OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

EL ALMA MATINAL

      

      

I. PIERO GOBETTI1

 

La deficiencia de nuestra asimilación de la mejor Italia, la irregularidad de nuestro trato con su más sustanciosa cultura, no es ciertamente una responsabilidad específica de nuestras universidades, revistas y mentores. El Perú no tiene, por razones obvias, relación directa y constante sino con dos literaturas europeas: la española y la francesa. Y España hoy mismo que sus distancias con la Europa moderna se han acortado considerablemente, no es una intermediaria muy exacta ni muy atenta entre Italia e Hispano-América. La Revista de Occidente que registra en su haber un persistente esfuerzo por incorporar a España en la cultura occidental, no ha acordado a la literatura y al pensamiento italianos sino un lugar secundario. Los mejores trabajos de divulgación de los hombres e ideas de la Italia contemporánea son, en los últimos años, los debidos a Juan Chabás que aprovechó excelentemente su estancia en Italia. La obra de Unamuno acusa un conocimiento serio —y en algún punto que ya tendré oportunidad de señalar hasta cierto influjo— de Benedetto Croce. Pero, en general, la trasmisión española de las corrientes intelectuales y artísti­cas de Italia ha sido irregular, insegura y de­fectuosa. Croce, por ejemplo, me parece aun hoy, insuficientemente estudiado y comprendido en España. Y, en Hispano-América, si no le han faltado expositores y comentadores fragmenta­rios, no ha encontrado todavía un expositor in­teligente y enterado de su obra total. A este res­pecto está en lo cierto el argentino M. Lizondo Borda que, en un reciente estudio publicado en Nosotros, afirma que la filosofía de Croce no ha sido todavía muy entendida en su país, agre­gando que "igual cabe decir de otros países, in­clusive europeos".

Actualmente, la coquetería reaccionaria de algunos intelectuales españoles con el fascismo, propicia la vulgarización, y aun la imitación en España de los ensayistas y literatos de la Ita­lia fascista, a expensas del conocimiento de va­lores más esenciales, pero desprovistos de los títulos caros al gusto y al humor propagados en un clima benévolo a la dictadura. Curzio Mala­parte, a quien yo cité aquí primero hace años, cuya obra empieza a ser traducida al español, encabeza el elenco de escritores jóvenes de Ita­lia a quienes la política asegura admiradores y partidarios en ciertos equipos sedicentes van­guardistas de la intelectualidad hispánica. La reacción, la dictadura, han menester de teori­zantes y no escasean en la juventud letrada quie­nes, a base de argumentos de L'Action Francaise, Maritain, Massis, Valois, Rocco, del Conde Key­serling, Spengler, Gentile, etc., están dispuestos a asumir ese papel. La política no se mezcla nunca tanto a la literatura y a las ideas como cuando se trata de decretar la moda de un au­tor extranjero. Papini debe a su conversión al catolicismo, en el mundo hispánico, la difusión que él no había ganado con su obra anterior a la Historia de Cristo. Y no sería raro que quie­nes encuentran abstrusamente hegeliano a Cro­ce, propaguen con entusiasmo la obra de Gio­vianni Gentile, bonificada por la adhesión de este filósofo, sin duda más hegeliano que Croce en punto a abstractismo, a la política mussoliniana.

Curzio Malaparte es, sin duda, uno de los escritores de la Italia contemporánea. Pero ten dría una información muy incompleta de esta misma Italia, en cuanto a críticos y polemistas quien bien abastecido de frases y anécdotas de Curzio Suckert, (Malaparte en literatura), ignorase en materia de ensayo político y filosófico a Mario Missiroli, Adriano Tilgher, Piero Gobetti y otros. Los críticos y editores españoles que flirtean con el fascismo y sus gacetas, difícilmente se ocuparán en exponer a estos ensayistas. Y los católicos, que tan tiernamente secundan la fama del Papini de post-guerra, sin la menor noticia en muchos casos del Papini de Pragmatismo y de Polemiche Religiose, no dirán una palabra sobre el católico Guido Miglioli, líder del agrarismo cristiano social de Italia, ex-diputado del Partido Popular y autor de Il Villagglo Soviético; y ni siquiera sobre Luígi Sturzo, uno de cuyos libros políticos apareció en la editorial que dirigía en Turín, Piero Gobetti, el escritor que precisamente motiva este artículo.

Si Benedetto Croce no ha sido aun debidamente explicado y comentado en nuestra Universidad, —en la que en cambio ha ido de particular resonancia el mediano renombre de diversos secundarios Guidos de las Universidades italianas— es lógico que Piero Gobetti, muerto en la juventud en ardiente batalla, permanezca completamente desconocido.2

Piero Gobetti era en filosofía, un crociano de izquierda y en política, el teórico de la "revolución liberal" y el mílite de L'Ordine Nuovo. Su obra quedó casi íntegramente por hacer en artículos, apuntes, esquemas, que después de su muerte un grupo de editores e intelectuales amigos ha compilado, pero que Gobetti, comba- tiente esforzado, no tuvo tiempo de desarrollar en los libros planeados mientras fundaba una revista, imponía una editorial, renovaba la crítica e infundía un potente aliento filosófico en el periodismo político.

