Guillermo Lora

 

Tesis de Caranavi 

 


Publicado por vez primera: Bolivia, 1964.
Fuente de la version digital: Partido Obrero Revolucionario, Sección Boliviana del CERCI, http://www.masas.nu.
Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de 2011.  


 

 

INTRODUCCION

Del 22 al 24 de agosto último reunióse en Caranavi el Primer Congreso Regional Campesino, de la zona, que comprende también el Alto Beni. La estulticia de los políticos y la pereza de los periodistas dio poca im-portancia a lo ocurrido en ese Congreso, a pesar de su gran trascendencia para el movimiento revolucionario boliviano. La “Tesis de Caranavi” constituye uno de los jalones, fundamentales en el camino del despertar y de la desmovimientización de los campesinos.

El Congreso se distinguió por su radicalismo, que se explica si se tiene en cuenta que los agricultores de Caranavi y Alto Beni son ex-obreros, desprendidos desde el Altiplano y que ya tuvieron contacto militante con las tendencias marxistas. El MNR., representado por las autoridades y por los burócratas sindicales, no tuvo más remedio que recurrir a la violencia en su vano intento de dislocar la obra de los campesinos revolucionarios.

La “Tesis de Caranavi” llama a todos los campesinos a secundar el movimiento anti-emenerrista y anti-gubernamental; a fijar una idelogía que exprese los intereses de los explotados; a confiar únicamente en la fuerza de las organizaciones laborales y no en la bondad o el “patriotismo” de los dueños del poder o de los partidos de las otras clases sociales. Acaso, lo más importante radique en que señala que si los campesinos quieren realmente libertarse no tienen más camino que consolidar su unidad con los obreros, que deben ser reconocidos como dirección política. La alianza obrero-campesina se convierte así en la piedra básica de la estrategia revolucionaria.

El documento lanzado desde ese rincón tropical puntualiza que las masas deben colocar en primer plano el método de lucha de la acción directa de masas, al que deben subordinarse los demás. Si los campesinos van a confiar, de hoy en adelante, únicamente en sus propias fuerzas es claro, que deben también utilizar sus propios métodos de lucha. Cobra trascendencia esta declaración porque las organizaciones sindicales burocratizadas y degeneradas se abandonan completamente en brazos de las autoridades y del oficialismo y esperan que éstos resuelvan todos sus problemas. Cuando la clase explotada no ha logrado diferenciarse completamente de las demás, es decir, cuando todavía no se ha independizado cree que corresponde a las otras estratos sociales luchar por su liberación. La experiencia demuestra que se trata de una simple ilusión. Lo dicho en Caranavi tiene la misión de ayudar a las masas a asimilar esta experiencia valiosísima, aunque amarga.

“Masas” publica este documento porque considera que así coopera al fortalecimiento del movimiento cam-pesino. No reivindica para sí la paternidad de lo que que han dicho y hecho los campesinos de Caranavi, se limita a realizar un esfuerzo material para que el mensaje que va a leerse llegue hasta las capas más amplias del campesinado. Estamos seguros que las ideas que contiene no cayeron del cielo, sino que se encontraban flo-tando en el ambíente. La realidad clamaba por esta idea. como han demostrado los acontecimientos políticos posteriores y para decirlo con las palabras de Marx.

No es suficiente que la idea sea dicha, es preciso que gane y se identifique con las masas, para que se convierta en fuerza material y logre transformar nuestra caduca sociedad. Creemos sinceramente que estamos contribuyendo al logro de esta finalidad.

Seguramente tronará el stalinismo acusándonos de que estamos apropiándonos la obra de una Federación campesina y acaso dirán las otras canalladas que acostumbran. Nos adelantamos a decir que esa campaña nos tiene sin cuidado. Estamos satisfechos porque creemos que cumplimos nuestro deber revolucionario.

La “Tesis de Caranavi” no es un recetario del buen decir y de modales intachables. Su estilo es tajante y las cosas son llamadas por su nombre, cosa que molestará a muchos e incomodará a los demás. La frase incisiva es la mejor cuando se trata de que los explotados digan su verdad y pongan al descubierto los menguados intereses de los opresores. Nos complacemos, en anotar lo que Papini escribió: “Mantener el tono duro y agresivo en los escritos, cuesta un gran esfuerzo, censurado por los teóricos, pero que es necesario si el escritor quiere penetrar en la conciencia de los otros y traspasar los varios tegumentos que la recubren. El estilo fuerte es una necesidad: flecha para obtener el efecto de una aguja”.

Estamos seguros que en los días próximos todos los campesinos bolivianos seguirán el camino, señalado por sus hermanos de Caranavi. En este sentido el presente documento bien puede ser colocado junto a la memorable “Tesis de Pulacayo”. Hemos creído oportuno cotejar el documento campesino con lo dicho por los trabajadores mineros.

Los acontecimientos políticos últimos no han determinado el envejecimiento, de la “Tesis, de Caranavi”. Contrariamente, la han actualizado. La Junta Militar no hace más que confirmar el pronóstico sobre el mamerta-zo. En otro lugar hemos explicado por qué razones solamente el ejército podía derrotar a Víctor Paz, claro está que no para estructurar un gobierno propio del pueblo, sino para acentuar los elementos derechistas y pro-rosqueros del régimen movimientista.

La lucha no ha concluido, sino que debemos prepararnos para futuras y trascendentales batallas, realidad que da gran importancia al capítulo de la Tesis sobre la lucha armada contra los opresores. Nuestro pueblo tiene una rica tradición en materia de guerrillas y es oportuno que esa tradición se actualice. La “Tesis. de Caranavi” puede ser una valiosa contribución en esta materia.

