XIX. - LA IV INTERNACIONAL EN LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

Las criticas que formulamos en este trabajo contra la política menchevique del Frente Popular en base a la trágica experiencia de los treinta y un meses de guerra civil en España han sido hechas antes de los acontecimientos y planteadas con una claridad que no deja lugar a ningún equivoco por parte de la IV Internacional.
Nuestra organización internacional tiene derecho a afirmar que sale de esta trágica prueba reforzada ideológicamente. Nuestras concepciones políticas han sido confirmadas por la realidad misma, es decir, la no aplicación de los métodos revolucionarios bolcheviques defendidos actualmente de una manera consecuente por la IV Internacional ha tenido por consecuencia una nueva catástrofe: el Frente Popular y el stalinismo no solamente han aplastado una revolución proletaria, sino que también le han allanado el camino al fascismo y han abierto las puertas a Franco. A pesar de todas las criticas que pudieran hacérsele, hay que recordar que el Secretario Internacional de la IV Internacional ha condenado con una claridad que estaba mas que justificada por la gravedad de los acontecimientos, no sólo después del golpe, sino con anticipación, no sólo los crímenes de los stalinistas y de los reformistas, sino también los graves errores del POUM, que iba a remolque del Frente Popular. El representante de nuestra organización internacional en Barcelona previó y explicó en el mes de agosto de 1936, no entre bastidores sino en alta voz, las trágicas consecuencias que para el POUM y para la revolución española iban a tener la liquidación de la dualidad de poder y la disolución del Comite Central de Milicias Antifascistas. Los dirigentes del POUM no nos escucharon. A la vía "sectaria" de la IV Internacional prefirieron la vía "realista" de la colaboración en la Generalitat. El camarada Trotsky, inspirándose en la experiencia de la revolución rusa, se expresó en el mismo sentido que el secretariado Internacional: aún combatiendo con otras fuerzas antifascistas contra Franco, el POUM no debía asumir la menor responsabilidad por la política criminal de los jefes pequeñoburgueses del Frente Popular.

La IV Internacional puede así decir con razón: hemos previsto todo esto: ¡trágicas e inevitables consecuencias de la política del Frente Popular! Sin embargo, no somos filósofos. La satisfacción de prever y comprender mejor que los demás no puede satisfacernos. No solamente queremos explicar el mundo, sino cambiarlo. "¡Lo hemos previsto todo! Pero también, ¡No hemos sabido impedir nada! ¿Hemos cumplido con nuestro deber?
Aparte de las criticas teóricas e ideológicas, ¿dónde estaba la IV Internacional durante la revolución española?
No nos contentemos con criticar a las demás corrientes. ¡Hagamos el verdadero balance de nuestra propia actividad! ¿Dónde estaban, no los trotskistas "vergonzantes", sino los verdaderos trotskistas?
Cuando el 19 de julio se produjeron en España los acontecimientos, no existía en España una sección bolchevique-leninista. Los antiguos dirigentes de la Izquierda Comunista, Nin y Andrade, que gozaban, gracias a su pasado revolucionario, de un cierto prestigio en el movimiento obrero, habían roto con la IV Internacional, no sólo organizativamente sino también ideológicamente. No se trata en este caso únicamente de su entrada en el POUM. Se trata ahora de su ruptura con unos méodos y con una política, la de la IV Internacional, de la que se convirtieron en adversarios convencidos. Muy a pesar nuestro, Nin y Andrade prefirieron la orientación centrista a la orientación marxista de la IV Internacional, y cayeron en el surco del Buró de Londres. Solamente los hombres que no ven más allá de sus narices (y de esos se encuentran en ciertos grupúsculos "trotskistas-antitroskistas") pueden explicar la ruptura de Nin y Andrade con la IV Internacional por ciertos excesos de lenguaje de Trotsky, por la falta de flexibilidad del Secretariado Internacional, su mediocridad en el terreno de la diplomacia, etc.
A pesar de la importancia que tienen para los españoles las cuestiones del amor propio herido, podemos recordar que Nin y Andrade no eran unos niños y que el explicar su evolución por la falta de flexibilidad de parte del Secretariado Internacional o por conflictos secundarios sobre cuestiones de organización, seria menospreciarlos demasiado. El
gentes de la Izquierda Comunista y el Secretariado internacional de la IV Internacional ocultaba en realidad serias divergencias políticas que se hicieron patentes durante la revolución española.
