Leon Trotsky

DOS CAMINOS

(y una resolución para combatir la hambruna)

 


Pronunciado: Intervencion pronunciada en la 4º sesión conjunta de los miembros del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia, el Soviet de Moscú de Diputados Obreros y Soldados, el Consejo Central Sindical de toda Rusia y Moscú, delegados de todos los sindicatos de Moscú, los comités de fabrica y otras organizaciones obreras, el 4 de junio de 1918. [22]
Traduccion: Matteo David, enero 2018.-
Html: Marxists Internet Archive, enero 2018.-


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Intervencion pronunciada en la 4º sesión conjunta de los miembros del Comité Ejecutivo Central de toda Rusia, el Soviet de Moscú de Diputados Obreros y Soldados, el Consejo Central Sindical de toda Rusia y Moscú, delegados de todos los sindicatos de Moscú, los comités de fabrica y otras organizaciones obreras, el 4 de junio de 1918. [22]

LA CUESTIÓN DE LOS SUMINISTROS DE ALIMENTOS

En circunstancias estas de las condiciones actuales que dominan el problema del suministro de alimentos, puede haber solo dos políticas: o es una política de monopolio estatal y precios fijos, o una política de libre comercio más o menos abierta, o bien casi por completo libre de restricciones.

Todas las críticas dirigidas contra la política de suministro de alimentos del gobierno soviético fueron representadas aquí en los discursos de los conciliadores que, como siempre, fracasaron al llevar a cabo una sola de sus ocurrencias a su conclusión lógica. Sus discursos constituyen un eco sordo del otro, la verdadera crítica que nos dirige la burguesía seria y práctica. La burguesía sabe bien que, como ya se ha demostrado, solo puede haber dos políticas definidas: monopolio gubernamental y precios regulados, o libre comercio, con precios que permitan el juego libre, por el contrario, la política de libre comercio, que pasaría inevitablemente a acrecer el precio del pan, significaría, en circunstancias estas de las condiciones actuales, que el pan sería monopolizado en beneficio de un sector de la población. El precio del pan acrecio hasta tal punto que, en muy poco tiempo, el pan se convertiría en un monopolio de aquellos que pueden pagar un precio tan alto como cualquiera que se precie cuestionar. Por eso la cuestion se presenta así: o mantenemos el monopolio del pan de los trabajadores y los campesinos, o convertimos el pan en un monopolio de los ricos. Esa es la única forma en que ahora se puede plantear la cuestion. [Una voz: 'Ya lo hemos hecho un monopolio de los ricos.'] Si hubiéramos hecho del pan un monopolio de los ricos, como alguien lo confiesan, hablando desde su asiento, los mencheviques no habrían protestado nuestra contra y nuestra política de suministro de comida. Porque, como he dicho, toda la crítica menchevique no es más que un eco parcial de la crítica burguesa. El descontento y el odio que muestra la burguesía están determinados por causas sociales profundas y fundamentales. Ryabushinsky intervino de la mano huesuda del hambre incluso antes de la Revolución de Octubre, cuando todavía no existía el poder soviético, por el contrario, existía el régimen de los mencheviques y los SR de derecha. La burguesía astuta y práctica ya contaba en ese momento con la huesuda mano del hambre, en el sentido de que esto pondría fin a la Revolución Rusa. Por eso, como es evidente va de suyo, no podemos considerar la cuestión del suministro de alimentos como una cuestión independiente y aislada ni convocar a sabios individuales de los diversos partidos políticos y juntas editoriales, de los callejones y menos en la puerta, para que se los planteen. : '¡En este momento, resuélvannos el problema de los suministros de alimentos de Rusia!' No, nuestro punto es que la cuestión del suministro de alimentos es una parte constituyente de la 'cuestión soviética' general, uno de los problemas parciales del régimen de la dictadura del proletariado y el campesinado más pobre. La clase trabajadora ha puesto la tierra del terrateniente en manos del campesinado: también está enseñando a los pobres del campo a requisar de los kulaks, saqueadores y especuladores las reservas de alimentos que conservan, y transformar estas provisiones en una reserva alimentaria común del estado proletario. Si quiere permanecer en el poder, la clase obrera debe poner en marcha el mecanismo de su administración estatal, llevando a cabo esta tarea en condiciones muy difíciles, frente a todos los obstáculos y resistencias que obstaculizan su supervivencia y desarrollo. Cuando nos dicen que este es el camino de la guerra civil, estamos desconcertados. Es obvio que el poder soviético está organizado en una guerra civil contra los terratenientes, la burguesía y los kulaks. El poder soviético no tiene miedo de decir esto, así como no tiene miedo de llamar a las masas para librar una guerra civil y organizarse para este propósito. Y no es para los representantes de esos partidos que, durante los primeros ocho meses de la revolución, libraron una guerra implacable contra los obreros y campesinos, a saber, los partidos menchevique y de la SR, vienen a criticar y culpar al poder soviético: no es para que nos cuestionen, con la desvergüenza de los traidores: "¿No han olvidado que, con el Tratado de Brest-Litovsk, los alemanes se hicieron cargo de Ucrania, con sus ricas reservas de alimentos?"