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Caranavi se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de La Paz, la urbe más progresista y atrevida, del país, pero entre ambas poblaciones median varios siglos si se toma en cuenta la forma cómo los hombres producen su vida social. El atraso del país, tremendamente acentuado por la secante presión imperialista, se traduce en una economía combinada que acerca a los estadios económico-sociales primitivos con la última palabra de la técnica capitalista. El agricultor de Caranavi no conoce máquinas y casi ni siquiera herramientas: arranca los frutos de la prodigiosa naturaleza únicamente con sus manos. El hombre ha vuelto a verse convertido en un pelele de las fuerzas elementales y su misma existencia es subordinada a la tiranía de estas últimas. No hay electricidad y el trabajador duerme en el suelo y es víctima pasiva de los mosquitos y las enfermedades. Nuevamente el artesano se ha fundido con el campesino en una sola persona. El sindicalista y el político dedicados a descampar el monte tienen que preocuparse de fabricar todo lo que necesitan para su existencia.

Sin embargo, este hombre empujado al primítivismo, nos ofrece un documento ideológico maduro, en el que domina la doctrina política que corresponde al capitalismo. Esta es una indirecta demostración de que los factores determinantes de la actividad revolucionaria son dimensiones internacionales. El crecimiento des-comunal de las fuerzas productivas se ha realizado en escala mundial y constituye el basamento para que todos los hombres puedan llegar a conclusiones teóricas marxistas, ya vivan en los grandes centros fabriles o bien se codeen con las tribus selváticas.

“Masas” rinde su homenaje a la enorme capacidad revolucionaria de los campesinos de Caranavi.

La Paz, noviembre de 1964

Guillermo Lora

 

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TAREAS FUNDAMENTALES DEL MOVIMIENTO CAMPESINO BOLIVIANO

 

 

I.

LA ESTRUCTURA DEL AGRO

1.- Bolivia es un país atrasado porque quedan en pie formas económico-sociales precapitalistas, cuya importancia nadie la puede negar. La mayor parte de su población está asentada en ese resabio del pasado secular. La penetración imperialista desarrolla solamente ciertas ramas de la economía, a costa del resto del país cuyo primitivismo se ve muchas veces acentuado. Dominación imperialista y atraso económico-social se completmentan dialécticamente. La dominación económica por parte de la metrópoli deviene, indefectiblemente, en sometimiento político del país atrasado. El imperialismo se convierte en el muro que obstaculiza la liquidación de nuestro atraso, medida indispensable para que podamos ingresar franca y decididamente en la civilización.

El imperialismo, por haberse convertido en un obstáculo que no permite liquidar, todos los resabios pre-ca-pitalistas, constituye uno de los factores fundamentales para que el campesinado permanezca en su actual esta-do de postración, miseria e ignorancia. La lucha anti-imperialista, en la que deben participar activamente las masas campesinas, es indispensable para que la liberación de los explotados del agro pueda materializarse. La lucha anti-imperialista es inseparable de la lucha anti-feudal[1].

2.- No se trata simplemente, de la parcelación de algunas haciendas (parcelación que muchas veces ha lle-gado a extremos tales que ha concluido en el minifundio), sino, más bien, de arrancar de cuajo el sistema ga-monalista (grandes haciendas, cupos políticos, autoridades, clero, que forman un solo bloque para someter a los campesinos, expoliarlos y mantenerlos, en último término, en la servidumbre). Un profundo sacudimiento estructural debe permitir la radical modificación de la mentalidad feudal que domina a los opresores y a los mismos campesinos. La revolución en las zonas agrícolas no puede realizarse con ayuda de la traccíón a sangre, sino de la máquina y de la técnica moderna. Lo hecho por el régimen movimientista en el campo no es, más que un tímido intento en el camino de la liquidación del latifundio, intento que se ha visto enturbiado por la miseria pequeño-burguesa de los capos políticos del oficialismo.

3.- El decreto de Reforma Agraria de 2 de agosto de 1953 está inspirado en la necesidad de convertir a los ex-colonos en pequeños propietarios prósperos, por eso las autoridades se han esmerado en la extrema parcelación de ciertas haciendas. La finalidad buscada con esa medida era básicamente política y no económica: convertir a la masa campesina en un factor decisivo dentro de la estabilidad social, en una fuerza conservadora capaz de oponerse y neutralizar la constante y creciente amenaza proletaria. En ciertos momentos de agitación sindical obrera, el gobierno movimientista no tuvo el menor reparo en movilizar a las milicias campesinas de la zona cochabambina contra los huelguistas del altiplano. Dicho decreto de Reforma Agraria, elaborado por técnicos al servicio del imperialismo, estuvo primitivamente dirigido contra la alianza obrero-campesina, piedra an-gular de la estrategia revolucionaria en nuestra país. Se pretendía aislar a los obreros de la masa campesina.

Después del 9 de abril de 1952, los campesinos -utilizando el método de la acción directa de masas- se encaminaron firmemente hacia la total destrucción del latifundismo. En el terreno de los hechos demostraron que buscaban expropiar a los gamonales sin indemnización alguna y entregar la tierra a las organizaciones sindicales, conservando la unidad de la vieja hacienda. Así los explotados, con las armas en las manos, pusieron en evidencia que estaban, dispuestos a saciar su sed de tierra, pese a quien pese. En tales circunstancias se podía descontar el total aplastamiento de los seculares enemigos de los campesinos. Es entonces que comienza a actuar el gobierno del MNR. estrecha y firmemente vinculado con el gamonalismo, para defender por lo memos parte de los privilegios de los opresores. El decreto de Reforma Agraria ha tenido el cuidado de dejar abiertas las compuertas para la escapatoria del gran hacendado, esto cuando las masas habían ya decidido su total liquidación. Como se sabe, dicha medida legal estatuye el respeto a la llamada propiedad capitalista industrial e igualmente a la considerada como mediana. Aprovechando esta escapatoria y contando con la venalidad del Consejo Nacional de Reforma Agraria, muchos inmensos latifundios han sido declarados inafectables. La indemnización reconocida a los ex-hacendados se ha convertido en permanente amenaza contra el campesinado y poco importa que esa indemnización cambie de nombre y se convierta en determinado impuesto. Mueve a risa constatar que quienes han explotado durante centurias a los que fecundan la tierra con su trabajo tengan que ser premiados con una graciosa indemnización. Esta monstruosidad sólo podía ocurrírsele a un gobierno entregado a las fuerzas reaccionarias.

