Leon Trotsky

EL FRENTE POLACO

Conversación con un representante de la prensa soviética
2 de mayo de 1920

Ante todo, sobre las causas de la guerra. Pueden ser consideradas desde dos ángulos: (a) las causas que empujaron a la Entente a provocar, o permitir, esta guerra y (b) las causas que llevaron al gobierno polaco a la guerra. Polonia es, por supuesto, sólo un medio en las manos de la Entente.

Pero esto no elimina la cuestión de por qué el gobierno polaco hubiera acordado jugar este rol tan miserable y peligroso de deshonroso provocador de una nueva guerra.

Por parte de la Entente, la guerra de los polacos es sólo un intento renovado, un episodio en la lucha imperialista contra la Rusia Soviética. Y si este intento aborta, entonces los dueños del mundo pisarán el cadáver político de Pilsudski, de la misma manera en que pisaron el cadáver físico de Kolchak, y procederán a encontrar nuevas medidas y nuevos instrumentos.

Por parte de la propia Polonia, la guerra tiene un carácter básicamente bonapartista, incluso si es simplemente bonapartismo de tercera categoría, caricaturesco, de baja potencia, literario, combinando romanticismo con bravuconería mezquina... en una palabra... Pilsudski.

Las contradicciones sociales en Polonia calan muy profundo. Las tradiciones de lucha revolucionaria son muy fuertes [ Ya a comienzos del siglo XX el alto nivel de desarrollo industrial de Polonia hizo posible el desarrollo en dicho país de poderosas organizaciones proletarias. Huelgas continuas de los obreros polacos, la actividad clandestina de los socialdemócratas polacos, el desarrollo de fuertes organizaciones del Bund (unión de artesanos judíos) todas crearon en Polonia fuertes tradiciones de lucha revolucionaria. Debe notarse, sin embargo, que la industria polaca sufrió severamente durante la guerra mundial, y el proletariado del país fue dispersado, en parte en Rusia y en parte en Alemania [Nota de edición Rusa]]. Toda la situación está siendo cubierta temporalmente (y por lo tanto no por mucho tiempo) por una ideología nacional que se alimenta por los sentimientos aún no agotados de la luna de miel de la república polaca independiente. El partido de Pilsudski, "el Jefe de Estado", está en parte en el gobierno, en parte clandestino: el partido burgués imperialista de los Nacional Demócratas está en parte en el gobierno, en parte operando por sobre él, en las antecámaras de la Entente. Pilsudski trata de apoyarse sobre los elementos medios -en la intelligentsia urbana, o en los círculos superiores del campesinado. Napoleón (pido disculpas por esta comparación) también se apoyó en el campesinado, pero sólo después que estos últimos hubieran obtenido las tierras de los señores feudales. Pilsudski, sin embargo, deja a los señores feu- dales enteramente en el poder. Están por encima de él. Napoleón hizo la guerra contra la Europa monárquica, la cual fue apoyada por los señores feudales franceses. Pilsudski, sin embargo, actuando bajo las órdenes de la bolsa y animado por los señores feudales polacos, le está haciendo la guerra a la Rusia revolucionaria. Cuando Napoleón entró en Polonia, proclamó la abolición de la servidumbre: Pilsudski, al entrar a Ucrania, devuelve la tierra a los terratenientes polacos. Así, mientras Napoleón, debido al ímpetu proporcionado por la revolución, aún continuaba una cierta inercia del movimiento progresivo, Pilsudski, bajo el ímpetu de los golpes administrados por sus jefes de las grandes potencias, está llevando a cabo en este momento el mandato más sucio y sangriento de la contrarrevolución mundial.

El rasgo del bonapartismo en la política gubernamental de Polonia está expresado en el hecho de que Pilsudski, habiendo sido colocado en su puesto por una oleada pequeño burguesa, y habiendo sido atrapado en la contradicción de clase entre los poseedores y los desposeídos, el proletariado y la burguesía, está tratando de equilibrar estas contradicciones formalmente con ficciones democráticas -dando la palabra decisiva en todos los asuntos, por supuesto a la burguesía, y por esa misma razón está obligado a buscar una salida a la insolvencia intrínseca de su propia política a través de una inflamación cada vez mayor de los sentimientos chovinistas, encendiendo los apetitos agresivos y la pasión de los sables, y finalmente, por medio de la guerra. Todo esto se lleva bien con las tradiciones de la aristocracia polaca, quienes, mientras más se aislaban a sí mismos de las masas oprimidas del pueblo trabajador, disfrazaban su vacío moral cada vez con más vanagloria, presunción y jactancia.

