F. ENGELS

Carta a Piotr Lavrovitch Lavrov



Fecha de redaccion: 12 noviembre 1875
Historial de publicación: Por vez primera en Karl Marx-Friedrich Engels, Ausgewahlte Briefe ["Cartas Escogidas"], ed. Dietz, Berlin, 1953, pags. 356-359.
Fuente  de la versión castellana: "[Sobre el concepto 'lucha por la existencia'] Carta de Friedrich Engels a Piotr Lavrorvitch Lavrov (1875)", en Signos del Topo (pub. 12 de diciembre de 2020). Traduccion por Wenceslao Roces.
Esta edición: Marxists Internet Archive, enero 2021.


 

 

(Londres) [1]

    Londres, 12[-17] noviembre 1875

 

    Mon cher Monsieur Lavrov:

     Enfin, de retour d’un voyage en Allemagne [2] j’arrive à votre article [3] que je viens de lire avec beaucoup d’intérêt. Voici mes observations y relatives, rédigées en allemand ce qui me permettra d’être plus nontis.

 

    [Mi querido señor Lavrov:

     Por fin, de vuelta de un viaje por Alemania, llego a vuestro artículo, que acabo de leer con mucho interés. He aquí mis observaciones relativas a él redactadas en alemán, lo que me permitirá ser más conciso.]

     1) De la doctrina darwinista acepto la teoría de la evolución, pero sólo la acepto como expresión primera, provisional e imperfecta de un hecho recién descubierto; el método probatorio de Darwin (struggle for life, natural selection) [lucha por la existencia, selección natural]. Hasta llegar a Darwin, precisamente quienes hoy sólo ven en todas partes la lucha por la existencia (Vogt, Büchner, Moleschott y otros) destacaban precisamente la cooperación que la materia orgánica, tal como se manifiesta en el reino vegetal, suministra al reino animal a través del oxígeno y la nutrición y, a la inversa, el reino animal a las plantas el ácido carbónico y el abono, tal como lo expone y subraya Liebig. Ambas concepciones tienen cierta razón de ser dentro de determinados límites, pero la una es tan unilateral y limitada como la otra. La interdependencia de los cuerpos naturales (muertos o vivos) entraña tanta armonía como colisión, tanto la lucha como la cooperación. En consecuencia, suponiendo que un naturalista se permita incluir toda la variada riqueza del desarrollo histórico bajo la unilateral y menguada frase de “lucha por la existencia", frase que incluso en el campo de la naturaleza sólo puede aceptarse cum grano salis [con cierta reserva], él mismo condenaría este procedimiento.

    2) Entre los 3 citados ubézdennyie Darwinisty [darwinistas convencidos] parece que sólo merece ser mencionado Hellwald. Seidlitz solamente es, en el mejor de los casos, una luz de pequeña magnitud y Robert Byr un novelista que, por el momento, sólo ha publicado una novela: Drei Mal [Tres veces] de la serie “Uber Land und Meer” [“Por tierra y por Mar”]. En ella encaja también toda su rodomontade [baladronada].

    3) Sin poner en duda las ventajas de su método de ataque, que yo llamaría psicológico, por mi parte eligiría otro. Cada uno de nosotros se halla más o menos influido por el medio intelectual en el que se ha desarrollado preferentemente. En Rusia, donde usted conoce mejor que yo su público y para un periódico de propaganda que invoca el sviazujuscij affekt  [sentimiento de solidaridad], el sentimiento moral, probablemente, es para usted el mejor método. Para Alemania, donde el falso sentimentalismo ha causado y sigue causando tan tremendo daño, ese método no se adaptaría, sería mal interpretado y sentimentalmente retorcido. Nosotros necesitamos más el odio que el amor (por lo menos, al principio) y, sobre todo, el despojarse de los últimos restos del idealismo alemán, para reconocer su derecho histórico a los hechos materiales. Por tanto, yo atacaría, como tal vez lo haga en su momento oportuno, a estos darwinistas burgueses, más o menos del siguiente modo:

    Toda la teoría darwinista de la lucha por la existencia es simplemente la trasposición de la teoría de Hobbes del bellum omnium contra omnes [guerra de todos contra todos] y de la teoría económica burguesa de la competencia, unida a la teoría malthusiana de la población, trasladándolas de la sociedad a la naturaleza animal. Después de realizar esta obra de arte (cuya razón de ser incondicional yo discuto, como digo sub 1, principalmente en lo que se refiere a la teoría de Malthus) vuelve a desplazarse esta teoría de la naturaleza orgánica a la historia y se afirma haber demostrado su vigencia en la forma de leyes eternas de la sociedad humana. La puerilidad de este procedimiento salta a la vista y no hace falta perder en ello ninguna palabra. Pero si yo quisiera entrar en esto más en detalles, lo haría de tal modo que, en primer lugar, los consideraría como malos economistas y en segundo término, solamente, como malos naturalistas y filósofos.