No, ¡De ningún modo, hemos olvidado nada! No hemos olvidado, en primer lugar, que el Tratado de Brest-Litovsk significó la soga que nos arrojaron al cuello la burguesía y los SR que fueron responsables de la ofensiva del 18 de junio. No nos hemos olvidado, ni lo haremos, en segundo lugar, de que quienes abrieron las puertas al enemigo de nuestro país en Ucrania, quienes entregaron sus reservas de alimentos al imperialismo alemán, fueron los SR de derecha ucraniana y los mencheviques, en la forma de la Rada de Kiev. Y cuando nos hicieron otra pregunta: "¿No recuerdan que conseguir alimentos de Siberia se ha vuelto difícil por la revuelta de los Checos?", Que por supuesto, mencionaremos, les decimos a nuestros cuestionadores: "Y ¿recuerdas que la revuelta checoslovaca fue organizada por los mencheviques y SR de derechas de Novo Nikolayevsk y otros lugares [Una voz: "Por parte de Trotsky"], que estaban activos en Siberia, y cuyos actores intelectuales, cuyos amigos más cercanos están aquí, ¿verdad? "Y es nuestra tarea dejar esto en claro a la clase trabajadora. [Aplausos y escándalo] Compañeros, alguien de entre los sinvergüenzas presentes aquí, no sé su nombre, dijeron que la revuelta checoslovaca fue causada por mí. [Una voz: 'Fue Cherevanin quien lo dijo'.] Declaro que fueron todos los sinvergüenzas SR y mencheviques en Siberia y en Penza, Samara y Syzran quienes, con su vil mentira, han dicho que quiero traicionar a los checoslovacos en el manos de los alemanes, excitaron y confundieron a los desafortunados soldados checoslovacos y por medio de estas calumnias traicioneras, conduciendo a un número considerable de checos a salirse de sus sentidos. [alboroto, gritando desde la derecha] Aquí, en estos bancos, se sientan miembros de los tres partidos que levantaron a los checos en nuestra contra en Siberia, y que incluso declararon, en Novo Nikolayevsk, que habían establecido un nuevo gobierno para Rusia; compuesto de eseristas de derechas y mencheviques, que dependen de las bayonetas de los extranjeros, de los checoslovacos. Los SR y los mencheviques están hablando de esto por todas partes, y al mismo tiempo sus copensadores se levantan aquí y nos dicen, en un tono de reproche: "Te has olvidado de los checoslovacos." No, no nos hemos olvidado de los checoslovacos, ni nos hemos olvidado de ti, sus instigadores, y la guerra civil que estamos librando es y será una guerra también contra los que se atrevieron a despertar a los ignorantes checoslovacos que han sido engañados. [ Alborotos, gritos desde la derecha: 'Trotsky ... insinuación.' El presidente apela a la calma]

Alguien pronuncio aquí: "¡No jueguen con el hambre!" Eso fue bien dicho, y lo tiramos a la cabeza de la burguesía y sus lacayos: "¡No jueguen con el hambre!"

En este momento estamos pasando por los dos o tres meses más críticos de la revolución rusa. Aunque ya hemos tenido una guerra civil, la revolución rusa aún no conoce el terror, en el sentido francés de la palabra. El poder soviético ahora actuará de manera más resuelta y radical. Emite esta advertencia: no juegues con hambre, no pongas en nuestra contra a los checos, no incites a todos los lacayos de la burguesía, no organices sabotajes, y no envenenen las consciencias de las masas obreras con las mentiras y las calumnias que llenan las periodicos de su difamación, ¡porque todo este juego suyo puede terminar de una manera que será trágica en el más alto grado! [Mártov, desde su asiento: "No temíamos al régimen zarista y tampoco te tememos". Gritos: "El régimen zarista era terriblemente salvaje, pero no temíamos, así que no intentes asustarnos. ']

¡No juegues con hambre!

