marxistas. Pero todo el razonamiento del camarada Gomułka está imbuido de esta especie de escolasticismo confuso, lo que indica que ha caído en un plano de consideraciones sociales altamente peligroso y decididamente ajeno al marxismo.
De este modo, el camarada Gomułka puso en duda la exactitud de las consignas formuladas por el Partido Comunista Polaco en el período de entreguerras. No vincular el problema del gobierno y el problema de la independencia –ni con la revolución proletaria ni con las consignas de la dictadura del proletariado– equivalía, hay que decirlo claramente, a hablar de gobierno burgués y de independencia nacional en el marco del régimen burgués. Precisamente así plantearon los derechistas del Partido Socialista Polaco el problema del gobierno obrero y campesino y la independencia nacional. Plantearon este problema de esa manera porque eran agentes de la burguesía en el movimiento obrero. Pero el Partido Comunista Polaco era un partido revolucionario y marxista, y criticarlo por haber vinculado la cuestión de la independencia y del gobierno a la revolución proletaria y a la dictadura del proletariado es algo difícil de entender para un marxista.
La posición del Partido Obrero Polaco
Es evidente que en el momento en que el hitlerismo preparaba su agresión contra Europa, agresión que amenazaba igualmente a Polonia, el partido
El comunista polaco tuvo que poner en primer plano la consigna de defender la independencia del país, y eso fue lo que hizo. El significado de la lucha de clases cambia entonces esencialmente. Se crea un frente nacional en la lucha contra el invasor imperialista, que pretende someter a las naciones más débiles a su voluntad. La guerra se convierte entonces en una justa guerra nacional, contra el bandido imperialista más peligroso del momento. Y ésta fue la actitud que adoptó el Partido Obrero Polaco durante la ocupación, desde el comienzo mismo de su existencia.
El Partido Obrero Polaco, que estaba a la vanguardia de la lucha por la liberación nacional, vinculó esta lucha a la de la toma del poder por las masas populares, con la clase obrera a la cabeza.
De esta lucha surgió el Consejo Nacional, institución que representa a la nación.
La cooperación de las fuerzas revolucionarias internacionales
Durante el período de la lucha por el poder político, en la forma del consejo nacional y los consejos locales, fuimos testigos de una cooperación particularmente exitosa entre las fuerzas internas polacas, compuestas por las masas trabajadoras del campo y de las ciudades, y las fuerzas revolucionarias del Estado soviético, que se había convertido en una potencia armada gracias al régimen soviético, es decir, el régimen basado en la dictadura del proletariado. Fue precisamente gracias a esta cooperación de fuerzas revolucionarias internacionales que pudo surgir esta forma particular de poder político, que hemos llamado, en Polonia y otros países, democracia popular. No puede haber ninguna duda sobre el carácter de clase de estas fuerzas y el carácter de clase del poder político en los países con democracias populares, poder basado en la hegemonía de la clase obrera, que marcha a la vanguardia de un frente amplio de las masas trabajadoras, en primer lugar los campesinos pobres y medios. Durante el período en que se formó el Consejo Nacional, algunos de nuestros camaradas subestimaron la correlación de fuerzas de clase y en particular la importancia de la cooperación entre estas fuerzas, que luchaban por el poder político, y el poderoso ejército de la URSS, como fuerza revolucionaria y liberadora, como fuerza aliada de clase y no sólo como fuerza aliada militar.
Fue esta evaluación errónea de la correlación de fuerzas de clase la que dio origen a tales vacilaciones que tienden a distorsionar la concepción del Consejo Nacional y que se mencionan en el quinto párrafo de la resolución del Comité Central. La naturaleza de estas vacilaciones fue revelada más claramente en un artículo del camarada Bieńkowski, publicado en la "Tribuna Wolności" (Tribuna de la Libertad), el órgano central de nuestro Partido, el 1 de julio de 1944, tres semanas antes de la inauguración del Comité Polaco de Liberación Nacional como órgano ejecutivo del Consejo Nacional. Este artículo, titulado "Nuestra posición", no podía ser publicado sin el consentimiento previo del camarada Gomułka, a quien la dirección del Partido le confió el control de las publicaciones.
En este artículo que define la posición del Partido ante el problema fundamental del poder político, casi en vísperas de la liberación de Polonia, la concepción sobre el Consejo Nacional es generalmente incorrecta. La cuestión del Concilio quedó de lado y no es objeto de consideraciones políticas.
Veamos cómo evalúa el autor del artículo la composición de las fuerzas políticas:
Sin embargo, parece que algo empieza a vislumbrarse en la vida interna de Polonia. El círculo mágico, circunscrito por la reacción y dentro del cual se desarrollaron los acontecimientos, ha sido superado; el encanto ha desaparecido. La descomposición en el seno del Consejo de Unidad Nacional y la marcada evolución de la posición del Partido Narodnik, así como la gradual liberación de los grupos unidos en el Comité Central del Pueblo de la presión moral de la reacción, presagian que nos encontramos en la fase en la que la consolidación de las fuerzas democráticas se convierte en un postulado real.
En vísperas de la liberación del país, en el momento decisivo de la lucha por el poder, el autor de este artículo se dirige claramente a las agrupaciones políticas que constituyeron la base del campo reaccionario, es decir, el ala derecha del Partido Agrario dirigida por Mikołajczyk, y el Comité creado por el grupo de Londres con el objetivo de destruir el Consejo Nacional.
Esta actitud sólo podría definirse como oportunista, como una renuncia a la consigna de la lucha por el Poder de las masas trabajadoras, bajo la hegemonía de la clase obrera, como un intento de eludir esta misma lucha para la cual nuestro Partido movilizó y dirigió a las masas como organizador y líder del Ejército Popular, como organización de vanguardia dentro del Consejo Nacional.
Más adelante Bieńkowski escribe:
Al usar la ficción de la unidad, el Consejo de Unidad Nacional frenó y reprimió los intentos de unificación real de la nación. Lo nocivo del Consejo de Unidad Nacional residió en que representaba una pantalla para el aparato reaccionario de los delegados de Londres, ya que, al albergar en su seno a dos facciones democráticas (SL y WRN, socialistas de derecha), daba una imagen de amplia base social a la perniciosa política, hostil a las aspiraciones nacionales, desarrollada por el aparato clandestino.
Si el Partido Populista, como lo demuestra la severa evaluación del aparato de los delegados de Londres, publicada en uno de los órganos de ese partido, está de acuerdo con nosotros en definir el carácter y el papel de este aparato, debe tener el coraje de sacar las conclusiones consiguientes.
Adoptamos la posición de que el lema fundamental del día es la unificación, la consolidación de todas las fuerzas en el campo democrático. No porque queramos eliminar ninguna facción. Consideramos que en las condiciones en que se encuentra Polonia, debe formarse un frente nacional amplio, que abarque a todos aquellos que adoptan la posición de luchar por la liberación de Polonia. Pero nos opondremos a todos los intentos de desviar la lucha actual hacia el camino del ajuste de cuentas interno y la guerra civil."
Bastó una simple señal de descontento, aparente de hecho, en el órgano de los dirigentes reaccionarios del Partido Populista para que los elementos de derecha, infiltrados en nuestro Partido, empezaran a gritar que "el Partido Populista está de acuerdo con nosotros", y sobre esta base ilusoria establecer un nuevo concepto de "consolidación de todas las fuerzas del campo democrático", subrayando inmediatamente que no se puede pensar en "querer eliminar a ninguna facción". ¿Qué representa esto sino una propuesta de entrar en el Consejo de Unidad Nacional, donde se encontraban todas las facciones reaccionarias, encabezadas por los "demócratas nacionales" y la camarilla gubernamental de antes de la guerra? En el momento de la lucha por el poder bajo la hegemonía de la clase obrera, en el momento en que el Primer Ejército Popular, luchando junto a los ejércitos soviéticos, debía entrar en la patria, se presentó el concepto de "un frente nacional amplio, que abarque a todos", es decir, que incluya a toda la reacción. Y a esta reacción que temblaba de miedo, la misma que nos masacró a nosotros, el Partido Obrero Polaco, a golpes de hacha en los bosques, que nos denunció a la Gestapo y espumeó de odio contra nosotros, prometemos que "nos opondremos a cualquier intento de desviar la lucha en curso hacia el camino del ajuste de cuentas interno y de la guerra civil".
