Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S.

I

LA LUCHA POR LA CREACIÓN DEL PARTIDO OBRERO SOCIALDEMÓCRATA EN RUSIA (1883-1901)

1. Abolición del régimen de la servidumbre y desarrollo del capitalismo industrial en Rusia. - Aparición del proletariado industrial moderno. - Primeros pasos del movimiento obrero.

La Rusia zarista emprendió el camino del desarrollo capitalista después que otros países. Hasta la década del 60 del siglo pasado, existían en Rusia muy pocas fábricas y empresas industriales. En la economía rusa predominaba el régimen de la servidumbre al servicio de los terratenientes nobles. Este régimen de servidumbre no dejaba que la industria se desarrollara como era debido. El trabajo forzado de los siervos daba un bajo rendimiento de producción en la agricultura. Toda la marcha del desarrollo económico empujaba a la abolición de este régimen. El gobierno zarista, quebrantado por la derrota sufrida en la guerra de Crimea y asustado de las "revueltas" campesinas contra los terratenientes, vióse obligado a abolir en 1861 el régimen de la servidumbre.

Más, no por ello dejaron los terratenientes de seguir oprimiendo a los campesinos. Los terratenientes despojaron a los campesinos, arrebatándoles, escamoteándoles, al concederles su "liberación", una parte considerable de las tierras que venían disfrutando y que los campesinos comenzaron a designar con el nombre de "recortes". Además, les obligaron a pagar a los terratenientes un rescate por su "liberación", por un valor total de cerca de 2.000 millones de rublos.

Después de la abolición del régimen de la servidumbre, los campesinos veíanse obligados a tomar en arriendo las tierras de los terratenientes en las condiciones más inicuas. No pocas veces, además de pagar una renta en dinero al terrateniente, el campesino quedaba obligado a trabajar de balde y con sus propios aperos y ganado de labor, determinada cantidad de tierras de aquél. A esto le llamaban "pago de trabajo", "prestación personal". Pero lo más frecuente era que el campesino quedase obligado a pagar la renta al terrateniente en especie, entregándole la mitad de la cosecha. Esto se denominaba "aparcería".

Como se ve, la situación seguía siendo casi la misma que antes, bajo el régimen de la servidumbre, con la única diferencia de que ahora el campesino era personalmente libre y no se le podía vender ni comprar como si fuese un objeto.

Los terratenientes apelaban a diversos métodos de rapiña (la renta, las multas, etc.) para estrujar hasta la última gota de jugo a sus atrasadas explotaciones campesinas. La gran masa de los campesinos veíase en la imposibilidad de mejorar sus explotaciones, porque se lo impedía la opresión de los terratenientes. De aquí el enorme atraso de la agricultura en la Rusia de antes de la revolución, atraso que se traducía en malas cosechas y en rachas de hambre.

Los residuos del régimen de la servidumbre, las enormes contribuciones al Estado, y los rescates agobiadores que había que abonar por la tierra a los terratenientes, que no pocas veces excedían los ingresos arrojados por la explotación agrícola, conducían a la ruina y al empobrecimiento de las masas campesinas y obligaban a los campesinos a marcharse de la aldea a ganar un jornal. Se iban a las fábricas y a las empresas industriales, suministrando a los fabricantes mano de obra barata.

Sobre las espaldas de los obreros y de los campesinos se alzaba todo un ejército de jefes de policía, guardias rurales, gendarmes, polizontes, encargados de defender al zar, a los capitalistas y a los terratenientes contra los trabajadores, contra los explotados. Hasta el año 1903, estuvieron en vigor las penas corporales. No obstante haberse abolido la servidumbre, el campesino era apaleado por el más pequeño desliz o por falta de pago de las contribuciones. Los gendarmes y los cosacos asesinaban y martirizaban a los obreros, sobre todo durante las huelgas, cuando éstos abandonaban el trabajo por no poder soportar las vejaciones de los patronos. En la Rusia zarista, los obreros y campesinos carecían hasta de los derechos políticos más elementales. La autocracia zarista era el peor enemigo del pueblo.

La Rusia zarista era una cárcel de pueblos. Las numerosas nacionalidades no rusas de la Rusia zarista hallábanse completamente privadas de derechos, sometidas sin cesar a todo género de ultrajes y humillaciones. El gobierno zarista había enseñado a la población rusa a ver en los pueblos indígenas de los territorios nacionales razas inferiores, a las que se daba el calificativo oficial de gente "de otras razas", y le había inculcado el desprecio y el odio hacia ellos. El zarismo encendía conscientemente las discordias nacionales, azuzaba a unos pueblos contra otros, organizaba pogromos de judíos y matanzas entre tártaros y armenios en la Transcaucasia.

En los territorios nacionales, todos o casi todos los cargos públicos eran desempeñados por funcionarios rusos. El ruso era la lengua obligatoria en todas las instituciones y ante los tribunales. Estaba prohibido publicar periódicos y libros en las lenguas nacionales o enseñar en las escuelas sirviéndose de la lengua materna. El gobierno zarista esforzábase en ahogar todas las manifestaciones de la cultura nacional y seguía la política de "rusificar" a la fuerza a las nacionalidades no rusas. El zarismo actuaba como verdugo y tirano de pueblos no rusos.

Después de la abolición del régimen de la servidumbre, el desarrollo del capitalismo industrial en Rusia siguió una marcha bastante rápida, a pesar de que los residuos del régimen feudal seguían entorpeciendo este desarrollo. Durante 25 años, de 1865 a 1890, el número de obreros, solamente en las grandes fábricas y en los ferrocarriles, aumentó de 706.000 a 1.443.000, es decir, en más del doble.

Más rápido aun fue el desarrollo que comenzó a adquirir en Rusia la gran industria capitalista durante la década del 90. Hacia el final de esta década, el número de obreros que trabajaba en las grandes fábricas, en las empresas industriales, en la industria minera y en los ferrocarriles, solamente en las 50 provincias de la Rusia europea, había ascendido a 2.207.000, y en toda Rusia a 2.792.000.

Y éste era ya un proletariado industrial moderno, que se distinguía radicalmente de los obreros de las fábricas del periodo de la servidumbre y de los operarios de la pequeña industria, del artesanado y de toda otra industria, tanto por su concentración en grandes empresas capitalistas como por su combatividad revolucionaria.

Este rápido progreso industrial de la década del 90 fue unido, en primer lugar, a la intensa construcción de ferrocarriles. Durante esta década (de 1890 a 1900), se tendieron más de 21.000 kilómetros de nuevas vías férreas. Estos ferrocarriles absorbían una cantidad enorme de metal (para los rieles, las locomotoras, los vagones) y exigían un volumen cada vez mayor de combustible, carbón de hulla y petróleo. Esto condujo al desarrollo de la metalurgia y de la industria del combustible.

En la Rusia anterior a la revolución, lo mismo que en todos los países capitalistas, los años de prosperidad industrial se alternaban con años de crisis industriales y de estancamiento de la industria, crisis que castigaban duramente a la clase obrera, lanzando al paro forzoso y a la miseria a cientos de miles de proletarios.

Aunque el desarrollo del capitalismo siguió en Rusia, después de la abolición del régimen de la servidumbre, un ritmo bastante rápido, el país marchaba, en su desarrollo económico, muy a la zaga de otros países capitalistas. La inmensa mayoría de la población seguía viviendo de la agricultura. En su famosa obra "El desarrollo del capitalismo en Rusia", Lenin cita algunas cifras importantes del censo general de la población rusa efectuado en 1897. De estas cifras resulta que cerca de cinco sextas partes de la población total del Rusia trabajaban en la agricultura y la sexta parte restante se distribuía entre la grande y la pequeña industria, el comercio, el transporte ferroviario, fluvial y marítimo, la construcción y los trabajos forestales.

