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V. I. Lenin


El problema esencial

 



Escrito: A fines de 1899 para Rabochaya Gazeta.
Fuente del texto: V. I. Lenin, Obras completas, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1958, tomo IV, págs. 219-224.[*]
Preparado para el MIA: Digitalización: Pablo Rojas; HTML: Juan Fajardo (2013).


 

 

 

En el artículo anterior, hemos dicho que nuestra tarea esencial es la creación del órgano del partido, su aparición y distribución regulares; y planteamos el interrogante de si es posible y qué condiciones exige el lograrlo. Examinemos los aspectos más importantes de este problema.

Se nos podrá objetar que, para lograr esta finalidad, es preciso en primer lugar desarrollar la actividad de los grupos locales. Consideramos que esta opinión, bastante difundida, es errónea. Podemos y debemos dedicarnos inmediatamente a la fundación y consolidación de un órgano del partido y, por consiguiente, del partido mismo. Las condiciones necesarias para dar este paso, ya existen: el trabajo local prosigue y es evidente que ha echado profundas raíces, porque los pogroms, cada vez más frecuentes, sólo provocan pequeñas interrupciones; nuevos refuerzos ocupan inmediatamente el lugar de los caídos. El partido posee los medios y las fuerzas suficientes para editarlo no sólo en el extranjero, sino también en Rusia. Por lo tanto, el problema consiste en decidir si vale la pena continuar el trabajo que se está haciendo, con métodos "artesanos", o si debemos coordinar ese trabajo en un trabajo de partido y expresarlo en un órgano común.

Aquí tocamos el problema esencial de nuestro movimiento, su punto débil: la organización. El mejoramiento de la organización y de la disciplina revolucionarias, y el perfeccionamiento de la técnica conspirativa son absolutamente imprescindibles. Es necesario reconocer con franqueza que en este sentido no estamos a la altura de los viejos partidos revolucionarios rusos y debemos esforzamos por alcanzarlos y superarlos. Sin mejorar la organización no es posible ningún progreso en nuestro movimiento obrero en general, ni es posible, en particular, la formación de un partido activo, con un periódico eficiente; eso por una parte. Y por otra parte, los actuales órganos del partido (al decir órganos, nos referimos tanto a las instituciones y grupos, como a los periódicos) deben prestar más atención a los problemas de organización e influir más en este sentido sobre los grupos locales.

El trabajo artesano local conduce siempre a una exageración de las relaciones personales, a encerrarse en los círculos, y hemos crecido ya demasiado para seguir con ese método, que resulta estrecho para el trabajo actual y demanda un desgaste de fuerzas innecesario. Sólo la fusión en un partido único hará posible imponer sistemáticamente el principio de la división del trabajo y la economía de las fuerzas; y eso es necesario, para reducir el número de víctimas y crear un baluarte más o menos firme contra la opresión del gobierno autocrático y sus terribles persecuciones. Frente a nosotros, frente a los pequeños grupos de socialistas refugiados en la extensa "clandestinidad" rusa, se halla el gigantesco mecanismo del poderoso estado actual que empeña todas sus fuerzas en aplastar al socialismo y a la democracia. Estamos seguros de que finalmente llegaremos a romper este estado policíaco, porque todas las capas sanas y progresistas del pueblo están por la democracia y el socialismo; pero, para llevar adelante una lucha sistemática contra el gobierno, debemos llevar la organización revolucionaria, la disciplina y la técnica conspirativa, a la máxima perfección. Es imprescindible que los miembros, o grupos de miembros del partido, se especialicen en distintos aspectos del trabajo partidario: unos en reproducir literatura, otros en introducirla desde el extranjero, otros en distribuirla por toda Rusia, otros en repartirla por las ciudades, otros en conseguir casas para reuniones clandestinas, otros en juntar dinero, otros en, organizar la correspondencia y la información acerca del movimiento, otros en funciones de enlace, etc., etc. Semejante especialización exige, como ya lo sabemos, mucha más firmeza, una mayor capacidad de concentración para afrontar un trabajo humilde, modesto, anónimo, mucho más heroísmo que en el trabajo habitual en los círculos.