Si en el período anterior era deber del Partido indicar a la nación que el único enemigo era el ocupante hitleriano, que era necesario desaprobar los intentos de guerra civil por parte de los reaccionarios, ya que objetivamente esto ayudaba al ocupante, en vísperas de la liberación, en el momento de la derrota decisiva del ocupante, la lucha por el poder político pasó al primer plano. En un momento en que los obreros se disponían a establecer nuevas leyes revolucionarias, apoyándose en el poder estatal bajo la hegemonía de la clase obrera, el camarada Bieńkowski en este artículo se limitó a persuadir a la reacción de la necesidad de una reforma de la Constitución, que habría asegurado a Mikołajczyk la hegemonía del movimiento. ¿Qué salida vieron entonces los oportunistas infiltrados en nuestro Partido? Así lo señalaba el artículo de Bieńkowski:
La presión de esta fuerza debe tender a destituir sin demora de los cargos más altos (por ejemplo, presidente, comandante en jefe del ejército) a quienes no cuentan con el apoyo popular y siguen una política contraria a los intereses fundamentales de Polonia. Es evidente que si los representantes de los reaccionarios que ocupan los puestos más altos desean manifestarse en contra de la voluntad popular así expresada y desean conservar los puestos que han obtenido, la única consecuencia posible será destituirlos mediante esa decisiva fuerza extraconstitucional, que es la voluntad de la mayoría de la nación, y reestructurar el gobierno de acuerdo con los postulados de la democracia polaca.
Así, reestructurar el gobierno reaccionario en Londres, hacer nuevos nombramientos para los puestos de presidente y comandante en jefe supremo, con el fin de asegurar la posición de Mikołajczyk y Kwapiński y otros líderes del Partido Narodnaya (un antiguo partido campesino reaccionario) y el WRN (una organización fascista, pseudosocialista) que se dedican en cuerpo y alma a la reacción: tal es todo el programa oportunista presentado por el pequeño grupo de derecha en nuestro Partido en el momento de la lucha por el poder político, un grupo que, a pesar de todas las negaciones, fue patrocinado por el camarada Gomułka.
En su artículo, Bieńkowski dice además:
El camino que aquí se indica es el que nuestro Partido ha defendido y seguido durante algún tiempo. Si lo recordamos hoy, es principalmente porque tenemos presentes las tareas que les aguardan al SL (Partido Populista) y al WRN. Es sobre ellos, como responsables directos del gobierno en Londres, sobre quienes recae la responsabilidad de salir de la situación en la que se encuentran, una salida que no solo no debilitará su influencia, actualmente en declive, sino que sin duda la incrementará, a la vez que aumentará la influencia en todo el ámbito democrático. No hay otra salida.
Hay que afirmar categóricamente que "Nuestra Posición" no era la posición del Partido, sino la del grupo de derecha dentro del Partido. El Partido creó Consejos Nacionales locales en todo el país, formó nuevos destacamentos del Ejército Popular y fortaleció los vínculos entre obreros y campesinos, no mediante acuerdos desde arriba, sino mediante la lucha de las masas y el trabajo organizativo desde la base. Nuestro Partido se preparaba con ardor y convicción para luchar por el poder. No había motivos para creer que alguien en las organizaciones locales cuestionaría la victoria. ¿Por qué entonces el grupo oportunista en la dirección del Partido durante este período, bajo la protección del camarada Gomułka, buscó otros caminos? Me parece que se pueden señalar resumidamente dos razones para esta falta de confianza.
Los orígenes de las vacilaciones ideológicas
Primero: Esta falta de confianza surge de la subestimación de las fuerzas de la clase obrera, de la subestimación de la fuerza de la alianza entre obreros y campesinos, alianza que creció y se fortaleció bajo la dirección de nuestro Partido, en el calor de la lucha contra el ocupante.
En segundo lugar, esta falta de confianza surge de una falta de comprensión de las aspiraciones de liberación social de la URSS, que resultan de los principios ideológicos del Partido Comunista Bolchevique de la URSS y de su papel en el frente internacional de lucha de todas las fuerzas democráticas populares contra el imperialismo.
El camarada Gomułka insiste hoy en desmentir las censuras contenidas en el punto quinto de la resolución del Buró Político, punto formulado con excepcional benevolencia. Inicialmente, calificó las críticas relativas a este período como inconsistencias y fabricaciones. Luego se disculpó por su falta de memoria, reconociendo solo que, desde la creación del Consejo Nacional (en cuya organización, hay que decirlo, jugó el papel más activo), siempre estuvo a favor de una unión con el Comité Central del Pueblo. En realidad esto no cambia tu posición política. El Comité Central del Pueblo no representaba ninguna fuerza política real. Era una organización de carácter excesivamente artificial y distractor. Uno podría haber tenido algunas ilusiones sobre su carácter social y político en los primeros días de su existencia —y de hecho la dirección del Partido se dejó dominar, por un corto período, por esta ilusión, que, sin embargo, pronto se disipó. Si no ha desaparecido completamente para el camarada Gomułka, no es porque no haya sido orientado, después de las conferencias que presidió, sobre la posición y el carácter distractor de este grupo, sino porque esta ilusión encubre el alejamiento del camarada Gomułka de las posiciones de clase, alejamiento que tuvo su origen en su subestimación de las fuerzas populares, agrupadas en torno a nuestro Partido en el fuego de la lucha nacional y de liberación contra el ocupante.
La profunda falta de comprensión de los principios ideológicos del marxismo-leninismo, que siempre han servido de guía al Partido Comunista (bolchevique) de la URSS y que todavía determinan su papel de vanguardia en el frente internacional de la lucha contra el imperialismo, es, creemos, una de las principales fuentes de las vacilaciones ideológicas del camarada Gomułka. Por eso lo sometemos a la crítica franca y a la autocrítica, para erradicar del Partido todos los elementos de desconfianza y de incredulidad en la gran fuerza de la solidaridad internacional de las masas trabajadoras, contenidos en la ideología del marxismo-leninismo. Este veneno de desconfianza e incredulidad, particularmente con respecto a la URSS, fue inculcado en el pueblo, y sigue siendo así, por los enemigos más feroces de las masas trabajadoras. Siempre ha causado y sigue causando daños incalculables a los intereses fundamentales de nuestro país y debilita nuestra posición internacional.
Posición errónea sobre la relación de fuerzas de clase en el campo
No podemos dejar en silencio en este análisis crítico otras posiciones erróneas que se abordan en la resolución de nuestro último Comité Central y que, acumulándose gradualmente, llevaron al camarada Gomułka a la desviación derechista y nacionalista que lo alejó de la línea fundamental de nuestro Partido.
Su posición errónea sobre la relación de fuerzas de clase en el campo le hizo perder de vista las perspectivas de la transformación progresiva de la agricultura en nuevas formas, facilitando y acelerando la construcción de las bases del régimen socialista, objetivo esencial del programa de nuestro Partido.
¿Cómo podemos definir entonces las tendencias que ponen a los agricultores pobres y ricos en igualdad de condiciones en el uso de las estaciones de maquinaria agrícola? Ahora bien, esto significa prácticamente poner estas máquinas a disposición de los elementos capitalistas en el campo y hacer más difícil para los campesinos pobres su uso.
¿En qué consistían las vacilaciones del camarada Gomułka? ¿Qué motivó su oposición a la resolución de la Oficina de Información en la parte que trata de las directrices ideológicas y del programa de los partidos marxistas para la transformación social de la agricultura, para la liberación del campesino pobre y del campesino medio de la explotación de los elementos especulativos y capitalistas?
Tendencias oportunistas
Se trata, sin duda, de tendencias oportunistas para evitar la lucha de clases contra los elementos capitalistas del campo, lucha sin la cual no podría llevarse a cabo la marcha victoriosa hacia el socialismo en este sector.