Le planteamos la cuestión del suministro de alimentos como una cuestión de lucha armada por la comida. Ni el propio poder soviético, ni ninguna de sus reformas, ni ninguna de las cuestiones de la transformación comunista es concebible si ahora, en los próximos meses de existencia de nuestro país, la clase trabajadora y los campesinos pobres no se hacen cargo de las reservas de alimentos que están disponibles en el país. La visión de que mediante medidas parciales -bonos, regateos y complementos a los precios- ahora podemos ganar al kulak, que está económicamente abarrotado de billetes y corrompido políticamente hasta los tuetanos de sus huesos por los partidos de la burguesía y sus lacayos, esa vista es una ilusión y una mentira. Es una utopía lamentable esperar que el grano pueda obtenerse de ese kulak por medio de medidas paliativas. Los que afirman que la situación alimentaria es desastrosa, tienen razón: pero de esta desastrosa situación sigue una condenación total, como poco práctica, patética e inútil, de todas las pequeñas medidas económicas y domesticas que proponen para luchar contra el kulak. Tomamos una visión diferente y más congruente del asunto. Afirmamos que: el país está hambriento, las ciudades comienzan a sufrir de hambre, el Ejército Rojo no puede resistir a los atacantes por escacez de alimentos, y en estas condiciones todos los elementos hambrientos en el país deben entender que hay grano para conservar, que es sostenido por los kulaks, los depredadores, los explotadores y la desgracia del hambre: estamos ofreciendo a estos kulaks un precio determinado por lo que las finanzas del estado soportarán, y que no nos están proporcionando grano a ese precio; y que, siendo esto así, expropiaremos el grano por la fuerza de las armas; compulsara la fuerza contra los kulaks alimentaremos a los trabajadores, a las mujeres y a los niños. No hay ahora ni habrá otro camino. [un escándalo] Para pasar de las palabras a los hechos, hemos emprendido la movilización planificada de los elementos avanzados de la clase trabajadora para la tarea de obtener suministros de grano. Se les confiará el trabajo responsable de llevar la dictadura proletaria al campo.

Esto ha sido decidido por el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia. [23] Confirmamos, en las próximas semanas, los mejores trabajadores de Moscú deben transformarse en cuadros armados y equipados de unidades de adquisición de granos, y estos, los mejores elementos de la clase obrera, deben traer consigo no solo rifles para compulsar por la fuerza a los kulaks, sino también palabras fraternales para los campesinos pobres.

¡Adelante!, proletarios de Moscú, en nombre de las masas que los han elegido, se lanzarán al campo, bajo la bandera del poder soviético, en una cruzada contra los kulaks. Dirás, cuando llegues allí, que eres, por un lado, la alianza fraternal más cercana con los campesinos hambrientos, con quienes compartirás el grano que expropias al kulak y, por otro lado, estas a favor de una guerra despiadada y destructiva contra los kulaks, que quieren matar de hambre a la Rusia soviética de los trabajadores y campesinos. Si los obreros de Moscú no cumplen esta tarea tan esencial, si ocasionan vacilacion por las voces traidoras de la prensa burguesa, el silbido de los reptiles lamebotas y lacayos del capital moribundo [Voces de la derecha: "No es verdad, no es cierto" ], deberían descorazonarse, entonces esto significa, camaradas, que la clase trabajadora no es capaz de hacer frente a la tarea que la historia le ha planteado, por el contrario, camaradas, el Partido Comunista no puede creer que esto sea así, y tampoco lo crean. Sabemos que, en las próximas semanas, nos levataremos en Moscú, a favor de la lucha contra el hambre, los mejores elementos entre los trabajadores, que saben lo que significa la hambruna en las ciudades, y cuya conciencia ha sido iluminada por los ideales del socialismo. Estos los arrojaremos al campo, en columnas bien organizadas, estableciendo la unidad fraternal con los pobres. Con su ayuda registraremos todas las reservas de alimentos que existen en el país, a fin de convertirlas en el monopolio de los trabajadores y campesinos, y no en el monopolio de los kulaks y los ricos. Es necesario elegir entre estos dos monopolios: esta elección debe hacerse no con palabras, sino con hechos, y la esencia de esta elección es la guerra civil. ¡Y nuestro partido esta a favor de la guerra civil! La guerra civil tiene que librarse por el grano. Desde los soviets, ¡vamos a la batalla! [Desde un asiento, irónicamente: '¡Viva la guerra civil!'] Por supuesto, ¡viva la guerra civil! Guerra civil por el bien de los niños, los ancianos, los trabajadores y el Ejército Rojo, en nombre de la lucha directa y despiadada contra la contrarrevolución. ¡Viva la campaña de los trabajadores en el campo por el grano y por la alianza con los campesinos pobres!

Propongo adoptar una resolución que exprese nuestra firme voluntad de luchar contra la hambruna. Una vez más les pido, camaradas, que no cedan al desánimo o al escepticismo, ni al astuto y traicionero consejo que escuchan desde la derecha. Después de todo, ya escuchamos este consejo la víspera de octubre. Se expresaron: "No tomen el poder, obreros, porque no durarán una quincena: no tendrán suficiente suministro de alimentos, serán tomados por los campesinos y la burguesía". Sin embargo, tomamos el poder en octubre, y hemos sobrevivido, a través del trabajo y la tribulación, no por la quincena que nos prometieron, sino por siete meses, para el disgusto de todos nuestros enemigos. Ahora nos esperan tres meses muy difíciles, por el contrario, tampoco nos atemorizan. Nos prometemos mutuamente no perder el corazón, no rendirnos, sino luchar contra todas las dificultades que enfrentamos.