Esto indica que, a pesar del desarrollo que había adquirido aquí el capitalismo, Rusia era un país agrario, un país económicamente atrasado, un país pequeñoburgués; es decir, un país en el que predominaba aún la explotación campesina individual, basada en la pequeña propiedad, de escaso rendimiento.

El capitalismo se desarrollaba no solamente en la ciudad, sino también en el campo. Los campesinos, que eran la clase más numerosa en la Rusia prerrevolucionaria, se fueron diferenciando, fueron formándose entre ellos diversas capas sociales. Del sector de los campesinos más acomodados se destacó una capa superior, los kulaks, la burguesía de la aldea, mientras que de otra parte muchos campesinos se iban arruinando y pasaban a engrosar el número de los campesinos pobres, de los proletarios y semiproletarios de la aldea. El número de campesinos medios iba disminuyendo de año en año.

En 1903, había en Rusia unos 10 millones de explotaciones campesinas. En su folleto "A los pobres de la aldea", Lenin calculaba que dentro de esta cifra había, por los menos, tres millones y medio de explotaciones campesinas sin ganado de labor. Estos campesinos, los más pobres de todos, sólo sembraban, por lo general, un puñado insignificante de tierra, entregando el resto a los kulaks y yéndose ellos a ganar un jornal. La situación de estos campesinos pobrísimos era la que más los acercaba al proletariado. Lenin les llamaba proletarios o semiproletarios de la aldea.

De otra parte, había (dentro de aquella cifra total de 10 millones) un millón y medio de explotaciones campesinas ricas, de kulaks, que concentraban en sus manos la mitad de todas las sementeras campesinas. Estos burgueses del campo prosperaban, oprimiendo a los campesinos pobres y medios, se enriquecían a costa del trabajo de los peones y de los jornaleros agrícolas y se iban convirtiendo en capitalistas agrarios.

La clase obrera de Rusia comenzó a despertar y a luchar contra el capitalismo ya en la década del 70, y sobre todo en la del 80 del siglo pasado. La situación de los obreros en la Rusia zarista era extraordinariamente penosa. En la década del 80, la jornada de trabajo, en las fábricas y empresas industriales, no era nunca inferior a 12 horas y media, y en la industria textil llegaba hasta 14 y 15 horas. El trabajo de la mujer y el niño se explotaba en grandes proporciones. Los niños trabajaban el mismo horario que los adultos, pero cobrando, al igual que las mujeres, salarios muy inferiores. El nivel de los salarios era extraordinariamente bajo. Había muchos obreros que no ganaban más que 7 u 8 rublos al mes. Los obreros mejor pagados de las fábricas metalúrgicas y de fundición no cobraban más de 35 rublos mensuales. No se tomaba ninguna medida de protección del trabajo, lo que originaba accidentes en masa y constantes muertes de obreros. No se conocía el seguro obrero, y la asistencia médica sólo la obtenía el que pagaba. Los obreros vivían en condiciones horribles, hacinados en tugurios, en casas de vecindad, a razón de 10 a 12 hombres en cada habitación. Muy a menudo, los patronos engañaban a los obreros al hacerles la cuenta de los jornales, les obligaban a comprar en la tiendas patronales de la fábrica artículos tres veces más caros de los que valían y les saqueaban por medio de multas.

Los obreros comenzaron a ponerse de acuerdo unos con otros y a presentar conjuntamente al patrono sus reivindicaciones para el mejoramiento de las condiciones insoportables en que vivían. Abandonaban el trabajo, es decir, declaraban el paro, se ponían en huelga. Las primeras huelgas, en las décadas del 70 y del 80 del siglo pasado, estallaban, por lo general, como protesta contra las multas desmedidas, contra las estafas y los engaños de que se hacía objeto a los obreros al liquidarles el jornal, contra la reducción de las tarifas del salario.

En la primeras huelgas, los obreros, agotada ya la paciencia, destrozaban a veces las máquinas, rompían los cristales de las fábricas, destruían las tiendas patronales y las oficinas.

Los obreros más conscientes comenzaron a comprender que, para luchar con éxito contra el capitalismo, era necesario organizarse. Y así, surgieron las primeras asociaciones obreras.

En 1875, se organizó en Odesa la "Unión de obreros del Sur de Rusia". Esta organización obrera, la primera de todas, no vivió más que 8 ó 9 meses, siendo aniquilada por el gobierno zarista.

En Petersburgo, organizóse, en 1878, la "Unión de obreros rusos del Norte", a cuyo frente se hallaban un carpintero llamado Jalturin y un cerrajero llamado Obnorski. En el programa de esta organización se decía que sus objetivos eran análogo a los de los partidos obreros socialdemócratas de los países occidentales. Su meta final era llevar a cabo la revolución socialista, "derribar el régimen político y económico del Estado existente, como un régimen de todo punto injusto". Uno de los organizadores de esta Unión, Obnorski, había vivido algún tiempo en el extranjero, donde tuvo ocasión de conocer la actuación de los partidos socialdemócratas marxistas y de la Primera Internacional, dirigida por Marx. Esta circunstancia imprimió su sello al programa de la "Unión de obreros rusos del Norte". El objetivo inmediato que esta organización se propuso alcanzar era la conquista de la libertad y los derechos políticos del pueblo (la libertad de palabra y de prensa, el derecho de reunión, etc.). Entre las reivindicaciones inmediatas, figuraba también, la reducción de la jornada de trabajo.

El número de afiliados a esta organización era de 200, contando con otros tantos simpatizantes. La Unión comenzó a tomar parte en las huelgas obreras y a dirigirlas. También esta organización fue destruida por el gobierno zarista.

Pero el movimiento obrero seguía desarrollándose y extendiéndose a nuevas y nuevas regiones. En la década del 80, aumenta el número de huelgas. Durante cinco años (de 1881 a 1886), se produjeron más de 48 huelgas, con un total de 80.000 huelguistas.

En la historia del movimiento revolucionario, ocupa un lugar especialmente importante la gran huelga que estalló en 1885 en la fábrica "Morosov" de Oréjovo-Súievo.

En esta fábrica trabajaban cerca de 8.000 obreros. Las condiciones de trabajo iban empeorando de día en día: de 1882 hasta 1884 el salario fue reducido cinco veces, y en 1884 el tipo de salario fue reducido de golpe en una cuarta parte, es decir, en un 25 por ciento. Por si esto fuera poco, el fabricante Morosov no dejaba vivir en paz a los obreros a fuerza de multas. Según se demostró ante los tribunales después de la huelga, de cada rublo que el obrero ganaba, le quitaban en concepto de multa de 30 a 50 céntimos de rublo, que iban a parar al bolsillo del patrono. Los obreros, dispuestos a no seguir tolerando este robo, se declararon en huelga en enero de 1885. La huelga fue organizada de antemano. La dirigió un obrero avanzado, llamado Piotr Moiseienko, que había estado afiliado a la "Unión de obreros rusos del Norte", y que tenía ya una experiencia revolucionaria. En vísperas de la huelga, Moiseienko formuló, en unión de otros tejedores de los más conscientes, una serie de reivindicaciones que habían de ser presentadas al patrono y que fueron aprobadas en una reunión secreta de los obreros. Estos exigían, ante todo, que cesase el saqueo de las multas.

La huelga fue aplastada por la fuerza de las armas. Fueron detenidos más de 600 obreros y algunas decenas de ellos, procesados.

Huelgas parecidas a ésta se produjeron también en el año 1885 en las fábricas de Ivánov-Vosnesensk.

Al año siguiente, el gobierno zarista, asustado ante el desarrollo del movimiento obrero, vióse obligado a dictar una ley sobre las multas. En esta ley, se disponía que el dinero de las multas no se lo pudieran apropiar los patronos, sino que habría de invertirse en las necesidades de los propios obreros.

