Indice del libro

 

José Díaz Ramos

Tres años de lucha

 


Edición impresa: José Díaz, Tres años de lucha, Editions de la Librairie du Globe, París 1970.
Versión digital: Koba, para http://bolchetvo.blogspot.com.
Transcripción/HTML para el MIA: Juan R. Fajardo, nov. 2009.
Formato alternativo: PDF por cortesía de http://bolchetvo.blogspot.com.


 

 

La lección de "Los marinos de Cronstadt"

Discurso pronunciado en el Monumental Cinema de Madrid, el 20 de octubre de 1936

 

Camaradas:

Me parece conveniente, al iniciar mi conversación con vosotros, extraer las enseñanzas de la película que acabáis de ver, porque Los marinos de Cronstadt no es -todos los sabéis bien- una película más, como tantas otras que acostumbramos ver cuándo vamos al cine en un momento de distracción después del trabajo, después de la lucha. Habéis visto una película que es un episodio de la vida vivida durante la guerra civil en Rusia, hoy la Unión Soviética. La importancia de la película consiste en que, posiblemente, vosotros vais a vivir también prácticamente escenas de esa película que acabamos de contemplar.

Madrid no está todavía en pie de guerra

Hay que decir la verdad por cruda que sea, ya que es la única forma de acumular fuerzas para vencer al enemigo. Hay que responder a la gravedad de la situación con la organización, disciplina y heroísmo con que lo hicieron los comunistas y obreros de Petrogrado. Madrid no se encuentra todavía en pie de guerra. Tiene grandes reservas, que no ha puesto en marcha, y yo digo a todos los comunistas que hay que poner las reservas en funciones inmediatamente, para que ni un solo ciudadano de Madrid –a los antifascistas me refiero- deje de aportar para su defensa todo lo que es y todo lo que vale. El enemigo ha roto el frente muy cerca de Madrid. En algunos puntos ha llegado a pocas decenas de kilómetros de la capital, y yo tengo, compañeros todos, que decir: cuando tenemos al enemigo a pocas decenas de kilómetros de la ciudad, ¿se puede vivir una vida alegre y confiada y no decir al pueblo madrileño cuál es la verdadera situación existente? Nos encontramos en una situación en que, si no se organiza un contraataque por nuestra parte, en las líneas de fuego más próximas, puede ser que éstas sean rotas por el enemigo y se nos presente en las puertas de Madrid. Yo digo esto para preveniros del peligro que nos amenaza; pero tengo la seguridad de que, tomando las medidas necesarias, movilizaremos Madrid -y no sólo Madrid, sino todo lo que tenemos en España- poniendo esas fuerzas en condiciones de vivir la guerra, de hacer la guerra, y los militares traidores y los fascistas se romperán los dientes ante la muralla de acero que formarán las fuerzas leales a la República, y serán aniquilados. Pero para, eso se precisa organización, disciplina, firmeza y heroísmo.

Para los bolcheviques no hay fortaleza inexpugnable

Cada comunista habrá podido apreciar en el desarrollo de la película con qué serenidad, con qué tranquilidad, pero con qué heroísmo al mismo tiempo, el comunista que va al frente de unos marinos recibe la orden del comandante superior, que le dice: “Hay que tomar aquella loma”. Salen las fuerzas con el comandante comunista a la cabeza, y la loma es tomada por los marinos. Hay un momento en que por el carácter encarnizado de la lucha, por la superioridad del enemigo en hombres y material de guerra, se flaquea. Pero el comunista, que por ser tal tiene una responsabilidad mayor que los que no lo son, en los momentos de peligro es el primero que pone la vida a disposición de la causa y hace un llamamiento a todos los comunistas para que escuchen la voz del mando, que es la que ha ordenado el contraataque. Y la loma es tomada de nuevo por los marinos, que la defienden encarnizadamente.

A pesar de los ataques furiosos del enemigo, los bravos marinos y guardias rojos resisten, porque saben que la defensa de esa posición puede influir decisivamente en el plan de defensa de Petrogrado. Y cumplen la orden del mando, que dice: “¡Quietos ahí; de ahí no se da un paso atrás!” La posición fue defendida sin retroceder mientras un hombre quedara con vida, y su disciplina y heroísmo no fueron estériles, pues dieron tiempo a la llegada de refuerzos, que no sólo sirvieron para defender aquella posición, sino también para pasar al contraataque.

De tales episodios está llena la historia de la guerra civil en Rusia. Sin esto, no hubiese sido posible vencer a un enemigo mucho más fuerte por su capacidad bélica y por la ayuda -fijaos en la similitud del caso con el nuestro- de los imperialistas. Sí; allí, como aquí, el enemigo era muy superior en armamento al pueblo, que luchaba en defensa de sus libertades, pero siendo éste inferior en armamento, tenía espíritu de iniciativa y tal concepto de la responsabilidad en la lucha, que aun teniendo enfrente esa superioridad no perdía de vista la realidad, pues frente a la disciplina y al heroísmo del pueblo no hay fuerza que se resista.