¡Sobreviviremos estos tres meses al igual que ya hemos sobrevivido a siete, y, sobreviviéndolos, aseguraremos la República Soviética para siempre!

¡Adelante, compañeros, a la lucha, con esperanza y fe!

Resolución sobre la cuestión de la lucha contra el hambre.

Propuesto por el camarada Trotsky y adoptado en la sesión conjunta del 4 de junio de 1918

La guerra engendrada por los apetitos depredadores de la burguesía de todo el mundo ha arruinado y devastado a todos los países y ha llevado a todos los pueblos al borde de la destrucción.

El hambre prevalece en todos los países, tanto beligerantes como neutrales.

Las noticias llegan desde todos los rincones de Europa de protesta e indignación por parte de las masas hambrientas.

La guerra y la ruina causada por ella también han acarreado hambruna a nuestra propia Rusia agrícola, con sus ricas reservas de cereales.

La hambruna está llamando a las puertas de nuestras ciudades, fábricas y pueblos. El hambre es el mejor aliado de la contrarrevolución, que espera evocar estallidos de desesperación de las masas hambrientas, ahogar la revolución en sangre y restaurar el poder de los terratenientes y capitalistas, como sucedió en Ucrania.

La lucha contra el hambre es, por lo tanto, la tarea fundamental de todos los trabajadores y campesinos conscientes.

Esta sesión conjunta de los soviets, el CEC de toda Rusia y las organizaciones de trabajadores de Moscú hace un llamamiento a todos los trabajadores y campesinos revolucionarios para que tomen todas las potestades para luchar contra el hambre.

Hay grano en Rusia. Lo ocultan los kulaks y los especuladores, mientras que las ciudades, el Ejército Rojo y los pobres del campo se mueren de hambre.

Para que el país pueda vivir, para que la revolución no perezca, para que el poder soviético pueda ser preservado, fortalecido y desarrollado, debemos arrancar el grano de las garras de los kulaks y distribuirlo de manera planificada entre la población hambrienta.

La burguesía y sus seguidores exigen que se abandone el monopolio estatal de cereales y se ponga fin al sistema de precios fijos. Si tomáramos ese camino, significaría hacer que las reservas de granos que existen sean posesión monopólica de los ricos y condenando a los pobres de la ciudad y la aldea a la hambruna; epidemia y degeneración.

La sesión conjunta reconoce como la única política correcta para el poder soviético la política de dictadura sobre los suministros de alimentos, lo que significa una lucha despiadada contra los enemigos del pueblo, los kulaks, los especuladores y los saqueadores que se esfuerzan por matar de hambre a la revolución socialista.

La movilización de los trabajadores hambrientos, el reclutamiento y armado, su alianza fraternal con la población rural pobre, su campaña conjunta contra los kulaks y los especuladores, es la única manera de obtener reservas de cereales a precios al alcance del pueblo y permitir que el pueblo trabajador perdure hasta la nueva cosecha.

La sesión conjunta llama a los trabajadores a una lucha organizada, planificada, vigorosa y resuelta por el grano.

Estricta disciplina laboral, estricto orden laboral, en todas partes y especialmente en el transporte ferroviario y fluvial: registro estricto de todas las reservas disponibles, distribución estricta de estas reservas en todo el país: este es el camino que conduce a la salvación de la revolución socialista.

¡A la batalla contra el hambre, obreros de Moscú y de toda Rusia!

Al triunfar sobre la hambruna, triunfaremos sobre la contrarrevolución y aseguraremos la república comunista para siempre.

Notas al pie

22. El camarada Lenin presentó a esta reunión el informe fundamental sobre la cuestión de la lucha contra la hambruna. La crítica a la política de adquisiciones del gobierno soviético fue expresada por Cherevanin (menchevique), Karelin (SR de izquierda ) y Disler (SR de derecha). Después de haber hablado, el camarada Trotsky tomó la palabra en nombre de la fracción comunista.

23. El 31 de mayo de 1918, el Consejo de Comisarios del Pueblo publicó un discurso dirigido a los trabajadores, pidiéndoles que formaran destacamentos armados para que los kulaks renunciaran a sus reservas de granos. Los trabajadores más maduros y acérrimos sirvieron como cuadros para estos destacamentos. La organización fue confiada al Comisariado del Pueblo de Alimentos.


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