Nuestra diplomacia soviética ha mostrado un autocontrol excepcional al tratar con este gallito de la aristocracia polaca, cuya cresta está cubierta de oropeles, y que ha contestado a todos los planteos del sentido común con un cacareo guerrerista. Les pareció no sólo a los representantes de la vieja escuela de la diplomacia, sino también a algunos revolucionarios, que el Comisariado del Pueblo para Asuntos Exteriores estaba manifestando un temperamento excesivamente insufrible, cuando respondía a las burdas provocaciones con explicaciones sosegadas y persistentes de su punto de vista.

Mientras que la tarea principal que nuestra diplomacia se fijó -evitar la guerra con Polonia, incluso al precio de concesiones muy grandes- no se logró (no debido, por supuesto, a falta alguna por parte de nuestra diplomacia) sin embargo, la contradicción entre las dos políticas, la aristocrático-bonapartista y la obrero-campesina, se mostró con toda claridad al mundo.

Y este fue un gran servicio prestado por la diplomacia soviética. Después de todo lo que había ocurrido, luego de nuestro reconocimiento incondi cional a la libertad y la independencia de la República Polaca, luego de nuestras persistentes y repetidas ofertas de conversaciones de paz, luego de nuestras órdenes públicas a nuestros ejércitos en el frente occidental de no cruzar una cierta frontera que habíamos definido públicamente, los más mercenarios demagogos y charlatanes de la prensa amarilla internacional se verán incapaces de mostrar a las masas trabajadoras la irrupción de los guardias blancos polacos en Ucrania como un ataque de los "opresores" bolcheviques contra la pacífica Polonia.

Al mismo tiempo, sería un error muy serio subestimar la amenaza polaca a la República soviética. No puede caber ninguna duda que la guerra de la burguesía polaca contra los obreros y los campesinos ucranianos y rusos terminará con una revolución obrera en Polonia. Pero al mismo tiempo no hay razones para suponer que la guerra comenzará con dicha revolución.

Durante un siglo y medio el pueblo polaco estuvo sometido a una opresión inaudita por parte del zarismo. El odio hacia Rusia y hacia todo lo ruso, en tanto que fueron identificados por largo tiempo durante una larga época histórica con el Zar y todo lo relacionado a él entró profundamente en la conciencia de las amplias masas pequeño burguesas, encontrando espacio incluso dentro de un sector atrasado de la clase obrera. Este es el capital fijo histórico del cual ahora el Sr. Pilsudski busca sacar un sangriento interés. Debemos hacer que no sólo el proletariado avanzado pola- co, que ya conoce esto, sino también el campesino atrasado polaco, se dé cuenta de que la irrupción de las tropas polacas en Ucrania, sin precedentes en su insolencia y su bajeza, no cambia en absoluto nuestra actitud hacia la independencia de Polonia. Esta independencia no debe, sin embargo, transformarse en una amenaza a nuestra existencia y nuestro trabajo pacífico; debe ser complementada con relaciones amistosas sobre la base de la colaboración y el intercambio de los beneficios económicos. Con su embestida sobre nosotros el gobierno polaco ha proclamado que no permitirá que la Ucrania Soviética y la Rusia Soviética coexistan con la Polonia burguesa. Por lo tanto, las masas trabajadoras polacas deben entender que la coexistencia pacífica entre Polonia y Rusia puede asegurarse solamente por el derrocamiento de la egoísta y desquiciada burguesía polaca.

No nos olvidemos que la totalidad del aparato de prensa y otros medios para formar la opinión pública están en Polonia en manos de la camarilla chovinista gobernante. El gobierno de Varsovia incluso está tratando de pintar la invasión de Ucrania como la "liberación" del pueblo ucraniano del yugo moscovita. Las fáciles victorias iniciales del ejército polaco sirvieron por un tiempo para dar base a esta especie de leyenda oficial. La presión de la Entente, de su poderío militar y económico, sobre la conciencia de las masas polacas es aún muy grande. Es aún fuerte el miedo a perder su existencia independiente, arrancada al imperialismo francés. Y estos sentimientos persistirán hasta que el pueblo polaco, engañado por sus clases dominantes, se encuentre cara a cara con otra potencia militar que lo forzará a ajustar cuentas con ellas: el poder de la Ucrania Soviética y la Rusia Soviética.

Debemos inflingir una derrota militar completa sobre las fuerzas armadas de la Polonia de los guardias blancos, de manera de volver política y psicológicamente inevitable la derrota revolucionaria de la burguesía polaca.

