OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI

TEMAS DE NUESTRA AMERICA

 

MEXICO Y LA REVOLUCION*

 

 

La dictadura de Porfirio Díaz produjo en Mé­xico una situación de superficial bienestar económico, pero de hondo malestar social. Porfirio Díaz fue en el poder un instrumento, un apoderado y un prisionero de la plutocracia mexicana. Durante la revolución de la Reforma y la revolución contra Maximiliano, el pueblo mexicano combatió a los privilegios feudales de la plutocracia. Abatido Maximiliano, los terratenientes se adueñaron en Porfirio Díaz de uno de los generales de esa revolución liberal y nacionalista. Lo hicieron el jefe de una dictadura militar burocrática destinada a sofocar y reprimir las reivindicaciones revolucionarias. La política de Díaz fue una política esencialmente plutocrática. Astutas y falaces leyes despojaron al indio mexicano de sus tierras en beneficio de los capitalistas nacionales y extranjeros. Los ejidos,** tierras tradicionales de las comunidades indígenas, fueron absorbidos por los latifundios. La clase campesina resultó totalmente proleta­rizada, Los plutócratas, los latifundistas y su clientela de abogados e intelectuales constituían una facción estructuralmente análoga al civilismo peruano, que dominaba con el apoyo del capital extranjero al país feudalizado. Su gendarme ideal era Porfirio Díaz. Esta oligarquía llamada de los "científicos" feudalizó a México. La sostenía marcialmente una numerosa guardia pretoriana. La amparaban los capitalistas extranjeros tratados entonces con especial favor. Los alentaba el letargo y la anestesia de las masas, transitoriamente desprovistas de un animador, de un caudillo. Pero un pueblo, que tan porfiadamente se había batido por su derecho a la posesión de la tierra, no podía resignarse a este régimen feudal y renunciar a sus reivindicaciones. Además, el crecimiento de las fábricas creaba un proletariado industrial, al cual la inmigración extranjera aportaba el polen de las nuevas ideas sociales. Aparecían pequeños núcleos socialistas y sindicalistas. Flores Magón, desde Los Ángeles, inyectaba en México algunas dosis de ideología socialista. Y, sobre todo fermentaba en los campos un agrio humor revolucionario. Un caudillo, una escaramuza cualquiera podían encender y conflagrar al país:

Cuando se aproximaba el fin del séptimo período de Porfirio Díaz apareció el caudillo: Francisco Madero. Madero, que hasta, aquel tiempo fue un agricultor sin significación política, publicó un libro anti-reeleccionista. Este libro, que fue una requisitoria contra el gobierno de Díaz, tuvo un inmenso eco popular. Porfirio Díaz, con esa confianza- vanidosa en su poder que ciega a los déspotas en decadencia, no se preocupó al principio de la agitación suscitada por Madero y su libro. Juzgaba a la personalidad de Madero una personalidad secundaria e impotente. Madero, aclamado y seguido como un apóstol, suscitó en tanto, en México, uña caudalosa corriente anti-reeleccionista. Y, la dictadura, alarmada y desazonada, al fin, sintió la necesidad de combatirla violentamente. Madero fue encarcelado. La ofensiva reaccionaria dispersó al partido anti-reeleccionista; los "científicos" restablecieron su autoridad y su dominio; Porfirio Díaz consiguió su octava reelección; y la celebración del Centenario de México fue unas: faustuosa apoteosis de su dictadura. Tales éxitos llenaron de optimismo y de confianza a Díaz y su bando. El término de este gobierno, estaba, sin embargo, próximo. Puesto en libertad condicional, Madero fugó a los Estados Unidos, donde se entregó a la organización del movimiento revolucionario. Orozco reunió, poco después, el primer ejército insurreccional. Y la rebelión se propagó velozmente. Los "científicos" intentaron atacarla con armas políticas. Se declararon dispuestos a satisfacer la aspiración revolucionaria. Dieron una ley que cerraba el paso a otra reelección. Pero esta maniobra no contuvo el movimiento en marcha. La bandera anti-reeleccionista era una bandera contingente. Alrededor de ella se concentraban todos los descontentos, todos los explotados, todos los idealistas: La revolución no tenía aún un programa; pero este programa empezaba a bosquejarse. Su primera reivindicación concreta era la reivindicación de la tierra usurpada por los latifundistas.