Una vez señalado este abandono de Nin y Andrade, no queda por reseñar el hecho de que después del 19 de julio no quedaban más que bolcheviques-leninistas españoles aislados partidarios del Secretariado Internacional. Después del 19 de julio vinieron a España como un centenar de extranjeros miembros de nuestra organización internacional de varios países del mundo: franceses, belgas, suizos, holandeses, italianos, alemanes, polacos, daneses, checos y también norteamericanos, e incluso miembros de nuestra organización de áfrica del Sur. La mayoría de ellos eran voluntarios, en las milicias del POUM o en las de la CNT-FAI: "Habían reemplazado el arma de la crítica por la crítica con las armas" y algunos de ellos han dejado sus huesos en el frente de Aragón y también en el de Madrid. Si el rayo, símbolo de la IV Internacional[1], había sido dibujado en las trincheras cercanas al manicomio de Huesca, en el parapeto de la muerte, los bolcheviques-leninistas estaban también en el asalto durante los ataques de Belchite, Codo, Quinto. En una palabra, bajo Largo Caballero y también bajo Negrín, los bolcheviques-leninistas se batieron con las armas en la mano contra Franco, y pueden, con la cabeza alta, ser confrontados en este aspecto con las demás tendencias del movimiento obrero.
Después del abandono de Nin y Andrade, el grupo bolchevique-leninista español sólo se reconstruyó en noviembre de 1936, pero al comienzo estuvo formado en su mayor parte por extranjeros. Solicitó su adhesión al POUM, reservándose solamente el derecho de defender sus posiciones políticas, y comprometiendose a respetar la disciplina del partido. La dirección del POUM les cerró las puertas: como condición para su entrada les pedía cosas imposibles, como declaraciones en las que se debía condenar a la "pretendida IV Internacional". A pesar de los obstáculos de la dirección, nuestro grupo español se creó simpatías en el seno del POUM.

En cada etapa de la revolución nuestro grupo tomó una posición correcta e indicó, en la medida de sus débiles medios, el camino a seguir. Criticamos desde dentro y desde fuera los errores oportunistas del POUM y su orientación hacia una nueva experiencia ministerial, y su política a remolque del Frente Popular.
Desarrollamos nuestras concepciones de revolución permanente en el seno de la CNT, organización de masas del proletariado revolucionario catalán. Lo mismo puede decirse de las Juventudes Libertarias. Hemos hecho todo lo posible por impulsar a la base de las organizaciones anarquistas contra la colaboración de clases, contra el anarcoministerialismo, en el sentido antiburgués y marxista. Sin tratar de atribuirnos todos los méritos, estamos en lo cierto diciendo que la formación de algunos grupos de izquierda en el seno de la CNT, como los "Amigos de Durruti", no fue insensible a nuestro trabajo de penetración ideológica.
Durante el año 1937, ganamos elementos dentro del POUM y también de la CNT. Pero los acontecimientos iban rápidos, y apenas empezábamos a existir.
Las gloriosas jornadas de mayo en Barcelona nos encontraron débiles organizativamente, pero ideológicamente fuertes y fogueados. Eramos los únicos, junto con los "Amigos de Durruti", que formulábamos el plan de acción; el plan de resistencia al complot stalinista-burgués, es decir, el plan y las consignas de la insurrección proletaria. Durante esos días no solamente formulamos las consignas generales, sino también, en nuestras hojas y octavillas, los medios prácticos para realizarlas: la formación de comites de barrio sobre la base del Frente Obrero Revolucionario POUM-CNT-FAI. Pero a diferencia de la dirección del POUM, denunciamos constantemente las traiciones de la dirección reformista de la CNT-FAI. Los hechos de mayo nos encontraron también a cada uno en nuestro puesto, es decir, en las barricadas, con los obreros revolucionarios de Barcelona contra los perros del capital, los stalinistas: unos en las barricadas del POUM, en las Ramblas, otros en las barricadas de la CNT, en la casa CNT-FAI. Si Fauconnet y otros dejaron sus huesos en el frente, Cid, militante del POUM, pero miembro de nuestra fracción bolchevique-leninista de ese partido; dio su vida defendiendo en las Ramblas las conquistas del 19 de julio.