Sobre la experiencia de la huelga de la fábrica "Morosov" y otras semejantes, los obreros comprendieron que podrían conseguir mucho luchando organizadamente. En el movimiento obrero comenzaban a destacarse dirigentes y organizadores capaces, dispuestos a defender firmemente los intereses de la clase obrera.

Por esta misma época, a base del desarrollo del movimiento obrero y bajo la influencia del movimiento obrero del occidente de Europa, comienzan a crearse en Rusia las primeras organizaciones marxistas.

2. El populismo y el marxismo en Rusia. - Plejanov y su grupo "Emancipación del Trabajo". - Lucha de Plejanov contra los pupulistas. - Difusión del marxismo en Rusia.

Hasta la aparición de los grupos marxistas, la labor revolucionaria, en Rusia, corrió a cargo de los populistas, que eran adversarios del marxismo.

El primer grupo marxista ruso se creó en 1883. Fue el grupo que, bajo el nombre "Emancipación de Trabajo", organizó G. V. Plejanov en el extranjero, en Ginebra, adonde se había visto obligado a emigrar, huyendo de las persecuciones del gobierno zarista por su actuación revolucionaria.

El propio Plejanov había sido, antes de esto, populista. Pero, en la emigración, después de iniciarse en el conocimiento del marxismo, rompió con el populismo y se convirtió en un notable propagandista de la doctrina marxista.

El grupo "Emancipación del Trabajo" realizó una gran labor en pro de la difusión del marxismo en Rusia. Tradujo al ruso varias obras de Marx y Engels: el "Manifiesto del Partido Comunista", "Trabajo asalariado y capital", "Del socialismo utópico al socialismo científico" y otras, que imprimían en el extranjero y hacían circular clandestinamente en Rusia. G. V. Plejanov, Sasulich, Axelrod y otros miembros de este grupo escribieron también una serie de obras, explicando la doctrina de Marx y Engels, las ideas del socialismo científico.

Marx y Engels, los grandes maestros del proletariado, fueron, por oposición a los socialistas utópicos, los primeros que pusieron en claro que el socialismo no es el fruto de las cavilaciones de unos soñadores (utopistas), sino el resultado necesario del desarrollo de la moderna sociedad capitalista. Pusieron de relieve que el régimen capitalista se hundirá, lo mismo que se hundió el régimen feudal, y que el propio capitalismo engendra, con el proletariado, la fuerza que habrá de enterrarle. Y señalaron que sólo la lucha de clases del proletariado, sólo el triunfo del proletariado sobre la burguesía, liberará a la Humanidad del capitalismo, de la explotación.

Marx y Engels enseñaron al proletariado a tener conciencia de sus fuerzas, a tener conciencia de sus intereses de clase y a unirse para la lucha decisiva contra la burguesía. Descubrieron las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad capitalista y demostraron científicamente que el desarrollo de la sociedad capitalista y la lucha de clases dentro de ella tiene necesariamente que conducir al hundimiento del capitalismo y al triunfo de la clase obrera, a la dictadura del proletariado.

Marx y Engels enseñaron que el derrocamiento del poder del capital y la transformación de la propiedad capitalista en propiedad social, no pueden realizarse en modo alguno por la vía pacífica, que la clase obrera sólo conseguirá esto mediante la aplicación de la violencia revolucionaria contra la burguesía, por medio de la revolución proletaria, instaurando su dominación política, la dictadura del proletariado, la cual deberá aplastar la resistencia los explotadores y crear una nueva sociedad, la sociedad comunista sin clases.

Marx y Engels enseñaron que el proletariado industrial es la clase más revolucionaria y, por tanto, la más avanzada de la sociedad capitalista, y que sólo una clase como el proletariado puede agrupar en torno a ella a todas las fuerzas descontentas del capitalismo y conducirlas al asalto contra éste. Pero, para vencer al viejo mundo y crear una nueva sociedad sin clases, el proletariado tiene que disponer de su propio partido obrero, al que Marx y Engels dieron el nombre de Partido Comunista.

La difusión de las ideas de Marx y Engels fue la tarea que se asignó el primer grupo marxista ruso, el grupo "Emancipación del Trabajo", de Plejanov.

Este grupo levantó la bandera del marxismo en la prensa rusa del extranjero, cuando aun no existía en Rusia un movimiento socialdemócrata. Era necesario, ante todo, abrir el camino a este movimiento mediante una labor teórica, ideológica. El principal obstáculo ideológico que se alzaba ante la difusión del marxismo y del movimiento socialdemócrata en Rusia, en aquel tiempo, eran las ideas populistas que, por aquel entonces, predominaban entre los obreros avanzados y los intelectuales de tendencia revolucionaria.

Con el desarrollo del capitalismo en Rusia, la clase obrera se había convertido en una poderosa fuerza de vanguardia, capaz de organizar la lucha revolucionaria. Pero los populistas no comprendían el papel de vanguardia de la clase obrera. Los populistas rusos entendían, erróneamente, que la fuerza revolucionaria fundamental no era la clase obrera, sino los campesinos, que el poder del zar y de los terratenientes se podía derrocar pura y simplemente por medio de "revueltas" campesinas. Los populistas no conocían a la clase obrera y no comprendían que, sin aliarse a ésta y ser dirigidos por ella, los campesinos por sí solos no podían vencer al zarismo y a los terratenientes. No comprendían que la clase obrera es la clase más revolucionaria y avanzada de la sociedad.

Al principio, los populistas intentaron poner en pie a los campesinos para la lucha contra el gobierno zarista. Con este fin, la juventud intelectual revolucionaria, vistiendo la ropa campesina, se lanzó a la aldea, "al pueblo", como entonces se decía. Y de aquí les viene el nombre de "populistas". Pero los campesinos no les siguieron, cosa natural, ya que aquellos hombres no les conocían ni les comprendían como es debido. En su mayoría los populistas eran detenidos por la policía. En vista de esto, decidieron proseguir la lucha contra la autocracia zarista con sus solas fuerzas, sin el pueblo, lo que les arrastró a errores todavía más graves.

La sociedad populista clandestina llamada "Narodnaia Volia" ("Voluntad del Pueblo") comenzó a preparar el asesinato del zar. El 1º de marzo de 1881, unos afiliados a esta sociedad consiguieron arrojar una bomba contra el zar Alejandro II, matándolo. Pero esto no reportó ningún beneficio al pueblo. Con matar a unos cuantos individuos sueltos, no se derrocaba la autocracia zarista, ni se destruía la clase de los terratenientes. La vacante del zar muerto fue ocupada por otro zar, Alejandro III, bajo el cual los obreros y los campesinos vivían aún peor.

El camino que los populistas habían elegido para luchar contra el zarismo, el camino de los asesinatos individuales, el camino del terror individual, era falso y perjudicial para la revolución. La política del terror individual respondía a la falsa teoría populista de los "héroes" activos y la "multitud" pasiva, que aguarda las hazañas de los "héroes". Esta falsa teoría preconizaba que sólo unos cuantos individuos destacados hacen la historia y que la masa, el pueblo, la clase, la "multitud", como la llamaban despectivamente los escritores populistas, es incapaz de realizar acciones conscientes y organizadas y no puede hacer más que seguir ciegamente a los "héroes". Por eso, los populistas renunciaron a realizar un trabajo revolucionario de masa entre los campesinos y la clase obrera, y emprendieron el camino del terror individual. Los populistas obligaron a uno de los mejores revolucionarios de aquel tiempo, Stepán Jalturin, a abandonar su labor de organización de una Liga obrera revolucionaria para entregarse por entero al terrorismo.

Los populistas desviaban la atención de los trabajadores de la lucha contra la clase opresora con el asesinato, inútil para la revolución, de unos cuantos representantes individuales de dicha clase. Con esto, frenaban el desarrollo de la iniciativa y las actividades revolucionarias de la clase obrera y de los campesinos.

