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Leon Trotsky

El conflicto catalán y las tareas del proletariado


 


Escrito: Por León Trotsky, mayo/junio de 1934.
Traducción: Sergi Rosés, por cortesía de quien aparece aquí.
Esta edición: Marxists Internet Archive, enero 2021.


 


EL CONFLICTO CATALÁN Y LAS TAREAS DEL PROLETARIADO[1]

 

(Carta del cda P., colaborador del S.I.)

 

1. La apreciación del conflicto catalán y de las posibilidades que se derivan debe partir del hecho de que Catalunya representa hoy indudablemente la más fuerte posición de las fuerzas defensivas dirigidas contra la reacción española y contra los peligros del fascismo. Si esta posición cae, la reacción habrá conseguido una victoria decisiva y por mucho tiempo. Con una política justa de la vanguardia proletaria es posible hacer de esta posición defensiva la más fuerte, la posición de inicio de una nueva ofensiva de la revolución española. Ésta ha de ser nuestra perspectiva.

2. Este desarrollo sólo es posible si el proletariado catalán logra apoderarse de la dirección de la lucha defensiva contra el gobierno central reaccionario de Madrid. Pero esto sólo es posible si el proletariado catalán no promete sólo apoyar esta lucha, en caso de que sea iniciada -sea por la intransigencia del gobierno de Madrid, sea por la agresividad de la pequeña burguesía catalana (esta política de seguidismo es preconizada por nuestros camaradas dentro de la Alianza Obrera de Catalunya y realizada contra Maurín)-, sino si se pone desde el principio a la cabeza de la resistencia, si dibuja perspectivas, lanza consignas más atrevidas y desde el comienzo lleva la lucha no sólo en palabras, sino en actos.

3. Una resistencia victoriosa sólo es concebible si no solamente moviliza todas las fuerzas de masa de Catalunya (todas las condiciones son actualmente dadas), sino si empuja también hacia la ofensiva. Por esto es de una importancia decisiva que la vanguardia proletaria sepa explicar desde ahora a las masas obreras y campesinas del resto de España que por la victoria o la derrota de la resistencia catalana se decidirá también su victoria o su derrota. La movilización de estos aliados de toda España se ha de hacer desde ahora y no en el momento en que la ofensiva reaccionaria contra Catalunya se convierta en un hecho (que es la posición de nuestros camaradas y de la mayoría de la A.O.).

4. Catalunya puede ser durante mucho tiempo la base decisiva de la revolución española. La conquista de la dirección en Catalunya debe ser el centro de nuestra política en España. La política de nuestros camaradas lo hace completamente imposible. Esta política se ha de cambiar rápidamente si no queremos que una situación decisiva se acabe, por culpa nuestra en una nueva derrota de la revolución española que sería decisiva durante mucho tiempo. No debemos escondernos que la política de nuestros camaradas en esta cuestión hasta ahora ha fuertemente dañado el prestigio no sólo de nuestra propia organización y de la Alianza Obrera, sino el del proletariado mismo, lo cual no podrá ser reparado más que por un giro radical y convincente por los hechos. La posición de nuestros camaradas y de los de la A.O. no puede ser entendida por las masas trabajadoras no-proletarias más que como sigue: el proletariado se compromete mediante estas organizaciones a participar si las otras comienzan; pero incluso para esto pide su precio (las condiciones puestas por la A.O. a la Esquerra pequeñoburguesa, ignoran completamente el interés particular de los campesinos y de los pequeñoburgueses urbanos); e intentará -tan pronto como la posibilidad se preste- a dar a la lucha una dirección en el sentido de sus propios objetivos de clase, la dictadura del proletariado. En lugar de aparecer como el dirigente de todas las capas oprimidas de la nación, como el líder de la liberación nacional, el proletariado aparece aquí puramente como un compañero de las otras clases, incluso como un compañero muy egoísta, a quien hace falta dar o más bien prometer su parte porque se le necesita y durante el tiempo en que se le necesite. La pequeña burguesía catalana y la gran burguesía y la reacción basándose en la carencia de esta pequeña burguesía no podrían pedir nada mejor que un proletariado en esta posición.

