OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III

 

       

LA NATALIDAD EN LA EUROPA OCCIDENTAL

 

Francia no ha resuelto, en los años de post-guerra, el problema de su despoblación. Pero, al menos, ha visto extenderse ese problema en la Europa occidental. Ya no es. posible oponer a una Francia malthusiana una Alemania prolífica. El crecimiento demográfico de la vecina del oro lado del Rhin se ha detenido desde la gue­rra. En 1900, la estadística registraba en Alema­nia dos millones de nacimientos al año, ton una población de 56 millones. En 1927, con 63 millo­nes, la cifra de nacimientos ha ascendido a 1,2. De 35,6 por mil, ha bajado a 18,3 por mil. La guerra costó a Alemania, en capital humano, aparte de las pérdidas del campo de batalla y del hambre en la retaguardia, la pérdida invisi­ble de los 3,5 millones de hombres que, habrían debido nacer. "Monde" de París toma estos datos de una interesante obra publicada recientemen­te en Alemania, sobre. la materia, con el título de El descenso de la natalidad y la lucha contra él.

Como se sabe, uno de los objetivos centrales de la política fascista es. el aumento de la población. Italia ha sido, tradicionalmente, un pueblo prolífico. El desequilibrio entre su crecimiento demográfico y sus recursos económicos, la cons­treñía a la exportación de una parte de su fuer­za de trabajo. Mussolini considera el aumento de la población como el elemento decisivo del porvenir de Italia. 45'000,000 de hombres no pue­den soñar con imponer su ley al mundo. No se concibe el resurgimiento de Roma imperial con las cifras demográficas actuales. El fascismo, en­tre otras batallas pacíficas, se propone ganar la batalla de la natalidad.

Pero, como dice Nitti, "no se concibe nada más absurdo". Es imposible regular la natalidad con discursos y decretos. El impuesto al celiba­to, no decide a los solteros, en tiempos de cares­tía y desocupación, a crecer y multiplicarse. Na­die se casa por evitar la tasa. "No conozco a na­die que haya tenido hijos bajo la sugestión del gobierno", anota burlonamente Nitti.

Las cifras estadísticas denuncian el fracaso de la política fascista en este embrollado terreno. En 1922, había en Italia 32,2 nacimientos por 1,000 habitantes; en 1927, ha habido sólo 26,9. La baja se ha acentuado en 1928.

La Europa occidental, en la post-guerra, co­mo en la guerra, se despuebla. La estabilización capitalista no ha logrado el equilibrio en este as­pecto de la producción y la economía. Un poco despechadamente, la Europa capitalista constata, con las cifras demográficas en las manos, que en la U.R.S.S. no obstante la guerra, el hambre, el terror, etc., la política soviética acusa distin­tos resultados. Ni el bolchevismo, ni el divorcio libérrimo, ni el aborto legal, ni la nueva moral de los sexos, han tenido las consecuencias que en la Europa occidental la nacionalización, el fascismo, etc.