Impedían a la clase obrera comprender su papel dirigente en la revolución y entorpecían la creación de un partido de la clase obrera independiente.

Aunque la organización clandestina de los populistas fue destruida por el gobierno del zar, las ideas del populismo se mantuvieron todavía durante mucho tiempo entre los intelectuales de tendencias revolucionarias. Los restos del populismo oponían una resistencia tenaz a la difusión del marxismo en Rusia y entorpecían la organización de la clase obrera.

He aquí por qué, en Rusia, el marxismo sólo podía desarrollarse y fortalecerse luchando contra el populismo.

El grupo "Emancipación del Trabajo" desplegó la lucha contra las falsas ideas de los populistas, señalando el daño que esta doctrina y sus métodos de lucha causaban al movimiento obrero.

En sus trabajos dirigidos contra los populistas, Plejanov puso de manifiesto que sus doctrinas no guardaban la menor relación con el socialismo científico, aunque sus portavoces se llamasen también socialistas.

Plejanov fue el primero que hizo una crítica marxista de las falsas ideas del populismo. Al descargar certeros golpes contra las ideas populistas, Plejanov hacía, al mismo tiempo, una brillante defensa de las ideas marxistas.

¿En qué consistían las falsas ideas fundamentales de los populistas, a las que Plejanov asestó un golpe motal?

En primer ligar, los populistas afirmaban que en Rusia el capitalismo era un fenómeno "casual", que en este país no se desarrollaría el capitalismo ni, por tanto, crecería ni se desarrollaría el proletariado.

En segundo lugar, los populistas no veían en la clase obrera la clase más avanzada de la revolución. Soñaban con la realización del socialismo sin el proletariado. Para ellos, la fuerza revolucionaria principal eran los campesinos, dirigidos por los intelectuales, y la comunidad campesina, a la cual consideraban como el germen y la base del socialismo.

En tercer lugar, los populistas profesaban ideas falsas y nocivas en cuanto a la marcha de la historia humana en general. No conocían ni comprendían las leyes que rigen el desarrollo económico y político de la sociedad. Eran, en este respecto, gente completamente atrasada. Según ellos, la historia no la hacen las clases ni la lucha de clases, sino unas cuantas personalidades ilustres, los "héroes", detrás de los cuales marchan a ciegas las masas, las "multitudes", el pueblo, las clases.

Luchando contra los populistas y desenmascarándolos, Plejanov escribió una serie de obras marxistas, que sirvieron para enseñar y educar a los marxistas rusos. Algunos de sus trabajos, como: "El socialismo y la lucha política", "Nuestras discrepancias", "Contribución al problema del desarrollo de la concepción monista de la historia", prepararon el terreno para el triunfo del marxismo en Rusia.

En sus obras, Plejanov expuso los problemas fundamentales del marxismo. Su libro "Contribución al problema del desarrollo de la concepción monista de la historia", publicado en 1895, ocupa un lugar muy importante. Lenin indicó que este libro "ha educado a toda una generación de marxistas rusos" (Lenin, t. XIV, pág. 357, ed. rusa).

En sus obras dirigidas contra los populistas, Plejanov demostró que era necio plantear el problema como ellos los planteaban, a saber: ¿Debe o no debe desarrollarse el capitalismo en Rusia? Pues Rusia, decía Plejanov, demostrándolo con hechos, marcha ya por el camino del desarrollo capitalista, sin que haya fuerza capaz de apartarla de este camino.

La misión de los revolucionarios no consistía en impedir el desarrollo del capitalismo en Rusia -aparte de que tampoco hubieran conseguido nada con pretenderlo-, sino en apoyarse en la poderosa fuerza revolucionaria que engendra el desarrollo del capitalismo, en la clase obrera, en desarrollar su conciencia de clase, en organizarla, en ayudarle a crear su partido obrero.

Plejanov destruyó también la segunda falsa idea fundamental de los populistas, que consistía en negar el papel de vanguardia del proletariado en la lucha revolucionaria. Los populistas consideraban la aparición del proletariado en Rusia como una especie de "desgracia histórica" y hablaban de la "llaga del proletarismo". Defendiendo la doctrina marxista y la posibilidad de aplicarla plenamente a Rusia, Plejanov demostró que, a pesar de la supremacía numérica de los campesinos y del número relativamente reducido de los proletarios, era precisamente en el proletariado y en su desarrollo donde los revolucionarios debían cifrar sus principales esperanzas.

¿Y por qué precisamente en el proletariado?

Porque el proletariado, a pesar de representar, por aquel entonces, una fuerza numéricamente pequeña, es la clase de los trabajadores que se halla vinculada a la forma más progresiva de la Economía, a la gran producción, razón por la cual tiene ante sí un gran porvenir.

Porque el proletariado, como clase, crece de año en año y se desarrolla políticamente, es fácilmente susceptible de organización, gracias a las condiciones de su trabajo en la industria, y es, además, por su misma situación proletaria, la clase más revolucionaria, pues no tiene nada que perder con la revolución, como no sean sus cadenas.

No ocurre lo mismo con los campesinos.

Los campesinos, (bien entendido, que esto se refiere a los campesinos individuales. N. de la R.), pese a su gran masa numérica, son una clase de trabajadores que se halla vinculada a la forma más atrasada de la Economía, a la pequeña producción, por cuya razón no tiene ni puede tener un gran porvenir.

Los campesinos, no sólo no crecían como clase, sino que, lejos de ello, se disgregaban de año en año, pasando unos (los kulaks) a la burguesía y otros a los campesinos pobres (proletarios y semiproletarios). Además, el hecho de hallarse diseminados constituía una traba para su organización, y sus situación de pequeños propietarios, hacía que fuesen más reacios que el proletariado a entrar en el movimiento revolucionario.

Los populistas afirmaban que en Rusia el socialismo no se realizaría por medio de lña dictadura del proletariado, sino a través de la comunidad campesina, en la que ellos veían el germen y la base del socialismo. Pero esta comunidad no era ni podía ser la base ni el germen del socialismo, ya que en ella imperaban los kulaks, los "sanguijuelas", que explotaban a los campesinos pobres, a los braceros del campo y a los campesinos medios poco pudientes. El hecho que existiese formalmente un régimen comunal de posesión de la tierra y un reparto de ésta con arreglo al número de bocas, reparto que se realizaba de vez en cuando, no cambiaba en nada la situación. Quienes se aprovechaban de la tierra eran aquellos miembros de la comunidad que disponían de ganado de labor, de aperos de labranza y de simiente; es decir, los campesinos medios acomodados y los kulaks. Los campesinos que carecían de ganado de labor, los campesinos pobres y los campesinos poco pudientes, en general, veíanse obligados a dejar la tierra a los kulaks y a trabajar por un jornal, como braceros. En realidad, la comunidad campesina era una forma cómoda para encubrir el predominio de los kulaks y un medio barato puesto en manos del zarismo para la recaudación de las contribuciones, según el principio de la caución solidaria. Por eso, el zarismo dejaba intacta a la comunidad campesina. Era ridículo considerar esta comunidad como el germen o la base del socialismo.

Plejanov destruyó también la tercera idea falsa fundamental de los populistas: la del papel primordial que éstos asignaban en el desarrollo social a los "héroes", a las personalidades ilustres y a sus ideas, al que correspondía el papel insignificante que atribuían a la masa, a la "multitud", al pueblo, a las clases. Plejanov acusaba a los populistas de ser idealistas, demostrando que la verdad no estaba en el idealismo, sino en el materialismo de Marx y Engels.