La movilización campesina se orientaba a expulsar al gamonalismo de todo el país. El desgobierno movimientista se ha limitado a parcelar sólo una pequeña parte de la tierra labrantía. La estructura jurídica capitalista imperante y el mismo proceso económico que vivimos amenazan por concluir concentrando a las pequeñas parcelas en grandes haciendas capitalistas.

El Consejo de Reforma Agraria se ha convertido en una apacheta donde viene siendo esquilmado despi-adadamente el campesinado. Este pesado aparato burocrático ha sustituido a los corregidores y a los jueces... La venalidad y la inoperancia se han unido para conver-tir al decreto de Reforma Agraria en una declaración lírica más que en una realidad. El extremo retardo en la concesión de títulos de propiedad conspira contra la producción agropecuaria, desde el momento que empuja al trabajador a la incertidumbre más extrema. Lo menos que puede pedirse es la automática y masiva declaratoria del derecho de propiedad de quienes vienen ocupando y trabajando la tierra.

El gobierno militar, que se llama a sí mismo “restaurador” (nadie puede dudar de que está haciendo esfuerzos desesperados por consumar la restauración rosquera), se ha limitado a declarar que respeta la reforma agraria hecha por el desgobierno movimientista. No habla de profundizarla y menos de enmendarla de acuerdo a los intereses de la revolución. Ni siquiera ha dicho que acelerará la afectación de las haciendas.

Contrariamente, las fuerzas reaccionarias, particularmente F.S.B., amparándose en el nuevo gobierno han tenido el cinismo de asaltar algunas ex-haciendas e intentar el desalojo de los campesinos.

La reforma agraria decretada por el MNR. ha sido, dadas las circunstancias políticas de ese momento, una medida conservadora y no revolucionaria, porque ha violentado a las masas y ha estado destinada a desar-marlas[2].

4.- El programa cooperativista del MNR. no pasa de ser un pretexto para la elaboración de discursos en los períodos electorales. El Consejo Nacional de Cooperativas no solamente que es un organismo inoperante, sino que se ha convertido en un instrumento político sectario que se dedica única y excluslivamente al proselitismo en favor del gobierno.

En materia agraria, el cooperativismo movimientista se limita a colocar el rótulo de cooperativas a lo que hacemos los humildes campesinos únicamente con nuestras manos, sin contar con ayuda técnica de ninguna especie, al margen de la ciencia y de toda dirección especializada. Las tierras que poseemos las hemos fecundado con nuestra sangre y los frutos que dan llevan parte de nuestra misma vida. Es falso decir que el Estado nos ha entregado tierra desmontada o plantíos; la verdad es que nos hemos desprendido del altiplano, para poder huir así del hambre y de la desocupación, en busca de tierra y hemos sido colocados ante el dilema de conquistar el monte virgen o bien perecer. ¡Que los escritores pagados por el oficialismo canten nuestra titánica odisea! Hemos arrancado de las garras de la barbarie a toda esta zona de Caranavi y del Alto Beni y no permitiremos que un gobierno inutil y entreguista se apropie de nuestra obra. Dominada ha sido la montaña, pero nada ha hecho el gobierno para neutralizar los efectos de la erosión y del empobrecimiento de la tierra

Los usurpadores del poder, los que han malbaratado las riquezas. nacionales a la voracidad imperialista, los que no han tenido el menor reparo en ultrajar la dignidad del país, los entregadores del río Lauca y los vendepatrias mantienen a Bolivia en un total abandono. Los verdaderos productores desconocemos los beneficios de la medicina moderna; este prodigio de la naturaleza se convierte en zona inhóspita por carencia total de servicio sanitario, por la extrema deficiencia de la enseñanza y de las comunicaciones. Este sombrío panorama se agrava si se tiene en cuenta que se está al margen de las bondades de la energía eléctrica. Está pues claro que el gobierno no cumple con sus deberes más elementales y que es responsable de la destrucción y el despilfarro del capital humano y de la misma naturaleza.

Las cooperativas de producción han nacido como consecuencia del impulso instintivo de quienes estaban cansados de la desocupación y de la miseria y se mantienen dentro de los marcos de un primitivismo desesperante.

El gobierno, lejos de prestar ayuda técnica y económica, no tiene el menor reparo en estrangularnos con desproporcionados impuestos sobre los productos que tan sacrificadamente logramos.

5.- La reforma agraria ni ninguna otra ha llegado hasta la comunidad indígena, que concentra a un gran porcentaje de los explotados del agro. El gobierno se ha dado modos para sacar ventaja del choque -a veces artificialmente avivado- entre ex-colonos y comunarios. El enunciado de la restitución de las tierras de la comunidad, que fueran usurpadas por los opresores de toda laya, ha quedado estampado como simple declaración lírica. Los comunarios siguen arrinconados en las montañas, trabajando con el arado egipcio y al margen de los adelantos de la ciencia y la técnica. El comunario, junto al cooperativista y al ex-colono, so-portan las tremendas consecuencias de la equivocada política económica gubernamental, que descarga todo el desbarajuste del país sobre las débiles espaldas de los explotados. Los opresores dicen que los bolivianos deben sacrificarse para cumplir los planes económicos del imperialismo.

Las comunidades que han logrado escapar a la piratería de los gamonales se mantienen iguales a como las dejó la Revisita de fines del siglo pasado. Sin embargo, los campesinos nos hemos depauperado porque se ha perdido hasta la rica tradición técnica que en materia agropecuaria dejaron nuestros antepasados..

6.- Los campesinos estamos, llamados a movilizarnos hasta lograr la rectificación radical de la reforma agraria movimientísta, de manera que se logre la destrucción total de los latifundios. Hay que superar las nefastas consecuencias del minifundio, que amenaza con acentuar la miseria de los trabajadores del agro y convestir en improductivas las diminutas parcelas. Este objetivo puede lograrse mediante la cooperativización de los pequeños, productores y enseñándoles a utilizar los sistemas del trabajo colectivo.