5. El giro de nuestros camaradas, ha de consistir en primer lugar en esto: deben propagar (por nuestra propia organización y por la A.O.) la proclamación de la República Catalana Independiente y deben pedir para asegurarla el armamento inmediato de todo el pueblo. No deben, para este armamento, esperar al gobierno, sino comenzar inmediatamente a formar milicias obreras, las cuales deben entonces no solamente exigir un mejor armamento al gobierno, sino que deben procurárselo ellas mismas por el desarme de los reaccionarios y de los fascistas. El proletariado debe probar por los hechos a las masas catalanas que tiene un interés sagrado en la defensa de la independencia catalana. En esto consistirá el paso decisivo hacia la conquista de la dirección de la lucha de todas las capas prestas a la defensa de la ciudad y del campo. El armamento del pueblo debe convertirse en el centro de nuestra agitación en las próximas semanas bajo las consignas de: continuación del pago de todos los salarios; el gobierno y los empresarios deben compartir el coste del armamento y del suministro; las fuerzas de combate existentes (policía, etc.) serán encuadradas como instructoras en la formación de las milicias; los oficiales serán escogidos por los miembros de la Milicia; la base de las milicias es la fábrica, o bien el distrito de residencia; los obreros de las grandes empresas, de los ferrocarriles, etc. y de todas las empresas públicas formarán parte automáticamente de la milicia; además todos los ciudadanos están invitados a enrolarse; cada formación escoge a su comité, que, por su parte, envía a su representante (sin duda por instancias intermediarias) al Comité central de todas las formaciones de milicia de Catalunya. Este comité central (es decir, el Soviet central) cumple la tarea de un estado-mayor político, pero en primer lugar la de control, más tarde, de la dirección central del suministro de armes y víveres, etc. Al realizar esta tarea, estará obligado a convertirse, de un órgano al lado del gobierno propiamente dicho, en este gobierno mismo. Ésta es la forma y el camino concretos de los soviets en la situación dada en Catalunya.

6. Dada la extrema división del proletariado catalán, que no permite que su hegemonía salga a la luz en Catalunya, el proletariado en la situación actual no puede proclamar él solo la independencia catalana. Pero puede y debe apelar a la proclamación con toda su fuerza y exigirla de la Esquerra pequeñoburguesa actualmente gobernante. Debe responder a su retraso por la reivindicación de nuevas elecciones inmediatas: "Necesitamos un gobierno que represente y dirija la voluntad real de lucha de las masas populares". Los comités de las formaciones de milicia han de convertirse en el medio principal de la realización y de la preparación de estas elecciones. Dicho de otra manera: en la medida en que los dos lados de la cosa –proclamación de la independencia y armamento del pueblo– pueden ser separados el uno del otro, es el último por el cual hace falta comenzar el trabajo práctico y por medio del cual hace falta imponer el primero.

7. No solamente el proletariado debe plantear reivindicaciones democráticas generales (la libertad de la prensa, etc.; un Estado que no sea costoso; la nivelación de los salarios de los funcionarios; una economía democrática -más impuestos indirectos, la tributación elevada directa de los poseedores para la financiación de la resistencia; etc.); no solamente debe hacer suyas -a parte de sus propias reivindicaciones de clase- todas las reivindicaciones especiales de los campesinos y de los pequeño-burgueses urbanos e incluso superar las reivindicaciones planteadas hasta entonces (falta aquí el conocimiento de los detalles, sobre todo de la cuestión agraria) sino que ante todo el proletariado debe desde ahora y por su propia iniciativa lanzar las reivindicaciones como consignas entre les masas y llamarlas a que luchen por ellas, -pero no plantear estas reivindicaciones a la Esquerra gobernante como "condiciones", bajo las cuales se estaría preparado para participar en la lucha.

8. Más arriba hablamos siempre vagamente de "el proletariado debe...". La razón es que desgraciadamente no podemos hablar del "Partido del proletariado". Nuestra organización que -con una política justa- podría asumir el papel del partido, parece haberse más o menos disuelto en la masa blanda de unidad de la "Alianza". En qué medida aquí sería posible un giro rápido que se corresponda con el empuje del momento actual, no es ciertamente posible fijarlo fuera del lugar mismo. Como en la situación actual la suerte de la Revolución española y de nuestra organización en España puede ser decidida por un largo período (naturalmente hay también la posibilidad de resolver el conflicto -pero incluso en este caso la influencia de nuestra organización, si continua la política actual, debería sufrir entre les masas dispuestas a luchar un daño extraordinario capaz de sacarla completamente fuera de la arena política). El envío de un delegado del S.I. es necesario. Su viaje debería prepararse por una carta del S.I. a escribir inmediatamente y que expusiera nuestra posición en la cuestión.

 

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[1] Las mayúsculas y los énfasis son del original. He querido intencionadamente hacer la traducción lo más literal posible, para mostrar lo más cuidadosamente el estilo de un texto creado por alguien que claramente domina el francés, pero que no lo tiene como lengua nativa. [Nota del traductor]