Pero, los socialistas rusos y la clase obrera rusa demostraron ya su capacidad de heroísmo, y en general sería un pecado quejarnos de falta de gente. Entre la juventud obrera se observa un apasionado e incontenible impulso hacia las ideas de la democracia y el socialismo, y de las filas intelectuales siguen llegando personas deseosas de colaborar con los obreros, sin reparar en que las cárceles y los lugares de confinamiento están, repletos. Si entre todos estos adherentes de la causa revolucionaria se hiciera una amplia propaganda sobre la necesidad de una organización más estricta, el plan para un periódico partidario, de aparición "y distribución regulares, dejaría entonces de ser una ilusión. Tomemos, por ejemplo, una condición necesaria para el éxito de este plan: el suministro regular, para el periódico, de correspondencia y materiales de todas partes. ¿Acaso no ha demostrado la historia que cada voz que nuestro movimiento revolucionario ha estado en ascenso, tal cosa era perfectamente realizable, incluso para los periódicos extranjeros? Si todos los socialdemócratas que actúan en los distintos lugares consideraran el periódico del partido como su propio periódico, y entendieran como obligación fundamental la tarea de mantener una permanente relación con este periódico, discutir en él sus problemas, reflejar en él todo el movimiento, entonces, es seguro que el periódico tendría información completa acerca del movimiento, y no requeriría métodos conspirativos demasiado complicados. El otro aspecto del problema, el trasporte regular del periódico a todas las localidades de Rusia, es mucho mas difícil; mucho más difícil de lo que fue en los tiempos de las viejas formas del movimiento revolucionario en Rusia, cuando los periódicos no se destinaban en tal grado a las masas populares. Pero, la misma finalidad de los periódicos socialdemócratas facilita su difusión. Los puntos más importantes adonde debe llegar el periódico con regularidad y en mayor cantidad de ejemplares, son los centros industriales, las aldeas y ciudades fabriles, los barrios fabriles de las grandes ciudades, etc. En esos centros, casi toda la población es obrera; de hecho, el obrero es allí el dueño de la situación, tiene muchas maneras de engañar la vigilancia policial y las relaciones con los centros fabriles vecinos son muy estrechas. En la época de la vigencia de la ley de excepción contra los socialistas (1878-1890), la policía política alemana, trabajó no peor y probablemente mejor de lo que trabaja la rusa, y no obstante, los obreros alemanes lograron, gracias a su organización y disciplina, que el semanario ilegal se introdujera regularmente desde el extranjero y se distribuyera a los domicilios de todos los suscritores, de manera que, hasta los propios ministros no pudieron, dejar de asombrarse por la eficiencia del correo social-demócrata ("el correo rojo"). Por supuesto, no soñamos con UN éxito semejante; pero, lograr que el periódico de nuestro partido aparezca no menos de doce veces por año y sea distribuido con regularidad en los centros importantes del movimiento y en los círculos obreros accesibles al socialismo, eso es perfectamente posible para nosotros si a ello dedicamos todo nuestro esfuerzo.

Volviendo al problema de la especialización, debemos señalar también que la falta de ella se debe, en parte, al predominio del trabajo "artesano" y, en parte, a que nuestros periódicos socialdemócratas suelen dedicar por lo general muy poco espacio a los problemas de organización.