Esta misma tendencia oportunista se evidencia claramente en las declaraciones del camarada Gomułka, hechas recientemente, sobre el tema del método de unificación de los dos partidos obreros. Estas declaraciones revelan una concepción de que los dos partidos se fusionarían sin eliminar realmente los elementos de derecha ideológicamente ajenos que todavía se encuentran entre los antiguos cuadros del Partido Socialista Polaco, que hasta hace poco estaban vinculados al WRN, y sin librar una lucha dura contra la influencia de esta ideología ajena. Este es un concepto peligroso, capaz de obstaculizar seriamente la formación ideológica del Partido unificado, capaz de suscitar tendencias nocivas, conciliadoras, de tolerancia hacia corrientes y opiniones ideológicamente hostiles y, por tanto, de debilitar la cohesión ideológica y orgánica del Partido unificado, de obstaculizar su formación sobre la base de la doctrina probada del marxismo-leninismo.
No se puede dejar de ver en esta actitud una renovación de las concepciones socialdemócratas que nunca han sido completamente superadas y que siempre renacen. Nuestro Partido ha iniciado y debe continuar sin cesar la lucha incansable contra estas concepciones.
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Acabamos de caracterizar los errores cometidos por el camarada Gomułka, que, como dice la resolución del Comité Central, no son fortuitos ni accidentales, sino que forman, a pesar de las contradicciones internas, un cierto sistema de opiniones de carácter derechista y nacionalista.
Cada uno de nosotros debe buscar el origen de esto. errores. ¿Dónde están tus raíces? ¿Por qué aparecieron, con toda su fuerza, precisamente en estos últimos meses?
Todos estamos a favor de una mayor flexibilidad táctica, pero todos debemos combatir, y combatiremos con el mayor vigor, cualquier desviación de los principios fundamentales del marxismo y cualquier distorsión de estos principios.
Al analizar hace tiempo las razones del fracaso de dirigentes destacados de la Segunda Internacional, como Kautsky y Otto Bauer, Lenin indicó que este hecho era sumamente educativo. Ellos comprendieron perfectamente la necesidad de una táctica flexible, aprendieron y enseñaron a otros la dialéctica marxista, y mucho de lo que hicieron, añade Lenin, quedará como una valiosa contribución a la literatura socialista, pero al aplicar esta dialéctica cometieron tales errores, se mostraron tan poco dialécticos, tan incapaces de tener en cuenta los rápidos cambios de las formas y de dar a esas formas un contenido nuevo, que su suerte no es más envidiable que la de muchos oportunistas. Lenin escribió sobre esto en 1920:
La razón fundamental de su fracaso es que se dejaron "hipnotizar" por cierta forma de crecimiento del movimiento obrero y del socialismo, olvidando su unilateralidad; temían la ruptura repentina, inevitable debido a circunstancias objetivas, y seguían repitiendo las verdades elementales aprendidas de memoria y a primera vista indiscutibles: tres es mayor que dos. Pero la política se parece más al álgebra que a la aritmética, e incluso más a las matemáticas superiores que a las matemáticas simples. En realidad, todas las viejas formas del movimiento socialista se llenaron de nuevo contenido y, por lo tanto, apareció un nuevo signo ante las cifras, el signo "menos", mientras nuestros sabios continuaban (y continúan) afirmando tenazmente al mundo entero que "menos tres" es mayor que "menos dos" (1).
Manteniendo las proporciones necesarias, se puede aventurar que los errores del camarada Gomułka tienen el mismo origen: la manera no dialéctica, mecánica, de concebir el contenido concreto de la lucha de clases.
Además, el modo de pensar del camarada Gomułka está teñido de particularismo nacionalista, de un espíritu nacionalista ilimitado, que estrecha el horizonte político, no permite ver la estrecha conexión que existe en la época actual entre las aspiraciones nacionales e internacionales, y conduce a conclusiones políticas falsas y bastante dañinas.
De ahí la tendencia a separar, en el análisis del pasado del movimiento obrero polaco, el problema de la independencia del problema de la lucha de clases del proletariado, de ahí la interpretación errónea de la naturaleza de la democracia popular, de las transformaciones que tienen lugar en su seno, de ahí también la desviación hacia posiciones de un "término medio" entre la democracia burguesa liberal y la democracia socialista.
De ahí, como indica la resolución, la tendencia a no ver o a no subrayar esta verdad de que no hay diferencia de calidad entre el camino polaco hacia el socialismo, a pesar de ciertas características particulares, y el camino general de desarrollo hacia el socialismo. Esta tendencia no quiere ver que el camino polaco es una variante del camino general, una variante que surgió precisamente gracias a la victoria del socialismo en la URSS, una variante basada en la experiencia de la construcción socialista en la URSS, teniendo en cuenta las posibilidades inherentes a un nuevo período histórico y las condiciones particulares del desarrollo histórico de Polonia.
De aquí también deriva la falta de comprensión de la esencia de las relaciones que unen a los países de la democracia popular con el país del socialismo triunfante, y de la profunda solidaridad de sus relaciones, que son claramente diferentes de las relaciones existentes entre los países de la democracia popular y los países capitalistas.
Esto, en última instancia, conduce a una falta de comprensión de la naturaleza de la lucha por defender la soberanía, que está amenazada por la expansión del imperialismo estadounidense y sus agentes alemanes.
Estos errores surgen de una posición absolutamente falsa, antileninista, sobre la cuestión nacional, de una posición oportunista absolutamente falsa sobre la cuestión campesina. Hay aquí una clara analogía con fenómenos similares que no fueron detenidos y que llevaron a una degeneración total en Yugoslavia.
Las similitudes entre estos fenómenos no son fortuitas, pues tienen el mismo origen. ¿Cómo podemos explicar que estos errores hayan salido a la luz sólo recientemente?
Durante mucho tiempo todo el vigor de la lucha de nuestro Partido estuvo dirigido; contra las fuerzas reaccionarias y fascistas, que aspiraban, a veces abiertamente, al regreso de los gobiernos de los capitalistas y los terratenientes, y de tal manera que el pensamiento del camarada Gomułka no revelara sus debilidades.
La lucha de clases se intensifica
En el momento en que las principales fuerzas de la reacción y del fascismo fueron aplastadas, la democracia popular en Polonia entró en una nueva fase de desarrollo. Pero desde el momento en que los capitalistas y los elementos especulativos, que aprovecharon las dificultades de la posguerra y explotaron al campesinado pobre, comenzaron a fortalecerse, surgió otra contradicción fundamental entre las fuerzas populares, profundamente democráticas, es decir, los obreros y campesinos, por un lado, y los. fuerzas capitalistas de la ciudad y del campo, por otro lado. Fue entonces, cuando la lucha de clases en el campo se agudizó, cuando se hicieron evidentes las grietas en la posición de lucha del camarada Gomułka y se reveló su debilidad ideológica. No hay duda de que no sólo en nuestro país, sino también en otros países de democracia popular, como lo atestigua elocuentemente la señal de alarma yugoslava, existe una contradicción entre las fuerzas capitalistas y anticapitalistas que coexisten en el régimen de la democracia popular. ocupan cada vez más un lugar central, como se indica en la resolución. Las fuerzas capitalistas querrían obtener la “congelación” de la actual correlación de fuerzas, a la espera de una situación más favorable. Aspiran a una "estabilización" que mantenga en el sistema de democracia popular, incluso en la medida actual, las posibilidades de desarrollo de elementos capitalistas, pues cuentan con su flexibilidad y con que el capitalismo surge orgánicamente de la pequeña economía mercantil, del mismo modo que cuentan con apoyos ocasionales del exterior.
Por otra parte, la clase obrera quiere que los elementos socialistas se desarrollen continuamente mediante la expropiación y liquidación de los elementos capitalistas. En cuanto a los campesinos pobres y medios, quieren liberarse de la explotación y la supremacía del campesino rico. Esta aspiración sigue fortaleciendo la alianza entre obreros y campesinos y dándole una base más sólida.
En estas condiciones sale a la superficie el carácter oportunista oculto del pequeño grupo derechista de nuestro Partido y se hace evidente la tendencia a atenuar la agudeza de la lucha de clases, a crear un clima favorable para el kulak y sus aspiraciones naturales de expansión económica y política que inevitablemente se sigue de ella.