Hemos criticado, hemos explicado, hemos propagado nuestras ideas, en todos los sitios en los que la suerte, el azar nos situó, en el frente, en las fabricas, en los sindicatos; hemos criticado luchando junto al conjunto del proletariado contra el fascismo, lo que nos daba el derecho a la critica. Pero nuestros enemigos eran demasiado poderosos y disponían de recursos formidables. Hemos tenido contra nosotros a Franco, es decir, al fascismo apoyado por el capitalismo internacional, a los demócratas republicanos como Companys, Miaja, Casado, que servían indirectamente al fascismo, a los socialistas de la Segunda Internacional, quienes, ya fuesen de la tendencia de Prieto o de la de Largo Caballero, no han aprendido nada ni olvidado nada y seguían a los demócratas burgueses.
Teníamos en contra nuestra a los stalinistas, que cubriendo la política menchevique de traición que se llama Frente Popular, se reivindicaban y gozaban de la autoridad de la revolución rusa, y se servían de esta autoridad para estrangular la revolución española. La historia tiene esta ironías trágicas e imprevistas. Fue el embajador de la URSS; el primer Estado obrero en la historia, el que impidió la creación de otro Estado obrero y estranguló la revolución Antonov-Ovseienko[2], que dirigió la toma del Palacio de invierno en 1917, ayudó, veinte años después, en 1937, en Barcelona, a la burguesía, a los Kerenski catalanes y españoles, a expulsar a los obreros de la Central Telefónica. La burocracia stalinista gozaba no solamente del apoyo moral, sino también del apoyo material que le procuraba el hecho de apoyarse en la potencia del Estado obrero, que explotaba para sus fines particulares la casta parásita conservadora.

Pero situados a la izquierda de los stalinistas, "los grandes artífices de la derrota del proletariado español", tuvimos en contra nuestra y en contra de la revolución proletaria a los anarquistas que, a pesar de su combatividad, no hacían más que estupideces, si no cosas peores, en todos los terrenos. La dirección de la CNT-FAI, al tiempo que predicaba el "comunismo libertario" en un futuro indeterminado, como la Segunda Internacional en el periodo su decadencia la ejecución de su programa máximo, trabajaba, sin dejar la observancia del rito bakuninista, para la burguesía y la reconstrucción de su aparato estatal.
Tuvimos también en contra nuestra al POUM y sobre todo a su dirección, que temía al trotskismo como el diablo al agua bendita y deseaba mediante su lucha contra nosotros justificarse y demostrar que no era trotskista.
Tuvimos en contra nuestra, en suma, a una formidable coalición de fuerzas, y sólo eramos un pequeño grupo de propagandistas.
Pero aquí escucho una objeción:
"¿Y los bolcheviques de 1917? Ellos eran también una pequeña minoría y supieron ganar a las masas en un corto período de tiempo. Y vosotros, los bolcheviques-leninistas, os reclamáis de los bolcheviques. Sois capaces de criticar a todos. Es cierto. Pero no sois capaces de convencer a nadie. ¡No sois mas que literatos!"
Los bolcheviques no nacieron en 1917. Tenían tras ellos un pasado de quince años de lucha fraccional. Poseían una organización con su tradición, con sus cuadros, una organización que era una fuerza material. Cuando Lenin volvió a Rusia, no era un extraño, sino el jefe de un partido reconocido, o por lo menos de una tendencia. Desgraciadamente no existe ninguna base para comparar la situación de los bolcheviques en 1917 con la de los partidarios de la IV Internacional en España en 1936-1939. Pero tenemos derecho a decir a la dirección del POUM: "Vosotros erais un partido con cuadros, un partido minoritario, pero un partido de masas, habrías podido, con una política bolchevique, apoyándoos en los elementos del segundo poder, convertiros en un factor importante, tal vez decisivo en el país, y cambiar la situación". Pero la dirección del POUM no puede mantener el mismo razonamiento ante los bolcheviques-leninistas españoles. Nosotros sólo podíamos propagar nuestras consignas en las organizaciones de masas, impulsarlas por la vía revolucionaria, reforzar en ellas las tendencias progresivas y ganarnos a los mejores elementos. En una palabra, nuestro trabajo podía únicamente tender a crear los cuadros que no podrían jugar su papel mas que en la nueva etapa de la revolución, y, entretanto, impulsar por el camino revolucionario a las organizaciones más cercanas a nosotros. Este trabajo lo hemos hecho. Durante el ano 1937 nos ganamos elementos en el POUM, donde nuestras ideas y nuestras criticas, en la medida en que eran confirmadas por los acontecimientos, han sido cada vez más escuchadas. Lo mismo en la CNT, donde una colaboración, desgraciadamente de corta duración, logró establecerse con los "Amigos de Durruti" y otras agrupaciones que, si bien lentamente, evolucionaban hacia el marxismo revolucionario.