Plejanov desarrolló y fundamentó el punto de vista del materialismo marxista. Demostró, con arreglo a esta doctrina, que el desarrollo de la sociedad se determina, en última instancia, no por los deseos y las ideas de las personalidades eminentes, sino por el desarrollo de las condiciones materiales de existencia de la sociedad, por los cambios operados en los métodos de producción de los bienes materiales necesarios para la existencia de la sociedad, por los cambios operados en las relaciones de clase dentro del campo de la producción de bienes materiales y por la lucha de clases en torno al papel y al puesto que éstas desempeñan en el terreno de la producción y distribución de esos bienes materiales. No son las ideas las que determinan la situación económicosocial de los hombres, sino que la situación económicosocial de los hombres es la que determina sus ideas. Las personalidades más eminentes pueden quedar reducidas a la nada, si sus ideas y sus deseos se oponen al desarrollo económico de la sociedad, si se oponen a las exigencias de la clase avanzada. Y, por el contrario, los grandes hombres pueden realmente llegar a ser grandes cuando sus ideas y sus deseos traducen acertadamente las necesidades del desarrollo económico de la sociedad, las de la clase avanzada.

A la afirmación de los populistas de que la masa no es más que una grey y de que son los héroes los únicos que hacen la historia y convierten a la grey en pueblo, los marxistas contestaban: no son los héroes los que hacen la historia, sino que es ésta la que hace a los héroes; por lo tanto, lejos de ser los héroes los que crean el pueblo, es el pueblo el que crea a los héroes e impulsa el progreso de la historia. Los héroes, los grandes hombres, pueden desempeñar un papel importante en la vida de la sociedad sólo en la medida en que sepan comprender acertadamente las condiciones del desarrollo de la sociedad, comprender cómo modificarlas para mejorarlas. Los héroes, los grandes hombres, pueden caer en el ridículo y convertirse en personas inútiles y fracasadas si no saben comprender certeramente las condiciones de desarrollo de la sociedad y pretenden arremeter contra las exigencias históricas de ésta, considerándose fatuamente como los "creadores" de la historia.

A esta categoría de héroes fracasados pertenecían, precisamente, los populistas.

Los trabajos literarios de Plejanov, su lucha contra los populistas, socavaron profundamente la influencia de éstos entre los intelectuales revolucionarios. Pero la destrucción ideológica del populismo no era todavía completa, ni mucho menos. Esta tarea -la de acabar con el populismo, como enemigo del marxismo- le tocó en suerte a Lenin.

La mayoría de los populistas, seguidamente al aniquilamiento del partido "Voluntad del Pueblo", renegó de la lucha revolucionaria contra el gobierno zarista y comenzó a predicar la reconciliación y la armonía con el zarismo. En las décadas del 80 y del 90, los populistas eran ya portavoces de los intereses de los kulaks.

El grupo "Emancipación del Trabajo" adolecía también de errores graves. En su primer proyecto de programa quedaban aún residuos de las concepciones populistas, se admitía la táctica del terror individual. Plejanov no tenía en cuenta tampoco que, en el transcurso de la revolución, el proletariado puede y debe arrastrar consigo a los campesinos y que sólo aliado a éstos podía el proletariado triunfar sobre el zarismo. Además, Plejanov consideraba a la burguesía liberal como una fuerza capaz de prestar una ayuda, aunque no muy firme, a la revolución, y en cambio, en algunos de sus trabajos, dejaba de lado completamente a los campesinos, declarando, por ejemplo, que:

"Fuera de la burguesía y del proletariado, no vemos otras fuerzas sociales en las que puedan apoyarse, en nuestro país, las combinaciones oposicionistas o revolucionarias." (Plejanov, t. III, pág. 119. ed. rusa).

Estas falsas ideas de Plejanov fueron el germen de sus futuras concepciones mensheviques.

Tanto el grupo "Emancipación del Trabajo" como los círculos marxistas de aquella época se desenvolvían, prácticamente, al margen del movimiento obrero. Era aún el periodo de gestación y afianzamiento en Rusia de la teoría marxista, de la idea del marxismo, de las tesis programáticas de la socialdemocracia. En al década de 1884 a 1894, la socialdemocracia rusa estaba formada todavía por una serie de pequeños grupos y círculos desligados o muy poco en contacto con el movimiento obrero de masas. Como el niño que aun no ha nacido pero se desarrolla ya dentro del vientre materno, la socialdemocracia rusa atravesaba, como escribe Lenin, por un "proceso de desarrollo intrauterino".

El grupo "Emancipación del Trabajo" "echó solamente los cimientos teóricos de la socialdemocracia y dio el primer paso para salir al encuentro del movimiento obrero", dice Lenin.

Había de ser Lenin quien cumpliese la misión de fundir el marxismo con el movimiento obrero de Rusia, corrigiendo al mismo tiempo los errores del grupo "Emancipación del Trabajo".

3. Lenin comienza su actuación revolucionaria. - La "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera" de Petersburgo.

Vladimir Ilich Lenin, fundador del bolshevismo, nació en la ciudad de Simbirsk (hoy Ulianovsk) en el año 1870. En 1887, ingresó en la Universidad de Kazán, pero a poco de esto fue detenido y expulsado de la Universidad por tomar parte en el movimiento revolucionario estudiantil. En Kazán, Lenin ingresó en el círculo marxista organizado por Fedoseiev. Al trasladarse Lenin a Samara, se formó en seguida en torno a él el primer círculo marxista de esta ciudad. Ya entonces Lenin asombraba a cuantos le conocían por su conocimiento del marxismo.

A fines de 1893, Lenin se trasladó a Petersburgo. Sus primeras intervenciones produjeron una fuerte impresión en los que asistían a los círculos marxistas de Petersburgo. Su conocimiento extraordinariamente profundo de la obra de Marx, su capacidad para aplicar el marxismo a la situación económica y política de la Rusia de aquel tiempo, su fe ardiente e inquebrantable en el triunfo de la clase obrera, si formidable talento de organizador: todo esto convirtió a Lenin en el dirigente indiscutible de los marxistas de Petersburgo.

Los obreros más avanzados, a los que enseñaba en los círculos de estudios, sentían por Lenin un gran cariño.

"Nuestras lecciones -cuenta en sus recuerdos el obrero Babushkin, hablando de la actuación de Lenin en los círculos obreros- tenían un carácter muy animado, muy interesante; todos estábamos contentísimos de aquellas lecciones y no nos cansábamos de admirar la inteligencia de nuestro profesor".

En 1895 Lenin unificó todos los círculos obreros marxistas que funcionaban en Petersburgo (eran ya cerca de 20) en la "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera". Era un paso preparatorio hacia la creación de un Partido obrero marxista revolucionario.

Lenin trazó a esta "Unión de lucha" la misión de vincularse más estrechamente con el movimiento obrero de masas y dirigirlo políticamente. Propuso pasar de la propaganda del marxismo entre el número reducido de obreros avanzados, congregados en círculos de propaganda, a la agitación política candente entre las grandes masas de la clase obrera. Este viraje hacia la agitación de masas tuvo una importancia muy grande para el desarrollo posterior del movimiento obrero en Rusia.

En la década del 90 del siglo pasado, la industria rusa atravesaba por un periodo de prosperidad. Aumentaba el número de obreros. El movimiento proletario se fortalecía. De 1895 a 1899 no bajó de 221.000, según datos incompletos, el número de obreros que se pusieron en huelga. El movimiento obrero se convirtió en una fuerza importante en la vida política del país. La misma realidad se encargaba de confirmar las ideas de los marxistas, defendidas por éstos en su lucha contra los populistas, acerca del papel de vanguardia de la clase obrera en el movimiento revolucionario.

Bajo la dirección de Lenin, la "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera", combinaba la lucha de los obreros por sus reivindicaciones económicas -mejoramiento de las condiciones de trabajo, limitación de la jornada de trabajo, aumento de salario, etc.- con la lucha política contra el zarismo. La "Unión de lucha" educaba políticamente a los obreros.