El oportunismo de la mano con el nacionalismo
La larga experiencia del movimiento obrero nos enseña que el oportunismo generalmente marcha de la mano del nacionalismo, la mayoría de las veces bajo la forma de "socialnacionalismo". Esto es lo que pasa entre nosotros. Más aún que en otras partes, en nuestras filas el oportunismo se mezcla siempre con el nacionalismo, aprovechándose de que los prejuicios nacionalistas y el complejo antirruso y antisoviético, hábilmente tejido por el enemigo de clase, aún no han sido erradicados.
Hoy, a medida que crecen las contradicciones entre el campo imperialista y el campo antiimperialista, la actitud hacia la URSS se convierte, más que nunca, en la piedra de toque del internacionalismo sincero y de la lealtad a la causa del socialismo y, al mismo tiempo, constituye la única y firme base de la independencia y la soberanía de nuestro país.
La falta de comprensión del papel de la Unión Soviética, que lleva a la distorsión de las relaciones entre los países de la democracia popular y la URSS, es expresión, ante todo, de la presión ideológica de fuerzas extranjeras y de enemigos de clase, de la presión de elementos capitalistas que reaccionan sobre nuestra vida política y tratan de infiltrarse en nuestras filas.
El carácter de clase del oportunismo, así como del nacionalismo, está determinado por las tendencias a la conciliación o al acercamiento, cualquiera que sea su forma, con la burguesía.
En la polémica que mantuvo con el menchevique Potresov en 1915, Lenin arroja mucha luz sobre la conexión característica entre el oportunismo y el "socialnacionalismo". En su obra "Bajo banderas extrañas" Lenin escribió:
Los lazos ideológicos y políticos de parentesco, la conexión, o mejor dicho, la identidad, entre el oportunismo y el socialnacionalismo no dejan lugar a dudas... El socialnacionalismo nació del oportunismo, y es precisamente de él de donde extrae su fuerza. Todo partidario del internacionalismo que no se oponga consecuente y decidido al oportunismo es un espejismo y nada más. Algunas personas de este tipo quizá se consideren sinceramente "internacionalistas", pero hay que juzgar a las personas no por lo que piensan de sí mismas, sino por su comportamiento político: el comportamiento político de estos "internacionalistas", que no se oponen consecuente y decididos al oportunismo, siempre constituirá una ayuda o un apoyo a la tendencia nacionalista.
¡Qué brillante intuición, qué interés apasionante nos despiertan estas palabras!
¿No se puede aplicar este análisis leninista a la pretenciosa, hueca y mendaz fraseología "internacionalista" de Tito?
¿No debería la comprensión de la naturaleza de este problema convertirse en una señal de alarma para todo el Partido? ¿No debería movilizar a todos los miembros del Partido, fieles a las magníficas tradiciones de nuestro movimiento, para una lucha enérgica contra la desviación nacionalista y derechista en nuestro Partido?
Nuestro Partido, que ha dado tantas pruebas de dedicación a la clase obrera, a sus intereses y a sus ideales, debe reaccionar de esta manera, y no de otra, ante este peligro. La autocrítica expresada por el camarada Gomułka en el tercer día del Pleno ayudará sin duda al Partido en este terreno; Esta autocrítica muestra, por otra parte, que el camarada Gomułka, bajo la influencia de la crítica severa pero franca y sincera del Comité Central, comprendió la necesidad de proceder a la rectificación de su posición anterior, profundamente errónea.
A pesar de las vacilaciones oportunistas y nacionalistas del camarada Gomułka, que se reforzaron especialmente después de la primera reunión del Buró de Información, el Comité Central y el Buró Político siguieron una línea política correcta, defendieron los principios ideológicos marxistas del Partido Obrero Polaco y reforzaron la unidad del Partido con la clase obrera.
El resultado de esta correcta línea política de nuestro Partido es el crecimiento considerable de su autoridad entre las masas trabajadoras, en primer lugar entre la clase obrera, como lo demuestran todas las elecciones sindicales y las elecciones a los comités de empresa. Su autoridad también ha crecido entre las masas campesinas, como lo demuestran las elecciones en las cooperativas. El rápido aumento del número de miembros del Partido también da testimonio de la creciente confianza que las masas populares tienen en él.
La manera categórica con que la dirección del Partido se opuso al informe presentado al Comité Central en junio por el camarada Gomułka, así como la actitud de la dirección ante los errores cometidos por él antes y después de él, dan testimonio de que la dirección se mantuvo fiel a los principios del marxismo-leninismo y a las tradiciones revolucionarias del Partido.
Sin embargo, sería una desviación de los principios del marxismo no someter a autocrítica, al analizar la desviación nacionalista y derechista, las debilidades y deficiencias importantes que han surgido en todos los órganos dirigentes de nuestro Partido, empezando por el Buró Político. A la vista del informe de junio del camarada Gomułka, informe sin precedentes en su forma y contenido, algunos camaradas se preguntaron, no sin razón, cómo el Buró Político había permitido una situación en la que el Secretario General del Partido pudo, sin el consentimiento del Buró Político, desarrollar una línea tan marcadamente oportunista y nacionalista ante el Pleno del Comité Central.
Ahora está claro para todos que los errores cometidos en junio por el camarada Gomułka y los conceptos erróneos posteriores no son accidentales ni están relacionados entre sí; Estos errores ya se han hecho sentir antes y, aunque se manifestaron fragmentariamente en otra etapa de su desarrollo, sin embargo han causado daño al Partido.
Es necesario subrayar que las vacilaciones oportunistas y derechistas del camarada Gomułka, antes de que se convirtieran en desviaciones, no siempre fueron repelidas con suficiente energía por la dirección del Partido. Este hecho demuestra una vez más cuán fuerte sigue siendo la presión de las opiniones socialdemócratas pequeñoburguesas y del nacionalismo en las filas de nuestro Partido y cuán grave es el peligro de una desviación derechista y nacionalista en nuestro Partido, en las condiciones de una situación internacional más tensa, en las condiciones de la marcha de la democracia popular hacia el socialismo en nuestro país.
La experiencia de nuestro Partido demuestra plenamente la exactitud de la tesis proclamada por la Oficina de Información hace diez meses, a saber, que
"El principal peligro para la clase obrera en el momento actual consiste en subestimar sus propias fuerzas y sobreestimar las fuerzas del campo imperialista".
Hay que decir aquí que las deficiencias y debilidades cometidas en aquella época por la dirección del Partido, en cuanto al análisis de la situación internacional y de la situación en el propio país, se derivan precisamente de la subestimación de las fuerzas de la clase obrera y de la sobreestimación de las fuerzas de la reacción.
La subestimación de las fuerzas de la clase obrera y la sobreestimación de las fuerzas de la reacción están siempre ligadas a la tendencia a la adaptación a la mentalidad y a los prejuicios pequeñoburgueses, que, por el contrario, deben ser combatidos y transformados.
El gran atraso del Partido en el frente cultural, en el trabajo entre los intelectuales, se debe en primer lugar a esta posición.
Por otra parte, sobre la cuestión del ritmo de desarrollo de la democracia popular hacia el socialismo, la actitud del Partido carecía de claridad, debido a la subestimación de las fuerzas de la clase obrera y la sobreestimación de las fuerzas de la reacción.
La posición del camarada Gomułka sobre esta cuestión se dejó sentir también, en cierta medida, en el trabajo del Buró Político. La perspectiva socialista fue planteada por el Partido demasiado tarde y hasta el Pleno de julio fue tratada únicamente como una cuestión de declaraciones.
El Comité Central no analizó la relación entre el crecimiento de los elementos socialistas, los elementos de la pequeña producción mercantil y los elementos capitalistas en la vida económica del campo. También en este ámbito la política del Partido carecía de claridad. El Comité Central no rechazó con suficiente energía las concepciones oportunistas sobre la coexistencia armoniosa y el desarrollo de los "tres sectores" —estatal, privado y cooperativo— en nuestra economía, concepciones que ganaban terreno en los distintos órganos de nuestro Partido. Particularmente peligrosa en ese momento fue la tolerancia mostrada por la dirección del Partido hacia las diversas declaraciones del camarada Gomułka encaminadas a pacificar la lucha de clases cada vez más aguda en el campo y hacia el crecimiento de los elementos capitalistas en el campo, lo que no podía sino tener como resultado la pérdida de la perspectiva revolucionaria de las organizaciones del Partido, el debilitamiento de su combatividad de clase y el surgimiento, aquí y allá, de "teorías" sobre la atenuación de la lucha de clases.