7.- El gobierno no tiene más finalidad que ejecutar devotamente los planes imperialistas y la Alianza para el Progreso (el plan de colonización del continente) se ha convertido en su programa básico.

Para financiar el mal llamado Plan Decenal de Desarrollo Económico y Social el movimientismo no ha te-nido el menor reparo en crear una serie .de nuevos gravámenes y aumentar el volumen de los ya existentes. El impuesto predial rústico tiene -según declaraciones oficiales- esa finalidad. Este nuevo impuesto significa agudizar la ya insoportable miseria de las masas campesinas. El gobierno lejos de crear impuestos está en la obligación de ayudar económicamente a los productores del agro.

Las masas campesinas, utilizando la acción directa de masas, tienen el deber de rechazar; el proyectado impuesto del predial rústico.

 

II.

LA ALIANZA OBRERO-CAMPESINA

1.- Los campesinos constituímos la mayoría del país, pero la forma de producción de nuestra vida social nos impone una extrema dispersión y un atraso cultural casi sin paralelo. Sin embargo, sabemos que cons-tituímos la fuerza fundamental de la revolución y que sin nuestro concurso el movimiento de liberación nácio-nal no podría triunfar y menos mantenerse en el poder. Los objetivos propiamente campesinos (superación de las formas económico-sociales pre-capitalistas) sólo podrán cumplirse en el plano nacional. El hecho de formar parte de la economía capitalista mundial determina que las tareas democráticas sean resueltas mediante medidas políticas que corresponden al socialismo.

2.- Nuestra liberación como clase será materializada mediante la victoria del movimiento revolucionario nacional dirigido por el proletariado. La alianza obrero-campesina constituye la piedra angular de la revolución boliviana. Es una desviación derechista considerar esta alianza como un pacto de igual a igual entre dos po-tencias; consiste en realidad en que los campesinos reconocen como a su dirección política al proletariado (mineros, constructores, fabriles, ferroviarios, etc.). La clase obrera de las ciudades y de las minas constituye la expresión más acabada de la conciencia revolucionaria y el campesinado es el motor que impulsa la lucha revolucionaria. Nuestra necesidad de libertarnos y de solucionar el problema de la tierra se convierten en la fuerza que empuja al proletariado a tomar el poder político.

Formamos parte de una clase explosiva, vigorosa y que ha demostrado tener una incomparable tenacidad en la lucha. A pesar de nuestra tradición milenaria de rebeliones, de haber sido el contingente humano básico de todas las revoluciones y de nuestra experiencia, en la lucha de guerrillas, precisamos para triunfar el apoyo y la dirección de la clase revolucionaria de las ciudades.

En el pasado nuestra lucha sirvió para que las clases burguesas o próximas a ella llegasen a encaramarse en el poder. En la actualidad, en este período de agonía del capitalismo, apuntalamos al proletariado y le impul-samos para que se convierta en clase gobernante. En este país atrasado la clase obrera se ve empujada a luchar por el poder porque la profundidad del problema de la tierra le obliga a adoptar esa actitud.

La experiencia histórica es importante a este respecto y se reduce a esta regla: si los campesinos no cuentan con el apoyo de la ciudad tienen que ser aplastados. La tremenda e inigualada rebelión de los Catari en 1.781 fue derrota no por falta de organización o de apoyo en las masas del agro, sino porque chocó con toda la ciudad.

3.- La historia política de los últimos tiempos no es otra cosa que la historia de la ruptura de las masas con el desgobierno movimientista, que debe entenderse como el repudio no simplemente a ciertos personajes nefastos, sino como el rechazo de un programa. y de normas de actuación contrarios a los intereses nacionales. El que los explotados rechacen al MNR y a Víctor Paz, no significa que se encaminen hacia las posiciones de la reacción, sino que buscan su propio camino y su propio partido político. Obstaculizar este proceso o bien desviar a los proletarios de este objetivo significa trabajar contra la historia. El proceso de ruptura con el MNR. lo han cumplido total y plenamente los obreros.[3]

Debemos seguir el ejemplo del proletariado, particularmente del minero, que está empeñado en fijar con claridad sus propios objetivos, que dadas las actuales circunstancias políticas se transforman en objetivos na-cionales, y en lograr su liberación utilizando sus propios métodos de lucha, sin esperar nada del gobierno ni de los partidos políticos de las otras clases sociales. Tal es el sentido de la famosa sentencia de Marx que dice: “la emancipación de los trabajadores será obra de ellos mismos”.

4.- En este terreno el campesinado se encuentra sumamente atrasado. El desgobierno movimientista o sus seguidores encubiertos pueden todavía utilizar al explotado del agro como a su instrumento para lograr sus bastardos intereses, para satisfacer sus necesidades electorales o para apuntalar sus maniobras sectaristas. Las masas llegan al conocimiento del programa de los partidos políticos a través de su experiencia diaria. Los campesinos atrasados continúan atrapados en la pugna de sectores del oficialismo, que no es otra cosa que la pugna por monopolizar las ventajas que otorga el poder. Con todo, existen ya estratas de vanguardia que han llegado al convencimiento de que el MNR.en su integridad, como expresión clasista y como programa, ha traicionado los altos intereses nacionales y a los mismos explotados. Basados en esta convicción han comenzado a emanciparse del control ideológico y organizativo del MNR. y de su gobierno. El campesinado de Caranavi ocupa un puesto de vanguardia en este proceso y llama a todos los oprimidos del agro boliviano a secundar valientemente su actitud. Es tiempo de que nos emancipemos de los que han traicionado nuestras esperanzas y han traficado con nuestra potencialidad de lucha. Llamamos a todos los campesinos a secundar nuestra conducta opositora y a seguir la línea revolucionaria que se señala en el presente documento.