Sólo la creación de un órgano central del partido puede dar a cada militante de la causa revolucionaria la conciencia de estar marchando "en fila y columna"; que su trabajo es necesario para el partido; que él es uno de los eslabones de la cadena que un día asfixiará al peor enemigo del proletariado y de todo el pueblo ruso: el gobierno autocrático ruso. Solamente un exacto planteamiento de la especialización permitirá economizar fuerzas: no sólo cada aspecto del trabajo revolucionario podrá ser ejecutado por el menor número de personas, sino que también será posible encarar una serie de actividades actuales como tareas legales (== permitidas por la ley). El periódico Vorwárts, órgano central de la socialdemocracia alemana, aconsejaba hace mucho tiempo a los socialistas rusos tal legalización de su actividad, encuadrándola en los marcos legales. A primera vista, este consejo sorprende; pero, en realidad, merece la mayor atención. Quien haya trabajado en los círculos locales de cualquier ciudad, recordará que entre el cúmulo de tareas a las cuales se ha dedicado, había algunas que eran de por sí legales (por ejemplo: reunir informaciones acerca de la situación de los obreros, estudiar la literatura legal con respecto a muchos problemas, familiarizarse y trasmitir cierta clase de literatura extranjera, cierto tipo de relaciones, ayudar a los obreros en materia de instrucción general, estudiar las leyes de trabajo y muchas otras cosas). Destacar para tareas de esta naturaleza, en función específica, a un grupo especial de personas, disminuiría el número de los combatientes del ejército revolucionario que se halla "bajo el fuego" (sin disminuir por eso su "capacidad combativa") y aumentaría las reservas, que cubrirían los puestos de los "muertos y heridos". Eso es posible, sólo cuando los militantes activos y los de la reserva ven reflejada su actividad en el órgano central del partido y se sienten relacionados con él. Desde luego, las reuniones locales de obreros y de grupos locales, siempre serán necesarias, por más que se haya avanzado en la especialización; pero, por una parte, el número de grandes reuniones revolucionarias (particularmente peligrosas, por la vigilancia policial, y cuya utilidad no siempre está en proporción con el peligro) disminuiría nota-blemente, y por otra parte, la división del trabajo revolucionario, en funciones especiales, nos permitiría aprovechar diversos motivos legales para encubrir tales reuniones: fiestas, asambleas de sociedades permitidas por las leyes, etc. Los obreros franceses, bajo Napoleón III, y los obreros alemanes bajo la ley de excepción contra el socialismo, supieron encontrar distintas maneras de encubrir sus asambleas políticas y socialistas. También sabrán hacerlo los obreros rusos.

Prosiguiendo: sólo el perfeccionamiento de la organización y la creación del órgano central del partido permitirán ampliar y profundizar el propio contenido de la propaganda y de la agitación socialdemócrata. Y nosotros tenemos gran necesidad de ello. El trabajo local lleva casi inevitablemente a la exageración de las particularidades locales, a[**] ...............................

Esto es imposible sin un órgano central que sea al mismo tiempo un avanzado órgano democrático. Sólo entonces nuestra aspiración de trasformar la socialdemocracia en luchador de vanguardia por la democracia, será realidad. Sólo entonces podremos elaborar una táctica política definida. La socialdemocracia ha rechazado por falsa la teoría acerca de un "bloque reaccionario único". Considera como una de las más importantes tareas políticas la posibilidad de aprovechar la colaboración de las clases progresistas contra las reaccionarias. Mientras subsista el carácter localista de las organizaciones y de los órganos de expresión, esta tarea apenas si podrá realizarse: no se irá más allá de las relaciones con algunos "liberales" aislados y de la obtención de algunos "servicios" de ellos. Sólo un órgano central del partido, consecuente en el planteo de los principios de la lucha política y que mantenga en alto la bandera de la democracia, será capaz de atraer a todos los elementos combativos de la de-mocracia y aprovechar todas las fuerzas progresistas de Rusia en la lucha por la libertad política. ¡Sólo entonces, el odio sordo de los obreros a la policía y a las autoridades, podrá ser transformado en un odio conciente al gobierno autocrático y en la resolución de luchar decididamente por los derechos de la clase obrera y de todo el pueblo ruso! ¡Y el partido revolucionario, formado sobre esa base, y rigurosamente organizado, representará por sí mismo en la Rusia actual una enorme fuerza política!

Enlos próximos números publicaremos el proyecto de programa del Partido Obrero Socialdemócrata ruso y comenzaremos un examen más detallado de diversos problemas de organización.

 

 

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[*] En la 2da edicion, corregida y aumentada, de 1969, el mismo artículo aparece bajo el título "Un problema urgente" (tomo IV, págs. 225-230). [N. de marxists.org]

[**] Una parte del manuscrito se ha perdido. (Ed.)