El hecho de que el Buró Político no se opusiera a la fijación de un precio único para los servicios de los centros de maquinaria agrícola, significaba ceder a las tendencias derechistas y oportunistas del camarada Gomułka, que pretendía nivelar las diferencias de clase en el campo. La idea misma de los centros de maquinaria agrícola, como arma de defensa contra la explotación del kulak, el pequeño campesino que no posee ni herramientas ni ganado, fue distorsionada. Esta falta de diferenciación de clases también caracterizó la "ayuda entre buenos vecinos".
La dirección del Partido no ha demostrado un espíritu suficientemente crítico respecto a la implementación de la política de colonización de los Territorios Recuperados, que ha beneficiado especialmente a los campesinos ricos. También hay que señalar que la dirección del Partido no siempre estuvo a la altura de sus obligaciones frente a las desviaciones nacionalistas del camarada Gomułka. La evaluación errónea del Partido Comunista Polaco y del Partido Socialista Polaco antes de la guerra se hizo evidente más de una vez en los informes y escritos del camarada Gomułka.
Recordamos también el tono defensivo del informe del camarada Gomułka al Comité Central en octubre de 1947 sobre la creación de la Oficina de Información de los Partidos Comunistas con la participación del Partido Obrero Polaco. Se dedicó especialmente a mostrar y subrayar la diferencia entre los miembros del Partido Obrero Polaco y los miembros del Partido Comunista. Influyó tanto en el camarada Bieńkowski que unos días después, durante un mitin dedicado a la memoria de 50 miembros del Partido Comunista Polaco ahorcados por la Gestapo, declaró que esos camaradas no eran comunistas, sino miembros del Partido Obrero Polaco.
Por supuesto, la dirección del Partido no siempre apoyó estos conceptos; Los criticó a veces, pero hasta el Pleno de junio no los había rechazado con suficiente firmeza.
La tolerancia mostrada por la dirección del Partido hacia los errores derechistas y nacionalistas del camarada Gomułka, y sobre todo hacia su falta de comprensión del papel de la URSS, que tuvo como consecuencia la distorsión de las relaciones entre los países de la democracia popular y la URSS, y la pacificación oportunista de la agudeza de la lucha de clases en el desarrollo de la democracia popular, tuvo un impacto negativo en la actividad práctica del Partido y en la educación de sus miembros.
Nuestros esfuerzos para dar a conocer al Partido la experiencia de la construcción socialista en la URSS fueron insuficientes. En particular, durante toda la existencia de Polonia Popular no hemos hecho nada para familiarizar al Partido con la vida del campo socialista soviético, para mostrarle la verdad sobre la construcción socialista y para contrarrestar las falsedades propagadas por los reaccionarios sobre la situación en el campo en la Unión Soviética. No hemos sensibilizado suficientemente al Partido respecto de los logros del pensamiento marxista-leninista. Nuestro trabajo popular en este campo ha sido débil. Pero estamos atrasados, sobre todo, en la enseñanza de la Historia del Partido Comunista (b) de la URSS, de su papel de vanguardia en el movimiento obrero internacional.
No nos opusimos suficientemente al enfoque abstracto del camarada Gomułka sobre el trabajo ideológico del Partido, separándolo de las transformaciones sociales concretas en el propio país y de sus perspectivas de desarrollo hacia el socialismo.
Se toleró la debilidad de la propaganda del marxismo-leninismo en el Partido, como también la confusión ideológica entre los intelectuales del Partido y el abandono del análisis marxista de los problemas de la literatura, las artes y las ciencias. Prueba de ello es, entre otras, la postura adoptada por el periódico "Kuźnica" ("La Forja").
Esta situación ha afectado particularmente la ofensiva de nuestro Partido en la esfera cultural y ha tenido un efecto en nuestras instituciones de educación superior, donde todavía dominan las opiniones no marxistas y pseudocientíficas, especialmente en la literatura y la filosofía. En lo que se refiere al trabajo de propaganda entre las masas y a las actividades culturales, los miembros de nuestro Partido a menudo han dado muestras de adaptación a la mentalidad y a los prejuicios pequeñoburgueses en lugar de combatirlos y superarlos eficazmente. Un reflejo de este estado de cosas se puede encontrar en revistas populares y programas de radio.
La tolerancia de los errores oportunistas y nacionalistas del camarada Gomułka y el descuido de la tarea de transmitir al Partido la experiencia histórica del Partido Bolchevique de la URSS también condujeron a un alejamiento de los principios del marxismo-leninismo en la cuestión del papel del Partido. La dirección del Partido no se opuso con suficiente energía a las tendencias de reclutamiento amplio y acrítico, lo que supuso descuidar el principio fundamental del leninismo, según el cual el Partido es la unión de los mejores elementos de la clase obrera, el destacamento de vanguardia de la clase obrera y la organización de clase superior del proletariado.
El descuido de estos principios y la falta de vigilancia condujeron a la admisión en el Partido de elementos indeseables de extraño origen social, arribistas para quienes la "tarjeta" del Partido era un instrumento destinado casi exclusivamente a proporcionarles toda clase de ganancias y ventajas, lo que es incontestablemente una distorsión del Partido. Esto, sin duda, causó graves daños al Partido.
La subestimación del papel de vanguardia del partido
La protección brindada a la dirección del Partido y a sus miembros que trabajan en el aparato estatal también ha sido insuficiente. Esto condujo a una separación entre los órganos del Partido y el trabajo cotidiano en los órganos estatales, así como a la limitación de la influencia del Partido en este trabajo y a la burocratización y el desapego del Partido de sus militantes pertenecientes al aparato estatal, que eran más débiles desde una perspectiva política.
Todas estas debilidades se derivan de la subestimación del papel de vanguardia del Partido y de todas sus organizaciones en las transformaciones políticas, económicas y culturales de Polonia.
Esta subestimación se caracterizaba particularmente por la actitud práctica del camarada Gomułka hacia el Partido y, sobre todo, hacia el aparato del Partido. Una vez más es necesario afirmar que la dirección del Partido no se opuso con suficiente energía a esta tendencia a disminuir el papel del Partido. Una expresión política de esto fue la distribución de los cuadros del Partido, que buscaba debilitar el aparato del Partido en favor del aparato del Estado, la tendencia a reducir numéricamente el aparato del Partido y la falta de cuidados suficientes para crear condiciones normales de trabajo para éste.
Otro error muy grave consistió en el trabajo defectuoso de la dirección, que se distanció no sólo de los militantes del Partido, sino también de los miembros del Comité Central, y en la falta de trabajo colectivo en los diferentes órganos del Partido.
La subestimación del papel dirigente del Partido, la ausencia de espíritu colectivo en el trabajo y la falta de comprensión del papel del aparato del Partido produjeron necesariamente resultados negativos.
Hemos padecido hasta ahora una gran falta de cuadros y el origen de esta debilidad hay que buscarlo en estos fenómenos negativos. Uno de los principios fundamentales del leninismo proclama que
"El Partido, como asociación de los mejores hombres de la clase obrera, es la mejor escuela para la formación de dirigentes de la clase obrera, capaces de dirigir todas las formas de organización de su clase" (Stalin).
Y si el magnífico movimiento que colocaba a los obreros en los puestos de dirección, en la administración y en la industria se ha detenido en los últimos años, esto no puede verse sólo como resultado del trabajo defectuoso de nuestras secciones de cuadros, de nuestros centros educativos, incluidos los colegios superiores. Es el resultado, en primer lugar, de la subestimación del papel dirigente del Partido y de todos sus órganos en las transformaciones políticas, económicas y culturales de Polonia, es decir, el resultado de la subestimación de los principios del trabajo colectivo en todas las instancias del Partido, ya que el Partido es "la mejor escuela para formar dirigentes de la clase obrera".