Ha llegado el momento de que los explotados sigamos nuestro propio camino y sirvamos a nuestra causa, lejos de constituirnos en puntales de nuestros enemigos. Proclamamos la independencia ideológica del campesinado boliviano. Los explotados tenemos nuestra verdad y nuestra doctrina, que solamente pueden delinearse si liquidamos el confusionismo al que nos ha empujado el gobierno.

5.-Nuestro objetivo central radica, basicamente, en la emancipación política de ese aparato burocrático creado por V. Paz y que dice llamarse partido del MNR. La consecuencia inmediata de este paso tiene que ser, necesariamente, la independencia de las organizaciones sindicales, tanto obreras como campesinas, del control que ejercita el Estado a través de sus ministerios o de las burocracias laborales alquiladas. La dirección sin-dical que se entrega al gobierno deja de ser tal, porque olvida su misión fundamental de defender los intereses de los explotados frente no solamente a la prepotencia patronal, sino a la del mismo Estado. Una amarguísima experiencia enseña qué papel pueden jugar las organizaciones prostituidas: servir en el seno de los explotados de cabeza de puente de una política marcadamente antiobrera que desenvuelve el gobierno.

(NOTA. — Cuando este documento, se imprime, los campesínos, obligados por los acontecimientos políticos, han dado un salto en el proceso de su diferenciación política con el MNR. Sin embargo existe un peligro. Formas movimientistas encubiertas pueden volver a engatuzar a las organizaciones sindicales del agro. No se trata de la caída de un ídolo, sino de la caducidad de un programa, y de una política. Es el MNR. en su conjunto el que ha demostrado que nada tiene que ver con las masas de explotados.
La lucha revolucionaria debe conducir a la estructuración de un gobierno propio del pueblo, el gobierno obrero-campesino. Sería criminal conformarse con el mamertazo y postrarse ante el régimen militar, que no es más que una variante del Movimiento, El gobierno actual no hará más que continuar la política entreguista y antipopular de Víctor Paz utilizando métodos militares.
No nos engañemos. Conforme ya se dijo, la Junta Militar sigue siendo el MNR en el poder, con la única variante de que es su expresión más derechista.
Los campesinos tienen que seguir al proletariado y defender las conquistas revolucionarias y las armas que están en poder del pueblo, frente a la amenaza de la restauración rosquera y gamonalista.

6.-La independencia sindical del despótico gobierno movimientista no debe confundirse con el insubstancial apoliticismo. Propugnamos la independencia sindical para subrayar la urgencia de seguir una línea política propia de los explotados. El apoliticismo de las organizaciones sindicales es esgrimido por la reacción y sola-mente puede servir a ella.

Los sindicatos constituyen la forma elemental del frente único de clase, lo que importa que en su seno coexisten las tendencias más diversas del pensamiento revolucionario, junto a quienes gustan mantenerse apartidistas. El frente único no puede concebirse al margen de una auténtica democracia sindical, que supone el derecho de todos los sectores a actuar libremente y a realizar una activa propaganda de sus ideas (de aquí se desprende que nadie puede ser perseguido ni despedido de su trabajo debido a su filiación política). La democracia sindical permite que sean las bases las que fijen la conducta que deben seguir las organizaciones laborales, y que sean aquéllas las que controlen la conducta de los dirigentes. Debe lucharse enérgicamente contra la buro-cratización sindical, porque es la sífilis que viene minando internamente al movimiento laboral. Sólo por este camino defenderemos a las organizaciones de trabajadores y lograremos convertirlas en efectivos baluartes de la revolución. El sindicato es el canal natural de la movilización de las masas; lo que tiene que lograrse en el futuro es que esta movilización desemboque en la revolución libertadora.

7.-Dos cuestiones básicas tiene que resolver el movimiento sindical de nuestros días: su unidad y su estrecha vinculación con el grueso de la masa. Si esta solución no es lograda oportúnamente no se podrá hablar de un fortalecimiento del movimiento de los trabajadores y menos de su unidad.

La unidad del movimiento laboral tiene que ir de las bases hacia la alta dirección. Las componendas en las cumbres quedarán como simples maniobras burocráticas. El éxito de este proceso radica en la unidad alrededor de principios ideológicos. El fortalecimiento en este plano es la única respuesta de peso que puede darse a la labor corruptora del gobierno. Al dinero que prostituye sólo podemos derrotarlo con la fortaleza de nuestras ideas y con una elevada conciencia clasista.

El fortalecimiento de la Central Obrera Boliviana tiene que cimentarse en el fortalecimiento de los sindicatos de base. El secreto de la ligazón de las direcciones con las bases radica en que las primeras sean el producto de elecciones directas y de que todos sus actos se inspiren en las decisiones de las asambleas generales. Los sindicatos seguirán siendo débiles mientras la creciente desconfianza de las bases mine su actuación diaria. Hay que devolver a las masas su confianza en las organizaciones laborales. No se trata de conquistar de inmediato el cielo y la tierra, sino de templar los cuadros y de animarles a luchar partiendo de pequeñas conquistas.

Los sindicatos campesinos son los que más han sufrido las consecuencias de la treménda burocratízación desencadenada por el gobierno. De organizaciones dirigidas por las asambleas generales se han convertido en refugio de caciques mandones y despóticos. En esos sindicatos no cuentan para nada las bases y lo único que impera es la voluntad tiránica de los jefes del oficialismo. Si se quiere el renacimiento del sindicalismo cam-pesino se tiene que comenzar por aplastar y desterrar a las corrompidas burocracias y devolver las organizacio-nes a sus verdaderos dueños: las masas trabajadoras.

Constituiría un error el pedir a las autoridades gubernamentales que destierren a los burócratas o tomen en sus manos la tarea de reestructurar los sindicatos. Es esto, precisamente, lo que no debe permitirse. Las masas tíenen que comenzar por cobrar conciencia de que es preciso el reajuste de sus organizaciones, para que luego sean ellas las que definan quiénes deben ser los dirigentes. Lo que debe evitarse, por todos los medios, es que el oficialismo meta las narices en el movimiento sindical. Los problemas campesinos deben ser resueltos por los propios campesinos.

