LEON TROTSKY

 

 

EL "GRUPO DE NIN" LLEVA UNA LUCHA SIN PRINCIPIOS[1]

(A todos los miembros de la Oposición de izquierda española)

24 de abril de 1933.

 

 

 

 

Queridos camaradas:

Acabo de recibir hace unos días la copia de la respuesta escrita del comité central de la comisión de organización relativa a la convocatoria del congreso antifascista nacional[2]. Esta carta, fechada el 5 de abril de 1933, constituye un documento que debe hacer reflexionar a todo miembro de la Oposición española, si es que realmente camina hacia el comunismo.

¿Qué significado tiene el Congreso antifascista nacional e internacional? La Oposición de izquierda (bolcheviques-leninistas) ha explicado esta cuestión a fondo en los documentos y artículos relativos al congreso de Amsterdam[3], contra la guerra, así como en numerosas declaraciones de otras partes. La burocracia estalinista ha conseguido aislar a la vanguardia comunista del proletariado por medio de su política de mentiras, que hace absolutamente imposible la formación de un frente único obrero contra el fascismo y la guerra. Para disimular su incapacidad, la Internacional comunista organiza de vez en cuando hipócritas mascaradas de tal frente único. Los grupos obreros, divididos se reúnen bajo la protección de personajes sin influencia, pacifistas, demócratas de izquierda, etc. A este tipo de conferencias o congresos -que en realidad no son más que teatro- se los presenta como el "frente único de las masas".

Nosotros tomamos parte en el congreso de Amsterdam para desenmascarar la comedia y llamar la atención de los trabajadores comunistas sobre la vía justa. Inútil es decir que nuestra postura ante el próximo congreso antifascista no es la misma.

El comité central de Barcelona [4] también ha tomado en esta cuestión una postura contraria a la de los bolcheviques-leninistas. La carta del 5 de abril declara solemnemente a la comisión de organización que la Oposición de Izquierda se une al "frente Único" como si realmente se tratase de esto, en vez de una burla del frente único. La carta del comité central de Barcelona, al repetir frases hechas del tipo de "realizaremos el frente único a pesar de nuestras divergencias" ayuda a los estalinistas a enmascarar la realidad.

Sin embargo, esta idea elemental, que es acertada cuando se refiere a las organizaciones de masas del proletariado pierde todo su significado cuando se refiere a personalidades burguesas, pacifistas, demócratas del mundo literario, etc.

La carta del comité central de Barcelona dice: "el pacifista puede ser tanto o más enemigo de la guerra que el comunista revolucionario. Es perfectamente lógico que esta gente se encuentra en un frente único contra sus enemigos". Es difícil de creer que esta frase ha sido escrita por alguien que se considera marxista, que tenga alguna idea de la política leninista, de los cuatro primeros congresos de la Internacional comunista, por no hablar de los diez años de trabajo de la Oposición de izquierda internacional y sobre todo de su declaración respecto al congreso de Amsterdam. [5] ¿Cómo puede ser peor enemigo de la guerra un pacifista que un comunista revolucionario? La teoría marxista y la experiencia nos demuestran que el pacifismo es un arma del imperialismo, que los pacifistas claman contra la guerra en los tiempos de paz, inclinándose sin decir una palabra, presionados por su aislamiento y su impotencia ante el militarismo, convirtiéndose frecuentemente en sus lacayos. Lo mismo ocurre en el terreno de la lucha contra el fascismo

El significado de la política de frente único consiste en que acerca a los trabajadores socialdemócratas y sindicalistas a los trabajadores comunistas (y al comunismo) en el proceso de la lucha común contra el enemigo de clase. En lo que concierne a tal o cual personaje burgués, la cuestión es muy secundaria, los mejores, apoyarán a los trabajadores cuando se lleve una correcta política de frente único, cuando esta política vaya unificando a las masas. Ignorar la política de masas, yendo a la zaga de individuos célebres constituye la peor clase de aventurerismo y de charlatanería política.

En vez de denunciar la propia idea de la colaboración entre los burócratas estalinistas y estas personalidades burguesas, el comité central de Barcelona expresa su convicción de que la comisión de organización tiene la misma concepción que él sobre las tareas del congreso y que debido a esto acepta "con alegría" una "colaboración leal".[6]. ¿Qué es esto? ¿Astucia diplomática? Si se trata de esto no puede más que confundir a nuestros amigos y a todos los que están de acuerdo con nosotros. ¿Por que se lanzan los marxistas a semejantes maniobras diplomáticas en cuestiones de este tipo, en las que se precisa la mayor claridad? No, la conclusión a la que se llega es que el comité central de Barcelona ha tomado una postura contraria al marxismo en la cuestión más seria de la política proletaria.