El papel ineficaz de los sindicatos, principal correa de transmisión entre el Partido y las masas trabajadoras en la vida y la lucha de la clase obrera, se ha convertido en objeto de nuestra constante preocupación. Hay que decir que los sindicatos a menudo no se dedican a aumentar la actividad de las masas trabajadoras en la producción; Su papel es siempre ineficaz en la emulación del trabajo, en el movimiento de innovadores y racionalizadores de la producción, en la formación profesional de los obreros y su nombramiento en puestos de dirección. Los sindicatos no prestan la atención necesaria a la mejora de las condiciones de vida materiales y culturales de las masas trabajadoras. Un defecto innegable de la actividad de los sindicatos es el débil trabajo de sus organizaciones de base y el hecho de que los activistas sindicales a menudo están desconectados de las masas trabajadoras. Por otra parte, observamos hechos inquietantes: diversos elementos del aparato económico, burocratizándose, a veces hostiles, subestiman a los sindicatos, no los toman en consideración.
Sin duda, todos estos fenómenos negativos tienen su origen en la subestimación del papel dirigente del Partido, porque es un principio fundamental del leninismo que
El Partido, como la mejor escuela de líderes obreros, es, gracias a su experiencia y autoridad, la única organización capaz de asumir la dirección del proletariado en lucha y, así, transformar todas las organizaciones no partidarias de la clase obrera en órganos auxiliares y correas de transmisión que las conectan con el Partido. El Partido es la forma suprema de organización de clase del proletariado. (Stalin).
El proyecto de resolución presentado por el Buró Político al Comité Central indica el camino para superar la desviación derechista y nacionalista en nuestro Partido.
Sin embargo, debemos llamar la atención de nuestros camaradas sobre los métodos de combatir los errores y las desviaciones de la línea básica del Partido. Los errores, en sí mismos, no representan un peligro cuando se detectan y se corrigen. También ocurre que a veces los errores ideológicos no se hacen evidentes por sí mismos, sino que su comprensión se hace más fácil mediante la crítica de los compañeros.
Comprender los errores implica un análisis autocrítico de las causas que los originaron. Y esto se hace tanto más necesario cuando la posición social o partidaria del camarada que adopta estas concepciones es alta. Pues, en vista de la autoridad de que goza el camarada que ocupa un puesto de responsabilidad, sus concepciones se extienden a un círculo más amplio.
La crítica y la autocrítica fortalecen al partido desde un punto de vista ideológico
Nuestro Partido ha alcanzado una fuerza y una cohesión ideológica que ningún otro Partido aliado ha sido capaz ni puede alcanzar, porque nuestro Partido se guía en su actividad por el método y la teoría del marxismo-leninismo, método probado por el fuego de largas luchas revolucionarias y por la experiencia histórica del movimiento obrero internacional. Esperamos, por tanto, que el nuevo Partido Unificado sea igualmente fuerte y que su cohesión ideológica también sea poderosa; No podremos alcanzar este objetivo si no ejercemos la mayor vigilancia ideológica en cada organismo del Partido. Esta vigilancia ideológica del Partido se forma mediante la crítica y la autocrítica de los errores cometidos en cada organización; para que estos errores no trasciendan el ámbito de la organización, y mediante la crítica en todo el Partido, en el caso de que estos errores comiencen a ejercer una influencia mayor, asumiendo el carácter de una desviación de la línea de conducta del Partido. La crítica valiente y la autocrítica no dañan al Partido. Todo lo contrario, lo fortalecen desde el punto de vista ideológico.
La ocultación o mitigación de errores puede debilitar considerablemente al Partido. Por otra parte, persistir en la defensa de posiciones erróneas crea un gran peligro que, si no se combate, podría conducir a una grave crisis y causar daños irreparables, no sólo al Partido, sino a todo el país.
La posición antimarxista de los dirigentes del Partido Yugoslavo ofrece un ejemplo de una crisis que causa un daño incalculable al pueblo de Yugoslavia, rompe los vínculos ideológicos y organizativos internacionales con la URSS y los países de democracia popular y aumenta la agresividad de los imperialistas. Los dirigentes yugoslavos negaron a los partidos que estaban de su lado en la Oficina de Información el derecho a criticar sus errores, escapando así al control ideológico de la organización internacional y situándose fuera de ella.
El Pleno de nuestro Comité Central, celebrado en julio, examinó la situación del partido yugoslavo, definió la naturaleza de sus errores y condenó a sus dirigentes, que no dudaron en romper el frente único de la lucha revolucionaria contra el imperialismo en un momento en que los ataques del imperialismo se hacían cada vez más agresivos. Luego los dirigentes yugoslavos convocaron un congreso del partido, cuyo trabajo estaba enteramente dirigido contra los países de democracia popular y contra la URSS.
Los militantes yugoslavos que se manifiestan contra esta nefasta política de los dirigentes del Partido son silenciados mediante el terror, la represión y los asesinatos.
¿Qué hay todavía de comunista y democrático en un Partido cuyos dirigentes, en su fatuidad, creyeron que era el mejor y el más revolucionario de los partidos, que construiría el socialismo más rápidamente que los otros partidos, que no comete ni ha cometido nunca errores y que no acepta críticas, vengan de donde vengan? En un partido así no queda nada de comunismo ni de democracia. Lo que quedó fue la actitud hostil hacia los partidos miembros de la Oficina de Información, en lugar de la solidaridad y la conexión ideológica. Esto es lo que lleva al abandono del método leninista de crítica y autocrítica en el marco de la organización ideológica internacional.
Todo lo contrario, la labor de nuestro último Comité Central es un ejemplo que muestra cómo la crítica abierta y franca y la autocrítica de los errores resultan justas y productivas para el fortalecimiento ideológico del Partido.
Fue gracias a esta crítica y autocrítica que el Partido salió victorioso en su lucha contra las vacilaciones ideológicas en su dirección. El arma de esta crítica y autocrítica franca y sincera ha ayudado a la dirección del Partido a elevar significativamente el nivel político, teórico e ideológico del Partido, fortalecer y enriquecer su liderazgo y, sin duda, dará al Partido una riqueza de experiencia en la lucha contra el peligro de desviación de la línea básica del Partido. Esta crítica y autocrítica hizo al Partido más combativo, aumentó su vigilancia, incrementó la actividad de sus cuadros, les permitió resistir la influencia ideológica extranjera y fortaleció su cohesión y su autoridad.
El camarada Gomułka, que ha mostrado dudas sobre la cuestión yugoslava que he descrito en la primera parte del informe, no se ha decidido todavía a hacer una autocrítica clara, abierta y decidida.
Nos encontramos ante una tarea de gran importancia: superar la desviación ideológica. Movilizaremos a todo el Partido para este fin, pero no toleraremos esta lucha contra la desviación derechista y nacionalista, que pone en peligro nuestros logros, conduciendo al resurgimiento de métodos sectarios e izquierdistas.
Todos velaremos, como si fuera la niña de nuestros ojos, por los preciosos logros del Partido Obrero Polaco, por sus magníficas y gloriosas tradiciones de lucha contra los ocupantes, por el trabajo desinteresado y los sacrificios de decenas y cientos de miles de miembros de nuestro Partido en la construcción de las bases de la Polonia Popular.
Fidelidad a las ideas revolucionarias
Nuestro Partido está vinculado a sus dirigentes. Aprecia su contribución al trabajo y a la lucha de todo el Partido, deposita en ellos su confianza, pero sólo los reconoce como los realizadores de la idea que es la idea del Partido y de la clase obrera.
El Partido pone por encima de cualquier vínculo con tal o cual individualidad y de la fidelidad a los ideales revolucionarios, la firmeza en su realización, la vigilancia frente a cualquier intento de infiltración de influencias extranjeras.
Esto es lo que hace fuerte a nuestro Partido. No realizará su trabajo según el principio de los líderes, sino que pondrá en primer lugar el esfuerzo colectivo de los militantes y de toda la masa del Partido. Nosotros libramos la lucha contra la desviación derechista y nacionalista en condiciones que no son fáciles: los elementos pequeñoburgueses ejercen su presión y el enemigo de clase ha desatado una tremenda campaña de excitación, sacando de su arsenal los argumentos chovinistas y antisemitas más demagógicos y más perniciosos.