Es tiempo de trabajar por la realización de congresos provinciales, reuniones en las que deberán ser elegidos los dirigentes, para culminar en un gran congreso nacional. Este es el camino de la unidad y de la democracia.

 

III. 

LA LUCHA ARMADA CONTRA LOS OPRESORES

1.- Los explotados no llegarán al poder (condición indispensable para que logren su liberación) mediante la papeleta electoral o utilizando los recursos catalogados en la Constitución Política del Estado. Esta enseñanza de la teoría y de la práctica ha sido confirmada por la experiencia boliviana. La vía legal y pacífica de la toma del poder debe ser definitivamente rechazada.

En Bolivia no puede mantenerse de manera consecuente ni siquiera la ficción democrática. No existen condicíones materiales ni tiempo para el pleno desarrollo de la democracia burguesa, con sus contrasentidos, sus mentiras y sus falsificaciones. En el régimen democrático más perfecto el camino que conduce al socialismo no es precisamente el logro de la mayoría parlamentaria.

Dada la propia estructura jurídica del país (un cerrado régimen presidencialísta) no puede esperarse que ahora ni en el futuro el parlamento desempeñe un rol decisivo. Lo más que puede hacer es distraer la atención de las masas hambrientas. Las mayorías pre-fabricadas y do-mestícadas por el oficialismo tienen la misión de legalizar todos los excesos cometidos por el Ejecutivo. Es este último poder del Estado el único que realmente existe y los demás se le subordinan completamente. La historia boliviana enseña que toda vez que los parlamentarios se atreven a desafiar, la voluntad del amo del Ejecutivo son violentamente acallados o expulsados del cuerpo legislativo.

La picardía criolla campea en nuestra política y tipifica la actitud de los capos del oficialismo. El Ejecutivo exige que el pueblo se someta dócilmente a la ley, que en sus lineamientos generales, permanece fiel a los intereses rosqueros, y descarga el garrote sobre los opositores. El atentado terrorista es parte inseparable de la política represiva que viene ejercitando el gobierno contra los explotados y los elementos revolucionarios. Después de los atentados contra los dirigentes sindicales y políticos y contra el mismo Vicepresidente de la República, se tiene que concluir que el gobierno movimientista ha impuesto a la política métodos cavernícolas. Las interpelaciones parlamentarias y el enjuiciamiento de los autores materiales de los atentados no son más que parte de farsas destinadas a encubrir los actos de los jerarcas del M.N.R.

2.- El imperialismo y el gobierno nmovimientísta están empeñados en embridar al movimiento sindical con ayuda de la legislación social. Bajo el imperio movimientista, la estabilidad social puede favorecer al ínversionista foráneo, pero esta estabilidad solamente puede cimentarse en el sometimiento y el malestar de los explotados. La legislación social expresa la voluntad de los opresores en el plano jurídico y el arbitraje constituye un mecanismo que permite la solución a de los conflictos en favor del gobierno y de los patronos.

La ley solamente permite el planteamiento de pequeños problemas que tienen relación con los intereses inmediatos, es decir, con las formas de vida y de trabajo. La lucha por la liberación de la clase rebasa el marco de la ley y se realiza al margen de ella, esto porque la función básica de la Constitución Política es la defensa del gobierno y del régimen de propiedad imperantes.

3.- El método de lucha básico del movimiento sindical no es el pleito alrededor de la interpretación de las leyes, sino la profunda movilización de las masas. Los explotados no debemos limitarnos a pedir, sino que principalmente debemos imponer nuestras decisiones. Nuestro método de lucha es la acción directa.

Los campesinos no podemos confiar en el gobierno ni en las leyes, sólo contamos con nuestras organizaciones y con nuestras fuerzas. Tenemos que adquirir plena conciencia de que nuestros problemas deben ser resueltos por nosotros mismos. Nos libertaremos siguiendo el camino de la acción directa de masas (manifestaciones, huelgas, lucha armada, etc.)

La consigna central del momento es la siguiente: a los excesos del gobierno rnovimientista, a su política anti-sindical y anti-nacional oponemos la acción directa de masas.

El terror gubernamental (que lo repudiamos porque se ejercita contra las fuerzas básicas de la revolución) debe ser respondido con el justo y santo terror de las masas. Los procesos judiciales que fragua el oficialismo para acallar a los dirigentes sindicales deben ser rechazados mediante la acción directa de masas.

4.- El MNR es una fuerza política caduca y que ha ingresado a un período de completa desintegración. El gobierno de V. Paz se apoya directamente en las fuerzas armadas, que han sido reorganizadas, armadas y entre-nadas por el imperialismo norteamericano. Bolivia ha sido convertida por el régimen entreguista pequeño-bur-gués en una simple base militar. Los centros campesinos y obreros se encuentran virtualmente cercados por tropas del ejército y de carabineros. El ejército, cuya conducta es definida por los oficiales de alta graduación, no es solamente una fuerza represiva (ha sido reorganizado para que masacre al pueblo en el momento mismo en que se levante contra la dictadura), sino que viene actuando como un decisivo factor político. Dentro del oficialismo, la voz del generalato es la que resuelve todos los problemas. Nos encontramos en vísperas de que el dictador Víctor Paz sea sustituído, por el general René Barrientos Ortuño, que es el Vicepresidente fabricado por el Pentágono norteamericano. Este mamertazo no hará más que dar un carácter cínico a la dictadura pazestenssorista. El gobierno militar reemplazará la farsa legalista con la metralla y el garrote, Un gobierno nacido del fraude electoral, de la falsificación más vergonzosa de nuestra historia concluirá reeditando las proesas del rosquero Urriolagoitia.

Advertimos que al mamertazo responderemos inmediatamente con la acción directa de masas.