La "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera" de Petersburgo fue, bajo la dirección de Lenin, la primera organización de Rusia que llevó a cabo la fusión del socialismo con el movimiento obrero. Cuando estallaba una huelga en cualquier fábrica, la "Unión", que conocía magníficamente, a través de los obreros que tomaban parte en sus círculos de estudios, la situación de cada empresa, reaccionaba inmediatamente con la publicación de hojas y proclamas socialistas. En estas hojas, se denunciaban los abusos de que los patronos hacían objeto a los obreros, se explicaba cómo debían luchar éstos para defender sus intereses y se reproducían sus reivindicaciones. Estas hojas contaban toda la verdad acerca de los horrores del capitalismo, de la mísera vida de los obreros, de su trabajo brutal y agotador, con jornadas de 12 a 14 horas, de su carencia total de derechos. Y en estas mismas hojas se formulaban las reivindicaciones políticas correspondientes. A fines de 1894, Lenin redactó, con intervención del obrero Babushkin, la primera de estas hojas de agitación y una proclama dirigida a los huelguistas de la fábrica de Semianikov, de Petersburgo. En otoño de 1895, Lenin escribió otra proclama a los obreros en huelga de la fábrica de Thornton. Esta fábrica era propiedad de unos capitalistas ingleses, que obtenían millones de ganancias. La jornada de trabajo, en esta empresa, era de más de 14 horas, y los tejedores ganaban unos 7 rublos al mes. La huelga terminó con el triunfo de los obreros. En poco tiempo, la "Unión de lucha" editó decenas de hojas y de proclamas de éstas, dirigidas a los obreros de diversas fábricas. Cada una de ellas levantaba y fortalecía el espíritu de los obreros. Estos veían que los socialistas les apoyaban y les defendían.

En el verano de 1896 se desarrolló, en Petersburgo, bajo la dirección de la "Unión de lucha", una huelga de 30.000 obreros textiles. La reivindicación principal de los huelguistas era la reducción de la jornada de trabajo. Bajo la presión de esta huelga, el gobierno zarista vióse obligado a dictar la ley del 2 de junio de 1897, limitando la jornada de trabajo a 11 horas y medio. Antes de dictarse esta ley, no existía limitación alguna.

En diciembre de 1895 fue detenido Lenin por el gobierno zarista. Pero aun dentro de la cárcel, prosiguió su lucha revolucionaria. Ayudaba a la "Unión" con sus consejos e indicaciones, enviándoles desde su celda folletos y proclamas. En la cárcel, escribió Lenin su folleto "Sobre las huelgas" y la proclama "Al gobierno zarista", en la que se ponía al desnudo el despotismo salvaje de aquel régimen. Lenin escribió también en la cárcel un proyecto de programa del Partido (hubo de escribirlo con leche entre las líneas de un libro de medicina).

La "Unión de lucha" de Petersburgo imprimió un poderoso impulso a la fusión de los círculos obreros en agrupaciones análogas en otras ciudades y regiones de Rusia. A mediados de la década del 90, aparecieron las primeras organizaciones marxistas en Transcaucasia. En 1894, se formó en Moscú la "Unión obrera" de esta ciudad. A fines de siglo, se constituyó la "Unión socialdemócrata" de Siberia. En la década del 90 surgieron también grupos marxistas en Ivánovo-Vosnesensk, Yaroslavl y Kostromá, las cuales se unieron después para formar la "Unión del Partido socialdemócrata del Norte". En la segunda mitad de esta misma década, se crearon también agrupaciones socialdemócratas en Rostov sobre el Don, Ekaterinoslav, Kiev, Nikolaiev, Tula, Samara, Kazán, Oréjovo-Súievo y otras ciudades.

La importancia de la "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera" de Petersburgo, estribaba en que esta organización era, según la expresión de Lenin, el primer comienzo serio de un partido revolucionario apoyado en el movimiento obrero.

La experiencia revolucionaria de la "Unión" de Petersburgo había de servir a Lenin, en su actuación posterior, de base para la creación de un Partido socialdemócrata marxista en Rusia.

Después de la detención de Lenin y de sus más cercanos compañeros de lucha, se renovó considerablemente la dirección de la "Unión de lucha" de Petersburgo. Apareció gente nueva, que se llamaba a sí misma "joven", denominando a Lenin y a sus compañeros de lucha "los viejos". Esta gente comenzó a seguir una línea política falsa. Declaraba que a los obreros había que llamarlos solamente a la lucha económica contra los patronos y que la lucha política incumbía a la burguesía liberal, a la que correspondía la dirección de la misma.

A esta gente se le comenzó a conocer por el nombre de "economistas".

Los "economistas" fueron el primer grupo conciliador, oportunista, que se formó dentro de las filas de las organizaciones marxistas, en Rusia.

4. Lucha de Lenin contra el populismo y el "marxismo legal". - La idea leninista de la alianza entre la clase obrera y los campesinos. - Primer Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia.

Aunque Plejanov había asestado ya, en la década del 80, un rudo golpe al sistema de las ideas populistas, a comienzos de la década del 90 estas ideas encontraban aún acogida en una parte de la juventud revolucionaria. Una parte de la juventud seguía creyendo que Rusia podría sustraerse a la trayectoria capitalista y que serían los campesinos y no la clase obrera quienes desempeñarían el papel fundamental de la revolución. Los populistas que aun quedaban esforzábanse en entorpecer por todos los medios la difusión del marxismo en Rusia, luchaban contra los marxistas y procuraban desacreditarlos a toda costa. Para asegurar una más amplia difusión del marxismo y la posibilidad de crear un Partido socialdemócrata, era necesario aplastar definitivamente al populismo en el terreno ideológico.

Esta labor fue realizada por Lenin.

En su libro titulado "¿Quiénes son los "amigos del pueblo" y cómo luchan contra los socialdemócratas?" (publicado en 1894), Lenin puso al desnudo hasta el fin la verdadera faz de los populistas, como falsos "amigos del pueblo" que laboraban en realidad contra éste.

En la década del 90, los populistas habían renegado ya, en el fondo, desde hacía mucho tiempo, de toda lucha revolucionaria contra el gobierno zarista. Los populistas liberales predicaban la reconciliación con el zarismo. "Piensan sencillamente -escribía Lenin, refiriéndose a los populistas de aquel tiempo- que si se le implora sumisamente y con dulzura, este gobierno podrá arreglarlo todo de buena manera" (Lenin, t. I, pág. 161, ed. rusa).

Los populistas de la década del 90 cerraban los ojos ante la situación de los campesinos pobres, ante la lucha de clases en el campo, ante la explotación de los campesinos pobres por los kulaks y ensalzaban el desarrollo de las haciendas de éstos. En realidad, actuaban como portavoces de los intereses de los kulaks.

Al mismo tiempo, en su prensa, los populistas mantenían una campaña de difamación contra los marxistas. Desfigurando y tergiversando conscientemente las ideas de los marxistas rusos, hacían creer a sus lectores que los marxistas buscaban la ruina del campo, que querían "hacer pasar cada mujik por el horno de la fábrica". Lenin desenmascaró estas supercherías de la crítica populista y demostró que lo que importaba no eran los "deseos" de los marxistas, sino el proceso real del desarrollo del capitalismo en Rusia, que hacía crecer inevitablemente el contingente del proletariado. Y que el proletariado sería el enterrador del régimen capitalista.

Lenin puso de manifiesto que los verdaderos amigos del pueblo, que querían acabar con la opresión de los capitalistas y de los terratenientes y destruir el zarismo, no eran los populistas, sino los marxistas.

En su libro "¿Quiénes son los "amigos del pueblos"?", Lenin destaca por vez primera, la idea de la alianza revolucionaria entre los obreros y los campesinos como medio fundamental para derrocar el Poder del zarismo, de los terratenientes y de la burguesía.