La plutocracia mexicana, con ese agudo instinto de conservación de todas las plutocracias, se apresuro a negociar con los revolucionarios. Y evitó que la revolución abatiese violentamente a la dictadura. En 1912, Porfirio Díaz dejó el gobierno a de la Barra, quien presidió las elecciones. Madero llegó al poder a través de un compromiso con los "científicos". Aceptó, consiguientemente, su colaboración. Conservó el antiguo parlamento. Estas transacciones, éstos pactos, lo enflaquecieron y lo socavaron. Los "científicos" saboteaban el programa revolucionario y aislaban a Madero de los estratos sociales de los cuales había reclutado su proselitismo y se preparaban, al mismo tiempo, a la reconquista del poder. Acechaban el instante de desalojar a Madero invalidado, y minado, de la Presidencia de la República. Madero perdía rápidamente su base popular. Vino la insurrección de Félix Díaz. Y tras ella vino la traición de Victoriano Huerta, quien, sobre los cadáveres de Madero y Pino Suárez asaltó él gobierno: La reacción "científica" apareció victoriosa. Pero el pronunciamiento de un jefe militar no podía detener la marcha de la Revolución Mexicana. Todas las raíces de esta revolución estaba vivas. El general Venustiano Carranza recogió la bandera de Madero. Y, después de un período de lucha, expulsó del poder a Victoriano Huerta. Las reivindicaciones de la Revolución se acentuaron y definieron mejor. Y México revisó, y reformó su Carta Fundamental, de acuerdo con esas reivindicaciones, El artículo 27 dé la Reforma Constitucional de Querétaro declara que las tierras corresponden originariamente a la nación y dispone el fraccionamiento de los latifundios. El artículo 123 incorpora en la Constitución mexicana varias aspiraciones obreras: la jornada máxima, el salario mínimo, los seguros de invalidez y de retiro, la indemnización por los accidentes de trabajo, la participación de las utilidades.

Mas Carranza, elegido Presidente, carecía de condiciones para realizar el programa de la Revolución. Su calidad de terrateniente y sus compromisos con la clase latifundista lo estorbaban para cumplir la reforma agraria. El reparto de tierras, prometido por la Revolución y ordenado por la reforma constitucional, no se produjo. El régimen de Carranza se anquilosó y se burocratizó gradualmente. Carranza, pretendió, en fin, designar su sucesor. El país, agitado incesantemente por las facciones revolucionarias, insurgió contra este propósito. Carranza, virtualmente destituido, murió en manos de una banda irregular. Y bajo la presidencia provisional de De la Huerta, se efectuaron las elecciones que condujeron a la presidencia al General Obregón.

El gobierno de Obregón ha dado un paso resuelto hacia la satisfacción de uno de los más hondos anhelos de la Revolución: ha dado tierras a los campesinos pobres. A su sombra ha florecido en el Estado de Yucatán un régimen colectivista. Su política prudente y organizadora ha normalizado la vida de México. Y ha inducido a los Estados Unidos al reconocimiento mexicano.

Pero la actividad más revolucionaria y trascendente del gobierno de Obregón ha sido su obra educacional. José Vasconcelos, uno de los hombres de mayor relieve histórico de la América contemporánea,*** ha dirigido una reforma extensa y radical de la instrucción pública. Ha usado los más originales métodos para disminuir el analfabetismo; ha franqueado las universidades a las clases pobres; ha difundido como un evangelio de la época, en todas las escuelas y en todas las bibliotecas, los libros de Tolstoy y de Romain Rolland; ha incorporado en la Ley de Instrucción la obligación del Estado de sostener y educar a los hijos de los incapacitados y a los huérfanos; ha sembrado de escuelas, de libros y de ideas la inmensa y fecunda tierra mexicana. 

 

 


 

NOTAS:

 

* Publicado en Variedades: Lima, 5 de Enero de 1924.

** Cooperativas campesinas de tipo comunitario.

*** Cabe señalar que Vasconcelos ha cambiado el sentido de su significación histórica, al adoptar en los últimos años un credo político conservador y retrógrado.