Llamamos a los soldados y a los jóvenes oficiales, cuyas ligazones con el pueblo y con las ideas revoluciona-rias se mantienen latentes, a secundar nuestro pronunciamiento, a sumarse a nuestra lucha libertadora. Estos hijos del pueblo no pueden dirigir sus armas contra sus hermanos y tienen el alto deber de bolivianos de oponerse activamente a la labor traidora y antinacional del generalato pro-imperialista.

5.- Nuestra misión histórica es aplastar a la tiranía movimientista e instaurar el gobierno propio de los obreros y campesinos. No somos electoralistas y desahuciamos toda forma de lucha legalista y parlamentaria. Derrotaremos al régimen entreguista y antiobrero con las armas en la mano y en las calles. El fusil en manos de los explotados de las ciudades y del campo es el único argumento que puede hacer retroceder y aplastar al tirano que usurpa el poder.

Declaramos solemnemente ante todo el país que tenemos el sagrado derecho de levantarnos en armas contra la dictadura imperante. La lucha armada debe estar íntegramente subordinada a nuestro objetivo político.

Hemos sido colocados ante la necesidad de tener que luchar contra fuerzas castrenses numerosas y fuertemente armadas. Los métodos de lucha que adoptemos tienen que responder a esta necesidad. La capacidad de fuego de nuestros enemigos debe ser anulada por una gran agilidad de maniobra. Las guerrillas campesinas y obreras en una ideología auténticamente revolucionaria, nos son impuestas por el enemigo, como una forma de lucha armada que puede ayudarnos a superar nuestra inferioridad de armas, de conocimientos militares y hasta de organización. Iremos a las guerrillas guiados por un programa y por una elevada convicción política.

Hacemos un vehemente llamado a todos los hermanos campesinos de Bolivia para que estén debidamente preparados a fin de que secunden la lucha de las guerrillas.

(NOTA.-El mamertaza ha sido consumado. Los militares han ejecutado su golpe al margen de las masas y de las mismas agrupaciones políticas que tanto han elogiado a los generales. Previamente se ha aplastado a los sectores revolucionarios. Los mineros han sido cobardemente masacrados en Sora Sora. Se ha utilizado todos los recursos para evitar que el golpe palaciego se convirtiese en una verdadera insurrección popular. Todo esto está demostrando que los inspiradores y directores del mamertazo han sido los cerebros del Pentágono.
El gobierno militar, acentuadamente derechista, está empeñado en desarmar al pueblo, para lograr que no intervenga más en política. Algunas colonias de Caranavi han sido invadidas por grupos de soldados que buscaban armas.
La consigna del momento puede ser una sola: no entregar un solo fusil al ejército. La lucha no ha terminado y, mas bien, nos encontramos en vísperas de grandes batallas. Es por esto que debemos armarnos y estamos obligados a diciplinar debidamente nuestras milicias).

 

IV.

EL TIPO DE GOBIERNO QUE PROPUGNAMOS

l.- El frente revolucionario de izquierda asegurará la victoria del pueblo boliviano y éste no tiene nada en común con los partidos rosqueros. La alianza obrero-campesina, al imponerse como victoria, tiene que tradu-cirse necesariamente en una determinada fórmula gubernamental. No luchamos simplemente por reemplazar al gobierno de V. Paz por cualquier otro, sino por llevar hasta el poder a los propios explotados.

2.- Si en la oposición y en la lucha propugnamos la alianza obrero-campesina, cuando alcancemos la victoria impondremos un gobierno propio de los obreros y de los campesinos. Los obreros seguirán siendo la dirección política del gobierno y los campesinos la masa que los apuntale y motorice su acción.

Por primera vez en nuestra historia, este gobierno será la expresión acabada de los intereses y de la voluntad de la mayoría nacional. La revolución por nosotros propugnada será hecha por la mayoría del país en servicio de esa misma mayoría. Hasta ahora las revoluciones han sido hechas por las mayorías en beneficio exclusivo de las minorías. De aquí ha venido la frustración de estos movimientos, la traición a los intereses nacionales y el desengaño de las masas.

Buscamos un gobierno que esté controlado e inspirado dírectamente por los explotados a través de sus or-ganizaciones políticas. El régimen de los obreros y campesinos instaurará una auténtica democracia, en favor de las mayorías nacionales y utilizará el poder político para aplastar a las fuerzas contrarrevolucionarias.

No es el momento de discutir acerca del programa que deberá cumplir el gobierno de los obreros y de los campesinos, pues esas realizaciones dependerán del desarrollo y del curso tanto de la economía internacional como de la propiamente boliviana. De una manera general, dicho régimen tendrá que comenzar por rectificar radicalmente todos los despropósitos cometidos por el desgobierno movimientista.

La defensa de las conquistas revolucionarias sólo pueden hacerse por medio de su superación. Si no se sabe salvaguardar lo ya conquistado no se pondrá pensar en nuevas reivindicaciones.

 

V.

LAS TAREAS INMEDIATAS

1.- El momento de la lucha armada no está subordinado únicamente a los buenos deseos de algunos elementos políticos. Son las masas las que al salir a las calles demuestran que ha llegado el momento de actuar.

2.- Ese punto culminante de la movilización masiva se logra por medio del cumplimiento de pequeños combates y la conquista de modestas reivindicaciones.

Interesa a todo el movimiento sindical luchar por las siguientes tareas inmediatas:

a) Defensa del fuero sindical.

b) Restitución del control obrero con derecho a veto.

e) Pleno cumplimiento de las prestaciones sociales que incumben a la CNSS.

d) Respeto del salario mínimo establecido legalmente.

e) Apertura de nuevos fuentes de trabajo para combatir la desocupación y establecimiento del subsidio por cesantía.

f) Unidad obrera y fortalecimiento de la Central Obrera Boliviana, (COB).

g) Establecimiento de milicias obrero-campesinas. debidamente armadas y disciplinadas,

h) Seguro social campesino.

i) Rechazo del impuesto predial rústico.

