OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

POEMAS A MARIATEGUI

     

    

PABLO ITURRI JURADO

(boliviano)

Poeta y escritor bolivano.

ELEGIA EN ROJO Y NEGRO

Por: Pablo Iturri Jurado

ABRIL. Mes del hielo intenso y de la sombra profunda,

mes en el que despiertan las cumbres blancas

embozadas con rojos crepúsculos y negros

crespones que la noche carda con la primera estrella.

Mes en que los obreros, los indios y los poetas

deberían cantar el frío de tos cuerpos,

las fiebres de las almas, y afilar loa cuchillos

para los lobos hambrientos que están sobre los caminos...

II

Abril... y un signo de paz sobre el pecho del hermano;

dos alas que se plegan en un vasto cerebro

cobijadas con la "fatiga azul de los párpados".

Muerto para unos, los que no conocen más que un sol;

vive, aún, para los otros que harán luz de las tinieblas.

III

Desde las desoladas alturas de Bolivia,

enviaré mi homenaje que consista

en un largo silencio hasta él Perú de Mariátegui.

Pero no, puedo más que este silencio blanco.

IV

José... puedo plasmar, aquí, en esta madera,

tu vida dolorosa y tu rojo dolor,

tu enorme pensamiento índice que señala

otra tierra nueva para los trigales de fuego.

Puedo plasmar —mi voluntad es esa—

tu bondad, tu amor y tu rebeldía por todos

los caídos ante el látigo del verdugo

y la mirada de bestia feroz del tirano...

Puedo plasmar toda tu vida de fuera y de dentro,

puedo plasmar la mano que hundir quiso el acero

en tu frente y no pudo, tembló ante tu mirada,

ante tu sacrificio, y la delegó a la muerte.

El pesar de tu hijo, el de su madre y el de nosotros,

con un fondo del mal que laceró tus carnes,

haciéndote, de este modo, el símbolo de los hombres

que han de decir el bien, la verdad y la justicia.

(Había que verte para comprenderte;

ante tu obra no caben versos ni caben prosas,

la mejor recompensa ha de ser derribar la Muralla

que oprime a los pueblos, aunque cueste la vida!)

fundador de la espuma, "amauta" de los pueblos,

adalid tan pequeño, tan hondo, sin embargo:

con un lucero llegas y una infancia

hasta dar con tus años en la harina,

donde digo que explicas la llegada del viento

y donde te levantas con una golondrina.

—loor al delicado rumor de las veletas

y al fuego siempre intacto de su sabiduría!