Después de las jornadas de mayo vino la represión stalinista. Nuestros camaradas Erwin Wolf y Hans Freund (conocido por el nombre de Moulin) fueron detenidos y; asesinados por los stalinistas. El primero, ciudadano checo, vino a Barcelona a fines de mayo de 1937. Era corresponsal de un diario inglés, el "Spanish News". La GPU no podía perdonarle el hecho de haber sido secretario de León Trotsky. Según ciertas informaciones, fue fusilado en la URSS junto con Antónov-Ovseienko, que había organizado, siguiendo ordenes de Moscu, el complot contrarrevolucionario de mayo, pero al que Stalin no pudo, como a tantos otros, perdonar su gran pasado revolucionario. En cuanto a Hans Freund (Moulin), era un emigrado alemán, un propagandista entregado y ardiente de la IV Internacional. Partió inmediatamente después del 19 de julio para ponerse a disposición de la revolución española. Trabajo primero e Madrid y después en Barcelona. La GPU no lo pierde de vista. Es el polaco Mink, agente de la GPU, a quien se encarga la tarea de vigilarlo. Fue detenido el 2 de agosto de 1937 por los policías stalinistas.

Pero a pesar de los golpes que le asesta la GPU, nuestra organización continua su trabajo. Se fortalece. Nuevos elementos del POUM y anarquistas vienen a unirse a ella. Nuestros camaradas en el frente hacen propaganda a favor de la reconstitución de los comités de milicianos. Atrás, a pesar de las enormes dificultades, continua apareciendo "La Voz Leninista", que extrae las lecciones de los trágicos acontecimientos. En nuestras hojas protestamos contra la calumnias lanzadas contra el POUM, lo defendemos contra la represión stalinista.
Hacia noviembre de 1937 la GPU logró introducir a dos provocadores en el seno de nuestro grupo. Uno de ello un comisario político de las Brigadas Internacionales, un alemán que llevaba el seudónimo de Max-Joan, logra ganarse cierta confianza. Max trabajaba de acuerdo con otro provocador, Leon Narvitch, que según informaciones de varios camaradas tomó parte en la organización del asesinato de Andreu Nin.
La policía stalinista, que tenia necesidad de otro "proceso de Moscú" en Barcelona, detuvo a nuestros camarada Munis, Adolfo Carlini, Jaime Fernández, Teodoro Sanz, Ondizk, etc... Fue Max-Joan quien entregó a la policía a nuestros camaradas. Pero la policía stalinista no tuvo el valor de acusar y juzgar a nuestros camaradas por el delito de propaganda revolucionaria. Quiere calumniarlos y cubrirlos de fango. La policía acusó a nuestros camaradas del grupo bolchevique-leninista español del asesinato del capitán de las Brigadas Internacionales León Narvitch. El acta de acusación habla también de la preparación de "varios atentados contra destacadas personalidades de la República". Nuestros camaradas son acusados de terrorismo. Es la misma mano que orientó los procesos de Moscú la que empleó métodos gangsteriles contra la vanguardia revolucionaria a escala internacional, la que raptó a Klement[3] en París, y la que actúa en Barcelona contra la sección española de la IV Internacional.
¡Nuestros camaradas acusados de terrorismo! La base sobre la que se construye la acusación es el cadáver de León Narvitch, tal como en Moscú el punto de partida de la ola de terror stalinista fue el cadáver de Kirov. Sin embargo, el asesinato de ambos fue obra de la GPU. En lo que se refiere a Kirov, la cosa está ya clara. Se sabe que fue la GPU de Leningrado la que organizo este atentado. Se sabe que fue ella la que puso el revólver en manos de Nikolaev; Stalin hubo de confesarlo durante sus procesos. En cuanto a la provocación stalinista en Barcelona, la verdad aún no se ha esclarecido. Pero parece probable que la GPU haya sido la que ha ejecutado a León Narvitch, como a tantos otros de sus propios ejecutores: era un testigo que sabía demasiado y que podía ser molesto en el futuro.
