OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

HISTORIA DE LA CRISIS MUNDIAL

 

 

La reseña periodística:

EN LA UNIVERSIDAD POPULAR GONZÁLEZ PRADA 

SEGUNDA CONFERENCIA DE MARIATEGUI SOBRE LA CRISIS MUNDIAL1

 

El viernes dio José Carlos Mariátegui en la Universidad Popular González Prada la segunda conferencia de su curso sobre la historia de la crisis mundial. Había en la sala de la Federación de Estudiantes un público más numeroso aún que en la conferencia anterior.

El obrero Paredes, de la Federación Obrera Local, evocó la figura de Kurt Wilkens, en nom­bre de esa organización trabajadora, y fue viva­mente aplaudido.

Luego, comenzó Mariátegui su disertación. Ha­bló primeramente de la literatura de guerra que, durante el período bélico, había sido utilizada por uno y otro grupo beligerante, a fin de asegurarse la solidaridad de la opinión popular in­terna y captarse a la opinión extranjera. La pren­sa, durante la a guerra última, ha sido usada como instrumento bélico. Los Estados beligerantes se han servida de ella para alimentar en las masas populares un estado de ánimo agresivo, naciona­lista, delirante. Y la prensa ha tenido así una intensa función de tóxico espiritual. Ha sido, en la gran guerra, una novísima arma de combate, una especie de gas asfixiante. Merced a la pren­sa, los Estadas beligerantes han conseguido so­focar toda tentativa de indisciplina de la opinión popular, todo germen de protesta contra la gue­rra, toda reacción de los ideales pacifistas. Y análoga función han tenido el libro, el folleto, la cátedra. La literatura, la ciencia, la inteligen­cia en una palabra, han estada absolutamente a órdenes de los generalísimos. Por eso, Bernard Shaw en su libro "Peace Conferencia Hints" decía en 1919: «Comienza la historia; concluye la novela». Porque hasta después de la paz, en uno y otro grupo de naciones beligerantes, acerca de la guerra no se ha hecho historia sino novela. Y Nitti, en su libro "Europa sin Paz", denuncia el valor convencional de la literatura de guerra y recuerda un viejo aforismo italiano: "En tiempo de guerra más mentiras que tierra". En el Perú —dijo Mariátegui— como en casi todo el mundo, nos hemos alimentado de la literatura de guerra de la Entente; hemos respirado el ambiente bélico del frente aliado. La propaganda alemana fracasó fuera de Alemania y fracasó también, finalmente, dentro de Alemania. Mientras los aliados crearon el mito de la guerra de la Democracia contra la Autocracia, de la Civilización contra la Barbarie, los Imperios Centrales no dieron a la guerra alemana ninguna alta meta idealista. La guerra alemana no llegó a ser sólida y verdaderamente popular en Alemania misma. Los pueblos aliados creían batirse por grandes ideales humanos. El pueblo alemán y el pueblo austriaco creían batirse tan sólo en defensa de la nación alemana y de la nación austriaca. Y fue principalmente, por esto, que Wilson, con su programa de paz sin anexiones ni indemnizaciones, quebrantó la resistencia austro-alemana, minó interiormente el frente austro-alemán.

Continuó Mariátegui expresando que, únicamente después de la paz, se ha empezado a escribir la historia de la guerra. Unicamente después de la paz se ha dispuesto de la suficiente cantidad de documentos, de testimonios y de serenidad intelectual para analizar objetiva e imparcialmente las causas de la guerra. Este examen objetivo e imparcial ha desvanecido el folletín de la guerra de la Democracia contra la Autocracia y la leyenda de la responsabilidad exclusiva y feroz del militarismo prusiano. Los mitos del período bélico andan ya totalmente desacreditados. Apenas si, de vez en cuando, reaparecen en uno que otro documento de literatura oficial.

Entró Mariátegui, en seguida, en la exposición de las causas económicas de la guerra, Habló del desarrollo pre-bélico del industrialismo británico y del industrialismo alemán, de la guerra económica entre Inglaterra y Alemania, de la lucha por los mercados, por las colonias, por las materias primas. Y señaló, asimismo, la importancia del fenómeno demográfico en la historia de la guerra.

Se ocupó después, de las causas políticas de la guerra y de su vinculación con las causas económicas. Hizo una síntesis rápida del estudio de Bernard Shaw sobre la forma como se generó el conflicto europeo. Señaló la influencia del nacionalismo de uno y otro lado en este proceso de incubación bélica. Se refirió a la paz armada. Y llegó a la conclusión de que existía en 1914 en Europa una atmósfera inflamable, de que se habían juntado circunstancias destinadas inevitablemente a desencadenar la guerra. Recordó las palabras de Lloyd George en el Parlamento británico, en diciembre de 1920: «Cuanto más se lee las memorias y los libros sobre los acontecimientos posteriores a agosto de 1914, más se comprende que ninguno de los que ocupaban los puestos dirigentes en ese tiempo ha querido realmente la guerra».

Pasó al examen de la conducta de los partidos socialistas y de las organizaciones sindicales en uno y otro grupo de naciones beligerantes. Expuso algunos aspectos del ambiente de ofuscación nacionalista que dominó en Europa. Y tributó un homenaje a las voces aisladas que, en medio de ese ambiente, afirmaron su adhesión a elevados ideales de solidaridad humana, Se refirió, por una parte, a Romain Rolland, autor de las hermosas páginas de "Au dessus de la Melée"; y, por otra parte, a los cuatro intelectuales alemanes que protestaron contra el célebre "Manifiesto de los noventitrés": el fisiólogo Nicolai, el físico Einstein, el filósofo Buek y el astrónomo Foerster.

Al terminar su disertación Mariátegui invitó al proletariado a afirmarse en sus ideales de fraternidad universal. Sus palabra» fueron vivamente aplaudidas. Y la concurrencia cantó "La Internacional".

La tercera conferencia sobre la historia de la crisis mundial tendrá lugar el próximo viernes.

 


NOTA:

1 El Tiempo, Nº 4166, pág. 3. Lima, martes 26 de junto de 1923. (Casi idéntica versión periodística fue publi­cada por el diario La Crónica, Nº 4054 del miércoles 27 de junio de 1923).