regresar a la página principal

 
 
El Río

                                                           " la vida baja como un ancho río "
                                                                                                                              Antonio Machado
 
 

El Río
Una piedra
Solo
Mi casa
Unas cosas
 
 
regresar a "poemarios de Javier Heraud"
 
 
 
 
 
 
 
 


 

             El Río

                 1

 
    Yo soy un río,
    voy bajando por
    las piedras anchas,
    voy bajando por
    las rocas duras,
    por el sendero
    dibujado por el
    viento.
    Hay árboles a mi
    alrededor sombreados
    por la lluvia.
    Yo soy un río,
    bajo cada vez más
    furiosamente,
    más violentamente
    bajo
    cada vez que un
    puente me refleja
    en sus arcos.

                    2

    Yo soy un río
    un río
    un río
    cristalino en la
    mañana.
    A veces soy
    tierno y
    bondadoso. Me
    deslizo suavemente
    por los valles fértiles,
    doy de beber miles de veces
    al ganado, a la gente dócil.
    Los niños se me acercan de
    día,
    y
    de noche trémulos amantes
    apoyan sus ojos en los míos,
    y hunden sus brazos
    en la oscura claridad
    de mis aguas fantasmales.

                      3

    Yo soy el río.
    Pero a veces soy
    bravo
    y
    fuerte
    pero a veces
    no respeto ni a
    la vida ni a la
    muerte.
    Bajo por las
    atropelladas cascadas,
    bajo con furia y con
    rencor,
    golpeo contra las
    piedras más y más,
    las hago una
    a una pedazos
    interminables.
    Los animales
    huyen,
    huyen huyendo
    cuando me desbordo
    por los campos,
    cuando siembro de
    piedras pequeñas las
    laderas,
    cuando
    inundo
    las casas y los pastos,
    cuando
    inundo
    las puertas y sus
    corazones,
    los cuerpos y
    sus
    corazones.

                  4

    Y es aquí cuando
    más me precipito
    Cuando puedo llegar
    a
    los corazones,
    cuando puedo
    cogerlos por la
    sangre,
    cuando puedo
    mirarlos desde
    adentro.
    Y mi furia se
    torna apacible,
    y me vuelvo
    árbol,
    y me estanco
    como un  árbol,
    y me silencio
    como una piedra,
    y callo como una
    rosa sin espinas.

                     5

    Yo soy un río.
    Yo soy el río
    eterno de la
    dicha. Ya siento
    las brisas cercanas,
    ya siento el viento
    en mis mejillas,
    y mi viaje a través
    de montes, ríos,
    lagos y praderas
    se torna inacabable.

                          6

    Yo soy el río que viaja en las riberas,
        árbol o piedra seca
    Yo soy el río que viaja en las orillas,
       puerta o corazón abierto
    Yo soy el río que viaja por los pastos,
       flor o rosa cortada
    Yo soy el río que viaja por las calles,
       tierra o cielo mojado
    Yo soy el río que viaja por los montes,
       roca o sal quemada
    Yo soy el río que viaja por las casas,
       mesa o silla colgada
    Yo soy el río que viaja dentro de los hombres,
        árbol  fruta
        rosa   piedra
        mesa corazón
        corazón y puerta
        retornados,

                        7

    Yo soy el río que canta
    al mediodía y a los
    hombres,
    que canta ante sus
    tumbas,
    el que vuelve su rostro
    ante los cauces sagrados.

                        8

    Yo soy el río anochecido.
    Ya bajo por las hondas
    quebradas,
    por los ignotos pueblos
    olvidados,
    por las ciudades
    atestadas de público
    en las vitrinas.
    Yo soy el río
    ya voy por las praderas,
    hay árboles a mi alrededor
    cubiertos de palomas,
    los árboles cantan con
    el río,
    los árboles cantan
    con mi corazón de pájaro,
    los ríos cantan con mis
    brazos.

                        9

    Llegará la hora
    en que tendré que
    desembocar en los
    océanos,
    que mezclar mis
    aguas limpias con sus
    aguas turbias,
    que tendré que
    silenciar mi canto
    luminoso,
    que tendré que acallar
    mis gritos furiosos al
    alba de todos los días,
    que clarear mis ojos
    con el mar.
    El día llegará,
    y en los mares inmensos
    no veré más mis campos
    fértiles,
    no veré mis árboles
    verdes,
    mi viento cercano,
    mi cielo claro,
    mi lago oscuro,
    mi sol,
    mis nubes,
    ni veré nada,
    nada,
    únicamente el
    cielo azul,
    inmenso,
    y
    todo se disolverá en
    una llanura de agua,
    en donde un canto o un poema más
    sólo serán ríos pequeños que bajan,
    ríos caudalosos que bajan a juntarse
    en mis nuevas aguas luminosas,
    en mis nuevas
    aguas
    apagadas.

                      Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
 
 

regresar a "El Río"


 

         Una  Piedra

     Piedra fría,
     solenme piedra
     ¡si pudieras hablar
     en mi costado,
     si pudieras cantar en
     tu vertiente!
     Si desembocaras en un
     ancho río,
     Y trajeras la paz al
     mundo entero,
     al cantarte en tus
     aguas destiladas,
     alma serías en mi
     frente oscura,
     brazo serías
     de mi antigua
     cabellera.

                  Del poemario: " El Río". 1960. Lima.
 
 

regresar a "El Río"


 

      solo

     En las montañas o el mar
     sentirme solo, aire, viento,
     árbol, cosecha estéril.
     Sonrisa, rostro, cielo y
     silencio, en el Sur, o en
     el Este, o en el nacimiento
     de un nuevo río.
     Lluvia, viento, frío
     y azota.
     Costa, relámpago, esperanza,
     en las montañas o en el
     mar.
     Solo, solo,
     sólo tu sola risa,
     sólo mi solo espíritu,
     solo
     mi soledad
     y
     su
     silencio.

                   Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
 
 

regresar a "El Río"


 

    mi casa

    1

    Mi cuarto es una
    manzana,
    con sus
    libros,
    con su
    cáscara,
    con su cama
    tierna para
    la noche dura.
    Mi cuarto es el
    de todos
    es decir,
    con su
    lamparín que
    me permite reir
    al lado de Vallejo,
    que me permite ver
    la luz eterna de
    Neruda.
    Mi cuarto, en
    fin,
    es una
    manzana,
    con sus libros,
    sus papeles,
    conmigo,
    con su
    coraazón.

            2

    Por mi ventana nace
    el sol casi todas
    las mañanas.
    Y en mi cara,
    en mis manos,
    en el dulce
    clamor de la luz pura,
    abro mis ojos entre la
    noche muerta,
    entre la tierna
    esperanza de
    quedar vivo un
    día más,
    un nuevo día,
    para
    abrir los
    ojos ante la
    luz eterna.

                    Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
 
 

regresar a "El Río"
 
 
 
 
 
 
 


 

    Unas cosas

    Mariposas, árboles
    calles angostas y
    venideras, ¡cómo decirles
    que a la hora del crespúsculo
    sus ramas vivideras volverán
    a crujir en la tormenta!
    Si en la noche
    remontaran el más ancho río,
    ¡cómo negarles su candor
    sangriento,
    su pecho claro
    esclarecido!
    Mariposas, árboles en la
    tormenta, en el río claro
    merced vuestras alas al
    ruidoso viento
    que entre los dos saldrá
    la madrugada.

                  Del poemario: "El Río". Lima. 1960.
 
 

regresar a "El Río"