Para las campesinos de Caranavi se impone la lucha por los siguientes objetivos inmediatos:

a) Exigir un trato preferencial en materia impositiva en favor de cooperativistas y colonizadores, que dan un impulso a la producción agropecuaria. Supresión de los impuestos que se cobran en el Choro, Unduavi y Chuquiaguillo.

b) Establecimiento de postas sanitarias para la atención de las cooperativas y colonias.

e) Establecimiento de servicio eléctrico en Caranavi.

d) Retiro de las fuerzas armadas de la zona de Caranavi.

e) Crédito supervisado.

f) El Estado debe otorgar ayuda técnica a los productores de dicha zona. Concesión gratuita de semillas y sementales.

g) Mejoramiento de la enseñanza, educación técnica. Establecimiento de becas en favor de los hijos de los agricultores.

h) Fundación de un colegio secundario en Caranavi.

i) El gobierno debe estudiar la ampliación de los mercados para los productos de la zona.

j) El Banco Agrícola de Caranavi debe cumplir su función de fomento efectivo a la producción. De inmediato deberá establecer plantas peladoras de arroz y café en esa localidad y facilitar el transporte de los productos hasta los centros de consumo.

Caranavi, 24 de agosto de 1964.

 

 

 

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[1] La Tesis de Pulacayo (1946), uno de los documentos fundamentales del movimiento revolucionario boliviano, dice:

“Bolivia es un país capitalista atrasado. Dentro de la amalgama de los más diversos estadios de evolución económica, predomina cualitativamente la explotación capitalista y las otras formas económico-sociales constituyen herencia de nuestro pasado histórico. De esta evidencia arranca el predominio del proletariado en la política nacional. “Bolivia”, pese a ser país atrasado, sólo es un eslabón de la cadena capitalista mundial. Las particularidades nacionales representan en sí una combinación de los rasgos fundamentales de la economía mundial”.

“La particularidad boliviana, consiste en que no se ha presentado en el escenario político una burguesía capaz de liquidar el latifundio y las otras formas económicas pre-capitalistas Tales tareas burguesas no cumplidas son los objetivos democrático-burgueses que inaplazablemente deben realizarse. Los problemas centrales de los países semi-coloniales son: la revolución agraria, es decir, la liquidación de la herencia feudal y la independencia nacional, es decir, el sacudimiento del yugo imperialista; tareas que están estrechamente ligadas la una a la otra”.

[2] La Central Obrera Boliviana en 1953, después de un apasionado debate, se pronunció por la nacionalización de toda la tierra y por su entrega en calidad de usufructo a las organizaciones sindicales campesinas. El gobierno movimientista desoyó esa pro-posición revolucionaria y prefirió salvar parte de los intereses del gamonalismo. Fueron los poristas los que impusieron esa línea. Sin embargo, algunos días más tarde, esa misma COB aplaudía la traición cometida por V. Paz contra los campesinos. ¿Qué había ocurrido? Los movimientistas y los stalinistas (militantes del PCB.) se aliaron para secundar a los amos del poder. Ese documento claudicante dice:

“La Central Obrera Boliviana ante el Decreto de Reforma Agraria firmado el 2 de agosto en Ucureña manifiesta su complacencia por la identidad de puntos de vista en lo esencial entre ese Decreto y la Resolución aprobada por la C.O.B. respecto a la Reforma.

La C.O.B., en este sentido aplaude la labor del Presidente de la República y de los Ministros Obreros al haber manifestado un criterio revolucionario en la elaboración del Decreto de Reforma Agraria.

La C.O.B. reconoce que ahora se iniciará la lucha en el país para llevar adelante la realización de la Reforma Agraria con la participación activa y directa de las masas campesinas; en esa tarea ocupará la vanguardia junto a todas las fuerzas democráticas y anti-imperialistas de Bolivia.

-MARIO TORRES C., Secretario de Relaciones.

-EDWIN MOLLER, Sec. de Organización.

-JUAN SANJINES, Sec. de Conflictos.

-ANTONIO CORNEJO, Sec. de Hacienda.

-HUMBERTO QUEZADA,.Sec. de Educación.

-MARIO GUZMÁN G., Sec. de Cultura.

-FUAD MUJAEZ, Sec. de Estadística.

-CARLOS ALTAMIRANO, Sec. de Prensa.

-JOSE ZEGADA T., Sec. de Actas”.

[3] De la Tesis de Colquiri (diciembre de 1963): 

“La F.S.T.M.B., no es apolítica -esta postura sólo puede beneficiar a los enemigos de los trabajadores, su política es revolucionaria y clasista y no tiene nada que ver con los sectores que directa o indirectamente, sirven a la reacción. Declara que los sindicatos no deben convertirse en agencia de partido politico alguno, aunque éste se encuentre en el poder y se autonombre revolucionario. La Federación no sustenta el apolíticismo, sinó una política independiente de clase...

“La FSTMB. puede formar frentes políticos con tendencias o partidos obreros que se identifiquen con sus intereses históricos y puede pactar compromisos con otros sectores laborales. Esta conducta debe estar subordinada a la necesidad de salvar a la revo-lución boliviana de la amenaza del imperialismo yanqui y de la reacción. La mera coincidencia en la lucha alrededor de los intereses momentáneos de la clase no justifica un bloque político, cuando hay divergencias acerca de los intereses históricos”

El primer documento sindical de ruptura franca y valiente con el desgobierno del MNR. fue la resolución aprobada en el congreso minero de Colquiri-San José (1958): “La conducta antinacional del gobierno actual choca violentamente con los trabajadores que buscan consolidar las conquistas hasta ahora alcanzadas, mediante su superación. La evolución política desemboca en la configuración de dos campos claramente definidos: a) el gobierno -sometido a los intereses imperialistas y burgueses y b) el movímiento obrero que busca que el proceso boliviano consolide la liberación nacional y social. Las bases de los sindicatos forman parte desde hace tiempo del último sector...

“El gobierno actual es anti-popular porque se empeña en llevar a la práctica una política contraria a los intereses básicos del país. El movimiento sindical no puede ser responsable de tales desmanes, pues él no ha sido consultado ni han sido tomados en cuenta ninguno de sus planteamientos”.