Tenemos la más profunda convicción de que el Partido, a pesar de estas dificultades, saldrá más fuerte de esta lucha, más unido que nunca, mejor armado desde el punto de vista ideológico, más combativo e inmune a las influencias oportunistas, más maduro desde el punto de vista político para llevar a cabo la gran tarea que le compete hoy: la unión de la clase obrera, la creación del Partido unificado de la clase obrera.
Más de una vez en el pasado nuestro Partido ha demostrado, y volverá a demostrar hoy, que es capaz de frustrar los intentos del enemigo, que sabe repeler la presión de la ideología ajena, que permanece fiel a la idea del socialismo, a la idea del marxismo-leninismo, que no decepcionará a la clase obrera, que no traicionará el ideal y las aspiraciones por las que los mejores hijos de la clase obrera y del pueblo han luchado y perecido durante muchas generaciones.
Plan de ayuda a los pequeños y medianos agricultores
El segundo punto del orden del día del Pleno fue la cuestión de las tareas actuales del Partido en las esferas política, económica y social en el campo.
Las decisiones adoptadas sobre esta cuestión arman al Partido, y en primer lugar a sus organizaciones campesinas, y las preparan para cumplir las importantes tareas que tienen ante sí.
El Pleno indicó los caminos concretos de lucha de la clase obrera, de los pequeños y medianos campesinos, con vistas a limitar la explotación que los elementos capitalistas realizan en el campo, con el fin de brindar ayuda general a la gran mayoría de la población agraria, a los pequeños y medianos campesinos, con el fin de arrebatar la supremacía en el campo de las manos de los kulaks.
La Sesión Plenaria indicó los medios para alcanzar estos fines en todos los dominios de la vida agrícola, en particular el mantenimiento de un precio justo y compensatorio del trigo, la aplicación de una política fiscal justa y una política de clase en la concesión de créditos agrícolas, la ampliación y reorganización de los centros de maquinaria agrícola y la garantía de su utilización, en primer lugar, por los más necesitados de ayuda, es decir, por los agricultores que no poseen herramientas ni ganado. Por otra parte, el Comité Central señaló la necesidad de mejorar el funcionamiento de las cooperativas de "ayuda mutua campesina", darles un carácter de masas e imbuirlas de espíritu democrático. ¡El Comité Central! También subrayó que es esencial depurar y renovar todo el aparato económico y administrativo en el campo.
Las decisiones del Pleno constituyen sin duda un vasto plan concreto para ayudar a los pequeños y medianos agricultores y defenderlos de la explotación capitalista.
No hay duda de que, cuando estas decisiones se pongan en práctica, aumentarán considerablemente la actividad de las masas campesinas, les permitirán levantar la cabeza y oponerse con éxito a los kulaks en la lucha por limitar la explotación capitalista en el campo y mejorar su situación material y cultural.
Tras las decisiones de julio, el Comité Central definió con precisión la posición del Partido sobre el problema de las cooperativas rurales y dio una respuesta concreta a toda una serie de cuestiones que preocupaban a las masas campesinas. El Comité Central destacó que el Partido considera la transición de la economía individual, que es un proceso a largo plazo, a la economía agrícola colectiva como la única vía para aumentar verdadera y rápidamente el bienestar en el campo, eliminar la pobreza y eliminar la explotación capitalista. Al mismo tiempo, el Pleno debía poner en guardia contra cualquier precipitación, que en este ámbito sólo podía ser perjudicial y equivalía a lanzarse a una aventura».
El Comité Central advirtió que cualquier carrera por lograr resultados numéricos es perjudicial y destacó que las cooperativas de producción deben ser ejemplares.
El Comité Central estableció que, dadas las posibilidades reales del Estado en los dominios técnico y financiero y considerando que las masas campesinas sólo se inclinarán por las formas colectivas de economía sobre la base de su propia experiencia, el desarrollo de las cooperativas de producción en el campo no puede sino asumir un carácter numéricamente limitado en los próximos años. El Comité Central subrayó que la organización de cooperativas de producción debe realizarse con un espíritu estrictamente benévolo y declaró que cualquier intento de socavar este principio será combatido severamente. Se puede decir con seguridad que las decisiones del Comité Central arrojarán suficiente luz sobre el problema del desarrollo de las cooperativas de producción agrícola y contribuirán en gran medida a cortar de raíz todos los intentos del enemigo de clase de sembrar confusión y disturbios en esta zona.
Las decisiones del Comité Central conceden un lugar importante a las cuestiones agrícolas del Estado y trazan las directrices para aumentar rápidamente la producción de trigo y ganado, lo que, por otra parte, le da la posibilidad de conceder mayor ayuda a los campesinos.
Las tareas señaladas por el Pleno para la agricultura implican la movilización de esfuerzos de todo nuestro Partido, y especialmente de sus organizaciones campesinas. El Partido debe prestar al campo mucha más atención de la que le ha prestado hasta ahora.
El Partido unificado de las masas trabajadoras debe basarse en la ideología marxista-leninista
Durante sus cuatro días de trabajo, el Comité Central realizó un examen general del camino de desarrollo por el cual el Partido conduce a las masas trabajadoras de Polonia, apoyado en la unidad de acción de todo el bloque democrático. La idea que nos guía en este camino es la de una Polonia Popular que marcha hacia un nuevo régimen social. Y este nuevo régimen es el socialismo.
El Partido Obrero Polaco asumió la responsabilidad de construir este régimen en nuestras condiciones nacionales particulares. El carácter específico de estas condiciones está formado por la herencia de siglos, la herencia de luchas, de pruebas trágicas, la herencia de las condiciones económicas, culturales y espirituales. Sólo en una ardua lucha revolucionaria se podrán romper las numerosas resistencias que las viejas relaciones sociales, originadas en la explotación y el sometimiento del hombre, oponen al nuevo régimen.
Las antiguas relaciones sociales formaron, a lo largo de los siglos, una ideología que respondía a las necesidades y aspiraciones de las clases privilegiadas. A esta vieja ideología se opone un único adversario decidido y lógico: la ideología del marxismo-leninismo, la única ideología revolucionaria de la clase obrera. Es en esta ideología en la que debe apoyarse firme e irreductiblemente el futuro partido unificado de las masas trabajadoras. Toda vacilación ideológica no es ni puede ser más que el reflejo de la vieja ideología en la mentalidad de los hombres.
Es en el trabajo cotidiano, en la dura vida de las masas trabajadoras donde reside todo el poder creador del hombre, su gran fuerza de transformación social. Esta fuerza creativa fue fuente de inspiración revolucionaria para los más grandes representantes del pensamiento social progresista. Y fue esta fuerza creadora la que dio origen a la ideología revolucionaria del proletariado, que el genio de Marx y Lenin transformó en un inmenso programa social. Es el grande y brillante líder del proletariado mundial, el líder del Partido Comunista Bolchevique de la URSS, el Generalísimo Stalin, quien guía y enriquece hoy esta ideología.
En las largas luchas revolucionarias contra el zarismo, contra el fascismo exterior e interior, contra la bárbara invasión hitleriana, el movimiento obrero polaco, con nuestro partido a la cabeza, ha alcanzado una fuerza y una madurez que le permite dirigir el vasto movimiento social de las masas trabajadoras de las ciudades y del campo, representadas por el Bloque Democrático. En su lucha heroica e inquebrantable contra el ocupante, las masas trabajadoras de Polonia recibieron la ayuda fraternal y abnegada del ejército liberador de los pueblos soviéticos. Fue gracias a esta ayuda que el país arruinado por el invasor hitleriano obtuvo su libertad y que las masas populares, en un esfuerzo incesante, están construyendo hoy la Polonia Popular. El plan de esta construcción será elaborado por el partido obrero unificado, representante más fiel de la gran ideología revolucionaria del proletariado, el marxismo-leninismo, con la ayuda y el apoyo político de todos los partidos del Bloque Democrático.