He leído los cuatro primeros volúmenes de la obra de Piero Gobetti (Risorgimento senza eroi, Paradiso dello spirito russo, Opera Crítica Parte Prima y Opera Crítica. Parte Seconda, Edizioni del Baretti, Turín), y he hallado en ellos una originalidad de pensamiento, una fuerza de expresión, una riqueza de ideas que están muy lejos de alcanzar, en libros prolijamente concluidos y retocados, los escritores de la misma generación a quienes la política gratifica con una fácil reputación internacional. Un sentimiento de justicia, una acendrada simpatía por el hombre y la obra, un leal propósito de contribuir al conocimiento de los más puros y, altos valores de la cultura italiana, me mueven a exponer algunos aspectos esenciales de la obra de este ensayista, a quien no se podría juzgar en toda su singular significación por uno de sus volúmenes ni por un determinado grupo de estudios, porque su genio no logró una expresión acabada ni sus ideas una exposición sistemática en ninguno y hay que buscar la viva y profunda modernidad de uno y otras en el sugestivo conjunto de sus actitudes.

El escritor italiano Santino Caramella, que con fraterna devoción y ponderado juicio prologa la obra de Gobetti dice, en el prefacio del tercer volumen: "La unidad viva e íntima viene de la figura de Piero Gobetti crítico y periodista, polemista y ensayista, que se descubrirá aquí al lector en toda su magnitud y en los más variados aspectos de su actividad: una figura, la cual todas sus obras le son en cierto sentido inferiores, mientras este volumen servirá en cambio para refrescarla en la memoria de cuantos la admiraron y amaron, como encarnación cotidiana del gran animador de ideas y de obras". Es esta unidad la que intentaré traducir en un próximo capitulo reconstruyéndolo con los elementos que me ofrecen los cuatro nutridos y preciosos volúmenes de su obra completa, aunque el mérito de Gobetti, más que en la coherencia y originalidad de su pensamiento central, está en los magníficos hallazgos a que lo condujo por la ruta atrevida e individual de sus varias inquisiciones.

 


NOTAS:

1 Publicado en Mundial: Lima, 12 de Julio de 1929, bajo el epígrafe de: "Presentación de Piero Gobettí"

Han sido suprimidas del texto las líneas iniciales, por contener una alusión a las afirmaciones hechas en el artículo sobre "La Cultura Italiana", que sólo estaban dirigidas al lector de la prensa periódica. Dicen así aquellas líneas: "No hemos sido afortunados ni solícitos en el conocimiento y estimación de los valores de la cultura italiana moderna. Ya he tenido oportunidad de apuntarlo, comentando un libro de Prezzolini y ocupándome en la averiguación de la influencia italiana en la literatura y el pensamiento hispanoamericanos contemporáneos. En el preludio de la presentación del ensayista Piero Gobetti, muerto cuando aún no había alcanzado la sazón de la treintena, tengo que insistir en este motivo, que se presta a muchas variaciones".

2 En la tarea de difusión del pensamiento de Gobetti participó la revista "Amauta" (Nº 24, Junio de 1929) con la versión al español de tres ensayos del notable escritor italiano. Se agregó la siguiente nota de de Redacción, escrita por José Carlos Mariátegui: "Piero Gobetti, ensayista de brillante talento y rica cultura, se clasificó muy joven entre los primeros valores de la crítica italiana. Espíritu organizador y constructivo, dió vida en Turín a una de las más interesantes empresas editoriales de la Italia moderna, con la publicación de los cuadernos de "La Revolución Liberal". Gozaba ya de sólida reputación como crítico, ganada en no ínfima parte con sus escritos en "L'Ordine Nuovo", el diario comunista de Turín. (Prezzolini lo cita con deferencia y encomio en La Cultura Italiana).

Su campaña antifascista lo obligó a dejar Turín. El propio Mussolini había ordenado al prefecto de Turín que hiciera imposible en esa ciudad la permanencia de Gobetti, neciamente calificado por el "Duce" como "un insulso enemigo del fascismo". Gobetti encontró la muerte en el destierro. Murió en París, atacado de bronconeumonía, cuando gestionaba el traslado de su casa editorial a la capital francesa. No había cumplido treinta años y era ya una gran figura del pensamiento italiano. La obra de Gobetti ha sido recogida, con profunda devoción, por sus admiradores y amigos, presididos por valioso escritor, Santiago Caramella. Por su espíritu, por su modernidad, por sus muchos admirables aspectos, merece ser difundida en Hispano-América, en estos tiempos en que, con el concurso de ciertos italianistas superficiales, atentos al éxito y al espectáculo antes que a las ideas, se pretende hacernos pasar como representantes exclusivos o dominantes de la Italia intelectual contemporánea a los literatos más o menos reclamistas que forman en el cortejo de Mussolini. No hay equidad en que se propague ruidosamente a Malaparte, mientras se ignora absolutamente a Gobetti. — "Amauta", revista revolucionaria, cumple con un deber al rendir homenaje en Hispano-América a la memoria de Piero Gobetti y al ofrecer a sus lectores tres breves ensayos del gran escritor italiano".