En una serie de trabajos de este periodo, Lenin somete a crítica los medios de lucha política de que se servían los militantes del grupo más importante de los populistas - el de la "Voluntad del Pueblo"- y que más tarde habían de utilizar los socialrevolucionarios - continuadores de los populistas-, en particular la táctica del terror individual. Lenin consideraba esta táctica perjudicial para el movimiento revolucionario, ya que suplantaba la lucha de las masas por la lucha de unos cuantos héroes individuales. Esta táctica reflejaba la falta de fe en el movimiento revolucionario del pueblo.

En la obra "¿Quiénes son los "amigos del pueblo"?", Lenin traza las tareas fundamentales de los marxistas rusos. A su juicio, éstos debían, ante todo, tomando como base los dispersos círculos marxistas, organizar un Partido obrero socialista único. Señalaba, además, que habría de ser precisamente la clase obrera de Rusia, aliada con los campesinos, la que derribe la autocracia zarista, después de lo cual el proletariado ruso, aliado a las masas trabajadoras y explotadas y juntamente con los proletarios de otros países, marcharía por el camino derecho de la lucha política abierta hacia la revolución comunista victoriosa.

Así, pues, Lenin señalaba certeramente, hace más de 40 años, el camino de lucha por el que había de marchar la clase obrera, definía su misión como fuerza revolucionaria avanzada de la sociedad, y de definía asimismo la misión de los campesinos, como aliados de la clase obrera.

La lucha de Lenin y de sus partidarios contra el populismo condujo, ya en la década del 90, al completo y definitivo aplastamiento ideológico del populismo.

Una importancia inmensa tuvo también la lucha de Lenin contra el "marxismo legal". En todos los grandes movimientos sociales de la historia hay gente que se suma temporalmente al movimiento para luego separarse de él. Tal fue lo que ocurrió con los llamados "marxistas legales". Ante la gran difusión que el marxismo iba adquiriendo en Rusia, algunos intelectuales burgueses comenzaron a vestirse también con este ropaje, publicando artículos en los periódicos y revistas legales, es decir, autorizados por el gobierno zarista. De aquí el nombre de "marxistas legales" con que se les empezó a designar.

Esta gente luchaba a su modo contra los populistas. Pero intentaba utilizar esta lucha y la bandera del marxismo para supeditar y adaptar el movimiento obrero a los intereses de la sociedad burguesa, a los intereses de la burguesía. Para ello, descartaban de la doctrina de Marx los puntos fundamentales: la teoría de la revolución proletaria, de la dictadura del proletariado. El representante más destacado de los marxistas legales, Piotr Struve, ensalzaba a la burguesía, y, en vez de preconizar la lucha revolucionaria contra el régimen capitalista, invitaba a los obreros a "reconocer nuestra incultura y aprender del capitalismo".

En la lucha contra los populistas, Lenin consideraba lícito establecer un acuerdo temporal con los "marxistas legales" para utilizarlos contra aquellos, editando, por ejemplo, una selección de trabajos contra los populistas. Pero, al mismo tiempo, Lenin criticaba con toda crudeza a los "marxistas legales", poniendo al desnudo su médula liberal burguesa.

Muchos de estos "compañeros de viaje" se convirtieron luego en kadetes (nombre del partido más importante de la burguesía rusa) y, durante la guerra civil, en guardias blancos rabiosos.

A la par con las "Uniones de lucha" de Petersburgo, Moscú, Kiev, etc., se crearon también organizaciones socialdemócratas en las nacionalidades enclavadas en el occidente de Rusia. En la década del 90, se desgajaron del partido nacionalista polaco algunos elementos marxistas y formaron la "Socialdemocracia de Polonia y Lituania". A fines de siglo se crearon organizaciones socialdemócratas en Letonia. En octubre de 1897 se constituyó, en las provincias occidentales de Rusia, la Unión general socialdemócrata judía, el "Bund".

En 1898, algunas "Uniones de lucha", las de Petersburgo, Moscú, Kiev, Ekaterinoslav y el "Bund", hicieron el primer intento de unificarse para formar un Partido socialdemócrata. Con este fin se reunieron en marzo de 1898, en Minsk, en el primer Congreso del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (P.O.S.D.R.).

A este primer Congreso del P.O.S.D.R. asistieron, en total, 9 delegados. Lenin no asistió, pues por aquel entonces se hallaba deportado en Siberia. El Comité Central del Partido elegido en dicho Congreso no tardó en ser detenido. El "Manifiesto" lanzado en nombre del Congreso adolecía aún de muchos defectos. En él, no se señalaba la misión de la conquista del Poder político por el proletariado, y se rehuía el problema de los aliados de éste en su lucha contra el zarismo y la burguesía.

En sus acuerdos y en el "Manifiesto", el Congreso proclamaba la fundación del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia.

En este acto formal, que desempeñó un gran papal en el plano de la propaganda revolucionaria, residió la importancia del primer Congreso del P.O.S.D.R.

Pero, a pesar de haberse celebrado este primer Congreso, en Rusia no existía aún, en realidad, un Partido socialdemócrata marxista. El Congreso no había logrado unir y enlazar orgánicamente los diversos grupos y organizaciones marxistas. No existía aún una línea única de trabajo entre las organizaciones locales; no existía un programa del Partido, ni estatutos de éste, ni un centro único de dirección.

Estas causas, unidas a toda otra serie de razones, hicieron que la dispersión ideológica entre las diversas organizaciones locales fuese en aumento, lo cual creaba condiciones propicias para que se fortaleciese dentro del movimiento obrero la corriente oportunista del "economismo".

Fueron necesarios varios años de intensa labor de Lenin y del periódico "Iskra" ("La chispa"), organizado por él, para acabar con aquella dispersión ideológica, superar las vacilaciones oportunistas y preparar la creación del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia.

5. Lucha de Lenin contra el "economismo". - Aparece el periódico leninista "Iskra".

Lenin no asistió al primer Congreso del P.O.S.D.R. Hallábase, por aquel entonces, deportado en Siberia, en la aldea de Sushenkoe, adonde le había desterrado el gobierno zarista, después de una larga prisión el la cárcel de Petersburgo, por su labor en la "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera".

Pero Lenin proseguía su labor revolucionaria desde el destierro. Fue allá donde terminó su importantísima obra científica "El desarrollo del capitalismo en Rusia", que venía a rematar el aplastamiento ideológico del populismo. También escribió en el destierro su conocido folleto titulado "Las tareas de los socialdemócratas rusos".

A pesar de hallarse aislado de la labor práctica revolucionaria directa, Lenin sabía mantener contacto con activistas revolucionarios, sostenía correspondencia con ellos, se informaba por ellos y les daba consejos. Durante este tiempo, Lenin se ocupó especialmente del problema de los "economistas". Comprendía mejor que nadie que el "economismo" era la célula fundamental de la doctrina conciliacionista, del oportunismo y que el triunfo del "economismo" en el movimiento obrero significaría el socavamiento del movimiento revolucionario del proletariado, la derrota del marxismo.

Por eso, Lenin comenzó a combatir a los "economistas" desde el primer día de su aparición.

Los "economistas" afirmaban que los obreros sólo debían luchar en el terreno económico, dejando la lucha política a cargo de la burguesía liberal, a la que los obreros debían apoyar. Lenin reputaba estas prédicas de los "economistas" como propias de renegados del marxismo, como la negación de la necesidad de un partido político independiente para la clase obrera, como un intento de convertir a la clase obrera en un apéndice político de la burguesía.