La lucha de los dirigentes de la Oposición española contra las posiciones y los principios de la Oposición de izquierda internacional no datan de hoy. Sin intentar exagerarse podría decir que los dirigentes españoles no han tomado una posición correcta sobre ninguna de las cuestiones importantes, españolas o internacionales, durante los tres años últimos.

Se pueden admitir errores, son inevitables en una organización joven. Sin embargo, lo que hace falta es que la organización y sobre todo sus dirigentes, saquen las lecciones de sus errores: así es como se avanza. Pero la desgracia es que los camaradas que actualmente constituyen el comité central de la Oposición española, no permiten a la Oposición discutir las cuestiones en litigio, substituyendo conscientemente las divergencias de principio por ataques personales y bajas y vanas acusaciones.

Evidentemente, la lucha entre el grupo del camarada Nin y el de Lacroix tiene su importancia, pero es cien veces más importante la lucha que llevan el camarada Nin, Fersen y otros contra la izquierda Internacional en su conjunto, adoptando continuamente posiciones contrarias a los principios fundamentales del marxismo. En cualquier lucha de fracción hay conflictos y acusaciones personales reciprocas: es inevitable. Pero al revolucionario cuya posición está determinada por episodios puramente personales, acusaciones, simpatías y antipatias, no es serio. Ese es el método característico de los radicales pequeño-burgueses, incapaces de alzarse al nivel de los principios marxistas. Hasta el presente, las intrigas pequeño-burguesas han envenenado la cumbre de la Oposición española, le han impedido seguir el camino correcto, paralizando el desarrollo de toda la organización a pesar de que las condiciones objetivas son extraordinariamente favorables. Si los militantes de base de la Oposición de izquierda española, los verdaderos bolcheviques-leninistas, quieren salir de este atasco, necesitan, ante todo, barrer la suciedad de las querellas personales examinando el fondo de las divergencias políticas. Es necesario estudiar a fondo la historia de estas divergencias. Sobre todo hay que colocar en el centro de la discusión el documento sin principios del comité central del 5 de abril de 1933. Es preciso que todos los oposicionistas españoles comprendan, que la causa de todas las divergencias entre Barcelona por una parte y París, Bruselas, Berlín, Viena, Nueva York, etc., por otra, tiene sus raíces en el hecho de que el comité central de Barcelona mantiene una postura antimarxista, obstinándose en permanecer en ella.

Por medio de esta carta me dirijo a todos los miembros de la sección española, ya que mis esfuerzos durante tres años por llegar a una comprensión recíproca con los camaradas dirigentes, no ha conducido hasta ahora a nada. [7]

Con saludos comunistas, G. Gourov

 


[1] T. 3540. El procedimiento inhabitual de dirigirse a los militantes sin pasar por los responsables de las secciones, según Trotsky se justificaba por la crisis de la oposición española.

[2] A continuación del congreso de Amsterdam, el "congreso internacional contra la guerra y el fascismo" había sido convocado sucesivamente en Praga y después en Conpenhague. Habla sido precedido de congresos nacionales. No hemos podido encontrar la carta del comité central que critica aquí Trotsky.

[3] La Vérité habla lanzado una campaña contra el congreso de Amsterdam, que pretendía llevar a cabo un "frente único" contra la guerra y el fascismo, con las corrientes pacifistas, encarnadas por Barbusse y Romain Rolland, pero que al mismo tiempo escondía el rechazo de un verdadero frente único con los socialistas. La oposición internacional de izquierda, a pesar de combatir los objetivos fijados por el congreso, había mandado una representación, luchando en vano porque se discutiera lo que ellos consideraban que eran los verdaderos problemas. Durante algunos minutos Raymond Molinier fue su portavoz.

[4] Esta expresión se refiere a la nueva dirección designada después de la salida de Lacroix, que indica una cierta reticencia a reconocer a este comité central como la dirección de la oposición española. Según Comunismo, nº 18, noviembre de 1932, p. 29, el nuevo comité ejecutivo de la izquierda comunista española comprendía a Andrés Nin, secretario general, José Metge, Molins y Fábrega, Fersen y el secretario administrativo Goni.

[5] La Vérité, 5 de septiembre de 1932.

[6] En realidad los militantes de la Oposición intentaron expresarse en el congreso de Pleyel denunciándolo. Se enfrentaron a una mayoría decidida a no dejarles hablar y que no dudaba del recurso a la violencia. Alfonso Leonetti (Feroci, Guido Saracena), que penetró en el salón con un carnet de prensa perfectamente en regla, fue expulsado de su sitio y brutalmente apaleado por el servicio de orden. Comunismo reproducirá las mismas conclusiones del congreso que La Vérité

[7] No tenemos ningún documento que nos permita seguir la discusión entre Trotsky y los seguidores de Nin. Sin embargo es indudable que esta carta indica que se estaba cerca del momento de la ruptura.