F. ENGELS

CARTA A J. P. BECKER



Primera edición: La colección de la correspondencia de Marx y Engels se publicó por vez primera en alemán en 1934 a cargo del Instituto Marx-Engels-Lenin de Leningrado. La segunda edición, ampliada, se realizó en inglés en 1936.
Fuente  de la versión castellana de la presente carta: C. Marx & F. Engels, Correspondencia, Ediciones Política, La Habana, s.f.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2011.


 

Londres, 14 de febrero de 1884

RESPECTO de la agitación en Alemania, las cosas no van tan mal, aun cuando la prensa burguesa oculte la mayor parte de lo que está ocurriendo y sólo de cuando en cuando se le escape un chillido de terror ante el hecho de que el partido está ganando terreno paso a paso en lugar de perderlo.

La policía le ha abierto un campo realmente espléndido a nuestra gente: la ininterrumpida lucha contra la policía misma. Esta se lleva a cabo siempre y en todas partes con gran éxito y, lo que tiene de mejor, con gran humor. Los policías son derrotados y obligados a buscar desesperadamente una transacción. Y yo creo que esta lucha es la más útil en las actuales circunstancias. Por sobre todo, mantiene encendido en nuestros mozos el odio al enemigo. Peores tropas que la policía alemana no podrían enviarse a nuestro encuentro; incluso allí donde llevan las de ganar sufren una derrota moral, y entre nuestros muchachos crece día a día la confianza en la victoria. Esta lucha hará que, tan pronto como termine por relajarse la presión (y ello ocurrirá el día en que empiece el baile en Rusia), no nos contaremos por centenares de miles sino por millones. En la dirección hay muchos elementos podridos, pero tengo una confianza sin límites en nuestra masa, y la tradición de lucha revolucionaria que le falta, la está cobrando aceleradamente en esta pequeña guerra con la policía. Y usted podrá decir lo que quiera, pero todavía no hemos visto un proletariado que haya aprendido a actuar en forma colectiva y a marchar unido en tan corto tiempo. Por esta razón, aun cuando nada se trasunte en la superficie, creo que podemos esperar con calma el momento en que suene el llamamiento a las armas. ¡Verá usted cómo se alistan!