Habéis visto cómo hay un momento de la lucha en que aparece un factor nuevo, que en el primer momento espanta a los combatientes de la causa del pueblo: el tanque. Sin embargo, presenciasteis cómo un comunista gatea, arrastrándose hasta llegar al monstruo, lanzando contra él bombas de mano y terminando con aquel tanque, que es abatido, y que de otra forma hubiese representado la pérdida de aquella posición. Nuestro gran Stalin ha dicho que para los bolcheviques no puede haber fortaleza que no se pueda tomar. (Aplausos.) Querer es poder.

El ejemplo de los comunistas rusos

Cuando se les dice a nuestras gentes en lucha: “Esa loma hay que tomarla”, eso debe hacerse, hay que hacerlo. Y en primer lugar, los comunistas, porque desde el momento en que se es comunista la vida no nos pertenece, está a disposición de los obreros, de la guerra civil y de la revolución. Por lo tanto, hay que hacer lo que diga el mando, aunque allí se deje la vida. Sólo así se es digno del nombre de comunista. (Aplausos.)

Tiene tanto parecido la guerra civil que se desarrolló en Rusia con el hecho que en estos momentos se está desarrollando en España, que tenemos forzosamente que aprender de aquellos comunistas y de aquellos obreros no comunistas, que lo daban todo por ganar la batalla, que lo daban todo por conseguir el triunfo. También nosotros en España debemos hacer y haremos exactamente igual que nuestros hermanos y España no será jamás del fascismo. (Aplausos.) España será salvada por los obreros, por los campesinos, por las fuerzas democráticas; pero, para asegurar esto hay que tener esa organización y disciplina que tuvieron nuestros hermanos durante la guerra civil en Rusia. Sólo así derrotaremos a nuestros enemigos y abriremos una época de paz, trabajo, bienestar y libertad para nuestro país.

Una de las batallas decisivas tendrá lugar en Madrid

Profundas palabras las del comandante comunista de los marinos a los niños cuando les daba azúcar y éstos le pedían más: “Cuando echemos a los blancos, habrá pan, habrá azúcar y habrá juguetes”. Si en España llegara a dominar el enemigo -y hay que desechar esta hipótesis- no habría pan, ni azúcar ni juguetes para los niños del pueblo. Nosotros también podemos decir que cuando echemos a los fascistas habrá pan, azúcar, libertad y juguetes para los niños.

Es en Madrid donde se va a desarrollar una de las batallas decisivas de la guerra civil en España; yo estoy seguro que venceremos, porque habrá disciplina y porque se van a tomar todas las medidas de organización para que Madrid sea el Petrogrado de España. (Grandes aplausos.)

El Partido Comunista se ha movilizado hace tiempo y se esfuerza por movilizar a las masas, explicando a los obreros y antifascistas que Madrid está en peligro. Cuando algunos consideraban que no había que decir “que Madrid estaba en peligro”, porque temían asustar al pueblo, nosotros decíamos y decimos que había y hay necesidad de explicar a los obreros y antifascistas cuál es la verdadera situación en que vivimos, que el enemigo se está acercando a Madrid, porque sabemos que en el momento en que los hombres, las mujeres, los antifascistas en general lo supiesen, se pondrían en pie de guerra para defender Madrid; y hoy he visto yo cómo, a consecuencia de la movilización del Partido Comunista y de otros partidos, las mujeres han hecho sus movilizaciones, y no se han asustado, sino que se suman a los hombres para ocupar el puesto de lucha que se les designe.

El proletariado es uno y el mismo

Comentando ciertos hechos desagradables ocurridos en los frentes, hay quien dice que el proletariado de Madrid es distinto al de Euskadi o al de Asturias. No, camaradas, no es así; yo afirmo que el proletariado es uno mismo, que sabe lo que representa esta lucha, y si nosotros hemos visto la debilidad en los frentes en que ha habido casos en que los milicianos han “chaqueteado” -como vulgarmente se dice- en algunos momentos, en realidad es porque no siempre han tenido los mandos competentes que les han hablado con entusiasmo, que les han alentado y les han dicho lo que hay que hacer, los objetivos de la operación a realizar. Si se ve que un mando es flojo, no hay que dejarse amilanar por eso; cuando eso ocurra, que salga el único comunista que pueda haber en su columna, en su regimiento o en su compañía y se ponga a ayudar al mando, a reemplazado si hace falta, y haga lo que hizo el comandante de los marinos de Petrogrado.