Un gran acontecimiento histórico, la fusión del Partido Obrero Polaco y el Partido Socialista Polaco, la unificación política de la clase obrera polaca, se lleva a cabo sobre la base de la experiencia de 80 años de desarrollo del movimiento obrero polaco, 100 años del movimiento obrero mundial, la experiencia de la revolución rusa victoriosa, la experiencia de 31 años de la construcción victoriosa del socialismo en la URSS, sobre la base de la ideología del marxismo-leninismo.
El Partido Obrero Unificado asume la mayor responsabilidad histórica por el destino del pueblo polaco, es él quien asegura su desarrollo. Podrá unir de manera duradera todas las fuerzas del Bloque Democrático, para asegurar la posición política y cultural que Polonia puede y tiene derecho a ocupar entre los pueblos amigos del progreso. Sólo este partido, que se apoya en la alianza de obreros, campesinos y trabajadores intelectuales, puede garantizar al pueblo polaco un bienestar cada vez mayor.
Desde hoy vemos cómo las nuevas bases sociales y políticas de Polonia se desarrollan a un ritmo cada vez más rápido sobre las ruinas dejadas por la guerra.
No hay duda de que la única garantía del desarrollo cada vez más acelerado del país no puede ser otra que un partido infinitamente consagrado a la ideología revolucionaria del proletariado, inquebrantable en su fidelidad y en su ideología, capaz de poner a prueba sus principios creadores en nuestras condiciones particulares.
Nuestro Pleno liberó completamente a la dirección del Partido de las infiltraciones extranjeras y de las vacilaciones ideológicas que pesaban sobre ella, defendió al Partido contra el peligro de la desviación derechista y nacionalista, delineó y colocó claramente ante el Partido las tareas urgentes y los medios para combatir este peligro, y esto es una contribución de valor excepcional.
La dirección del Partido sale de esta reunión unida y homogénea, fortalecida por el gran aporte de la discusión ideológica, cuyo nivel atestigua la fuerza y firmeza del Partido.
¡Qué ridículos y miserables son los cálculos de la reacción, que especula sobre la acentuación de las vacilaciones y lagunas ideológicas en la dirección del Partido! El Partido Obrero Polaco representa en sí mismo, a través de sus mejores cuadros, un patrimonio inestimable de excepcional firmeza revolucionaria. ¡La vigilancia combativa del Partido, su conexión diaria con las masas trabajadoras, es la mejor garantía de su firmeza ideológica! Así pues, la conclusión que se saca del trabajo del Comité Central para todo el Partido es ésta: vincular a todos los órganos del Partido más estrechamente y mejor que nunca con las masas trabajadoras.
No debemos conformarnos, salvo por un momento, con nuestros logros en la construcción de la Polonia Popular. Son sólo el punto de partida para los grandes objetivos y grandes tareas que tenemos por delante. Nuestra misión es suprimir y liquidar definitivamente la opresión y explotación de los trabajadores que prevalecía en el antiguo régimen social. Muchos de los elementos de esta opresión y saqueo no han sido destruidos. Nuestro Partido debe aprender cada vez más a buscar la raíz del mal y eliminarla tenazmente, sistemáticamente y sin demora. Para llevar a cabo eficazmente esta tarea, nuestro Partido debe también depurar sus filas y eliminar todos los elementos que le son ajenos desde el punto de vista clasista e ideológico y que han logrado penetrar en determinadas organizaciones durante el rápido crecimiento de nuestros números. Es necesario vincular más estrechamente a las organizaciones de base del Partido con los obreros más dedicados y de vanguardia, con los obreros intelectuales más entregados a la causa social. Es en ellos, sobre todo, en quienes debe apoyarse el Partido.
Nuestro Pleno tiene el gran mérito de haber trazado un camino claro para el desarrollo del campo polaco y de haber elaborado un plan de ayudas estatales a la categoría más grande, que es también la más desfavorecida en el campo, es decir, los pequeños y medianos agricultores. Para combatir cada vez más eficazmente las duras condiciones de las masas trabajadoras, legado del pasado, es necesario que nos preocupemos cada vez más de las necesidades diarias del trabajador y de su familia. Es necesario que descubramos las causas del descontento y, en nuestro contacto diario con los trabajadores, aprendamos a comprender y definir mejor sus necesidades y los temas que más les interesan.
El Partido debe elevar incesantemente la conciencia de las masas trabajadoras, su sentido de responsabilidad como constructores y creadoras de la nueva Polonia Popular. Sólo de esta manera es posible fortalecer la influencia de la clase obrera sobre las amplias masas trabajadoras, en primer lugar, sobre las principales capas del campesinado. Aumentar la actividad y hacer cada vez más relevante el papel de los sindicatos y de los comités de empresa es la primera condición para el desarrollo y el fortalecimiento de la actividad general de la clase obrera. Sólo de esta manera es posible incrementar y fortalecer el papel dirigente de las masas trabajadoras en nuestro Estado.
Los éxitos que hemos alcanzado hasta ahora se deben únicamente al nuevo camino y a las nuevas formas de estructuración de la Polonia Popular. Podemos multiplicar rápidamente estos resultados, mediante la movilización de todas las fuerzas patrióticas que han madurado, se han consolidado y se han hecho combativas en el seno de las masas trabajadoras, en condiciones extremadamente difíciles, que exigieron una firmeza excepcional y un espíritu de sacrificio. en el momento de la lucha de liberación y más tarde en las condiciones no menos difíciles que siguieron a la liberación.
El Partido podrá movilizar más rápidamente a las masas para el trabajo creador en la construcción y fortalecimiento del nuevo régimen de democracia popular, en la medida en que sepa superar los obstáculos levantados por la influencia de las ideologías extranjeras.
El curso de los acontecimientos mundiales, visto especialmente a la luz de la experiencia de 1947, muestra la necesidad de fortalecer los lazos de solidaridad y cooperación pacífica de todas las fuerzas progresistas, democráticas y antiimperialistas, en primer lugar el movimiento obrero revolucionario.
Amamos a nuestro país y a nuestro pueblo, estamos profundamente unidos a ellos por lazos culturales y las más nobles tradiciones nacionales, y amaremos a nuestro pueblo aún más profundamente cuando combinemos este sentimiento con la solidaridad con las fuerzas democráticas y antiimperialistas del mundo entero.
La gran importancia y la rica aportación ideológica de nuestra sesión plenaria consisten en que ha trazado para el Partido las tareas de la lucha contra las desviaciones derechistas y nacionalistas, ha fortalecido en el Partido la conciencia del papel de vanguardia de la URSS y del Partido Comunista de los Bolcheviques de la URSS en la lucha por la liberación humana, en la lucha por el progreso mundial, por la independencia y la soberanía de todos los pueblos, en la lucha por la independencia y la soberanía de Polonia.
Por eso debemos fortalecer constantemente el sentimiento de los vínculos internacionales dentro de las filas de nuestro Partido y formar a nuestros cuadros en el espíritu de lealtad a los principios revolucionarios del internacionalismo.
Fortalezcamos nuestro vínculo con las masas trabajadoras, prestando mayor atención a sus necesidades y preocupaciones cotidianas, erradicando tenazmente de nuestras vidas las huellas de la opresión y la explotación del hombre;
Fortalezcamos la alianza entre obreros y campesinos, sobre la base de la lucha por el progreso agrícola, por la ayuda a los pequeños y medianos agricultores;
Profundicemos el carácter democrático y popular de nuestro Estado, consolidando las bases socialistas de nuestra economía nacional;
Formemos nuestro Partido y las masas trabajadoras en el espíritu de fidelidad al programa de nuestro Partido y ejerciendo una estrecha vigilancia sobre su ideología;
Fortalezcamos los lazos internacionales con la URSS y los países de la democracia popular, así como con las fuerzas progresistas de todo el mundo;
Avanzando resueltamente por su camino bajo la bandera del marxismo-leninismo, a la cabeza de las masas trabajadoras polacas, nuestro Partido, como fuerza dirigente del futuro partido unido, cumplirá estas tareas históricas con dignidad y éxito.
Llevar a todo el Partido, y a través de él, a las masas trabajadoras, la gran experiencia y el gran aporte de nuestro último Pleno.
Le deseo de todo corazón los mejores resultados en el desempeño de estas tareas.