    4) La diferencia esencial que media entre la sociedad humana y la sociedad animal se halla en que los animales, a lo sumo, acopian, mientras que los hombres producen. Esta única, pero capital diferencia, hace imposible ya por sí sola el transferir sin más las leyes de las sociedades animales a las sociedades humanas. Hace posible el que, como usted justamente observa, chelovek vel borjbu ne toljko za suchestvovanie, no za naslazdenie i za uyvelicenie svojich naslazdenij... gotov byl dlja vyssago naslazdenija otrecsja ot nissich [El hombre no lucha solamente por la existencia sino también por el goce y por la obtención de sus satisfacciones, dispuesto, en favor de más altos disfrutes, a renunciar a los menos elevados]. Sin discutir las otras conclusiones que usted deduce de esto, yo, partiendo de mis premisas, concluiría lo siguiente: la producción de los hombres alcanza, pues, al llegar a cierto grado, un nivel que no basta solamente para las apetencias necesarias, sino que se extiende también a los goces suntuarios, aunque por el momento [4] sólo son producidos para una minoría. La lucha por la existencia (y si queremos retener aquí por un momento esta categoría) se convierte, pues, de una lucha por disfrutes que no son meramente medios de existencia, sino medios de desarrollo socialmente producidos, y para este nivel no son ya aplicables las categorías del reino animal. Ahora bien, si, como se ha hecho hasta ahora, la producción, bajo su forma capitalista, produce una cantidad mucho mayor de medios de existencia y desarrollo de los que la sociedad capitalista consume, porque aleja artificialmente a la masa de los verdaderos productores de estos medios de existencia y desarrollo; si esta sociedad se ve obligada por su propia ley de vida a incrementar constantemente la producción en función a ello y, por tanto periódicamente, cada diez años se halla obligada a destruir no sólo una masa de productos sino también incluso de fuerzas productivas, ¿qué sentido puede tener, aquí, la ley de la “lucha por la existencia"?

    La lucha por la existencia solamente puede consistir en que la clase productora tome la dirección de la producción y la distribución de manos de la clase que hasta ahora la regenta, pero que es ya incapaz de ello, y en esto precisamente consiste la revolución socialista. Diremos de paso que ya la mera consideración de la historia anterior como una serie de luchas de clase basta para concebir la concepción de la misma historia como una exposición débilmente variada de la “lucha por la existencia" en toda su superficialidad. Por tanto, yo jamás complacería de este modo a esos falsos naturalistas.

    5) Por la misma razón, expondría ante usted la siguiente manera de ver, absolutamente exacta en la realidad: sto ideja solidarnosti dlja oblegsenija borbjy mogla... vyrosti nakonec do togo, stoby ojvatidj vse selovesestvo i protivu[po] stavitj jego, kak solidarnoje obscestvo bratjev, ostaljnomu miru mineralov, rasteniji i zivotnych. [Que la idea de la solidaridad para facilitar la lucha... podría abarcar en último término a la humanidad entera y concebirla como una sociedad solidaria de hermanos [frente al] mundo restante de minerales, plantas y animales].

    6) No puedo, en cambio, mostrarme de acuerdo con usted en que la borjba vsech protiv vsech [lucha de todos contra todos] constituya la primera fase del desarrollo humano. A mi juicio, el impulso social fue una de las palancas fundamentales para el desarrollo del hombre partiendo del mono. Los primeros hombres veíanse obligados a vivir en manadas, y hasta donde podemos remontarnos con nuestra mirada, vemos que así era, en efecto.

 17 novembre. J’ai été de nouveau interrompu et je reprends ces lignes aujourd'hui pour vous les remettre. Vous voyez que mes observations se rattachent plutôt à la forme, à la méthode de votre attaque, qu'au fond. J'espère que vous les trouverez assez claires, je les ai écrites à la hâte et en les relisant, je voudrais changer bien des mots, mais je crains de rendre le manuscrit trop illisible.

Je vous salue cordialement.

[17 de noviembre. Una vez más me he visto interrumpido y reanudo hoy estas líneas para entregároslas. Como veis, mis observaciones se refieren más bien a la forma, al método de su ataque, que al fondo. Confío en que las encontrará usted bastante claras; las he escrito apresuradamente y, al releerlas, me gustaría cambiar muchas palabras, pero temo hacer demasiado ilegible el manuscrito. Le saludo cordialmente.]

                                                                                    Friedrich Engels

 

 

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NOTAS:

[1] El contenido de esta carta coincide en parte, literalmente, con la nota “Struggle for life”, que figura en la Dialéctica de la Naturaleza

[Ver: ‘La lucha por la existencia’ y ‘Struggle for life’, que pueden ser consultados en las páginas 263-266 de https://historiaycritica.files.wordpress.com/2016/12/federico-engels-dialectica-de-la-naturaleza.pdf - N. de marxists.org]

[2] A fines de octubre y comienzos de noviembre de 1875, acompañado de su mujer Lidia (Lizzy) Burns, Engels viajó a Heidelberg para colocar allí a Mary Ellen Burns, sobrina de su mujer, en un pensionado. Regresó a Londres el 6 de noviembre de 1875. Mary Ellen Burns permaneció en el pensionado de Heidelberg de noviembre de 1875 a marzo de 1877.

[3] El artículo de Piotr Lavrovitch Lavrov se publicó, anónimo, en la revista Wperjod! de 15 de septiembre de 1875. El 20 de septiembre del mismo año, Lavrov escribía a Engels: “Ha recibido usted el núm. 17 del Wperjod!. El primer artículo trata de un tema del que usted, según me ha dicho Marx, se ha ocupado en estos últimos tiempos”. “Espero con impaciencia su trabajo sobre este tema, pero aún no ha aparecido. En realidad, se ocupa usted de esto después de lo que me ha dicho Marx, aunque desde otro punto de vista. Sin embargo, me prestaría usted un gran servicio si se tomara la molestia de leer mi artículo sobre el socialismo y la lucha por la existencia, comunicándome su opinión acerca de él.”

[4] El manuscrito dice: “en principio, solamente.”