Defender las trincheras

En Madrid, el partido trabaja, los obreros también, Se están haciendo trincheras, se están tomando las medidas para su defensa; pero las trincheras se hacen en Madrid para defenderlas como habéis visto defenderlas en la película. Sólo así podemos repetir: “Madrid será siempre nuestro”. Madrid puede ser cercado por el enemigo, porque todo lo que tiene éste como material de guerra más moderno, recibido de los países fascistas de Alemania, Italia y Portugal, lo va a hacer caminar en la dirección de Madrid. Pero si Madrid llega a ser cercado, nosotros, los que estamos en Madrid, vamos a defenderlo en las mismas condiciones que los obreros y marinos defendieron Petrogrado. Cuando los hombres se meten en las trincheras, sólo podrán salir de ellas muertos o heridos.

En Madrid no podrán desembarcar Los marinos de Cronstadt porque aquí sólo existe el Manzanares; pero tendremos la ayuda de las brigadas de choques del ejército de obreros y campesinos, que se están organizando y que cercarán a los sitiadores. (Aplausos.) Pero para que eso sea posible, es preciso que nosotros, en todo el país, defendamos las trincheras, repito, como nuestros hermanos defendieron las trincheras de Petrogrado. Hay que hacer como decía Lenin:, “Estar dispuestos a dar la última gota de sangre”. Entonces sí que todos podremos gritar por las calles de Madrid: “Madrid no podrá ser nunca tomado por los fascistas” y “Madrid es la tumba del fascismo”.

Los antifascistas del mundo nos ayudan

Todos sabéis que a los enemigos les ayudan los países fascistas. Es de Alemania, Italia y Portugal de donde los generales traidores y los fascistas reciben aviones, tanques, fusiles, municiones y el personal técnico que les hace falta. Reciben, además, los créditos para continuar su lucha criminal contra nuestro pueblo. Esa es su ventaja contra nosotros. Pero esa ventaja es más aparente que real. Nuestras fábricas ya empiezan a producir material para la guerra, y todo lo que hay de sano, de honrado y progresivo en el mundo, está al lado nuestro. Son millares y millares las solicitudes que se reciben a diario de camaradas extranjeros de todos los países, y particularmente de los países sometidos por el fascismo, que solicitan como honor el combatir en nuestras filas, en las filas del antifascismo. No hace más de unos días habéis visto desfilar por Madrid una compañía de obreros, de antifascistas franceses. Han venido a luchar con los antifascistas de España. Pero no solamente en ese desfile que habéis presenciado: en este mismo local hay compañeros antifascistas alemanes, yugoeslavos, checos, portugueses, italianos, franceses y de otros países, y estos camaradas representan a los antifascistas de sus respectivos países; porque la lucha en España entre la democracia y el fascismo ha tomado un carácter internacional entre la democracia y el fascismo. El fascismo es la guerra, es la destrucción, es la miseria, es el hambre, es el terror. Nuestra causa, la causa de la democracia y el antifascismo, es la paz, el progreso, el bienestar, la libertad de todos los pueblos. Y son millares los antifascistas que están dispuestos a luchar con nosotros, y serán millares los que pronto veréis desfilar por Madrid perfectamente armados. Pero si no los veis desfilar por Madrid, porque Madrid esté ya cercado, serán los que vengan a coger a los fascistas entre dos fuegos, para que jamás puedan conseguir sus propósitos criminales. No quiero decir esto en el sentido de que nosotros, los comunistas y los antifascistas que estamos en Madrid, no vayamos a luchar con todo el coraje necesario y que por lo tanto necesitemos en absoluto de esa ayuda. Eso quiere decir, simplemente, que si sabemos luchar como bravos, la victoria será nuestra y limpiaremos a Madrid y a toda España de la peste fascista. (Grandes aplausos.)

Al hablar de la ayuda de los camaradas y organizaciones del extranjero no he mencionado expresamente al país y al partido que está en primera fila para esta ayuda: la Unión Soviética. (Aplausos y vivas a la Unión Soviética y a Stalin.) Nosotros tenemos que hacer honor a esa ayuda, y los comunistas deben saber el valor que tienen las palabras que hace unos días estampó el gran camarada Stalin, en contestación a un telegrama de salutación del Comité Central del Partido Comunista de España por la ayuda de los obreros de la Unión Soviética a los antifascistas españoles. Decía el telegrama a los camaradas de nuestro Comité Central y, por lo tanto, se lo decía a todos los comunistas y a todos los antifascistas de España, que “librar a España” de la opresión de los reaccionarios fascistas no es asunto privativo de los españoles, sino la causa común de toda la humanidad avanzada y progresiva, y agregaba el camarada Stalin -con esa sencillez con que realiza todos los actos grandiosos- que “los trabajadores de la Unión Soviética, al ayudar en lo posible a los trabajadores de España, no hacen más que cumplir con su deber”. Camaradas interpretemos en su justo valor ese mensaje de Stalin y cumplamos también nosotros con nuestro deber. Las palabras del camarada Stalin tienen un peso tal, que nosotros, comunistas, tenemos que dar una contestación y una contestación como Partido Comunista de España al camarada Stalin es de una gran responsabilidad, es un compromiso internacional, es un compromiso que hay que cumplir.

