Nadezhda Krupskaya

A LA MADRE DE LENIN, M. A. ULIANOVA Y A SU HERMANA M. I. ULIANOVA

 


Escrito: Escrita el 22 de diciembre de 1900. Se publica de acuerdo con el manuscrito. Enviada de Ufa a Moscú.
Publicado por primera vez: Publicada por primera vez en 1931 en la recopilación: V. I. Lenin, Carlas a los familiares.
Fuente de esta edicion: Editorial Akal, Obras Completas, Tomo 41
Html: Marxists Internet Archive.


 

22 de diciembre.

Mis queridas María Alexándrovna y Maniasha: Hace tiempo que no les escribo. Hoy estoy de muy buen humor y tengo un día excepcional. Durante dos semanas no tendré alumnos; ayer di la última clase, el francés también se fue para las fiestas, y yo soy, como quien dice, dueña de mí misma. Hoy empecé por hacer una limpieza general en la casa y después me dediqué a contestar cartas y a terminar varias cosas pendientes. Quería escribirles una carta para Navidad, pero estuve tan atareada que la carta les llegará para Año Nuevo, teniendo en cuenta el feriado que entorpecerá el reparto. ¡Les deseo feliz Año Nuevo, queridas mías; las beso fuertemente y les deseo salud y todo lo mejor! Espero que, por fin, este año nos veamos. Mamá también les envía sus buenos deseos. Ahora hace aquí frío "en serio", 30 grados bajo cero todos los días, y a veces además de la helada, tormentas de nieve. Para salir uso la pelliza de mamá y botas de fieltro, porque ella no sale para nada ya que el frío le corta la respiración. El correo está enormemente retrasado por esas tormentas de nieve.

¿Cómo pasan las fiestas? ¿Ha llegado Dm. I.? Y otra cosa: ¿cuál es la dirección de Aniuta? Hace mucho que le escribí a la dirección de Volodia, pero no sé si recibió mi carta. Tengo deseos de escribirle, pero no sé a dónde. También Olga Alexándrovna, de quien recibí hace poco una carta, pregunta lo mismo.

[Qué lástima, mi querida Maniasha, que no te hayan permitido ir al extranjero; yo ya te envidiaba! Tal vez podamos viajar juntas. Por ahora trato de no pensar en la primavera ni en mi viaje, porque si no me pierdo en ideas descabelladas. Ayer se rieron mucho de mí, porque me puse a predicar severamente sobre la necesidad de tener calma, y me irrité a tal punto, que demostré brillantemente que yo no la tenía. Para mi desgracia, todos mis conocidos son gente terriblemente nerviosa, gente "irritable"; y cuando uno se deja llevar por los nervios, nada se puede hacer; ¿para qué dejarse dominar por los nervios?, no puedo tolerar eso.

Olga Alexándrovna me escribe que lo está pasando mal; vive en Krasnoiarsk, donde Mijall Alexándrovich goza de algunos privilegios. Ella tiene un alumno pobre, piensa buscar otro. M. A. se fatiga muchísimo en el servicio militar y se aburre de no hacer nada y de ser soldado. Todos los de Siberia escriben con regularidad, a excepción de los de Taiga y de Omsk, que guardan silencio descaradamente. Dicen que Gleb ya no aguanta más el empleo, y me asombra que siga allí. Como vivimos en la avenida más importante, los que viajan pasan permanentemente por nuestra casa, lo que hace más amena nuestra vida. Hace poco estuvo con nosotros un conocido de Minusinsk al que permitieron ir a ver a su madre por un mes. A propósito, tú, Maniasha, me preguntabas qué clase de persona es O. [1] personalmente la conozco poco, pero he oído hablar bien de ella. Me proponía mandarte una carta con ella, pero, primero, ella no viajaba directamente y segundo yo estaba entonces con gripe y no podía pensar en debida forma. Quería que conociera a Aniuta. Bueno, ya charlé hasta por los codos. Mi estudio de idiomas progresa poco; me parece que no tengo mucha capacidad para eso. Hasta pronto.

Te beso y abrazo fuertemente una vez más. Saludos para M. T. y D. I.

Tuya, Nadía.

La traducción de Kautsky [2] no la tengo aquí ahora. La mandé a Astraján y la devolverán pronto. Pero Volodia me ha pedido que se la mandáramos a él. Lo que pasa es que el ejemplar está tan estropeado, que da vergüenza mandarlo. ●

* * *

[1] Se trata de G. I. Okúlova. (Ed.)

[2] Se refiere al original de la traducción hecha por Lenin del libro de K. Kautsky, Bernstein und das sozialdemokratische Programm. Eine Antikritik, Stuttgart, 1899. (Ed.)