OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

EL ARTISTA Y LA EPOCA

 

 

BRAGAGLIA Y EL TEATRO DE LOS INDEPENDIENTES DE ROMA1

 

Antón María Bragaglia, fundador y director del Teatro de los Independientes de Roma, tiene en el moderno teatro italiano, la misma función que tuvo Antoine en el francés y que aún tiene Stanislawsky en el ruso. No compararé su obra con la de Max Reinhardt que, en Alemania y Austria, trabaja como metteur en scene2 para grandes públicos y en grandes teatros. El Teatro de los Independientes de Roma, es un teatro pequeño e íntimo del tipo del Vieux Colombier de París. Pero no se piense, por esto, que Bragaglia se entretiene en un aristocrático ejercicio de teatro de arte para una clientela de escogidos. Su Teatro de los Independientes ha sido concebido como un teatro experimental. No es sino un laboratorio donde se ensaya, ante doscientas personas, los procedimientos escénicos que más tarde se aplicarán al teatro de la multitud. Bragaglia ha dicho recientemente a un redactor de Comedia, de París, que el teatro no está hecho para un público de snobs sino para todo el público.

En la renovación del teatro, Italia no puede contentarse con un papel secundario. Pirandello podía bastar para mantener a Italia en un primer rango. (Pirandello a quien no pocos pejes gordos de la literatura española muestran una tan obstinada incapacidad de comprender y apreciar —conste que no aludo entre ellos al bueno de don Manuel Linares Rivas, responsable en un reportaje último de los más ineptos juicios orales— sobre hombres y temas del teatro contemporáneo). Pero la renovación del teatro quiere y debe ser integral. Italia no le daría bastante si no le diese sino autores aunque éstos fueran de la categoría de Pirandello, San Secondo y Bontempelli. El regisseur tiene en nuestra época casi tanta importancia como el dramaturgo. Una pieza teatral como sale de la pluma del dramaturgo, no es sino una pieza literaria. Y el teatro, como dice Bragaglia, es una colaboración de todas las artes. Así lo imaginaron, anticipándose a todos los experimentos actuales, Wagner y Nietzsche.

En concordancia con este principio esencial del teatro moderno, en Italia se trabaja vehemente y apasionadamente desde hace algún tiempo por una reforma radical de la mise en scene,3 de la presentación escénica. Son muchos los experimentos y las tentativas de los últimos años. Entre los de más valor se encuentran el Teatro del Color, el Teatro de los Doce, el Teatro de los Independientes. Bragaglia recaba para Virgilio Talli el primer puesto de la escena italiana. Pero la obra, muy interesante e inteligente por cierto, de Virgilio Talli ha sido, en cuanto a los medios de expresión escénica, la obra de un precursor. El creador original, atrevido, no aparece sino en Antón María Bragaglia.

Este Bragaglia es una simpática figura del movimiento artístico italiano de este tiempo. La encontramos en todos los dominios del arte. Sus títulos a la notoriedad no son sólo los que provienen de sus experimentos teatrales. Bragaglia da su nombre a una Casa de Arte que constituye, desde hace varios años, uno de los proscenios y uno de los hogares más ilustres del arte italiano. En una ciudad pasadista y arqueológica esta Casa de Arte tuvo al principio la fisonomía de una embajada del arte de vanguardia. En su. salón, escuché, por primera vez después de mi llegada a Roma, una conferencia de Marinetti. La Casa de Arte Bragaglia se albergaba entonces en un local un poco burgués de la Vía Avignonesi, una calle de mercaderes de antigüedades italianas, monedas internacionales y modas francesas. Más tarde se trasladó a las termas de Septimio Severo, descubiertas por el propio Bragaglia en una vieja casa de la Vía Avignonesi. Este descubrimiento, que instaló en Roma al arte de vanguardia dentro de los monumentales muros de la arqueología romana, es una de las notas salientes de la biografía de Bragaglia. El creador del Teatro de los Independientes, topó con estas termas por puro azar. Buscaba un depósito para cajones; encontró un palacio para sus telas, sus colores, su teatro y sus sueños. Un fresco roído por el tiempo le reveló la nobleza de los muros escondidos entre unos viejos edificios de la Vía Avignonesi. Las excavaciones entregaron las termas de Septimio Severo y toda su historia.

Desde que la Casa de Arte Bragaglia se estableció en las termas, el arte de vanguardia parece haber dado un paso decisivo en la conquista de Roma. Bragaglia, diplomático redomado, ha logrado que en su casa el arte de vanguardia y el arte antiguo se den la mano. En las termas de la Vía Avignonesi todo es al mismo tiempo muy moderno y muy antiguo. Se diría que el futurismo ha descubierto ahí por primera vez, el pasado.

En la casa de Arte Bragaglia se han realizado más de ciento veinte exposiciones individuales. En el elenco de estas exposiciones figuran los más cotizados valores de vanguardia: De Chirico, Depero, Baila, Zadkine, Boccioni, Pettoruti. Y a las exposiciones Bragaglia hay que agregar las ediciones Bragaglia, Cronache d'Attualitá,4 revista editada y dirigida por Bragaglia hasta 1922, ha sido una de las mejores revistas de arte de Italia. Index, breviario romano, recoge ahora, en sus páginas minúsculas, las strocanture5 y la chismografía de la Casa de Arte, donde la pintura, el fox-trot, el drama y la arqueología se combinan y se mezclan.

Pero volvamos al hombre de teatro. Es éste el lado más sugestivo de la personalidad de Bragaglia. En el Teatro de los Independientes se ha presentado, con una originalidad exquisita, piezas de Shaw, Pirandello, Wedekind, y, entre los menores, de Bontempelli, Marinetti, Soffici, Falgore, Alvaro. La literatura, en el teatro experimental de Bragaglia, está generalmente representada por uno de estos nombres. La música italiana por los nombres de Casella, Santoliquido, Balilla Pratella. La escena, la decoración, son casi siempre del propio Bragaglia en quien hay que reconocer, ante todo, un trabajador infatigable.

El aporte de Bragaglia al teatro moderno tiene, de otro lado, contornos y relieves muy personales. Bragaglia ha inventado, entre otras cosas, el escenario sextuple. Ha reemplazado la máscara clásica por una máscara movible de caucho. Ha empleado sabias combinaciones de luz y color.

Pero lo fundamental en su obra está en su concepción del teatro de arte como teatro para la multitud. Nada más extraño al trabajo de Bragaglia que la tendencia a un alambicamiento ultra-intelectualista de la escena. En el teatro, Bragaglia se dice y se siente sanamente italiano. El título de uno de sus libros —Del teatro teatrale ossia del teatro6— condensa toda su teoría. ¡Qué lástima para los que, como el señor Linares Rivas, creen que el teatro de arte no es teatro!  

 


NOTAS:

1 Publicado en Variedades: Lima, 22 de mayo de 1926.

2 Preparador de la escena.

3 Puesta en escena.

4 Crónica de Actualidad.

5 Críticas demoledoras.

6 Del teatro teatral, o sea del teatro.