Concretamente en Madrid, yo me comprometo, en nombre del Partido Comunista, en nombre de todos vosotros, a cumplir con nuestro deber, y teniendo en cuenta la ayuda internacional de todos los antifascistas, y, como cosa especial, de los obreros y koljosianos de la Unión Soviética, os aseguro que venceremos al fascismo en España, porque daremos, desde la cabeza del Partido hasta el último afiliado, todo lo que somos y valemos; porque prometemos derramar nuestra última gota de sangre hasta vencer definitivamente al fascismo, que es el enemigo del progreso y de la humanidad. (Grandes aplausos, vivas a Stalin, al Partido Comunista y a la Unión Soviética.) Estas palabras no pueden ser un compromiso formal, hay que hacer llegar esta convicción a todos los comunistas de Madrid para extenderla a los comunistas de toda España. Cada comunista tiene que ser un dirigente de la clase obrera, tiene que ganarse su confianza y saber conducir a los trabajadores a la lucha y al triunfo. (Aplausos.) Y en los momentos difíciles, tener la misma tranquilidad, comportarse con la misma serenidad que los comandantes comunistas que habéis visto en Los marinos de Cronstadt.

Objeto de la reunión

La reunión, la asamblea de afiliados al partido de esta noche es para recalcar la gravedad de los momentos que vivimos y las tareas de los comunistas en este período de la guerra. Hace días, hemos mandado cientos de comisarios políticos al frente. En Madrid quedarán solamente los camaradas imprescindibles para dirigir el trabajo. Los demás comunistas marcharán al frente a cumplir con su deber. Por eso me voy a concretar a pediros que todos tengáis la misma serenidad y el mismo valor. Que cada comunista se convierta en un dirigente de la clase obrera en el frente, en la fábrica, en el taller, en el campo, porque nosotros, Partido Comunista, en los momentos de peligro, debemos demostrar serenidad, disciplina, arrojo y decisión. Si alguien flaquea, si alguien vacila, será el Partido Comunista quien se presente, el primero a decir su palabra, y la palabra de hoy del Partido Comunista es que Madrid no se debe perder, que no se perderá, sino que, al contrario, debemos y podemos batir al enemigo antes de que entre en Madrid, y luego iremos a Valladolid, a Burgos, a Huelva, a Sevilla, a Canarias, y sabremos, como Partido Comunista, seguir el camino que siguió el Partido Bolchevique en la guerra civil en Rusia, haremos de Madrid el Petrogrado de España y venceremos definitivamente en todos los frentes.

Los comunistas deben ser ejemplo para todos

Termino, camaradas, mi exposición, recordando una vez más la responsabilidad de nuestro partido en la defensa de Madrid, y, en general, en la lucha por la liberación del pueblo español de las garras del fascismo. En esa lucha estamos unidos estrechamente con los camaradas socialistas, anarquistas, republicanos, con todos los hombres libres. Existe un gobierno de Frente Popular con el cual debemos colaborar con todas nuestras fuerzas para que acierte política y militarmente y nos dé la victoria. Hoy más que nunca, estamos unidos a nuestros aliados, porque la causa por la qué se combatimos nos es común. Pero, camaradas, no olvidéis nunca el papel del partido, la responsabilidad que contrae en la lucha actual. En la Unión Soviética se destruyó al enemigo, bajo la dirección del Partido Bolchevique y en alianza del proletariado con todas las capas laboriosas de la población. En España estamos unidos también con todas las fuerzas trabajadoras. Los comunistas deben ser el ejemplo vivo para todos, por su abnegación, por su disciplina, por su espíritu de organización, por su arrojo. Que cuando un comunista caiga en el combate, sea objeto de admiración y digno de ser imitado su ejemplo por los que le rodean. Recordad la película. Ved con qué religiosidad el marino sin partido recoge el carnet del comisario político bolchevique, asesinado por los blancos, y cómo jura dar hasta su última gota de sangre por el partido y por la revolución. Seamos, pues, dignos de aquellos camaradas. Recordad en cada momento la frase de Stalin: “Cumplid con vuestro deber”, y estad seguros de que el fascismo no sólo no pasará en España, sino que nuestro país, una vez liberado del fascismo, será el ejemplo para que otros países subyugados por el fascismo se liberen de él.

¡Adelante, camaradas!

¡A la lucha, y a vencer!

(Grandes aplausos y vivas que duran largo rato.)