OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

POEMAS A MARIATEGUI

    

    

PEDRO DEL PINO FAJARDO

(peruano)(Jauja, 1941)

 

Periodista, poeta y escritor ayacuchano. Obra: Sanatorio al desnudo

 

POEMA EN CINCO GRITOS A JOSE CARLOS MARIATEGUI

por: Pedro del Pino Fajardo

De una herida que se abrió en la tierra,

fue una estrella colorada

con sus filos de sangre.

                       ¡José Carlos!

De una herida que se abrió en la tierra,

fue un fusil de Diciembre

con su granada en la punta.

                       ¡José Carlos!

De una herida que se abrió en la tierra,

fue el grito de un lucero

con los puñales del alba.

               ¡José Carlos Mariátegui!

Floreció de las tumbas sepultadas

que se cubrieron en Diciembre,

porque todo él fue Diciembre:

¡Y que todo fue en Diciembre!

II

No te vistieron de celeste,

porque no sabías ni del Domingo

que se pone de Fiesta.

No tuviste ni una pelota de jebe,

porque no sabías ni del juguete

que dice la canción del bofe.

Sólo sabías de caminar ambulando,

de posar con tus pies pequeños

apoyado en un pilar.

Sólo sabías de caer en una puerta,

porque sin zapatos y cansado, sin comer

te dolían los pies.

Y tú no sabías del llanto

que lloran los piés desnudos,

porque el frío de las piedras

fue el pan caliente de tu Jornada.

IY que fue sin zapatos y cansado, sin comer!

III

Tú no doblaste una esquina.

No fueron tus calles

las calles del mundo.

Tú caminabas por encima

saltando como un acróbata.

Fuiste atleta del mundo

—¡Olímpico como ninguno!—

y lo pasaste todo, por arriba

con la garrocha de tu mente,

filón de tu sangre.

Es mentira, demasiada mentira

que fue un día tu muerte.

Mentira que tuviste un último minuto.

Mentira que exhaló tu boca de fuego

la tenue llama de un suspiro.

Todo eso es mentira, venganza impía.

A ti se te vió morir a cada rato.

Cada minuto tuyo, tiene puñales al sol

y puñales a la luna.

Se te vió caer en una tumba

y sin los tres días del Lázaro,

alzarte al minuto, al segundo.

Cuando se apagó tu aliento

se quedaron tus palabras en el mundo

haciendo gimnasia de vida y de muerte.

¡Que fuiste un gran atleta!

IV

Fue tu, vida una mesa redonda

donde bailaron los rectángulos.

Y fue en tus pupilas el dibujo

del triángulo musical del mundo.

Se partieron las barajas

y no rodaron los dados

al sitio de la flor.

No fue tuya la sonrisa de una pinta.

No fue tuyo el cariño de un casino.

No ganaste un póker, una suerte, un partido.

Los ases reunidos en los ojos del vecino

te cogieron con la muerte entre los dados,

prisionero.

Fueron sobre tu cabeza de chispas

los cuatro palos de las barajas del naipe.

Fue muy duro el juego de tu vida

y fueron negativos, los dados de plomo.

No te alegró un solitario mudo,

jugando en la pena ni en la buena

los bastos en docena,

se enfilaron uno tras uno

y te pegaron en la pierna

y en la espalda

y el costado:

¡duro en la izquierda!

En tus barbas se rieron las copas

con sus satánicas espumas.

Un filón de espadas de Sacristía

se desvirgaron en tu cuerpo bajo,

queriendo acallar el ruido de tus pasos,

sonoros por la vibración musical de tu sangre.

Los oros en manos de uñas largas se quemaron en tus ojos abiertos.

Y solo fue a tu boca de palabra vida un miserable puñado de ceniza.

¡Que fue muy duro el naipe de tu vida!

V

le cogieron los dientes y las tijeras

y te quitaron un zapato.

Pobres ellos, pobres, no sabían

que cada palabra tuya,

siempre, en presente, tiene

una pierna grande que suena

con el bronce de su campana eterna.

Pobres ellos, pobres, no sabían

que cada pensamiento tuyo

siempre el presente, tiene

el martillo rojo de la sangre

para el poeta que canta

y el verso musical y niño

para el obrero de la fragua y del yunque.

Pobres ellos, pobres, no sabían

que cada grito tuyo

siempre, en presente, tiene

los pies del mundo; taconeando duro

la campana de la anunciación.

Pobres ellos, no sabían nada

y no saben todavía

de JOSE CARLOS MARIATEGUI

flor de todas las madres

y flor de todos los hijos

y flor de todos los hermanos

y estrella de todas las flores.