En 1899, un grupo de "economistas" (Prokopovich, Kuskova y otros, que más tarde se hicieron kadetes) lanzó un manifiesto. En él se declaraban en contra del marxismo revolucionario y exigían que el proletariado renunciase a crear un partido político independiente, que la clase obrera renunciase a sus reivindicaciones políticas propias. Los "economistas" entendían que la lucha política era de incumbencia de la burguesía liberal y que los obreros tenían bastante con ocuparse de la lucha económica contra los patronos.

Después de conocer este documento oportunista, Lenin convocó una conferencia de los deportados políticos marxistas en las inmediaciones de la aldea en que él se hallaba, y 17 camaradas, con Lenin a la cabeza, formularon una enérgica protesta, denunciando las ideas de los "economistas".

Esta propuesta, redactada por Lenin, circuló por las organizaciones marxistas de toda Rusia y tuvo una importancia formidable para el desarrollo del marxismo y del partido marxista en Rusia.

Los "economistas" rusos predicaban las mismas ideas que, en los partidos socialdemócratas del extranjero, los adversarios del marxismo, los llamados "bernsteinianos", es decir, los partidarios del oportunista Bernstein.

Por eso, la lucha de Lenin contra los "economistas" era, al mismo tiempo, una lucha contra el oportunismo internacional.

La lucha fundamental mantenida contra el "economismo" por la creación de un partido político independiente del proletariado, corrió a cargo del periódico clandestino ""Iskra", creado por Lenin.

A comienzos de 1900, Lenin y otros afiliados a la "Unión de lucha" regresaron del destierro de Siberia a Rusia. Lenin se formó el propósito de crear un gran periódico marxista ilegal para todo el país. Existía ya una multitud de pequeños círculos y organizaciones marxistas, pero sin enlace alguno entre sí. En aquel momento, en que, para decirlo con palabras del camarada Stalin, "la labor a la manera artesana y el mal de círculos aislados roían al partido de arriba abajo y en que la dispersión ideológica era el rasgo característico de la vida interna del partido", la creación de un periódico clandestino para toda Rusia era la tarea fundamental que se planteaba a los marxistas revolucionarios. Sólo este periódico podía enlazar entre sí a las dispersas organizaciones marxistas y preparar la creación de un verdadero partido.

Pero un periódico así era imposible organizarlo en la Rusia zarista, por razón de las persecuciones policíacas. Al mes o a los dos meses, habría sido descubierto por los sabuesos de la policía zarista y destruido. Lenin decidió, pues, editarlo en el extranjero. El periódico, impreso en un papel fino y resistente, era introducido clandestinamente en Rusia. Algunos números de la "Iskra" se reproducían dentro del país, en las imprentas clandestinas de Bakú, de Kishinev, de Siberia, etc.

En el otoño de 1900, Lenin salió al extranjero para entrevistarse con los camaradas del grupo "Emancipación del Trabajo" respecto a la publicación de un periódico político para toda Rusia. Esta idea había sido perfilada por Lenin en el destierro, en todos sus detalles. A su paso por estos sitios, de vuelta de la deportación, Lenin celebró en Ufá, Pskov, Moscú y Petersburgo una serie de entrevistas sobre el periódico proyectado. En todos estos puntos se puso de acuerdo con los camaradas acerca de las claves para cambiar clandestinamente correspondencia y de las señas para el envío de publicaciones, y examinó con ellos el plan para la lucha futura.

El gobierno zarista dábase cuenta de que tenía en la persona de Lenin un enemigo peligrosísimo. En su correspondencia secreta, el agente de la "ojrana"[1] zarista, el gendarme Subatov, escribía: "Hoy, no hay nadie más importante que Ulianov (Lenin) en el campo de la revolución", por cuya razón juzgó oportuno tomar medidas para organizar el asesinato de Lenin.

A su llegada al extranjero, Lenin se entrevistó con el grupo "Emancipación del Trabajo", es decir, con Plejanov, Axelrod y Sasulich, con quienes trató la edición en común de la "Iskra". Todo el plan de esta publicación había sido concebido y trazado por Lenin desde el principio hasta el fin.

En el mes de diciembre de 1900 apareció en el extranjero el primer número del periódico "Iskra". Debajo del título del periódico figuraba este lema: "De la chispa nacerá la llama". Eran palabras tomadas de la respuesta de los dekabristas[2] al saludo que el poeta Pushkin les había dirigido a su destierro siberiano.

En efecto, la "Iskra", es decir, la chispa encendida por Lenin, había de provocar, andando el tiempo, la llama del gran incendio revolucionario que arrasó hasta los cimientos a la monarquía zarista de la nobleza y de los terratenientes y el Poder de la burguesía.

RESUMEN

El Partido Obrero Social Demócrata marxista de Rusia surgió, en primer lugar, de la lucha contra el populismo, contra sus ideas falsas y nocivas para la causa de la revolución.

Sólo destruyendo ideológicamente las concepciones de los populistas podía prepararse el terreno para la creación del Partido obrero marxista en Rusia. Plejanov y su grupo "Emancipación del Trabajo" asestaron un golpe decisivo al populismo en la década del 80 del siglo pasado.

En la década del 90, Lenin remató el aplastamiento ideológico del populismo y acabó con el.

El grupo "Emancipación del Trabajo", fundado en 1883, realizó una gran labor de difusión del marxismo en Rusia, echó los cimientos teóricos de la socialdemocracia y dio el primer paso para salir al encuentro del movimiento obrero.

Con el desarrollo del capitalismo en Rusia, creció rápidamente el contingente del proletariado industrial. A mediados de la década del 80, la clase obrera comenzó a marchar por la senda de la lucha organizada, por la senda de la actuación de masas y bajo la forma de huelgas organizadas. Pero los círculos y grupos marxistas sólo se ocupaban de propaganda, sin comprender bien la conveniencia de pasar a la labor de agitación de masas dentro de la clase obrera, por cuya razón no se hallaban aún en contacto práctico con el movimiento obrero, no lo dirigían.

La "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera", creada por Lenin en Petersburgo en el año 1895, que desplegó una labor de agitación de masas entre los obreros y dirigió huelgas de masas, representaba una nueva etapa, el paso a la agitación de masas entre los obreros y a la fusión del marxismo con el movimiento obrero. Esta "Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera" fue el primer germen del partido obrero revolucionario en Rusia. Siguiendo las huellas de la "Unión de lucha" de Petersburgo, se crearon organizaciones marxistas en todos los principales centros industriales de Rusia y en las nacionalidades enclavadas en la periferia.

En 1898 se hizo el primer intento, que no prosperó, de unificar las organizaciones socialdemócratas marxistas en un partido, reuniéndose el primer Congreso del P.O.S.D.R. Pero este Congreso no logró crear todavía el Partido: no existía programa ni estatutos del Partido, ni centro único de dirección, ni casi ningún enlace entre los distintos círculos y grupos marxistas.

Para unir y enlazar entre sí las organizaciones marxistas dispersas, formando un partido único, Lenin concibió y realizó el plan de creación del primer periódico revolucionario marxista para toda Rusia: la "Iskra".

Los principales adversarios de la creación de un partido político obrero único eran, en este periodo, los "economistas". Estos negaban la necesidad de semejante partido. Apoyaban la dispersión y la labor a la manera artesana y el mal de círculos aislados. Contra ellos, precisamente, era contra quienes dirigían sus golpes Lenin y la "Iskra", creada por él.

La aparición de los primeros números de la "Iskra" (1900-1901) representó el paso al nuevo periodo, al periodo de la verdadera creación, a base de los grupos y círculos dispersos, del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia.


[1] Departamento de policía política secreta, en la Rusia zarista, creado para combatir el movimiento revolucionario. -(N. del T.).

[2] Revolucionarios de la nobleza que se sublevaron contra la autocracia y la servidumbre en diciembre de 1825. (N. del T.).

II. Formación del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia. En el Partido surgen dos fracciones: la bolshevique y la menshevique (1901-1904)