El comisario Méndez llegó a obtener del joven Zanov "confesiones" contra nuestros camaradas, sobre la pretendida preparación de atentados contra Negrin, Prieto, el sabotaje, etc...
Este episodio confirmo punto por punto la forma mediante la cual se arrancan "confesiones" en Moscú.
Nuestros camaradas Munis, Carlini, Rodríguez, hicieron frente valientemente a los torturadores degenerados de la GPU. Asumieron la responsabilidad del trabajo de la IV Internacional en España. No eran trotskistas "vergonzosos", sino bolcheviques-leninistas que defendían abierta y valientemente las concepciones de la revolución permanente en las mas duras condiciones.
Convocado por el abogado del POUM durante el proceso de este partido, con el fin de testimoniar que el POUM no es trotskista y limpiar de esa terrible acusación a Gorkin y Andrade, nuestro camarada Munis asumió ante el tribunal de Comorera la responsabilidad política por el trabajo del grupo bolchevique-leninista en España y por la redacción de "La voz leninista".
Pero la GPU se quemó los dedos en el Aproceso de Moscú que preparaba en Barcelona. Nuestra organización internacional fue informada, nuestras secciones en el extranjero denunciaron esta innoble canallada stalinista. Los falsarios y los impostores de la GPU fueron cogidos con las manos en la masa. La policía de Negrín-Comorera, que había sufrido ya un fracaso con el proceso del POUM, tuvo que retrasar varias veces la fecha del proceso. Fue fijada por fin para el 26 de enero de 1939. Pero, ironías del destino y trágica coincidencia, el mismo día en el que debían ser juzgados nuestros camaradas las tropas de Franco entraban en Barcelona.
El sentido de esta coincidencia trágica está claro: nuestros camaradas no pudieron ser juzgados porque la criminal política stalinista del Frente Popular ha abierto las puertas a Franco. La persecución de los trotskistas ha sido uno de los elementos, y no de los menores que han desarmado al proletariado, e hizo posible la victoria del fascismo. La administración de las prisiones, que quemaba los expedientes, liberaba a los fascistas y a los espías de la quinta columna, y se preparaba así para recibir a los nuevos amos, quiso entregar a nuestros camaradas a Franco, es decir, al pelotón de ejecución fascista. Ni siquiera en los últimos momentos del desastre general olvidaban los stalinistas su odio hacia los trotskistas, es decir, a. odio hacia la revolución proletaria.
Si algunos camaradas pudieron escaparse, se debe no los sentimientos humanitarios de la GPU, ni a los del gobierno republicano, sino a la solidaridad proletaria.
Pero a pesar de la detención de nuestros camaradas durante el año 1938, los bolcheviques-leninistas continuaron su trabajo en la ilegalidad. En los momentos críticos, indicaban en el seno de las organizaciones de masas, principalmente la CNT, el camino a seguir. En el mes de marzo, durante el desastre en el frente de Aragón y la caída del primer gobierno de Negrín seguida del puntapié a Prieto, nuestros camaradas indicaban a la base de la CNT la vía a seguir, la vía de la reconstitución de los organismos independientes de la clase obrera y denunciaban el camino de una nueva experiencia anarcoministerialista. Al tiempo que criticaban, nuestros camaradas luchaban contra Franco en el frente, como soldados, artilleros, comisarios políticos.
Los stalinistas pueden matar a militantes experimentados, pueden también lanzar contra nosotros las calumnias más innobles ¡No tienen nada que hacer! Nuestra piel es dura. Saldremos fortalecidos en todas las pruebas, ideológica y moralmente.
El marxismo se abre camino. Es la esperanza de todos los oprimidos y prepara para la Humanidad el futuro del socialismo. La IV Internacional conducirá al proletariado, desde las grandes derrotas, hacia grandiosas victorias.


[1] En un comienzo, los bolcheviques-leninistas adoptaron como su símbolo un rayo en forma de 4 sobre el globo terráqueo. Posteriormente se adoptó la hoz y el martillo con un 4 sobre el martillo.
[2] En realidad, Vladimir Antonov-Ovseienko era el Cónsul General de la URSS en Barcelona. Todo parece indicar que colaboró activamente en la represión contra el POUM. A su vuelta a la URSS fue detenido y fusilado sin juicio.
[3] Rudolf Klement, destacado dirigente de la Oposición de Izquierda Internacional -antecesora de la IV Internacional- fue raptado y asesinado en París en 1938 por la GPU (N. de E.).

 

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