Esta segunda tarea debe ser llevada a cabo enteramente por el proletariado polaco. Nuestro deber es simplemente facilitar esta tarea, acortando, lo más que se pueda, el camino a Waterloo [ Waterloo, se refiere a la famosa batalla de Waterloo donde fueron derrotadas las fuerzas francesas, dirigidas por Napoleón [NdeC].] que está siguiendo el Napoleón de la aristocracia polaca.

Sería, reitero, extremadamente superficial suponer que la victoria en el frente occidental simplemente caerá sobre nuestro regazo. El frente occidental permaneció en segundo plano por largo tiempo. Incluso luego de que su importancia había comenzado a aumentar, seguíamos enviando a nuestras mejores fuerzas y recursos a otros frentes. Es cierto que el camarada Gittis, durante su período como comandante del frente occidental, hizo un inmenso trabajo organizativo, pero el frente estaba comprometido, tanto operativa como moralmente, por la prolongada situación en la que buscábamos diálogos de paz y nos obligábamos a no cruzar una cierta línea.

Por lo tanto es bastante fácil considerar la ventaja que el comando polaco disfrutó cuando concentraba fuerzas sustanciales bajo la cobertura de conversaciones sobre... conversaciones de paz, y las lanzaba contra la línea de menor resistencia, la ribera derecha de Ucrania.

Sería una penosa muestra de falta de espíritu si nos fuéramos a amedrentar ante los primeros éxitos de Pilsudski. Eran inevitables. Fueron previstos.

Fueron el resultado de nuestros desarrollos previos en las relaciones con Polonia. Mientras el ala derecha de las tropas polacas penetre más profundo en Ucrania, volviendo en su contra a insurgentes ucranianos de todo tipo, más fatal será para las fuerzas armadas polacas el golpe concentrado que los combatientes rojos les aplicarán. Ahora nuestra tarea consiste en una preparación completa para este golpe [ De acuerdo al plan operativo del frente occidental, el golpe principal debía ser dirigido desdeel área de Polotsk-Lepel por la línea de menor resistencia. La dirección elegida para el golpe principal fue hacia Molodechno y Lida. El 12 de mayo, el Comandante en Jefe del frente occidental, el camarada Tujachevsky, luego de completar la concentración de siete divisiones en un grupo de choque, dio la orden para los ejércitos de este frente de pasar a la ofensiva, la cual comenzó el 14 de mayo. El XV Ejército se arrojó sobre las débiles unidades de las divisiones lituana y bielorrusa de los polacos, las vencieron y avanzaron rápidamente hacia Molodechno. Mandando unidades desde el frente sudoccidental los polacos tuvieron éxito en concentrar un cuerpo de reservas lo suficientemente fuerte, y frenaron nuestra ofensiva por un contragolpe en la dirección de Postavy. No logramos un éxito completo en nuestra ofensiva de mayo, pero esta operación preparatoria, ayudó a levantar la moral del Ejército Rojo. Luego de esta operación, el frente occidental pasó gradualmente a operaciones pasivas. (Ver Mapa N° 5, Guerra ruso-polaca 1920, operaciones del Ejército Rojo desde el 25 de abril hasta el 15 de junio de 1920: la ofensiva del ejército polaco en Ucrania, 25 de abril al 15 de junio y la contraofensiva del Ejército Rojo para liberar Ucrania al 15 de junio de 1920) [NdeER]. [El plan soviético había sido bosquejado ya el 10 de marzo de 1920, en una reunión en Smolensk entre Gittis, quien entonces comandaba el frente occidental, y el Comandante en Jefe S. Kamenev. En ese tiempo había sólo ocho divisiones de infantería y cuatro brigadas de caballería en el frente occidental. Se decidió concentrar allí 22 divisiones de infantería y el Primer Ejército Montado, hacia abril, cuando se iba a lanzar una ofensiva hacia Lida. Sin embargo, el movimiento de tropas tomó más tiempo que lo que se había esperado. En particular, la caballería de Budyonny recién pudo comenzar su movimiento desde Caucasia septentrional el 3 de abril. Postavy está aproximadamente a mitad de camino entre Dvinsk (Daugavpils) y Molodechno, justo dentro de la frontera actual entre Lituania y Bielorrusia (NdeE)].]. Al tratar este asunto, el Departamento de Guerra es sólo un mecanismo de transmisión. Sólo puede agrupar correctamente en el frente occidental aquello que recibe del país. La lucha con Polonia debe dejar de ser una tarea parcial de nuestro frente occidental, como lo ha sido hasta ahora, debe transformarse en la tarea más importante, fundamental y principal para toda la Rusia obrera y campesina.