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Londres, 17 de octubre de 1893
...Muchas gracias por los ejemplares de los [1]. He enviado tres a unos amigos que sabrán apreciarlos. He podido comprobar con satisfacción que el libro ha impresionado profundamente a los lectores y que hasta ha causado sensación, por otra parte muy merecida. Es el tema principal de las conversaciones entre los rusos que he visto. Ayer mismo, uno de ellos [2] me decía en su carta:
En el "Sozialpolitisches Centralblatt"[4] [5] de Berlín, cierto P. B. Struve ha publicado un largo artículo dedicado a su libro. Lo único en que me veo obligado a estar de acuerdo con él es en que, también a mi entender, la actual fase del desarrollo en Rusia, la fase capitalista, es una consecuencia inevitable de las condiciones históricas creadas por la guerra de Crimea, por el modo en que se llevó a cabo la reforma de las condiciones agrarias en 1861 y, finalmente, por el estancamiento político de toda Europa. Pero Struve se equivoca de medio a medio cuando, tratando de refutar lo que él llama pesimismo de usted en cuanto al futuro, compara la actual situación de Rusia con la de los Estados Unidos. Dice que las funestas consecuencias del capitalismo moderno serán superadas en Rusia con la misma facilidad que en los Estados Unidos. Aquí olvida por completo que los Estados Unidos son, por su origen mismo, un país moderno y burgués y que han sido fundados por petits bourgeois [6] y por campesinos que habían huido de la Europa feudal para establecer una sociedad puramente burguesa. Mientras que en Rusia tenemos una base de carácter comunista primitivo, una Gentilgesellschalt[7] anterior a la civilización, que si bien se está desmoronando, es, a pesar de todo, la base y e] material que maneja y con el que opera la revolución capitalista (pues se trata de una auténtica revolución social). En los Estadoc Unidos hace ya más de un siglo que ha quedado plenamente establecida la Geldwirtschaft [8] mientras que en Rusia, dominaba en todas partes, casi sin excepción, la Naturalwirtschaft[9]. Se comprende, por tanto, que el cambio habrá de ser en Rusia mucho más violento y tajante y tendrá que ir acompañado de muchos más sufrimientos que en los Estados Unidos. Sin embargo, y a pesar de todo eso, estimo que usted ve las cosas en tonos demasiado sombríos, que los hechos no justifican. Es evidente que el tránsito del comunismo primitivo y agrario al industrialismo capitalista no puede efectuarse sin una terrible dislocación de la sociedad, sin que desaparezcan clases enteras y se transformen en otras clases; y ya hemos visto en la Europa Occidental, aunque en menores proporciones, los enormes sufrimientos y el despilfarro de vidas humanas y de fuerzas productivas que ello implica necesariamente. Pero de eso a la ruina completa de una gran nación dotada de tan altas cualidades media un abismo. El rápido crecimiento de la población a que están ustedes acostumbrados puede interrumpirse; la tala insensata de los bosques, acompañada de la expropiación de los antiguos [10], así como de los campesinos puede ocasionar un despilfarro gigantesco de fuerzas productivas; a pesar de ello, una población de más de cien millones de almas habrá de constituir, al fin y al cabo, un mercado interior muy considerable para una gran industria muy respetable. Y en su país, lo mismo que en otras partes, todo terminará por volver a su cauce... si el capitalismo dura lo bastante en la Europa Occidental. Usted mismo admite que «las condiciones sociales en Rusia después de la guerra de Crimea no eran favorables para el desarrollo de la forma de producción que habíamos heredado de nuestra historia pasada». Yo diría aún más: que en Rusia, lo mismo que en cualquier otra parte, no se hubiese podido desarrollar a partir del comunismo agrario primitivo una forma social superior, a menos que esa forma superior existiese ya en otro país y pudiese servir de modelo. Y como esa forma superior --siempre que sea históricamente posible-- es una consecuencia necesaria del modo capitalista de producción y del antagonismo dualista social creado por ella, no puede desarrollarse directamente a partir de la comunidad agraria más que como imitación de un modelo existente en alguna parte. Si la Europa Occidental estuviera madura para esa transformación en la década del 60, si Inglaterra, Francia, etc., hubiesen iniciado entonces esa transformación, entonces los rusos serían los llamados a demostrar lo que se podría haber hecho a partir de su comunidad, que en aquella época estaba más o menos intacta. Pero el Occidente permaneció estancado y ni siquiera intentó llevar a cabo esa transformación; y mientras tanto, el capitalismo se desarrollaba con creciente rapidez. Así pues, a Rusia no le quedaban más que dos caminos: o desarrollar la comunidad agrícola para convertirla en una forma de producción de la que estaba separada por varias etapas históricas y para cuyo establecimiento ni siquiera en el Occidente habían madurado entonces las condiciones --una tarea evidentemente imposible--, o elegir el camino del desarrollo capitalista. ¿Qué otra cosa podía hacer más que seguir este último camino? Por lo que respecta a la comunidad agrícola, ésta sólo es posible mientras las diferencias de bienes entre sus miembros sean insignificantes. En cuanto estas diferencias se acentúan, en cuanto algunos de sus miembros se convierten en deudores esclavos de los miembros más ricos, su existencia ulterior es imposible. Los Kulaki y los Miroyedî [11] de la Atenas presolónica destruyeron la gens ateniense con la misma implacabilidad con que los de su país están destruyendo la comunidad agrícola. Mucho me temo que esa institución esté condenada a desaparecer. Mas, por otra parte, el capitalismo ofrece nuevas perspectivas y nuevas esperanzas. Véase lo que ha hecho y lo que está haciendo en Occidente. Una gran nación como la suya sobrevive a cualquier crisis. Ninguna gran calamidad histórica deja de tener por compensación un progreso histórico. Lo único que varía es el modus operandi.[12] Que les destinées s'accomplissent![13]
Traducido del inglés[14]
[1] Se refiere al libro de N. F. Danielsón, "Ocherki náshego porefórmennogo obschéstvennogo joziaistva" («Ensayos sobre nuestra economía social después de la reforma») que apareció bajo el seudónimo de Nikolái-on en San Petersburgo en 1893. [2] Goldenberg. (N. de la Edit.) [3] «Aquí, en Rusia, se debate en torno a los «destinos del capitalismo en Rusia»». (N. de la Edit.) [4] Año III, Nº 1, 1 de octubre de 1893. [5]"Sozialpolitisches Centralblatt" («Hoja central socialpolítica»): semanario socialdemócrata; se publicó en Berlín de 1892 a 1895. En el Nº 1 de 1893 fue insertado el artículo de P. Struve "Apreciación del desarrollo capitalista de Rusia". [6] Pequeños burgueses. (N. de la Edit.) [7] Sociedad gentilicia. (N. de la Edit.) [8] Economía monetaria. (N. de la Edit.) [9] Economía natural. (N. de la Edit.) [10] Terratenientes. (N. de la Edit.) [11] Kulaks y parásitos rurales. (N. de la Edit.) [12] Modo de obrar. (N. de la Edit.) [13] ¡Cúmplase el destino! (N. de la Edit.)
[14] Una traducción alternativa de esta carta está disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e1893-10-17.htm