OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

POEMAS A MARIATEGUI

    

     

NICANOR A. DE LA FUENTE

(1903)

 

Poeta y periodista lambayecano.

Obra: Las barajas y los dados del alba (Chicla­yo, 1937); y La feria de los romances (Chiclayo, 1940).

 

 

ELEGIA A JOSE CARLOS MARIATEGUI

por: Nicanor A. de la Fuente

Tú lo recordabas acaso, José Carlos:

tu adolescencia vistió la mortaja exótica

de la luna danzando sobre los mausoleos de la campechanía tradicional.

Ya sabía sin embargo

del tumulto tropical del destino

cuyas voces más limpias incendiaron de luz tu corazón.

La Europa viviendo la tragedia de la guerra

te envolvió en la marea social de sus pasiones.

Bajo distintos árboles de sol se iluminó tu fé

bajo distintos aires refrescantes el calor de tu energía

y trabajando la enseñanza divina de tu esperanza lírica

fuiste un obrero más dentro de la tarea musical de la vida.

(Así

el hombre que sabía soñar la sonetería galante de los americanos

aprendió a vivir la romanza bélica de los europeos

y cantó sus dolores

con las ardidas voces de la Justicia Social).

Tu palabra se hizo de acero en las huelgas pluviales de los barrios

obreros—, en donde—

tu corazón gustó los aires más puros de la alegría

y en donde muchas veces también se encogiera de espanto

cuando la fusilaría salvaje del capitalismo

ladraba a las almas y mordía en los cuerpos multitudinarios

de los huelguistas de la Internacional.

Tu organismo fustigado por el desamor de las mutilaciones

ignoraba el color de la fatiga

y todos los días

sentíamos tu pulso crepitar firmemente

no obstante qua la muerte acechaba

trepada sobre tu pantorrilla única

anhelando la vendimia de tu cerebro y de tu corazón.

Y un día te fuiste como habías venido

mirando de frente tu destino:

como los Dioses

como los niños

como los hombres que mueren en las revoluciones...

En la provincia entonces

salimos a los ingratos patios de la tortura civilista

a lucir a todo mástil el grito salvaje y reivindicador

de la esperanza,

del dolor,

y de la rebeldía...!

Ahora

aún sentimos acezar todo el fragor de tu distancia

—lo sentiremos toda la vida acaso—

porque fuiste el ánimo

y la presencia y el equilibrio nacional del espíritu

que recién entonaba con juveniles voces la Internacional.

Pero estarás mejor dentro de la tibia claridad de la tierra

durmiendo las angustias de tu siglo

y vigilando por el sentido más puro de la humanidad:

EL FERVOR PROLETARIO DE LAS MASAS

que hoy

como ayer

y como todos sus años de injusticia

siguen esperando la aurora que anunció tu corazón...!